domingo, 27 de febrero de 2022

Las “tres partes” del hombre 23° Parte

Las “tres partes” del hombre  23° Parte

Continuación…

Pero entonces, ¿Acaso no hay personas nacidas del Espíritu? ¡Claro que las hay! No lo estoy negando. El pasaje lo resalta: “el que no naciere de agua y del Espíritu…”; “el que no naciere” por supuesto se refiere a personas que pueden nacer del Espíritu, pero interesantemente no nos convierte en agua nacer de agua, como tampoco en espíritu nacer del Espíritu.

El pasaje no nos lo sugiere ni nos lleva bajo ninguna circunstancia a concluir que nos convertimos o convertiremos en espíritus, sino en lo que todos estamos de acuerdo: está hablando del nuevo nacimiento que se opera a partir de agua y del Espíritu de Dios. Entonces el pasaje nos lleva a entendernos no como espíritus producidos por el Espíritu Santo sino como espirituales que es finalmente la expresión que usa la Palabra y a lo que sí debemos optar por la acción del Espíritu Santo en nosotros.

Textualmente, el versículo nos enseña que el Espíritu de Dios no puede producir nada fuera de lo espiritual y entiéndase esto con lo que concierne a la Vida porque el Espíritu es Vida y tiene que ver con todo lo relacionado al ámbito espiritual sujeto a la Vida, así como la carne no puede producir nada fuera de lo carnal y entiéndase esto con lo concerniente a la muerte porque la carne vive en muerte y tiene que ver con todo lo relacionado a este ámbito material o mundanal sujeto a la muerte.

Por ello no podremos percibir, entrar, experimentar, comprender y ver el reino con los elementos de la carne. Es imposible. Requerimos lo espiritual para percibir, entrar, ver, experimentar y comprender el reino que nos está anunciando el Señor pues evidentemente no es un reino de este mundo. No hay en dicho reino ni la más ínfima partícula de materia.

Lo concerniente a este reino amerita imprescindiblemente creer para que se active el espíritu, de lo contrario es invisible y hasta inexistente para nuestros sentidos. Totalmente inútil para el incrédulo.

Continuará…


domingo, 20 de febrero de 2022

Las “tres partes” del hombre 22° Parte

Las “tres partes” del hombre  22° Parte

Continuación…

Entonces no hay la tal actividad de espíritus en los cielos como si en alguna forma los justos “convertidos en espíritus” están en una junta allí. No vemos por ninguna parte una asamblea de espíritus que estuvieron en los justos o justos convertidos en espíritus en el cielo.

En otras palabras estamos participando o participaremos de cada una de las bendiciones mencionadas en el pasaje… (del Monte de Sión, de la ciudad del Dios Vivo, de la Jerusalén la celestial, de la compañía de millares de ángeles, de la congregación de los primogénitos que están inscritos en los cielos, de Dios el Juez de todos, de justos cuyos espíritus fueron hechos perfectos).

Recordemos que el Señor siempre nos solicitó la perfección. “Sed perfectos” (Mateo 5: 48) que tiene que ver con la santidad es decir, una vida renovada en el espíritu cuyas obras están afines a la Voluntad de Dios, porque sin santidad nadie verá al Señor (Hebreos 12: 14).

Está claro, ¿no es cierto?

Vayamos a continuación a Juan 3: 6 lo que es nacido de la carne, carne es, lo que es nacido del Espíritu (del Espíritu de Dios), espíritu es”.

Bien, tradicionalmente este pasaje es interpretado de que lo que es nacido de la carne (cualquier ser humano) es carne y por lo consiguiente lo que es nacido del Espíritu de Dios (cualquier creyente) es espíritu. Pero si somos honestos con la lectura, ella no se refiere a personas sino a cosas. Note la expresión “lo que es nacido de…” y no “quien es nacido de…”. Esto nos insta a meditar.

Pero veamos que esta explicación podría refutarse desde ya por cualquiera con aquella expresión similar en que el ángel dijo a José que lo que en María se gestaba era del Espíritu Santo. Sabemos que no se refería a una cosa sino a Cristo; pero si profundizamos en la expresión y lo comprendemos dentro del contexto de toda la Escritura, expresamente el ángel estaba hablando de una nueva especie (una nueva creación) cuyo primer referente era el Señor.

Se está refiriendo a una nueva obra creativa (no Cristo como tal por supuesto pues él no fue creado sino a las condiciones verdaderamente particulares en que este cuerpo que habitaría el Señor era gestado como ningún otro ser humano nunca antes ni nunca después). En Cristo, se está dando lugar en esta dimensión a lo nuevo, una nueva estirpe que la Palabra de Dios denomina como los primogénitos, todos aquellos creados en y a partir de Él. (2° Cor. 5: 17; Gálatas 6: 15; Hebreos 12: 23)

Continuará…


domingo, 13 de febrero de 2022

Las “tres partes” del hombre 21° Parte

Las “tres partes” del hombre  21° Parte

Continuación…

Por ejemplo el Señor dijo que seremos como los ángeles del cielo (valga resaltar “como” para entender claramente que no seremos ni nos transformaremos en ángeles tampoco, ni espíritus como lo son ellos). Los ángeles entre otras cosas pueden ver, hablar y tratar con Dios cara a cara por ser espíritus y además tienen la capacidad de materializarse en un cuerpo y ser vistos, palpados y teniendo funciones similares a las nuestras en esta dimensión. Este cuerpo espiritual mencionado en el pasaje, será un cuerpo glorificado, santo, indestructible y eterno, no sangre y carne de esta dimensión que no pueden heredar el reino de Dios (1° Cor. 15: 50).

Un cuerpo semejante al cuerpo que tuvo Cristo. El cuerpo con el que ascendió y se le verá regresar. Un cuerpo glorificado.

Si bien hay basta información aportada por la Palabra que nos permite tener una noción bastante amplia acerca de este cuerpo espiritual, yo diría toda la que en realidad necesitamos, también hay misterios acerca de él que se manifestarán hasta la resurrección porque serán de uso eterno y sobre eso Dios nos reserva cosas maravillosas.

Lo que sí es un hecho según la información que nos brinda la Palabra, nuestra alma (nosotros) vinimos junto con el espíritu de vida de Dios a habitar un cuerpo a este mundo cuando fuimos engendrados, pero en la vida que nos espera, no es que nuestra alma (nosotros) sea convertida en espíritu, tampoco que pasemos a habitar un espíritu con cuerpo, sino que entraremos a poseer un cuerpo espiritual.

Pasemos ahora a analizar Hebreos 12: 22 y 23: “sino que os habéis acercado al monte de Sion, a la ciudad del Dios vivo, Jerusalén la celestial, a la compañía de muchos millares de ángeles, a la congregación de los primogénitos que están inscritos en los cielos, a Dios el Juez de todos, a los espíritus de los justos hechos perfectos.

Nótese en este pasaje con toda sinceridad que no está hablando de visitar una reunión de espíritus de justos, -por cierto y digno de resaltar-… sino que nos hemos acercado a esa condición de justos cuyos espíritus han sido perfeccionados.

¿A dónde -pregunto- fue perfeccionado este espíritu? En la tierra por supuesto.

Continuará…


domingo, 6 de febrero de 2022

Las “tres partes” del hombre 20° Parte

Las “tres partes” del hombre  20° Parte

Continuación…

Hay dos razones básicas por lo que eso no es así: primero, la expresión “cuerpo espiritual” en términos de lo que conocemos, más bien parece una contradicción en sí misma pues todo cuerpo en esta dimensión es material, atómico, visible y muy seguramente palpable en la mayoría de los casos, más lo espiritual no lo es, es invisible, total y plenamente invisible, no hay ni la más ínfima partícula material en ello.

Segundo, el pasaje no está hablando de un espíritu con forma de cuerpo por ninguna parte que de nuevo sería espíritu corporal, algo inexistente; sino de un cuerpo espiritual, es decir, no un cuerpo con espíritu como el terrenal sino un cuerpo como lo que conocemos que se puede ver y palpar pero con las características y atributos del espíritu.

Evidentemente no se trata de aquel cuerpo destinado a ser polvo como Dios decretó, pero interesantemente aquel servirá de imagen para este.

El espíritu que una vez dio vida al cuerpo terrenal y que había ido con Dios cuando morimos, ya no necesitará darnos vida pues este cuerpo nuevo la tiene en sí mismo y es de carácter eterna. Los impíos también resucitarán con un cuerpo similar de condiciones indestructibles, resistente a la eternidad, y con una especie de vida en el que el alma condenada sufrirá la eterna separación de Dios y su eterna aflicción, pero carente de características del espíritu porque jamás el espíritu que tuvieron en su existencia terrenal fue vivificado para conectarse con Dios ni las cosas y riquezas espirituales. Su condena eterna ya es un hecho.

Por ello al comprender que una de las funciones del espíritu en nosotros nos permitió conocer, tratar y deleitaros en Dios y por supuesto experimentar el  ámbito espiritual, entonces resucitar en un cuerpo espiritual significa poseer las cualidades del espíritu en conjunto con las características del cuerpo como lo conocemos y ahora disfrutar de toda la riqueza que atesoramos en nuestra existencia terrenal. Se trata de un cuerpo físico, una forma material (carne pero no la terrenal) con capacidad de relacionarse con la dimensión espiritual tal como el espíritu vivificado en nosotros nos permitía acceder espiritualmente a ese plano.

El primer cuerpo de carne no podía acceder a lo espiritual ni relacionarse con Dios. Este nuevo cuerpo sí lo podrá hacer.

¿Podemos equiparar esta conclusión con algún otro pasaje? ¡Claro que sí!

Continuará…