Doctrinas y prácticas evangélicas en el ojo del escrutinio. Parte 141
Continuación...
Allí el evangelista aclara contundentemente para nosotros quien es ese Ser. “En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios y el Verbo era Dios” Juan 1: 1.
Esto en realidad es un misterio que no alcanzamos a comprender con nuestra mente finita. Solo sabemos que un Dios que no puede morir, es a la vez el Verbo que sí puede morir que será inmolado por Dios (el Padre) al principio al fundar al mundo. Ello solo podemos creerlo por la fe pues es verdad descrita en la Palabra. Pero eso no significa que la fe sea ciega valga decir.
Ahora note que todo ocurrirá en esa eternidad pasada. Pero cuidado con concluir desde allí que ese Verbo se llama Jesús pues eso es erróneo ya que ese nombre se revelaría hasta mucho tiempo después en una dimensión que todavía no había sido creada y cuyo significado tenía que ver con la misión de salvación para una raza que todavía no había sido creada hasta ese momento.
El Verbo que es Dios, posee por supuesto todas las características de Divinidad, Gloria y Poder que le son propias como Dios que es.
Ahora, ya que Dios es la Vida, no puede morir como ya mencionamos, su Santidad excelsa no es asequible para ningún hombre. Nadie puede mirarle directamente ni exponerse a Él sin protección porque muere irremediablemente. No tenemos forma alguna de accederle. Además, no puede ser tentado por el mal porque es Perfecto y completamente inmune a la maldad. Y se trata de un Ser que no puede ser vencido.
Esto también es vital comprenderlo y no perderlo de vista.
Pero regresemos a ese evento importante que define la fundación del mundo.
Continuará…