domingo, 26 de agosto de 2018

La deserción cristiana (5° parte)


La deserción cristiana (5° parte)
Escrito autóctono


Continuación…


No los critico, pero me dan pereza.., porque yo no los llevé a ese estado. No es mi culpa que estén como están. Tampoco estoy interesado en buscar ni restaurar este tipo de personas que la verdad hacen perder el tiempo a los creyentes de las casas en atenderles como si fuese nuestro trabajo curar sus “accidentadas” vidas, en procura de que “no se alejen del Señor o se vallan al mundo”. Terminan centrando la reunión de los santos en ellos. ¡Qué mal!

Uno de sus grandes problemas es que aunque detestan todo lo vivido, para ellos eso debe funcionar así y discuten todo. Entonces tras de escucharles “vomitar” todo lo malo que vieron, tragaron y vivieron, resulta sumo trabajo intentar enderezarlos a la verdad de la Palabra porque vierten toda clase de tontos y trillados argumentos que nos sabemos de memoria para defender esas formas (parece mentira).

¿Por qué no siguieron allí, entonces?

Por eso decidí ya no más entrar a su jueguito y dejarlos a su suerte.

No se me mal entienda. No estoy siendo insensible, pero creo que bien merecido se lo tienen el haber llevado palo hasta la saciedad, por ser tan tercos  en depender de hombres y no de Cristo.

Parece masoquismo que aunque sufran el maltrato permanente al triste estilo de mujeres agredidas, todavía mueren por las formas pasadas y la basura de doctrinas que les impartieron porque finalmente no quieren tomar la Palabra de Dios en serio y estudiarla y encontrarse con las verdades de ella sin ninguna manipulación y traer todas sus tradiciones, costumbres y disque cristianismos a la cruz de Cristo y desnudarse allí, desprenderse de todo y aferrarse del Señor.

Fueron y siguen siendo cristianos empaquetados en un sistema que sabían -porque se los dijeron- que debían leer sus biblias, estudiar y tener elementos de juicio, no continuar con la religiosidad de cómo venían acostumbrados en su vida tras anterior.  Muchos con “siglos” de calentar bancas que ni saben buscar en sus biblias, ni comprenden las pequeñas letras que hay en los comentarios de pie de página, ni tocan un diccionario bíblico ni en broma. Y estoy hablando al menos de simple base, ni siquiera de profundizar yéndose al griego o al hebreo para comprender terminología de la Palabra.

Ah, pero sí estaban prestos para andar discutiendo lo que ni sabían, y se enojaban y procuraban todo solo por quedar bien con sus líderes y que constataran que eran fieles y sujetos…, pues la verdad ¡que sigan llevando palo!

Sus líderes también tendrán que dar mucha cuenta al Señor por aprisionar las almas en estupideces.

Continuará…


domingo, 19 de agosto de 2018

La deserción cristiana (4° parte)


La deserción cristiana (4° parte)
Escrito autóctono

Continuación…

Entonces entre ellos tenemos cristianos “autosuficientes” que con leer de vez en cuando sus biblias, orar cuando se les antoje, ver algún programa de televisión cristiano, escuchar alguna prédica en radio, tv o youtube, leer artículos o libros cristianos, escuchar música cristiana que aprecian, es todo cuanto necesitan para su nueva práctica.

Cortaron relación con los hermanos y decidieron aplicarse el “cero” liderazgo. Nada de compromiso, nada de ofrendar ni dizque volver a diezmar para nada porque por alguna razón aunque continúan creyendo que el diezmo es “sagrado”, ya no lo sacan; se lo comen. Lo mismo con su concepto de la iglesia edificio…, cargan ahora alguna “condenacioncilla” por no ir a la casa de Dios a congregarse, pero mejor “sufrir” eso que lo otro. Y se hacen duros de corazón (libres desde su óptica). Todo amor, si es que existió alguna vez en ellos, se extinguió. Lo sé porque los he visto.

Otros se juntaron a organizar sus propias reuniones tipo células en casas o cualquier otro sitio al que ya no llaman iglesia o sí pero más leve y eligieron entre ellos sus líderes o los “importaron” tomando ciertas precauciones para impedir volver a repetir sus experiencias pasadas. Grupos que nacieron quizá como producto de una división en las iglesias a las que pertenecían (no siempre), o siguieron a alguien que se las “robó” de una.

Sé y he visto a otros que llegaron no sé como a las iglesias en casa, trayendo consigo un cúmulo de rencores y heridas por las malas vivencias que tuvieron, con corazones destrozados y reacios a cualquier cosa que se les asemeje al liderazgo manipulador o militar al cual detestan con todas sus fuerzas, esto porque a alguien se le ocurrió que las iglesias en casa eran buen lugar donde llevarles o porque estos cristianos tuvieron algún conocido o familiar que se congregaba por las casas y aterrizaron en una.

Sí, aterrizaron.

Cualquiera diría que nos frotamos las manos para buscar y recoger cristianos que no van a la iglesia para traerlos a llenar las casas… ¡Nada más errado y tonto!… ¿quién quiere enredarse con gente que está tan viciada y malformada porque así lo quisieron?

Lo difícil es que casi que hay que practicarles una “limpia” por no decir que un exorcismo (risas) y mucho tiempo de “terapia” para volverlos en sí, si es que se puede.

Continuará…



domingo, 12 de agosto de 2018

La deserción cristiana (3° parte)


La deserción cristiana (3° parte)
Escrito autóctono

Continuación…

Por mi parte después de mi paso por allí, quedé a Dios gracias con muchísimos conocidos y amigos con los que viví maravillosas experiencias y muy constantemente me sigo viendo con ellos. Aprovecho todas las ocasiones que pueda para hacerlo porque en verdad los sigo considerando mis hermanos aunque ya no estoy “congregándome” en sus iglesias. Mantenemos buena amistad aunque muchos saben en lo que estoy ahora.

Algunos conocen aún que no me fui en malos términos con nadie, a sabiendas aún de todo lo cuestionable de las acciones de muchos líderes y de otros cristianos que constaté personalmente.

Así que aunque salí de la institución, ellos siguen siendo mis hermanos y les sirvo desde otra perspectiva.

Pero bien, el caso es que ahora que estoy en la iglesia por las casas, resumo las diferentes razones que conozco por las que hemos salido todos los que ahora igualmente somos desertores de la iglesia tradicional.

Entre otras cosas, algunos se retiraron porque no aguantaron más la manipulación y quizá hasta las humillaciones y maltratos que les propinaron sus líderes. Escucho también de los que recibieron maltrato de otros cristianos y nadie hizo nada por ayudarles. Están los que se enemistaron con alguien lo cual es una pésima razón para haberse ido por cierto. Otros no pudieron resistir la caída de algún líder al que seguían. Los hay quienes tuvieron expectativas erradas acerca de Dios y cuando algo no caminó como pensaron, se desilusionaron. Otros no quisieron seguir siendo engañados con doctrinas extrañas ni allí ni en ninguna parte (al menos detectaron la falsedad de mucho que les hablaron en sus sitios). Hay quienes se sintieron insatisfechos luego de haber escuchado tanto por muchas partes.

Además, de cada una de ellas se desprenden variables y reacciones, inclusive encontramos los que en verdad sí se retiraron hasta del cristianismo.

En fin, lo cierto es que tenemos una enorme masa de personas que porcentualmente continúa creciendo día a día y que engrosan las filas de los que ya no van a la iglesia.

Al salir, muchos toman la decisión de generarse a sí mismos una forma de cristianismo que no tenga líderes sobre ellos fastidiándoles, usándoles o queriendo asestarles la última revelación cual si fuesen unos “iluminados” o quizá inventándose cualquier excusa sobre “la obra de Dios” para sacarles el dinero o intentando manipular su tiempo.

Continuará…

domingo, 5 de agosto de 2018

La deserción cristiana (2° parte)


La deserción cristiana (2° parte)
Escrito autóctono

Continuación…

Se está haciendo común encontrarse con cristianos que al consultárseles sobre su permanencia en la iglesia tradicional cristiana, muchos declaran no asistir ya.

Doloroso sin duda para muchos esta verdad y preocupante, pues se trata de personas que se dedicaban al servicio del Señor y muchos que fueron hasta líderes reconocidos, hoy por hoy no se encuentran ya dentro de las organizaciones que les cobijaron ni tampoco se ubicaron en alguna otra que les recibiera.

Se han convertido en cristianos que “no se congregan” de la forma habitual y por cierto, muchos no se congregan de ninguna forma.

Sin embargo no se devolvieron a ninguna práctica religiosa anterior, ni mucho menos se fueron al mundo como algunos estaban seguros que pasaría. Sencillamente se desamoraron de los ambientes cristianos que en no pocos casos se volvieron pesados y desgastantes.

Salieron por cuenta propia, nadie los llevó a ninguna doctrina engañosa ni cerraron para siempre sus biblias. No.

En pocas palabras dejaron de ir a la iglesia pero conservan su cristianismo.

Curiosamente algunos -y digo curioso pues llama la atención- mantienen contacto con buenos amigos que hicieron en sus épocas de iglesia evangélica y de vez en cuando se reúnen a compartir, comen algo y oran juntos. Interesante.    

En mi caso siempre me pasa que al encontrarme a algunos, aunque no se los consulto, me comparten sus razones de haber dejado las iglesias, razones que afloran así no más, como si les hubiese puesto el lazo de la verdad de la mujer maravilla (risas).

Bien, no me es extraño. Soy uno de esos que también abandonó al sistema iglesia cristiana evangélica tradicional. Pero ojo, al sistema, no a las personas.

Continuará…