domingo, 28 de marzo de 2021

La Radicalidad (4° parte)

La Radicalidad (4° parte)

Continuación…

Su radicalidad además de la homofobia de la que ya eran objeto, generaría roces inevitables a través de la historia con aquella disque iglesia, ahora estatal.

Pero aclarémoslo. La radicalidad de la que hablo y nos debe caracterizar a los hijos de Dios, no es como la que vemos en el mundo, sobre todo en grupos religiosos o idealistas extremos que eliminan estratégicamente a toda costa a los que no son como ellos haciendo uso del homicidio inclusive (al mejor estilo de las bandas de crimen organizadas)

Nuestra radicalidad que nada tiene que ver con el legalismo ciego, no toma la bandera de la muerte pues su asunto es la vida. No hace mal al prójimo ni menosprecia a las personas por su pensamiento diferente. Muestra amor incondicional y por sobre todas las cosas. Pero gana por ejemplo de vida. (Nuestra lucha no es contra sangre y carne…) Efesios  6: 12

Y como si la historia se repitiera, de nuevo hoy sucede algo que inclusive profetizó Cristo, el apóstol Pablo y otros en la Palabra. Los que se hacen llamar cristianos, caen en amoríos con el mundo buscando congraciarse con él. Con la excusa del supuesto ganarle para Cristo, “baila” a su ritmo pero en realidad el mundo le está ganando la partida apartándola del Señor. Y vemos al grosor de la iglesia rendirse a los atractivos que le ofrece el mundo, a sus formas, a sus métodos, a sus comodidades, claramente desfigurándose. Más no todos le siguen el juego al mundo.

Hay corazones radicales, con la elementalidad de Dios, rendidos al Señor e inconmovibles en su postura sobre quién es el Señor, verdaderamente siguiendo sus preceptos. Hombres y mujeres con vidas resucitadas que prefieren el menosprecio antes que la comodidad, negados a sí mismos, siendo luz y sal para con este mundo dondequiera se encuentren. Prefiriendo los vituperios de Cristo por sobre los aplausos, fama y aceptación.

Continuará…


domingo, 21 de marzo de 2021

La Radicalidad (3° parte)

La Radicalidad (3° parte)

Continuación…

Constantino muy hábilmente manipuló supuestas discordancias de credo para unificarla bajo una sola forma de pensamiento religioso.

Pregunto, ¿Acaso los hermanos de la creciente iglesia sencilla que para ese entonces eran la entidad más estable y firme de todo lo que se conocía según los historiadores, tenían dudas respecto a si Jesús era Dios o no? (“La divinidad de Jesús” que por cierto abordo en este blog ampliamente por varias semanas en la serie “Adán y Jesús” desde la última semana de agosto del 2016 por si desea revisarlo)

Se ve a todas luces la sucia estrategia de Constantino atizando la discusión entre los obispos representantes de los grupos de creyentes de las diferentes regiones para su provecho, de manera tal que el movimiento resultante fuera avalado por el Imperio, teniéndolo como su aliado y protector. Y lo logró, inclusive adjudicándose el liderazgo supremo de aquella mezcolanza religiosa e imponiendo una forma de cristianismo paganizado por todo lugar.

Aún así hubo grupos que no aceptaron los términos de aquella combinación y decidieron retirarse y continuar por aparte, no sin antes recibir la burla y menosprecio de los que si aceptaron aliarse al Imperio.

Sin embargo no me queda la más mínima duda que los participantes de aquel concilio, no representaban necesariamente a, ni mucho menos controlaban la esencia del rebaño de Dios (manada pequeña) Lucas 12: 32 que incluso podían ser parte de los grupos que representaban, pero que estaban claros en sus convicciones y creencias y por supuesto no seguirían el jueguito político de unirse a un movimiento de proporciones universales que pretendía poder, dominio y estabilidad antes que cualquier otra cosa. El imperio subyugador no querría nada bueno, era de esperarse. Ellos no necesitaban ningún tipo de alianza ni protección, ya tenían a su Señor quien era su real Protector. Así que no perdieron el tiempo ni aceptando ni participando de tal convocatoria ni unificación.

Esa firmeza no mejoraría su situación por supuesto, evidentemente seguirían siendo relegados, menospreciados, minimizados y odiados por no seguir la corriente mayoritaria, pero eso ni les importaba ni era nada nuevo. Ya habían sufrido por siglos maltratos y El Señor ya se los había advertido. De todas formas el mundo amará lo suyo y ellos no eran de este mundo (San Juan 15:  19).

Continuará…


domingo, 14 de marzo de 2021

La Radicalidad (2° parte)

La Radicalidad (2° parte)

Continuación…

Los gentiles, quienes nunca habían conocido del Señor, son continuamente asediados por los judíos respecto a esas prácticas y Pablo se ve enfrentando esas malas influencias sobre ellos en el transcurso de su ministerio. De manera que llegan a haber hasta espías y falsos hermanos en el mismo seno de la iglesia que están siendo una constante molestia a su desarrollo normal. Pablo sabe que eso continuará y habla con los ancianos alertándoles de que inclusive se levantarían lobos rapaces entre ellos (Hechos 20:17en adelante).

Un panorama poco alentador si se quiere en que aparecerán falsos profetas, falsos apóstoles, falsos líderes, con enseñanzas tergiversadas que procuran robar para sí y tras sí a los creyentes. Y muchos hacen su malévolo trabajo de engaño.

Cerca del año cien de nuestra era se ve al último de los apóstoles que designó el mismo Cristo (Juan -el amado-), aquel al que el mismo Señor le encomendó el cuido de su madre desde la cruz, teniendo problemas con líderes de estos que ya han tomado control insano de algunos grupos como es el caso de Diótrefes (3°Juan 1: 9).

Aunque la iglesia crecía, se multiplicaba y se fortalecía en todas las regiones, su lucha nunca cesó respecto a este tipo de situaciones.

Pero todo esto que no dejó de ser molestia y parecía negativo, tuvo el propósito de Dios de concentrar alrededor de Cristo a aquellos que fuesen fieles y genuinos, cosa que no se puede producir fuera del conocimiento verdadero del Señor, es decir, dejar en claro que la plasticidad no forma parte de la Vida de Dios y no puede. Hay solo un cristianismo real, verdadero, y todo lo que intenta parecérsele jamás se convertirá en legítimo.

Ya en el año trescientos, la iglesia se encontraba diseminada por todo el imperio romano habiendo resistido tiempos muy duros de persecución y maltrato, pero fortalecida. El imperio, que más bien se encontraba en decadencia para ese entonces, no había logrado extirparla. Entonces aparece Constantino quien ve una oportunidad de fortalecerlo intentando realizar una alianza con ella. Claro que para entonces, existen muchos líderes cristianos (obispos) que habían amasado alguna reputación entre los creyentes y contaban con grupos importantes alrededor suyo y “bajo” su guía, a los que Constantino convoca para contarles su cuento. Pero su real intención era darles amparo para lograr manipularlos y se produce el primer concilio religioso organizado por Roma para dirimir asuntos teológicos (concilio de Nicea del año 325), permitió libertad religiosa en el imperio lo que dio lugar años después a la unión oficial del Estado con la iglesia bajo los emperadores de Oriente y Occidente  Teodosio y Valentiniano en  el 380. Aquí nace la iglesia Católica.

Continuará…


domingo, 7 de marzo de 2021

La Radicalidad (1° parte)

La Radicalidad (1° parte)

Escrito autóctono


¿Cómo creer?

Desde tiempos memoriales ha habido preguntas y polémicas.

Mucho antes del nacimiento del Salvador, en Israel existían diferentes grupos que intentaban obedecer los mandamientos de Dios y mantener cierta pureza de vida. Algunos como los Esenios, se apartaban en fraternidades para formar comunidades individuales, alejadas del centro mismo de la religión en Jerusalén. Otros tomaban tintes políticos y partidistas.

En realidad nunca hubo unificación o una sola forma de conocer lo referente a Dios aún en el mismo pueblo que recibió sus leyes. Este es el escenario en que aparece Cristo hace 2000 años.

Desde su manifestación misma a la edad de 30 años, habían seguidores de maestros (rabis) que discipulaban personas en torno a sus interpretaciones propias de las Escrituras. El mismo Juan el Bautista (primo en la carne del Señor y su precursor), quien mantenía un conocimiento bastante bien delineado acerca de Dios, formó discípulos que inclusive no se juntaban con los del Señor, ni los del Señor se mezclaban con ellos. Tampoco vemos al Señor intentando acapararlos para sí en su ministerio terrenal.

Así que los conceptos acerca del conocimiento de Dios estuvieron esparcidos por aquí y por allá.

Paralelamente a la aparición de la iglesia en pentecostés, ya desde sus primeros años, hubo polémica sobre asuntos de circuncisión y costumbres mosaicas, producto de la conversión de líderes de la religión judía al cristianismo según nos relata Hechos 15, cosa con la que tuvieron que lidiar los primeros creyentes, principalmente cuando comenzó la conversión de gentiles.

Continuará…