domingo, 9 de diciembre de 2018

Ya que Dios no nos hizo Robots... (8° Parte)


Ya que Dios no nos hizo Robots... (8° Parte)
Escrito Autóctono

Continuación…

Si comparo esa manera de ser Dios con cómo somos y actuamos nosotros, me doy cuenta todavía más de lo Justo que ha sido.

Piense por un momento: creamos máquinas para que hagan exactamente lo que queramos; si no funcionan como queremos las destruimos. Porque o hacen aquello para lo que las creamos o las acabamos. Eso hacemos y punto. No permitimos que nos fallen en la función con que las hemos diseñado. Deben de funcionar perfectamente siempre como queremos, de lo contrario investigamos dónde está la falla hasta que cumplan a cabalidad con nuestro deseo. Si no es posible, las retiramos (desechamos); no nos interesan.

¡Pero Dios no nos hizo a nosotros así! ¡Eso lo haría Tirano y Él no lo es!

Si fuéramos dioses, imagine como andaría nuestra creación. Sería “perfecta” por obligación o mejor dicho por la imposición que le asiste a su creador. Jamás habría lugar para el amor porque este opera en libertad y también por decisión y los robots programados no pueden amar ni decidir por sí mismos. No podrían tener jamás la capacidad de amar porque entonces dejarían de ser robots.

Imagine además: ¿qué haría usted con una máquina que ha creado con la capacidad de responderle verbalmente y de pronto, sin razón alguna, ella comienza a ofender y decir toda clase de improperios y maldiciones en su contra? No creo que la dejaría ir libre por allí poniéndolo en mal sin ninguna base. Rápidamente la desmantelaría, la desconectaría o la destruiría permanentemente. Usted sencillamente no permitiría tal cosa ni se complicaría.

Todo esto me hace comprender que Dios al crearnos nos amó… ¡de verdad!…, nos amó por la forma en que nos hizo; pero también quiso recibir amor genuino, nada mecánico y por eso nos “liberó” de su cobijo con el fin de que fuésemos perfeccionados al desobedecerle.

Y Dios que es amor no nos podría haber creado de otra forma. Nos dio la posibilidad de amar y decidir estar con Él por amor, nunca por obligación ni mucho menos por imposición.

Continuará…