sábado, 31 de mayo de 2014

¿Cómo se distribuían los recursos en la iglesia del Nuevo Testamento? 6° y última Parte



¿Cómo se distribuían los recursos en la iglesia del Nuevo Testamento?
6° y última Parte
Escrito autóctono



Continuación...
Lamento que lo que sigue pueda herir susceptibilidades lo cual está lejos de mi intención. De corazón y delante del Señor lo digo. Pero no puedo cerrar esta serie obviándolo.

Todo lo estudiado, se torna en nada si antes no comprendemos que las directrices de la Palabra nos hablan de una iglesia cuya organización no gasta en compra de terrenos, equipos, instrumentos, sillas, muebles, decoraciones, servicios como luz, agua, teléfono, Internet, salarios a personal administrativo o líderes de ostentosas billeteras, construcciones ni edificaciones de ningún tipo, alquileres, seguridad, medios de transporte, propagandas ni publicidad, seminarios, encuentros ni actividades de ningún tipo, invitados especiales, campañas evangelísticas, papelería, materiales impresos, programas radiofónicos o televisivos proselitistas, etc, etc. ¿Existe una iglesia así? Según la Palabra de Dios sí, la iglesia de su Palabra.

Nada de todos y cada uno de esos gastos que plantea la iglesia moderna se hicieron necesarios ni vitales para el funcionamiento de la iglesia que nos narra la Escritura ni la extensión efectiva del reino. De hecho muchos de estos gastos modernos ni se hubiesen imaginado en el primer siglo. Estoy completamente seguro que si algo les hubiese representado un gasto fuera de lo normal en algún momento, como por ejemplo la atención a personas enfermas, gastos médicos externos eventuales, algún pago de impuestos o bien la ayuda a hermanos víctimas de un desastre natural, lo hubiesen recolectado extraordinariamente entre todos sin tocar en manera alguna los recursos en el haber común que ya tenía fin definido. Recordemos lo que hizo el Señor con Pedro cuando debían pagar un tributo (Mateo 17: 24-27); no sacaron de la bolsa que usaban para el ministerio sino que Dios les proveyó abriendo la boca del primer pez que pescó Pedro.

No se me malentienda. No estoy diciendo que deberíamos obviar el uso de radioemisoras y medios de comunicación serios que sirven para la extensión del evangelio. Sé el impacto e importancia que tienen esos y cualquier medio de comunicación si se hace un trabajo honesto y equilibrado. Solo expreso que estos no deberían cargarse sobre los hombros de los hermanos cuyo aporte ya tiene un fin definido si lo hablamos bíblica y sanamente.  Tampoco estoy diciendo que no deberíamos utilizar las bondades de la tecnología moderna para facilitar la labor de llegar a más personas; sólo que no debemos gravar a la iglesia con ninguna de ellas. Si Dios nos permite una estrategia, cualquiera sea esta, debemos solventarla con recursos extraordinarios; lejos de los recursos que la iglesia tiene para usarse conforme Dios estableció y no cambiar su finalidad bajo ninguna circunstancia.

Quizá nos haga falta fe de la que tanto hablamos, no solo para atrevernos a creerle a la Palabra en la forma de iglesia que ella plantea, sino también en ver los milagros de multiplicación de panes y peces y aún peces con monedas en la boca, para no disparar recursos tan vitales en lo que nunca debió hacerse, sino conforme a lo que Dios desea y claramente nos enseña en su Palabra.

La pregunta del millón es: si la finalidad de los recursos está tan claramente expuesta en la Palabra de Dios, ¿Por qué nos hacemos “de la vista gorda” y no hacemos lo que ella dice?

Respuesta: Porque los recursos que damos lamentablemente hoy tienen dueño y ellos harán hasta lo imposible porque las cosas no cambien pues es un asunto de conveniencia y estilo de vida. Lamentablemente muchos líderes ya tienen su forma de vida hecha con ellos. Variar el fin de los recursos, atenta con su comodidad y con la forma de uso institucional que se sostiene de ella. Veo muy difícil e imposible que algo así ocurra en la forma de iglesia hoy. Creo que no habrá cambio masivo pero si gradual e individual.

No digo que se deba quitar de la noche a la mañana los salarios que sostienen a hermanos pastores de las iglesias tradicionales pues sé que hay un sector de ellos que no se han contaminado amando el dinero y los lujos.

No el liderazgo sino la iglesia en consenso debe revisar sus finanzas y corregir los abusos. Eso podría ser un buen primer paso. Si los líderes no lo permiten, entonces nos toca a nosotros (usted y yo) obedecer la Palabra de Dios y hacer de manera individual lo que ella nos dice.

Esto no significa en ninguna forma una afrenta a la autoridad, más bien un encarrilarse conforme a la autoridad que es Cristo, cabeza de la iglesia.

El Señor dijo en una oportunidad al pueblo en relación con los líderes religiosos, que obedecieran lo que les decían (conforme a los preceptos de Dios) pero que no hicieran lo que ellos hacían (contrario a esos preceptos). También en ello debemos comprender la realidad de cómo nos enseña la Palabra que funciona la iglesia, el cuerpo de Cristo y la actitud que debemos tomar cada uno frente a un liderazgo que nos dice que obedezcamos la Palabra pero muchas veces ellos hacen lo contrario y quieren imponernos sus criterios en vez de los de Dios.

La iglesia debe tener en su prioridad la labor social primeramente para con sus propios miembros. Eso es muestra de amor. La insensibilidad frente a la necesidad más bien habla de un corazón que no conoce al Dios de que habla. Hay una función de testimonio y salvación para con los no creyentes, claro está, pero una identificación total y permanente con las necesidades de los creyentes que nunca debió dejarse.

No estamos en este mundo como iglesia para adquirir bienes materiales como un afán de comprar el planeta o como si este mundo fuera nuestro hogar y tuviésemos que asegurarnos la comodidad en él.  No perdamos de vista que somos peregrinos aquí. No me refiero con esto a lo que usted como creyente desee adquirir honestamente como fruto de su trabajo para el bienestar de su familia. Hablo de todo ese preciado recurso que se da en las iglesias que se invierte en adquisiciones y mil rubros más, y que debió usarse en la atención de los mismos hermanos. Dicho recurso no hace más que perderse. ¿Acaso llevaremos con nosotros todas esas mil y una adquisiciones en que se gastan los recursos cuando el Señor venga por su iglesia? ¡Qué lamentable que no veamos o no queramos ver la verdad de esto! ¡Que el Señor abra nuestros ojos!

Para finalizar, quiero dejar en claro que pensar que esto es un ataque a la iglesia tradicional de cualquier afiliación religiosa es no haber entendido y tener la vista corta. Sí lo es contra la religiosidad, como quiera que se llame, que nos ciega para no ver la verdad.  

Ruego al Señor que esta serie de estudios “El corazón de Dios sobre el uso de los recursos en su casa” y  Cómo se distribuían los recursos en la iglesia del Nuevo Testamento” traigan luz a los corazones de todo aquellos que aman a Dios y su Palabra y deseen hacer la voluntad del Padre.  Amén.


sábado, 24 de mayo de 2014

¿Cómo se distribuían los recursos en la iglesia del Nuevo Testamento? 5° Parte

¿Cómo se distribuían los recursos en la iglesia del Nuevo Testamento? 
5° Parte
Escrito autóctono


¿Bastará digamos que un 10% del total traído para sostener a tantos que eventualmente podrían servir en la obra del Señor?

Bien, hagamos un posible escenario para verificarlo, pero antes es necesario comprender que para que algo así tenga lugar, tiene necesariamente que haberse dado un cambio en los corazones y mentes de cada quien comprendiendo no solo la razón del uso de los recursos, sino también la vida que produce el dar con liberalidad, abandonando la legalidad y tradición del dar.

Si esto ya se hizo vida en nuestro corazón, entonces sabemos que somos libres para dar no un limitado y legalizado10% junto a algunas monedas que hacen ruido como ofrenda, sino más. De hecho este conocimiento jamás me llevará a restar lo que acostumbraba a dar con fe (aunque basado en una regla o una costumbre) sino conciente y alegremente a añadir más, basado en la libertad. No le pongo cifras porcentuales pero definitivamente superará el 10%. 

Esto nos lleva a dar también un paso más en la fe, pues sabemos que ya no se trata de “cumplir con Dios” por temor a la maldición o la condena; nada de eso hay ahora, sino que nos rige el amor.

Si esto es así, entonces podemos calcular para efectos de este ejercicio que realizaremos a continuación, que ahora los hermanos podrían dar un promedio de un 15% según ellos mismos se han dispuesto a dar generosamente. Pongamos que la suma del recurso recolectado brinda ese porcentaje. Entonces el panorama podría ser:

Si tuviésemos una comunidad de hermanos conformada por unas 50 familias y en promedio cada familia obtiene ingresos de unos $800 dólares por mes, el recurso total que aportarían al mes sería $6000 dólares ($120 dólares en promedio de cada familia). Si sumamos a esa cantidad ofrendas, primicias o algún otro que ellos aporten de corazón generoso, esta suma podría alcanzar muy bien los $8,000 dólares mensuales. Aquí no estamos tomando en cuenta aportes de personas fuera de la comunidad lo que vendría a subir la cifra eventualmente.

Si de esta cantidad apartamos el 10% que se dedicará a obreros, tendríamos $800 dólares que podrían sostener bien, sin ostentosidad pero dignamente a 1 hermano obrero y su familia entre esas 50 familias. Eso iguala en ingreso a las 50 familias que aportan. Pero si a esa cifra añadimos que el hermano obrero podría recibir dádivas por aparte de los hermanos que quisieren hacerlo, la cantidad puede dividirse para que haya otro hermano obrero recibiendo sostén. Si la comunidad crece, lo cual es lógico, habrá más recurso para más obreros. Y si estos obreros deciden solo recibir la mitad porque tienen un trabajo de medio tiempo o no recibir porque trabajan tiempo completo fuera de la obra, pueden haber más obreros entre los cuales habrían que si recibirían algún tipo de sostenimiento de esa comunidad. Hasta aquí estamos considerando solo el 10% del recurso total traído. Tome en cuenta que $7,200 dólares como dato inicial (el 90% restante) se estarían distribuyendo entre los más necesitados de aquella misma comunidad ya que el promedio que se calculó no dice que todas las familias que la conforman perciben $800 dólares al mes por igual. 

Esos $7,200 dólares pueden distribuirse entre
a- Primeramente los necesitados de la misma comunidad de hermanos,
b- Necesitados de comunidades de hermanos de otras regiones sumando ofrendas especiales,
c- Necesitados fuera de la comunidad de creyentes, (Huérfanos, vecinos enfermos que no pueden trabajar, viudas, entre otros)

He procurado ponerlo en términos entendibles y nada descabellados, mas en ninguna manera esto debe considerarse una tabla para aplicarse de esta forma, ya que cada comunidad de hermanos deben llegar juntos a un consenso de cómo lo harán en plena libertad y coordinación del Espíritu Santo, para dar la importancia que la Palabra de Dios define en la distribución. Solo he querido presentar una ilustración con condiciones y promedios que bien podrían ser, que nos permite ver aún así que la administración de Dios funciona sin problema. ¡Imaginemos lo que sucedería en la realidad si le creemos a Dios! De ninguna manera es un experimento, ya lo demostraron 300 años de vivencia de la iglesia primitiva.

Esta forma de dar (bíblica) prospera a quienes se ejercitan en ella según las promesas de Dios, pero ojo, no hablo de las falsas y manipuladas prosperidades que se predican hoy y de las cuales estamos hartos. Creo en la prosperidad sana e integral que enseña la Palabra, basada en la obediencia a ella, no en la que es un “trueque” usada hábilmente para engañar y sacarle el dinero a la gente por parte de líderes mentirosos y estafadores.  

Pero aquí viene otra gran pregunta para muchos: "Y los demás gastos que tiene la iglesia, ¿de dónde salen?"



Continuará…

lunes, 19 de mayo de 2014

¿Cómo se distribuían los recursos en la iglesia del Nuevo Testamento? 4° Parte

¿Cómo se distribuían los recursos en la iglesia del Nuevo Testamento? 
4° Parte
Escrito autóctono

- Evangelistas (Anunciaban el evangelio en los diferentes lugares a los que se trasladaban, predicaban la Palabra a los inconversos y también eran de provecho a la iglesia enseñando) Recibían sostenimiento de la comunidad local de hermanos en que se encontraban o por las que pasaban puesto que eran enviados, más dádivas que los hermanos quisieran brindarles por la enseñanza que les impartían.

- Profetas (compartían revelaciones de Dios a la iglesia sobre hechos futuros, discernían por medio de don de ciencia situaciones presentes y predicaban la Palabra) Podían recibir sostenimiento de la iglesia por su dedicación a Dios, el trabajo en la obra y el provecho que significaban a las iglesias en las diferentes partes a las que iban.

- Obispo-Anciano-Supervisor-Pastor-Presbítero-Administrador (Todos estos nombres se refieren a la misma persona o personas en una misma comunidad de hermanos). Cuidaban de la grey, vigilaban las reuniones de los hermanos canalizándolas y conservándolas centradas en la persona de Cristo y la mutua edificación, eran los guardianes de la fe, predicaban y enseñaban la Palabra. Era común tener varios en una misma comunidad más ninguno tomaba preeminencia. Aquellos que trabajaban en predicar y enseñar, recibían sostenimiento  de la comunidad local de hermanos en que se encontraban, y los que enseñaban, podían recibir dádivas que los hermanos quisieran brindarles por la enseñanza que les impartían. Predicar y enseñar era considerado un trabajo de la obra de Dios. (1° Tim. 5: 17). Al conjunto de ancianos se les llama Presbiterio (1° Tim. 4: 14). No pensemos en ellos solamente como personas cuidando una comunidad local de un grupo pequeño de creyentes sino más bien cuidando la comunidad de creyentes repartidos en una ciudad o región. (1° Tito 1: 5)

- Maestros (enseñaban la Palabra) Recibían sostenimiento de la comunidad local de hermanos en que se encontraban o por las que pasaban pues eran enviados, más dádivas que los hermanos quisieran brindarles por la enseñanza que les impartían.

- Diáconos (Servidores de las Mesas) administraban los recursos para las raciones diarias a los necesitados de manera equitativa (Hechos 6:1-6). Predicaban  y enseñaban la Palabra. Inclusive llegaron a ser hermanos muy a la par -en cuanto a funciones- de los ancianos (Filip. 1:1) Podían recibir dádivas que los hermanos quisieran brindarles a la hora de enseñarles y posiblemente luego también sostenimiento de la comunidad local de hermanos en la que se encontraban al trabajar en la obra.

Alguien por allí podría estar pensando maliciosamente: “bueno, entonces sí que es un negocio trabajar en la obra de Dios; eso no cambia en nada lo que ya hemos visto hasta la saciedad en muchas denominaciones”. ¡Pero un momento!, hasta aquí no he avalado en nada lo que ocurre hoy en día en que se paga o se autoasignan algunos líderes oportunistas engrosados salarios. Eso es aberrante. Tampoco ningún líder debe dejarse los diezmos como propios. Eso es una estafa y robo delante del Señor.

Nada de eso hay en la Palabra. Nadie, ningún dirigente en la iglesia, ganaba estratosféricamente ningún salario ni mucho menos legislaba en beneficio propio.

No se debe pasar por alto lo que he venido diciendo con toda la insistencia del caso, lo que se repartía entre quienes trabajaban arduamente en la obra conforme lo narra el Nuevo Testamento, era tan solo una pequeña parte del total del recurso. El resto (la mayor parte) se distribuía entre los mismos hermanos dando mayor importancia a los necesitados (viudas, huérfanos, pobres y extranjeros). Así que nunca fue “fiesta” para nadie en el Reino -si me comprenden la expresión-.  

Pero entonces,  ¿alcanzará un pequeño porcentaje del total para sostener a los obreros?


Continuará…

viernes, 9 de mayo de 2014

¿Cómo se distribuían los recursos en la iglesia del Nuevo Testamento?

¿Cómo se distribuían los recursos en la iglesia del Nuevo Testamento? 
3° Parte
Escrito autóctono


Sobre dádivas a obreros.
Plantea la Palabra que toda persona que fuese enseñada en ella, podía y debía hacer partícipe -lo cual quedó como un mandamiento apostólico- de toda cosa buena a aquel que le enseñase (Gálatas 6:6). Estas dádivas, no pertenecían a lo que normalmente daban para el aporte común que tenían, sino que eran aparte. De hecho ni siquiera se contabilizaban como ofrendas aportadas al recurso común (Hechos 5: 3 y 4a). En este pasaje está claro que todo lo que habían definido para el bien común era y seguía siendo de todos, cosa que no habían entendido Ananías ni Safira. Entonces las dádivas, serían extraordinarias y directas de los hermanos a quienes les enseñasen.

Aclaro de una vez que estas dádivas no se solicitaban ni se ponían como requisito para nadie. Jamás se vieron como un pago por la enseñanza tampoco. Quien las daba, obedecía un mandamiento del Señor y honraba ese mandamiento en un acto de agradecimiento a quien le enseñaba. Por su parte quien enseñaba, lo hacía sin ningún tipo de interés en ello ni cobraba lo que de gracia había recibido.

Todo esto se practicaba en el mejor espíritu, nadie andaba haciéndose el “listo” pidiendo nada a los hermanos ni aprovechándose, pues podían atraer sobre sí castigo estricto del Señor. La versión TLA de la Biblia (Traducción lenguaje actual) dice claramente: “No deben engañar a los demás miembros de la iglesia, ni aprovecharse de ellos. Ya les hemos advertido que el Señor castigará duramente a los que se comporten así. Porque Dios no nos ha llamado a seguir pecando, sino a vivir una vida santa.” 1° Tes. 4: 6 y 7. El caso de Ananías y Safira les quedó muy claro (Hechos 5: 11).

Además la recomendación era estar atentos a cualquier persona que llegase a las reuniones con la mínima intención de aprovecharse de la comida, exhortándosele a que comiera en su casa y no tuviera malas actitudes (1° Corintios 11:33 y 34). A los vagos (que no querían buscar trabajo) tampoco los participarían de las comidas (2° Tesalonicenses 3:10 - 12). La verdad, todos los flancos estaban cubiertos.

Resumiendo entonces, la atención a los necesitados se priorizaba otorgándoles la mayor cantidad de todo lo que se aportaba en generosidad por parte de la iglesia transformado en un bien común.  (Llámese ofrendas, donativos, contribuciones, etc.). Paso aquí a explicar lo que dije anteriormente de “sacado de la manga” porque, lo que leo en el NT, me lleva a suponer sin aventurarme a poner más de la cuenta, que de ese total aportado por los hermanos, aquel porcentaje asignado, correspondía en forma similar a lo que ya ellos conocían por su costumbre judía que se le entregaba al sumo sacerdote como el sustento de los suyos (Números 18:25-28).  La décima parte del total que traía el pueblo. Perfectamente pudo haber quedado como la cantidad que se repartiría entre los dirigentes que así lo requirieran o aceptasen. Veamos de quienes estaríamos hablando sobre todo por su arduo trabajo en la obra de Dios:

- Apóstoles (Predicaban a los inconversos, enseñaban la Palabra, plantaban nuevas iglesias y se mantenían pendientes del desarrollo de la obra de Dios en las diferentes regiones visitándolas cada cierto tiempo para fortalecerlas). Recibían si lo aceptaban sostenimiento de la iglesia, más dádivas que los hermanos quisieran brindarles por la enseñanza que les impartían. También las iglesias que plantaban solían ofrendarles para su sostenimiento como un acto de agradecimiento y apoyo a la plantación de más iglesias en otras partes.

- Colaboradores apostólicos (servían a los apóstoles en sus funciones, enseñaban la palabra y cuidaban de la grey hasta que el Espíritu levantase entre los hermanos a ancianos-supervisores-obispos-administradores que cumplieran la función más permanentemente. Así mismo podían cumplir funciones como evangelistas) Recibían sostenimiento de la comunidad local de hermanos en el tiempo en que se mantenían con ellas, más dádivas que los hermanos quisieran brindarles por la enseñanza que les impartían.


Continuará…

sábado, 3 de mayo de 2014

¿Cómo se distribuían los recursos en la iglesia del Nuevo Testamento? 2° Parte

¿Cómo se distribuían los recursos en la iglesia del Nuevo Testamento? 
2° Parte
Escrito autóctono


Ya en la iglesia, según hemos visto con claridad, el recurso total traído o aportado por los hermanos, se distribuía equitativamente entre los mismos hermanos dando prioridad a los necesitados (viudas, huérfanos, pobres y extranjeros).

Ahora, ellos definieron un porcentaje (que no está registrado numeralmente en el NT para la iglesia) para dedicarlo a sostener a los que trabajaban arduamente -y resalto “arduamente”- en la obra de Dios. Estas eran personas bien reconocidas por todos y con las características bien definidas que si aparecen detalladas en las cartas apostólicas en:
a- Función: 1° Pedro 5: 1-4
b- Comportamiento: Mat. 23: 5-11; Filip. 2: 3
c- Posición: Mat. 20: 25-28; Mar. 10:42-45
d- Carácter: 1° Cor. 4: 2; 1° Tim. 3: 2-13; 5: 17-20; 2° Tim. 2: 15; Tito 1: 6-9, 13; 1° Pedro 5: 3

Aunque no lo dice la Biblia, si es que ellos decidieran tomar el modelo que ya conocían tal como Dios lo había constituido para los israelitas, como una forma de organizarse a la hora de distribuir ese recurso, pensemos entonces que del total, pudieron haber extraído un 10% para sostener a los obreros. La verdad, no me lo saco “de la manga”, más adelante les aclararé. Eso sí, definitivamente nunca impusieron a la iglesia diezmar ni hay un solo pasaje que lo demuestre a pesar de todo cuanto se ha dicho o hecho tradicionalmente desde el siglo VIII* hasta nuestros días, como sí era una costumbre judía. Más bien, el Espíritu les enseñó a regirse por el amor antes que por una imposición legal, o lo que podríamos bien llamar “la ley del amor” y por qué no decirlo, la mejor conocida como regla de oro (Mateo 7:12), tratando a los demás de la misma manera que a uno le gustaría ser tratado, lo que dio lugar a eliminar de sus corazones el egoísmo y considerar que sus recursos estaban disponibles para lo que requiriera el reino. Lo importante aquí es que sabían que todo sería repartido de manera equitativa para que no hubiese necesidad entre ellos como confirma la forma en que ofrendaban y daban generosamente en todas partes según relata el NT.

Si es que decidieron salvar el 10, 15,  20 o 30% de todo el recurso recibido para sostener a los obreros, esto no niega lo que si es claro: otorgaron cierta cantidad para dedicarla a ese fin (1° Cor. 9: 14; 1° Tim. 5: 18). Pero también es claro que siempre la mayor cantidad la dedicaban a viudas, huérfanos, pobres -necesitados- y extranjeros. Entonces solo una pequeña parte porcentualmente hablando pero lo suficientemente grande por la enorme cantidad de recurso que traían,  lo dedicaban para sostener dignamente a los obreros y sus familias, aunque muchos de ellos preferían trabajar y servir paralelamente en las obra del Señor con la idea de que no se gravara a la iglesia y más bien hubiese más para los necesitados. ¡Qué actitud y corazón más hermosos!

No tengo la menor duda que Dios les prosperaba muchísimo como es el caso del mismo Pablo quien, si consideramos la titánica labor que hizo en la extensión del evangelio, podría haber hecho uso de su derecho como apóstol, pero aún así fabricaba tiendas para su sostenimiento y el de los que le acompañaban. Solamente recibía algunas ofrendas de sostenimiento de las iglesias en Filipos (Filipenses 4: 15-16), y se sabe que ellos le obligaban a recibirlas. ¿Se ha puesto a pensar de dónde salieron estos derechos de apóstol a los que Pablo se refiere (1° Cor. 9:1-15)? Por supuesto que de un tiempo de consenso en la iglesia de Hechos de cómo debían tratar el asunto de aquellos que estaban dedicados arduamente a servirle al Señor, aunque no se registre un pasaje que los muestre tomando esas decisiones.

No debemos equivocarnos en pensar que aunque se recibía mucho recurso, entonces lo despilfarraban. De ninguna manera. Muy al contrario, lo cuidaban muchísimo. Si miramos 1° Tim. 5: 14 y 16, nos damos cuenta que aunque las viudas eran prioridad UNO en el sostenimiento de la iglesia, se les recomienda a las más jóvenes que mejor se casaran y a los hermanos que tuviesen viudas que las mantuvieran para no gravar innecesariamente a la iglesia. ¡Qué maravilla de sencillez y coordinación en el Espíritu tenían!


Continuará…