domingo, 30 de diciembre de 2018

Ya que Dios no nos hizo Robots... (11° Parte)


Ya que Dios no nos hizo Robots... (11° Parte)
Escrito Autóctono

Continuación…

La forma en que interactuamos con los otros seres similares a nosotros, nos presenta dos realidades pero una sola verdad: a) o que nuestra libertad es igual a la de los demás y por consiguiente igualmente habilitada (forma en que nos creó Dios), o b) que nuestra libertad es mayor o menor a la de los demás lo que significa dominar o ser dominados (forma generada por el pecado).

Aquí nacen los procesos de las relaciones humanas, el rol como seres que no fueron creados para ser robots programados a realizar una labor repetitiva, condenados eternamente a una función expresa, o sea, limitada y sin libertad.

Lamentablemente tomamos el camino de la forma errada (todos lo sabemos) la cual generó la tiranía que lleva a unos a dominar a otros y obligarlos contra su voluntad.

Dominar o ser dominados socaba nuestra esencia misma pues no fuimos creados para vivir subyugados involuntariamente a la voluntad de otros ni tampoco para apropiarnos de los demás como si fuesen nuestros esclavos. Fuimos creados para convivir, convivir sí en un sometimiento sano y voluntario que se encamina por el bien común y el respeto mutuo. Un reconocimiento sano de las funciones y atestados de los demás que nos benefician mejorando nuestra libertad y un reconocimiento sano de nuestra función y atestados por parte de los demás que beneficia su libertad.

Pero entonces ¿cuál es el delgado hilo que define el campo de acción de nuestra libertad? Se llama consideración. La regla de oro tiene sentido: todo lo que quiero que los demás hagan conmigo, debo yo de hacerlo con los demás. Todo en lo que quiero que se me considere debo considerar. Mateo 7: 12

Esto es muy importante comprenderlo porque si no conozco la extensión de mi libertad no puedo vivir en total libertad.

Imponer mi exigencia sobre otro sin permitir que la misma exigencia me afecte, me hace un tirano. Imponer mi voluntad sobre otro, no va con mi libertad, la libertad con la que me creó Dios porque Dios no es un Tirano.

¿O queremos un Dios Tirano sobre nosotros? ¿De verdad queremos eso? ¿Uno que nos obligue a hacer el bien, únicamente el bien, y solo el bien, sin derecho alguno a otra cosa o a pecar o al menos a experimentar el pecado para saber lo que es?

No porque deseemos pecar por supuesto, pero fue su Justicia la que nos permitió estar expuestos al mal tanto como al bien.

Continuará…

domingo, 23 de diciembre de 2018

Ya que Dios no nos hizo Robots... (10° Parte)


Ya que Dios no nos hizo Robots... (10° Parte)
Escrito Autóctono

Continuación…

El reto de la libertad (otro asunto importante que tiene lugar)

Hablando precisamente de esta libertad con que Dios nos hizo, en el ejercicio de ella nos encontramos con la libertad de otros seres creados a nuestro derredor que al igual que nosotros gozan de las mismas condiciones de libertad y libre albedrío.

Esto nos lleva necesariamente a entender entonces que nuestra libertad también se maximiza en relación con otras libertades porque Dios nos creó para estar y funcionar en sociedad, no para vivir aislados.

La herramienta que amplía mi libertad se llama responsabilidad.

Estamos y vivimos en medio de esa realidad, lo que nos plantea tomar decisiones e interpretar adecuadamente la dinámica de nuestra  libertad que se encuentra permanentemente en interacción con la de los demás.

Interpretar la línea divisoria que separa una libertad de otra como un trazo recto inamovible y drástico, no parece ser la forma correcta pues la libertad está planteada basada en el respeto, ecuanimidad y tolerancia. Tampoco significa una división quebradiza a manera de picos punzantes que a veces penetra el terreno del vecino y otras veces es penetrado por él en forma antojadiza o impositiva.

Si tuviera que graficarla, me parece más bien ondulante, es decir justa, cede y recibe sin imponerse de ninguna manera. De la misma forma que ofrece, también se le concede. De la misma manera que se sabe necesitada, se dispone a dar. Eso conlleva buenas relaciones con los demás, armoniosas, comprendiéndonos iguales en esencia pero diferentes en función, descubriendo la riqueza de las diferencias, no la competencia como para imponerse al otro.

Continuará…

domingo, 16 de diciembre de 2018

Ya que Dios no nos hizo Robots... (9° Parte)


Ya que Dios no nos hizo Robots... (9° Parte)

Escrito Autóctono

Continuación…

Para colmo los hombres nos seguimos creyendo dioses…; malos dioses -valga decir-, que gozan no solo de hacer lo que se les venga en gana (como si ese fuese un atributo divino) y hasta nos tomamos vilmente un derecho que no es nuestro de imponer nuestros deseos sobre los demás como si nos pertenecieran o como si estuviesen obligados a hacer lo que es nuestra voluntad (como si nosotros los hubiésemos creado). 

Pésimos "creadores" además, pues les imponemos nuestras reglas pero jamás permitiríamos que nuestras reglas nos obligaran a nosotros. Eso se llama injusticia y por supuesto Tiranía. Por supuesto que de Dios no hemos aprendido eso, Él no es así. 

¿Alguien está feliz con eso?

Por lo visto no. Mire cómo está el mundo por esos diabólicos procesos.

Sí, ¡diabólicos!, pues es lo que el enemigo provocó. O podría decir… lo que Dios le permitió que nos provocara (para que fuésemos perfeccionados). El diablo en toda su especialidad de engaño y enemigo de Dios pensó en sajar nuestra libertad y esclavizarnos porque esa es su esencia. Por supuesto que al vencernos nos puso bajo su tiranía y usurpó nuestro legado y sitio de honor en la creación de Dios para usarlo bajo su criterio de mal. Jamás conoció (porque él no es Dios ni es omnisciente -que lo conociera todo-) que sus intenciones malignas quedarían anuladas con la inmolación del Cordero hecha por Dios desde la eternidad la cual nos beneficiaría y libertaría. 

¡Qué Dios más maravilloso y sabio!

Comprendemos hasta aquí entonces quién y cómo es Dios, su Justicia, su Misericordia, su Gracia, su Amor. Pero también comprendemos cuál es el papel del diablo en su propósito y quienes somos nosotros, nuestra libertad, nuestra voluntad, nuestra participación en el diseño perfecto de Dios. Pero también el origen de nuestra maldad de la cual podemos ser limpios si le permitimos a Dios limpiarnos, porque en ese apartado ya no depende de Él pues proveyó lo que necesitábamos, sino de nosotros porque Él respeta lo que queramos al respecto pues nos creó con libre voluntad.

Finalmente hay algo más que no podemos pasar por alto… Es algo que debemos abordar porque  no estamos solos en nuestra libertad:

El reto de la libertad (otro asunto importante que tiene lugar)

Continuará…


domingo, 9 de diciembre de 2018

Ya que Dios no nos hizo Robots... (8° Parte)


Ya que Dios no nos hizo Robots... (8° Parte)
Escrito Autóctono

Continuación…

Si comparo esa manera de ser Dios con cómo somos y actuamos nosotros, me doy cuenta todavía más de lo Justo que ha sido.

Piense por un momento: creamos máquinas para que hagan exactamente lo que queramos; si no funcionan como queremos las destruimos. Porque o hacen aquello para lo que las creamos o las acabamos. Eso hacemos y punto. No permitimos que nos fallen en la función con que las hemos diseñado. Deben de funcionar perfectamente siempre como queremos, de lo contrario investigamos dónde está la falla hasta que cumplan a cabalidad con nuestro deseo. Si no es posible, las retiramos (desechamos); no nos interesan.

¡Pero Dios no nos hizo a nosotros así! ¡Eso lo haría Tirano y Él no lo es!

Si fuéramos dioses, imagine como andaría nuestra creación. Sería “perfecta” por obligación o mejor dicho por la imposición que le asiste a su creador. Jamás habría lugar para el amor porque este opera en libertad y también por decisión y los robots programados no pueden amar ni decidir por sí mismos. No podrían tener jamás la capacidad de amar porque entonces dejarían de ser robots.

Imagine además: ¿qué haría usted con una máquina que ha creado con la capacidad de responderle verbalmente y de pronto, sin razón alguna, ella comienza a ofender y decir toda clase de improperios y maldiciones en su contra? No creo que la dejaría ir libre por allí poniéndolo en mal sin ninguna base. Rápidamente la desmantelaría, la desconectaría o la destruiría permanentemente. Usted sencillamente no permitiría tal cosa ni se complicaría.

Todo esto me hace comprender que Dios al crearnos nos amó… ¡de verdad!…, nos amó por la forma en que nos hizo; pero también quiso recibir amor genuino, nada mecánico y por eso nos “liberó” de su cobijo con el fin de que fuésemos perfeccionados al desobedecerle.

Y Dios que es amor no nos podría haber creado de otra forma. Nos dio la posibilidad de amar y decidir estar con Él por amor, nunca por obligación ni mucho menos por imposición.

Continuará…

domingo, 2 de diciembre de 2018

Ya que Dios no nos hizo Robots... (7° Parte)


Ya que Dios no nos hizo Robots... (7° Parte)
Escrito Autóctono

Continuación…

Nadie puede decir que está amordazado, obligado a no poder vivir como le plazca en contra inclusive de la ley de Dios. Nadie anda temeroso de que le parta un rayo por atreverse a vivir lejos de Él y pecar y hacer todo el mal que quiera. No estamos bajo una tiranía divina que mata a cualquiera que no viva de acuerdo a su precepto.

Claro, la Justicia nos alcanzará para juzgarnos por nuestras malas acciones. Pero así mismo esa misma Justicia, nos alcanza para librarnos si nos arrepentimos.

En realidad nos hemos comportado como unos ingratos malagradecidos con Dios porque a pesar de todo su amor, respeto e interés para con nosotros de sobra demostrado, los seres humanos hemos sido unos bocones habladores en su contra.

Eso nos deja muy mal parados y con una pésima imagen por cierto.

Entonces, si nos hizo libres…, pregunto: ¿por qué nos quejamos? ¿Por qué le achacamos a Él el resultado de lo que solo nosotros hemos decidido y provocado? Teniendo la habilidad de escoger, obtendríamos la consecuencia lógica a cualquiera fuera nuestra escogencia.

¿O queríamos ser robots programados sin sentimientos o que hasta nuestros sentimientos estuvieran relegados a amarlo a Él y nada más?

Si lo fuésemos, no estaríamos escribiendo esto ni leyéndolo. Ni sabríamos nada o nuestro conocimiento estaría limitado. ¿Nos hubiera gustado eso conscientemente hablando?

Aquí está de nuevo lo maravilloso de ser un Dios que no se toma el derecho que bien le asiste como Creador de hacer con su creación como le placiera sin importarle nada los seres que iba a crear.

Continuará…

domingo, 25 de noviembre de 2018

Ya que Dios no nos hizo Robots... (6° Parte)


Ya que Dios no nos hizo Robots... (6° Parte)
Escrito Autóctono

Continuación…

Esa ley que se generó cuando Dios nos creó libres a la cual incluso Él se sometió a sí mismo, hace que nunca nos obligue a volvernos a Él.  Ni siquiera está en su mente bajo ninguna circunstancia convertirnos en una especie de robots programados a servirle ni ahora ni nunca. Queda demostrada su intención.

Considere lo siguiente: nosotros los hombres tratamos de reparar y encontrarle solución a los problemas que se nos presentan. A lo sumo intentamos prever  las situaciones que se nos podrían presentar por nuestra limitación de desconocimiento del futuro; Él en cambio, tenía la solución a un problema que todavía no existía.

Nuestra caída y su obra de Redención benefició nuestra libertad, pero también nuestro amor fue perfeccionado. Ahora nuestro amor hacia Él es mayor porque el perdón a nuestros pecados lo incrementa. Dios quería que la corona de su creación (el hombre) le amara al máximo nivel y eso no podía ser posible si no conocía por experiencia propia la misericordia, el amor incondicional y el perdón de Dios.

No le amaríamos como le amamos si no hubiésemos experimentado la misericordia del perdón que pudimos precisamente gustar porque pecamos. (La verdad esto lo deja a uno sin aliento y así mismo puede explosionar cualquier cerebro) La Palabra dice que más ama aquel al que más se le ha perdonado (Lucas 7: 47)

Y ahora rechazamos el pecado no por miedo ni mucho menos por obligación sino por amor.  ¡Impresionante su propósito!

Todo esto me enseña además que seguimos teniendo libertad de amarle de todo corazón o rechazarle sin razón solo porque se nos metió entre ceja y ceja hacerlo o no, servirle o no, obedecerle o no; nuestra voluntad sigue intacta. ¿Alguno que lee se atreve a decir lo contrario?

El amar es perfecto cuando está motivado por el amor. No existe otra manera.


Continuará…

domingo, 18 de noviembre de 2018

Ya que Dios no nos hizo Robots... (5° Parte)


Ya que Dios no nos hizo Robots... (5° Parte)
Escrito Autóctono

Continuación…

Ahora, uno de los grandes problemas del pecado es que anula la voluntad, es decir, nos quita la libertad. Al exponernos al mal, quedamos cautivos en él para siempre porque nada podíamos hacer para liberarnos por nuestros propios medios. En otras palabras, nos puso en la senda de ser destruidos sin remedio.

Pero aquí viene la Sabiduría y Misericordia de un Dios tan grande y lleno de amor. Realidad que me hace estar embelesado con el Dios bueno y Justo que llegó hasta ese punto sabiendo de antemano que tomaríamos el camino de destrucción porque tal experiencia nos era necesaria gracias a la libertad con que nos hizo.

Entonces Dios, que conocía lo que pasaría de antemano como ya dije, no lo toma por sorpresa. Proveyó inclusive antes de crearnos la solución que nos restaurara (Cristo el Cordero inmolado Apocalipsis 13: 8) para concedernos una salida real y que una vez más, por decisión propia y gracias a la libertad con que nos hizo, optáramos por Él o simplemente siguiéramos en el camino de muerte si eso es lo que decidíamos. Y la libertad con las que nos creó quedó intacta.

Comprenda esta maravilla: gracias a Cristo y su obra Redentora, el hombre (todos sin excepción) adquiere de nuevo el derecho de decidir qué hacer: si recibir el beneficio de haber sido comprado por sangre..., o no le importa y desea seguir perdido. Decisión que Dios hasta hoy continúa respetando. Él se mantiene sin cruzar la línea. Eso es algo que también le exenta de que cualquiera le culpe por perderse ya que Él le restauró su libre albedrío de poder escoger. Cualquiera que se pierda, se perdió por su propia decisión.

Ese hecho asombroso de la caída que nos era necesaria, completa nuestra experiencia de libertad y por medio de la obra de Cristo volvemos a tener voluntad propia. ¡Qué grandioso!

Es un contraste impresionante que llama poderosamente la atención acerca de cómo es nuestro Dios: nos hace libres plenamente con Él, pero dicha libertad debía ser perfeccionada con nuestra debilidad (2°Cor. 12: 9). Y permite que caigamos para que se alcance ese objetivo. 

Así que la intención de la tentación que fue dejarnos postrados y separados de Dios por consumarse el pecado dejando expuesta nuestra debilidad, en la obra Poderosísima de la Sangre del Cordero somos restaurados y hechos más fuertes de lo que antes éramos.  ¡Gloria sea a Dios! esto es así porque ahora se agrega a nuestra libertad el conocimiento del mal que tuvimos que experimentar, y ahora que lo rechazamos voluntariamente optando por el beneficio de Cristo, entonces adquirimos el estatus de más que vencedores sobre el pecado. 

Continuará…



domingo, 11 de noviembre de 2018

Ya que Dios no nos hizo Robots... (4° Parte)


Ya que Dios no nos hizo Robots... (4° Parte)
Escrito Autóctono

Continuación…

Tenía necesariamente que ser sometida a prueba nuestra fidelidad, amor y decisión de estar con Dios para comprobarnos a nosotros mismos si realmente nos mantendríamos voluntariamente con Él a pesar de cualquier presión ajena y extraña que podría venirnos.

Y apareció en escena el engañador (el diablo) que entiéndase: no podía, ni puede todavía hoy obligarnos a pecar como tampoco Dios nos obligó ni nos obliga todavía hoy a ser buenos y santos. Esa es su Justicia haciendo valer aquella primera ley natural que se generó.

Y el diablo que es el más calificado tentador por méritos propios, se dio a la tarea de hacer lo que mejor sabía con nosotros. Ya lo había hecho con los ángeles en un momento previo en la eternidad y convenció a la tercera parte de ellos a oponerse a Dios.

La verdad y con todo y eso, no la tenía nada fácil. Interesantemente no hubiésemos tomado el mal camino así porque así. Lo único que le funcionó fue mentirnos y engañarnos para lograr su cometido. Convencernos sigilosamente de que había algo que Dios nos estaba ocultando para que pudiéramos ser todavía más plenos y capaces, al nivel de Dios según su engaño.

Y de nuevo, a estas alturas es válida la pregunta: pero ¿por qué Dios no lo despachó del huerto sino que lo dejó allí para que nos arruinara? 

Resultado de su Justicia que no le permitía no exponernos porque nos hizo seres capaces, no máquinas inviolables que respondieran solo a lo que Él quería. Teníamos que ser tentados sin que Él interviniera y en ese apartado vencer o ser vencidos.

Dios que podría haber evitado que el enemigo nos tentara, no lo hace por la libertad con que nos hizo. Él es Santo, no nos podía inducir al mal, más deja el trabajo y camino libre a quien si lo podía hacer: el diablo.

Y conocemos la historia: la mujer creyó su mentira y cayó y por causa de ella también el hombre. Fuimos vencidos.

Continuará…




domingo, 4 de noviembre de 2018

Ya que Dios no nos hizo Robots... (3° Parte)


Ya que Dios no nos hizo Robots... (3° Parte)
Escrito Autóctono

Continuación…

Lo pienso como padre que soy, que en mi amor por mis hijos de ninguna manera los pondría en peligro, pero ellos han de conocer su medio y algunas veces tropezarán y se golpearán y aunque no quiero que se lastimen, han de aprender por ellos mismos la precaución porque deben aplicarla siempre en sus vidas. Evidentemente es una experimentación con supervisión hasta donde podemos como padres, pero eso no evitará que tarde o temprano resulten con raspones y heridas como parte de su propio descubrir su entorno y no estuvimos allí para evitarlo o nos desvivimos en ello para que en definitiva no se hicieran daño. Mi comprender como adulto del peligro más avanzado que el de ellos, no me llevaría ni de broma a poner un arma cargada en sus manos. Sería un completo irresponsable. Pero algún día, estando más grandes, verán un arma en otras circunstancias y yo no estaré, ¿qué harán? Ya debería haberles puesto al tanto del peligro y enseñado correctamente pero ellos decidirán si toman ese instrumento de muerte arriesgándose a un accidente serio de dañar o hasta matar a alguien o a sí mismos. La enseñanza debería ser tan fuerte en ellos que los aleje del peligro a ni siquiera tocar un revolver.

Lo hablo en estos términos para que comprendamos la dinámica de nuestra libertad, no porque tenga o use armas de ninguna especie aclaro.

A Dios gracias existe información que les puedo mostrar bajo supervisión que no me hace necesario tener un arma y ponerla en sus manos. Eso sería tentarles y actuar estúpidamente.

Es exactamente lo que hizo Dios con nosotros. De nuevo, Él no nos tentó porque no es parte de su naturaleza.  Más sí sabía que debíamos ser tentados y para ello ya había quien podía hacerlo.

Ahora bien, ya que nuestra decisión propia al principio fue quedarnos con Dios, nuestra voluntad estaba definida. En otras palabras, fuimos inteligentes. Es algo que generalmente pasamos por alto acostumbrados a leer la historia de la creación sin ponernos a pensar en los detalles.

Más Dios en su Soberanía y amor comprendía que eso no era suficiente ni para su propósito eterno ni para nosotros. Necesitábamos caer (aunque parezca contradictor) en cumplimiento de su diseño perfecto para con nosotros que se manifestaría varios milenios en el futuro y al caer ya había provisto solución para nosotros que era un Redentor, pero nosotros no lo sabíamos ni tampoco el tentador.

Y aquí viene algo que también pasamos inadvertido generalmente: su objetivo al hacer toda esta creación que ahora nos incluía y en la cual parecíamos protagonistas, no éramos nosotros…,¡es Cristo!

Continuará…



domingo, 28 de octubre de 2018

Ya que Dios no nos hizo Robots... (2° Parte)


Ya que Dios no nos hizo Robots... (2° Parte)
Escrito Autóctono

Continuación…

Lo que estoy diciendo es que su disposición al crearnos con tal nivel de libertad llegó al punto no solo de mostrarnos todo el bien y la verdad que ya experimentábamos con el resultado lógico de un bienestar indescriptible, sino que también nos presentó el mal y sus consecuencias claras de destrucción y muerte, con el árbol de la ciencia o conocimiento del bien y del mal que permitió que brotase en medio del huerto y llevándonos a conocerlo (Génesis 2:16 y 17; 3:2 y 3). Recordemos que también allí mismo lucía otro árbol llamado de vida que también conocíamos (Génesis 2:9) Parece inaudito, pero ese árbol de fruto tentador era un elemento más que colaboraba a nuestra libertad porque nos daba otro factor más que tenía su lugar y que no nos ocultaría adrede para que pudiéramos decidir con todos los elementos sobre la mesa. Es decir, Dios no nos ocultó la verdad, nos mostró la totalidad de la situación porque parte de la realidad era también la existencia del mal evidentemente.

Claro!, porque darnos voluntad pero no mostrarnos el árbol de la ciencia del bien y del mal o impedir que estuviera allí, era igual a limitarnos a conocer solo lo bueno y nada más que lo bueno decidiendo por nosotros y eso lo hacía cruzar la línea del derecho con que nos había creado, aunque nosotros en nuestra perfección no lo hubiésemos considerado así estoy seguro. Pero también es muestra característica del Amor que es Él que no obliga a nadie a estar con Él. Quiere que ello sea resultado del amor y nada más.

Piense por un momento, no exponernos al mal lo convertía automáticamente en injusto obligándonos a ver solo una parte de la realidad. Porque existía esa otra realidad, dañina, pero realidad al fin y ese era el mal. ¡Qué increíble amor!

Ahora, como mencioné, estábamos tan bien y plenos con Él que finalmente teniendo en forma clara el panorama completo tanto del bien como del mal presentado por nada menos que Dios mismo, en nuestra perfección y conocimiento no tuvimos la más mínima intención de ir en otra dirección. Pero Dios, consciente de que teníamos la experiencia del bien más no la del mal, sabe que requeríamos experimentar también la otra parte debido a esa libertad con que nos hizo.


Mostrarnos la puerta hacia el mal no fue inducirnos a él (tentarnos) en ninguna manera, porque es algo que Él como Dios no puede hacer. 

¿Cómo podríamos entonces hurgar experimentalmente la otra cara de la moneda para completar nuestra libertad?


Continuará…



domingo, 21 de octubre de 2018

Ya que Dios no nos hizo Robots... (1° Parte)


Ya que Dios no nos hizo Robots... (1° Parte)
Escrito Autóctono

Analizando el hecho ciertísimo de que no fuimos creados como máquinas programadas a realizar una labor repetitiva sin más ni más, reflexiono sobre este privilegio -podría decir- de tener por voluntad de quien me creó en mis manos y únicamente en mis manos mi voluntad gracias a la libertad con la que me creó.

Y desde ya comenzamos a ver la grandeza de esa libertad, porque al crearnos con ella inmediatamente se generó una ley por consecuencia; ley que aún Él se obligó a respetar. Ley que definió las condiciones necesarias para que dicha libertad fuese plena y Él, quien tiene el derecho de decidir sobre su creación, consciente de esa ley que se generó automáticamente, no la traspasó para no atropellar la libertad con la que nos hizo. Esto es más grande y maravilloso de simplemente decirlo y más adelante  profundizaremos más.

Esta libertad me convierte en un ser particular y único, sin limitantes para decidir el camino que tenga a bien escoger sin ningún tipo de restricción.

En otras palabras, no solo me da voluntad para decidir lo que quiera, también poseo libertad para hacerlo; al punto de dejarme ir si quiero.

¿Qué quiere decir esto?

Que darme voluntad para que pueda escoger lo que quiera (libre albedrío) pero negarme ejercer mi libertad, sería igual a encerrarme, es decir, tenerme en una prisión. Entonces la tal libertad no sería libertad pues estaría aprisionado sin poder ejercerla.

Así que Dios, no es que me da libertad, me crea con ella. La libertad es inherente a mí y me brinda total posibilidad de usarla sin estorbarme.

Entonces esta es la realidad con la que nos hizo: libres, completa y plenamente. Pero comprendamos la envergadura de esta maravillosa libertad porque analizándolo fríamente, con toda honestidad estábamos muy bien con Dios; plenos, satisfechos, amados, guardados, protegidos, disfrutando de una relación maravillosa con Él, sin estar atados ni siquiera a Él aún sin saberlo. Pero él hizo más que solo crearnos con voluntad y libertad, nos mostró el panorama completo, no nos ocultó nada.

Continuará…

domingo, 14 de octubre de 2018

Debemos entenderlo… no hay de otra (3° y última parte)


Debemos entenderlo… no hay de otra (3° y última parte)
Escrito Autóctono

Continuación…

Imagino a Noé poniendo un clavo de más en el Arca, una tabla de más, cualquier cosa que a su criterio hubiera añadido…, no estaríamos aquí. Su éxito estuvo en hacer todo lo que Dios le dijo al pie de la letra. (Génesis 6: 14-16 y 7: 5)

Si Moisés cambia un solo color de los que le ordenó el Señor, un solo hilo a su criterio en la construcción del tabernáculo y el Arca del pacto…, nunca hubiesen tenido la Presencia de Dios entre ellos porque la obediencia estricta y apegada a la Palabra de Dios era imprescindible para que Él cumpliera su parte viniendo a llenar aquel mueble. (“…como se le advirtió a Moisés cuando iba a erigir el tabernáculo, diciéndole: Mira, haz todas las cosas conforme al modelo que se te ha mostrado en el monte” Hebreos 8: 5).

El posterior templo que edificara Salomón en Jerusalén, no fue su diseño, fue el que Dios le dio a David para que de esa manera fuera edificado (1° Crónicas 28: 19). Así que en lo concerniente a lo de Dios, nada de lo que hagamos por nuestra propia cuenta sirve, como dije más bien estorba y atrasa.

¡Por favor entendámoslo!

Si queremos verle a Él y funcionar en la corriente del Espíritu, debemos hacerlo a su manera, jamás a la nuestra.

Lo mismo sucede con la familia, con el matrimonio, con la relación entre hermanos, aún con nuestra vida cotidiana. Es a la manera de Dios, no a la nuestra. Nosotros no hacemos más que complicar las cosas y encima estresarnos en todo, hasta en la iglesia, y después tenemos que estarle pidiendo a Dios que nos saque porque nosotros enmarañamos las cosas.



Y cuando las cosas están enredadas -como es lógico-, culpamos a Dios; pero… ¡¿qué culpa tiene Dios de nuestra terquedad?! Si en todo hemos hecho nosotros nuestra voluntad y no la suya que era lo que más nos convenía.  Si no seguimos sus preceptos, ¿qué queríamos obtener?

Pero seguimos, seguimos con nuestras cosas, seguimos diciéndole a Dios que no, seguimos haciéndolo a un lado, seguimos dándole la espalda.

No nos extrañe si al final nos la da a nosotros.

No nos extrañe si después de haber creído que habíamos edificado, más bien nos llevamos la sorpresa de que éramos el obstáculo.

Qué difícil y desconcertante será darnos cuenta hasta el final.

Qué terrible haber creído toda la vida de que estábamos viviendo en plena Gloria y enterarnos que ni siquiera alcanzaba el estatus de letrina. ¡Qué fuerte!

Todo porque lo hicimos a nuestra manera y  nunca a la manera de Dios.

O hacemos lo que Dios dice y dejamos de satisfacernos a nosotros mismos pensando que estamos llevando al pueblo en el camino de Dios, o vivimos engañados todo el tiempo. No hay de otra.

Fin

Próxima serie:  Ya que Dios no nos hizo robots...

domingo, 7 de octubre de 2018

Debemos entenderlo… no hay de otra (2° Parte)


Debemos entenderlo… no hay de otra (2° Parte)
Escrito Autóctono

Continuación…

Él hace la obra en los corazones que quiere y cumple su propósito. Y lo ha estado haciendo a través de los siglos mientras nosotros los hombres que decimos conocerle estamos en nuestros propios enredos adorando lo que ni sabemos (Juan 4: 22-24)

Nos convertimos en completos ciegos guiando a otros ciegos y ambos caeremos en el mismo hoyo. (Mateo 15: 14)

¿Por qué será que no lo entendemos? Bueno, si sé; por nuestro orgullo descomunal que no da lugar a otra cosa más que a nuestras ideas porque creemos que eso es; como la Torre de Babel que una vez edificamos y pensamos llegar hasta el Altísimo con nuestros esfuerzos pero la verdad ¡Qué engañados vivimos!

Tanto nos hemos desgastado a nosotros mismos y desgastado a los demás en la búsqueda de un objetivo pero bajo nuestros términos y no los claramente planteados en la Palabra.

Y es que cualquier cosa que propongamos no pasa de ser un mecanismo, lleno de engranajes, al cual hay que “darle cuerda”, al que hay que ponerle “una batería” para que funcione, pero dejará de hacerlo en cualquier momento porque dicha energía tarde o temprano se agotará, y cansados volvemos a intentarlo, hasta que una y otra vez nos damos cuenta -si es que llegamos a comprenderlo-, que nada de lo que hicimos tenía Vida. Todo resultó ser plástico, materia inanimada, muerta, un títere al cual manipulamos.

Nada tenía Vida porque a la Vida no la podemos controlar nosotros. La Vida la tiene Dios y Él la hace surgir entre los suyos por el Espíritu Santo. Allí nada podemos hacer, solo funcionar de acuerdo a su diseño.

Esfuerzos vanos, cualquier cosa que hagamos. ¡Por favor entendámoslo!

Si lo que tenemos lo hemos producido nosotros… en realidad no tenemos nada.

Si lo que tenemos no lo ha producido la Vida entonces lo que tenemos está muerto, por más bonito que nos parezca. Por más organizado que sea, por más impecable que se vea. Un jardín, pero de césped sintético y flores plásticas. Un sepulcro blanqueado.

Cuando gustamos la Vida, cuando somos testigos de su Presencia en medio de la reunión de los santos manifestándose por medio de los dones que les ha dado, cuando sabemos que es Él entre nosotros, nada, absolutamente nada en este universo se le puede comparar.

Una vez que es Él, ya no queremos ninguna otra cosa. La más maravillosa experiencia y vivencia que podríamos -valga la redundancia- experimentar, es Él.

Continuará…


domingo, 30 de septiembre de 2018

Debemos entenderlo… no hay de otra (1° Parte)


Debemos entenderlo… no hay de otra (1° Parte)
Escrito Autóctono

“Si el Señor no edificare la casa, en vano trabajan los que la edifican” (Salmo 127: 1)

No sé por qué lo complicamos…; bueno, realmente si sé.

Pero nos empeñamos a implementar nuestras formas, nuestras actividades, nuestros proyectos, nuestras ideas, nuestras visiones, etc, etc, en la casa del Señor haciendo de los hermanos “conejillos de indias” en vez de solo llevarles a lo que la Palabra dice que debe ser. Ella nos brinda información suficiente de para qué es una reunión de los santos, lo que se produjo en los hermanos de la primera iglesia y cómo abordaban las cosas.

Sí, nuestra insistencia viene de 1700 años de tradición y formas humanas que no hicieron más que apartarnos del arquitecto, quien diseñó cómo debía funcionar la iglesia porque su función venía y era producida por la Vida, misma que está en el Espíritu Santo. Pero parece más bien que acallamos su voz e inmovilizamos a los hermanos para que no puedan funcionar por su obra, para nosotros implementar las nuestras.

Lamentablemente en nuestros procesos perdemos la única posibilidad que tenemos de verdaderamente disfrutar de verle a Él, su propósito respecto a la iglesia de que Cristo sea formado en cada uno de los miembros para vivir vidas resucitadas en este mundo que urge de ver a Cristo. Pero nosotros no hemos podido mostrárselo entretenidos con cultitos y saturados de actividades, y no sumidos en la actividad del Espíritu Santo para con nosotros.

Cualquier cosa que nosotros añadamos en la casa del Señor, la más mínima intervención de nuestra parte, cualquiera adición que pretendamos incluir en el diseño que Dios ya estableció, aunque sea con “buena intención”, no hará más que echar a perder su propósito, su obra, la cual es perfecta y no necesita en lo absoluto de ninguna cosa que pudiéramos ni sugerir siquiera.

El diseño de Dios se basa en la mutua edificación y debemos y tenemos que no estorbar; hacernos a un lado para que el Espíritu haga lo que bien sabe.

Claro que existe un proceso previo de enseñanza, formación y a la vez ejemplo para que los hermanos conozcan toda la capacidad con que fueron habilitados por el Espíritu para funcionar en la casa del Señor, porque muchos jamás comprendieron de qué se trataba pues nadie se los enseñó y lo único que vieron, experimentaron y se mantuvieron ocupados fue en un sistema de formas que para colmo nos inventamos nosotros tratando erróneamente de encasillar a Dios en ellas.

Pero a Dios no lo podemos encasillar en nada que nosotros inventemos, ni tampoco edifiquemos. “Dios no habita en templos hechos por manos humanas” Hechos 17: 24

Continuará…


domingo, 23 de septiembre de 2018

La deserción cristiana (9° y última parte)


La deserción cristiana (9° y última parte)
Escrito autóctono

Continuación…

Así que no he tenido que discutir con nadie ni pelear nada, ni tengo que, ni debo hacerlo; no busco convencer, ni mucho menos halar a nadie a nada. Dios es el que hace la obra. Recordemos “Él es el que añade a la iglesia”, no nosotros.

¿Se da cuenta cómo en su ministerio el Señor no andaba buscando entrabarse en discusiones con nadie? Por el contrario, los que lo cuestionaban y querían llevarlo a ese plano, eran quienes todo el tiempo quedaban ridiculizados.

Dios no nos envió a ganarle a nadie la partida de una discusión. Finalmente eso jamás llevó a nada ni trajo nada bueno. El apóstol Pedro nos dice que lo que debemos presentar es defensa con mansedumbre y reverencia acerca de nuestra esperanza lo que en ninguna forma quiere decir discutir con nadie. Quienes acostumbraban a discutir vehementemente eran los judíos y a Pablo le tocó enfrentarles en muchas sinagogas. Curiosamente tuvo que lidiar con algunos griegos también pero que eran alentados por los judíos, fíjese.

Noto en muchos de los que se van de las iglesias tradicionales por las razones como las comentadas, que en realidad prefieren conscientemente desobedecer la orden del Señor de congregarse (porque para ellos ir a la iglesia es congregarse) que humillarse al Señor y conocer la verdad genuina.

Es decir, se salieron de la religión, pero la religión no se salió de ellos.

Entonces no me complicaré con personas como esas.

Y es así porque aunque se salieron de esos lugares e inclusive creyeron llegar a alguna iglesia en casa, la verdad es que llegaron con expectativas por lo que conocían y creyeron que esto sería igual. Cuando no fue así, prefirieron no ir más a nada. Tristemente pensaron que seguirían dependiendo de hombres.

La verdad, no me preocupa el concepto que se hayan formado de la iglesia en casa, Dios no se las iba a mostrar así como así tampoco, se lo aseguro. Lo que es muy probable es que llegaran a un cultito en la sala de alguna casa y esto (iglesia en casa) no es eso.

Pero otros de entre tantos ven la luz, y ella los guía a Cristo su fuente, oyen la voz del Maestro y lo siguen, y encuentran a las ovejas del Pastor pues hallaron al Pastor y se congregan maravillados de ver que al redil realmente nunca lo habían conocido porque no estaba en ningún sistema, siempre estuvo libre de él.


domingo, 16 de septiembre de 2018

La deserción cristiana (8° parte)


La deserción cristiana (8° parte)
Escrito autóctono

Continuación…

Por eso es una maravilla la iglesia sencilla de la Palabra. No tiene necesidad de estar mercadeando sus reuniones para que venga nadie. No tiene necesidad de informar de su “horario” a ver qué más “pescan”. Cuidado y pescan un resfrío quienes se atreven a eso.

Por ello no necesita rótulos, ni programas, porque no se está auto promoviendo  ni entreteniendo a nadie.

Por ello no pudimos encontrar ninguna cuando al principio, en que comenzábamos en esto, la buscábamos. El Señor la libraba de nosotros.

Por eso surgió y debe surgir naturalmente entre nosotros como la expresión que es del cuerpo de Cristo para que sea el Señor el que la hace surgir y no ningún hombre. Podemos ir y sembrarla o regarla según el Señor lo disponga pero es Dios quien le da el crecimiento. (1° Cor. 3: 6 y 7)

Entonces es simple. Si hablo con alguien, debe de activarse en esa persona lo que debe de activarse por obra del Espíritu y si está para ello. Debe de surgir vida en él o ella; si no, ¿yo que hago echándome al hombro un problema que no provoqué ni es mío?

Esto me garantiza ya no perder el tiempo con nadie. Todos han de oír, pero en el que se produzca fe, da fruto de ello, entonces es un corazón en el cual Dios deposita su Verdad y ésta dará fruto abundante en Cristo por el Espíritu. Sólo así sabrán que es la obra del Señor y dependerán de Él y no de ningún hombre.

Evito con todo mi corazón y me empeño para que no vean en mí un posible líder para nada, por eso siempre los llevo a Cristo y yo me hago a un lado. Eso no significa abandono por supuesto. Hay que discipularlos como lo dice la Palabra y eso es estando con ellos, pero siempre su fin es Cristo. Nuestra función solo es parte de su proceso por el tiempo que el Señor disponga y luego son capaces de caminar solos y bendecir a otros.

Continuará…


domingo, 9 de septiembre de 2018

La deserción cristiana (7° parte)


La deserción cristiana (7° parte)
Escrito autóctono

Continuación…

No me interesa en lo más mínimo cristianos “autosuficientes” que ya encontraron una zona de confort ideal según ellos en donde no necesitan de nadie, a quienes no les importan ni siquiera otros hermanos, de hecho, ni quieren saber de otros hermanos porque para ellos es mejor no complicarse la vida con ninguno de ellos. Desde su perdida y errada óptica, no los necesitan. Me pregunto… ¿sabrán qué se encontrarán en el cielo si es que llegan?

El Señor dijo claramente: “mis ovejas oyen mi voz” en otras palabras, que al redil llegamos porque nos habló y lo oímos, Él es ahora nuestro amo, pero se trata de un redil en donde he de socializar con otros como yo pues no fui traído a un encierro solo. No vinimos a oír a hombres sino al Pastor. Continúa el pasaje diciendo “y yo las conozco”: si soy de Él soy conocido por Él y eso de alguna forma hace que nos entendamos y Él tiene cuidado de mí; y por último “y me siguen”: por lo visto muchos terminaron mal porque no lo siguieron a Él. He entendido que Él tiene relación con los suyos sin importar a qué lugar del sistema llegaron. Hay corazones humildes por todas partes que son hallados por Él y lo encuentran. Si usted terminó con problemas en su paso por esas iglesias, seguro estuvo muy ocupado oyendo y haciendo cosas para otros y para denominaciones y visiones raras y no aprendiendo a depender solo de Cristo.

Bueno, es que en la mayoría de esos lugares no nos enseñan a depender solo de Cristo lamentablemente. Pero eso no niega el hecho de una convicción genuina de quién es Señor en la vida. Los que son del Señor saben que lo son y se comportan como tal aunque hayan sido “paridos” en cualquier parte y no en alguno de condiciones al menos aceptables o normales.

Por eso lo he dicho aquí y le he respondido con total franqueza a algunos que nos leen que nos han escrito: No estamos reclutando cristianos. No estamos mostrando un show interesados en que vengan a vernos. No estamos promoviendo nuestras reuniones para tener más gente por las casas. No estamos interesados en saber donde hay más casas con el fin de mandarles gente. No estamos ni siquiera interesados en saber cuántas casas existen porque no nos concierne, ellas son del Señor y punto. Si me llego a enterar de algunos sitios en que hay hermanos congregándose por las casas -y me entero porque algunos me contactan- me gozo de ello y sobremanera de ver lo que el Señor está haciendo, pero no los expongo.

Continuará…