domingo, 27 de diciembre de 2020

La Dinámica del Perdón (10° parte)

La Dinámica del Perdón (10° parte)

Continuación…

Veamos ahora una condición importantísima más que nos pone la Palabra en otro pasaje

Marcos 11:25-26. “Y cuando estéis orando, perdonad, si tenéis algo contra alguno (ya que recuerdas que alguien te ofendió), para que también vuestro Padre que está en los cielos os perdone a vosotros vuestras ofensas. Porque si vosotros no perdonaís, tampoco vuestro Padre que está en los cielos os perdonará vuestras ofensas.”

Calza muy bien con algo que ya vimos; si fui ofendido, la Palabra me manda primero a perdonar, es decir que al buscar al que me ofendió ya le haya perdonado de previo, desde antes de hablar con él (perdonar por adelantado). Eso no pretende descartar la importancia que tiene el que busque al que me ofendió para hacerle ver su error y lo mal que me sentí con su actitud, más debo hacerlo en un espíritu restaurador y de amor.

¿Por qué la Palabra me plantea un perdón por adelantado? Porque ese perdón predispone al corazón para que al hablar con el que ofendió no tome preponderancia el dolor que podría provocar exigencias y acusaciones que en vez de colaborar pueden empeorar la situación. Así que eso ayuda a generar un buen ambiente primeramente en nosotros para generar una conversación que traiga arrepentimiento en el ofensor. Si lo hay, se restablece la comunión. Si no, debo mantenerle mi perdón aún así y de mi parte contar como si se hubiera dado el arrepentimiento.

El deseo de Dios es que tanto ofensor como ofendido queden libres, pero si el ofensor no se arrepiente, finalmente cargará con su ofensa lo que a la vez estorba su oración por su desobediencia, por no perdonar, por no proceder con misericordia (Mateo 18: 23-34, Dt.1: 42-45, 1° Samuel 14: 37; 28: 6). Tal persona afecta hasta su relación con el Señor, pero en el caso del ofendido, queda libre.

No podemos pasar por alto que también la condición es vital para también ser objeto del perdón divino. ¡Cómo olvidamos esto tan esencial!

Es increíble, pero Dios conociéndonos llevó la situación al extremo; si no perdonamos, tampoco nos perdonará Él. Eso debería ser suficiente para que procedamos de inmediato. 

¿O desea andar por allí sin el perdón del Señor?

Continuará…


domingo, 20 de diciembre de 2020

La Dinámica del Perdón (9° parte)

La Dinámica del Perdón (9° parte)

Continuación…

Por su parte, el publicano era mal visto por los suyos pues se le consideraba un traidor a su pueblo pues trabajaba para el conquistador cobrando sus impuestos en detrimento de sus propios hermanos con el fin de subsistir. Agregaban a esa traición exprimir desmedidamente a sus coterráneos para enriquecerse. Es decir ignoraban la consideración hacia los demás por un interés personal. Tanto el gentil como el publicano tenían una pésima imagen y reputación para el judío por lo que la comparación era muy válida. Para el caso que nos ocupa, tener a alguien como publicano no significaba ponerle al nivel de uno de ellos y menospreciarlo, esa no era la enseñanza de Jesús. Se trataba de que comprendieran lo que hacían en comparación con lo que hacen quienes no proceden a perdonar (solo vivir por un interés personal sin importarle la comunión con sus hermanos producto del orgullo definitivamente).

Recordemos que la enseñanza clara del Señor siempre estuvo definida hacia el amor, nunca al menosprecio ni mucho menos al maltrato. Recordemos que el Señor está hablando a sus seguidores quienes conformarán su iglesia y eso aclara que no pretende allí el trato judío sino uno diferente: el de corazones renacidos en donde no debían existir las distinciones que sí eran propias en el trato judío.

En resumen, significaba que para Dios el pecado de falta de consideración y orgullo del publicano para con sus paisanos así como el del gentil de ignorar a Dios y sus mandamientos era similar al pecado de aquel que reaccionaba negativamente o de forma despreocupada frente al esfuerzo de querer llevarlo a reparar una relación. Tener a un hermano como gentil y publicano es la comparación más exacta que hace el Señor sobre cómo alguien cree estar y sentirse bien, alejado del mandamiento del Señor hacia la concordia; sobre su desconsideración para con quienes le aman y son su familia por anteponer un orgullo vano; pero nos llama a siempre a estar prestos para restaurarle con un espíritu de amor.

A usted le puede convencer esta interpretación o pensar que es diferente… no hay problema… está en todo su derecho. Finalmente la idea es que llegue a una conclusión justa, no religiosa ni legalista, y que proceda a vivirla para solucionar situaciones no para complicarlas.

Es muy importante que lo entendamos y no caigamos en definiciones inválidas que por supuesto pierden de vista el panorama macro del propósito y plan de Dios.

Continuará…


domingo, 13 de diciembre de 2020

La Dinámica del Perdón (8° parte)

La Dinámica del Perdón (8° parte)

Continuación…

¿Cómo se debe reprender al hermano que nos ofendió? de la manera que lo haríamos con alguien a quien respetamos y amamos mucho. La Palabra dice que debemos considerar a los demás como mayores a nosotros (Filipenses 2: 3) y también “considerándonos  a nosotros mismos” porque también nosotros fallamos (Gálatas 6: 1).

¿Cómo deberíamos otorgar el perdón? Bajo el mismo concepto de amor pero también de consideración. Debemos tratar el pecado o error de los otros de la misma manera que nos gustaría ser tratados en un caso en que nosotros seamos los que nos equivocamos porque sucede y sucederá  muchas veces. (La regla de oro: Mateo 7: 12)

CUARTO: (otra regla: 70 veces 7 igual a 490) el concepto en sí es Perdonar por adelantado. La Palabra nos llama a acudir al ofensor para amonestarle, llamar su atención pero habiéndole ya perdonado acepte o no acepte la amonestación como nos lo reafirma lo siguiente en el pasaje. En otras palabras, debíamos hacerlo con fe, esperando una buena reacción de aquel que nos ofendió, pero sabiendo o al menos teniendo claro que puede suceder lo contrario y eso no nos debe quitar la paz, sino llevarnos a lo que nos dice el pasaje seguidamente si la situación se tornase verdaderamente muy seria.

QUINTO: “Tenlo por gentil y publicano” Acá saltarán los legalistas diciendo: “Qué bien, ahora sí que no le volveré a hablar a este carnal nunca más. Será como un gentil y publicano para mi es decir una escoria”.

Pero… ¿qué significa para nosotros? ¿en qué coincide un gentil y un publicano en el contexto judío que nos deje una enseñanza a considerar? Veámoslo.

El gentil es todo aquel que no es de la nación de Israel quien estaba exento de las promesas y bendiciones del pueblo de Dios y ajeno a sus mandamientos. Por ser paganos, eran incircuncisos e idólatras politeístas es decir que tenían muchos dioses. Tal era la forma en que los veía y consideraba el judío que lamentablemente los trataba con menosprecio pues no eran como él. Para el judío, el gentil era una criatura de Dios pero sin relación con Él, algo así como un animal. Evidentemente en el plan y propósito de Dios, el asunto iba en otra dirección. ¿Cómo se sentía el gentil con eso? Pues se lo tomaba como nada, puesto que siendo ignorante del Dios de los judíos aún así vivía “feliz” sin Él, así que creía no necesitarlo. Y aquí está la parte que necesitamos entender: muchos que dicen conocer a Dios viven de forma similar. En otras palabras, escuchan el mandamiento y para ellos es como si nada. Entonces la Palabra nos aconseja a no complicarnos con hermanos así exponiéndolos a hacer más grande su pecado. Pero ojo, eso no significa menosprecio. Considerar a alguien gentil no quiere decir que le desestimemos por tan cuestionada actitud, sino que le tratemos con amor confiando pueda reaccionar en algún momento.

Continuará…


domingo, 6 de diciembre de 2020

La Dinámica del Perdón (7° parte)

La Dinámica del Perdón (7° parte)

Continuación…

Principalmente las cosas deben arreglarse en la medida de lo posible entre los involucrados en una situación y nada más que ellos de manera madura, obediente y cierta.

Mateo 18: 15 plantea un caso similar: “Por tanto, si tu hermano peca contra ti, ve y repréndele estando tú y él solos; si te oyere, has ganado a tu hermano.” Acá debería terminar, pero claro, algunas situaciones no son tan simples y requiere ir un poco más allá. Continúa el pasaje:

16 “Mas si no te oyere, toma aún contigo a uno o dos, para que en boca de dos o tres testigos conste toda palabra”.

17 Si no los oyere a ellos, dilo a la iglesia; y si no oyere a la iglesia, tenle por gentil y publicano.  

Este pasaje así como el anterior necesitan un análisis más profundo para obtener toda su riqueza:

PRIMERO: Note el verbo “Ve” que es una acción de ir a buscar al hermano que te ofendió. Tal como el caso primero de ser quien ofende, acá igual se le pide al ofendido encontrarse con el que provocó un daño para arreglarse. En otras palabras, la Escritura nos enseña a que las partes involucradas en un problema se busquen el uno al otro lo antes posible previendo que una situación se haga más grande con el tiempo y hasta se vean afectados otros. ¡Sabio es Dios!

SEGUNDO: El perdón que nos plantean ambos versículos, en el griego significa “dejarle ir” es decir no apresarlo contigo. Habla de liberar pero también de liberarse.

TERCERO y muy importante: Reprensión en griego es epitimao. Este término significa reconvenir, amonestar (que significa hacer una llamada de atención) en este caso para ordenar una relación. Esta reprensión no significa nunca regaño, golpe o demanda al punto de avergonzar o exponer; valga aclarar.

Nos dice el pasaje: “Si tu hermano pecare contra ti, repréndele estando tu y él solos” (note que se  presenta al ofendido buscando al que dañó pero con una actitud de amor, no de queja destructora. El amor no hace mal al prójimo. (no paga mal por mal...) no maldice por maldición. El amor debe imperar como actitud para arreglo principalmente del ofendido.

Y -muy importante-, estando el ofendido y el ofensor solos en primera instancia, pues de nuevo en todo problema vemos como siempre resultan otros involucrados por el mal manejo que hacemos de las situaciones. El Señor nos lo quiere enfatizar porque no se debe pasar por alto esto en un proceso. La idea es evitar que un daño se extienda.

Continuará…


domingo, 29 de noviembre de 2020

La Dinámica del Perdón (6° parte)

La Dinámica del Perdón (6° parte)

Continuación…

Otro punto de gran importancia y que no podemos pasar por alto, nos lo muestra Lucas 17: 3 que analizaremos en pocos instantes cuando hablemos de la parte ofendida. Allí me llama poderosamente la atención la recomendación explícita del Señor en referencia a este tipo de situaciones: Él dijo: “Mirad por vosotros mismos”; parafraseado es algo así como: “arréglense ustedes”; o lo que sería más adaptado a nuestro idioma latino: “tengan seriedad y dejen de meter a Dios en sus enredos; no le cobren a Él sus pleitos y problemas”.

Esto es tan importante porque no deberíamos pretender que Dios sane una relación por su obra y gracia no haciendo nada nosotros, creyendo frescamente que Dios está obligado a inmiscuirse. Eso es un error, una desconsideración y hasta una sinvergüenzada. De eso está lleno el mundo donde culpan a Dios de cosas que son solo y únicamente nuestra responsabilidad.

Así mismo muchos creen que es falta de madurez cristiana el que alguien a quien dañaron simple y sencillamente ha de proceder olvidando una situación como si nada hubiera pasado y ya está. Por favor! Eso sí que es un descaro de quien ofendió y una soberana irresponsabilidad. ¡Nada se sanará de esa forma entendámoslo de una buena vez!

Como excusa barata a veces nos justificamos a nosotros mismos diciendo que como nadie lo hace con nosotros, tampoco nosotros lo haremos. Una actitud muy infantil para colmo de males.

 

El Ofendido (la otra cara de la moneda)

Bien ¿Qué, cuando se cambian los papeles? ¿Qué, cuando se es la parte ofendida según la Palabra de Dios? Veamos:

Lucas 17: 3 y 4 “3 Mirad por vosotros mismos. Si tu hermano pecare contra ti, repréndele; y si se arrepintiere, perdónale.

4 Y si siete veces al día pecare contra ti, y siete veces al día volviere a ti, diciendo: Me arrepiento; perdónale.

Es interesante cómo el Señor define con toda claridad cómo tratar este importante asunto. Retomamos de nuevo la expresión: “Mirad por vosotros mismos” ¿Quienes? En primera instancia los involucrados en una situación de fricción. Eso deja definido que terceros no deberían ni enterarse, ni meterse y ni mucho menos verse afectados en un problema de dos salvo que se requieran para intentar mediar en un caso muy serio.

Continuará…


domingo, 22 de noviembre de 2020

La Dinámica del Perdón (5° parte)

La Dinámica del Perdón (5° parte)

Continuación…

Ahora bien, este entablar de nuevo la relación definitivamente requiere primero una actitud de humildad y reconocimiento de un error y por supuesto un arrepentimiento sincero que presenta necesariamente una disculpa genuina de corazón, dolido por el daño provocado y hace lo que sea necesario para volver las cosas a la normalidad, inclusive pagar de más.

Claro, esto es posible solo si existe amor, verdadero amor. No se trata de una simplicidad. Eso ya es más que solo decir el trillado y hueco " hermano perdóname" que realmente no hace nada ni está interesado en mover un dedo a favor de reparar una relación.

La Palabra nos insiste “…Si es posible, en cuanto dependa de vosotros, estad en paz con todos los hombres” (Romanos 12: 18). ¡Qué importante mandamiento!

Un breve texto que comparto a continuación, puede servirle de guía en cómo debería expresar su pena a un hermano al que ofendió según este espíritu que nos indica la Palabra:

"Hermano, siento mucho haberte ofendido. Tengo un profundo dolor por mi comportamiento contigo y realmente me arrepiento de haberte dañado. Quiero expresarte mi amor sincero y estoy dispuesto a reparar cualquier daño que haya provocado con tal de que se restablezca nuestra comunión".

Y verdaderamente si existe algo que pueda hacer para reparar el daño, debe proceder rápidamente, y muy naturalmente debe considerar hacer algo más que sea bueno para el hermano.

Si hay amor verdadero en ambos corazones, se logra una reconciliación genuina y la sanidad en la relación porque la Palabra dice que el amor es el vínculo perfecto. (Colosenses 3: 14) Pero también hay otro vínculo importante que es restablecido, el de la paz (Efesios 4: 3)

Creo que la sabiduría de la Palabra es tal que no la hemos comprendido en toda su extensión, cuando nos propone resarcir más de lo que se ha dañado aún. El caso es que si usted repara el daño únicamente, aunque hay perdón queda en el ambiente un sentimiento de mejor tenerle cuidado y quizá tratarlo lo menos posible. Pero si usted hizo más, entonces en el corazón del hermano lo que queda es satisfacción, porque hasta sentirá que volver por si acaso a ser ofendido por usted es ganancioso para él. Piénselo.

¿Cuál es la mejor muestra de la sanidad de una relación? Que puedes seguir tratando con aquella persona como con otra con quien nunca hayas tenido una diferencia, y quizá hasta mejor porque ya tuvieron la oportunidad de conocerse más cercanamente.

Continuará…


domingo, 15 de noviembre de 2020

La Dinámica del Perdón (4° parte)

La Dinámica del Perdón (4° parte)

Continuación…

Le pongo otro ejemplo.

Suponga que visita a alguien y por accidente golpea un valioso jarrón que se viene al suelo y se hace añicos o quiebra un vidrio de un ventanal y usted ni siquiera se inmuta o inclusive lo ignora deliberadamente. Es extraño ¿no le parece? Espero por supuesto que alguien aquí no crea que eso es normal o de poca importancia.

Según el pasaje leído, el que ofendió debe buscar al ofendido para reconciliarse (es decir entablar de nuevo la relación y conforme otros pasajes de la Escritura, reparar el daño).

Lo insólito que está sucediendo y tomándose lamentablemente como lo normal, es por ejemplo que “quebramos el jarrón o el vidrio del prójimo y apenados le solicitamos a él el dinero para reponérselo”. Risible ¿no?, pero eso es lo que estamos haciendo con el tan trillado “pedir perdón”. Esto si es que más bien no nos hacemos los desentendidos, le achacamos la culpa a otro o al mismo dueño de la casa por colocar el jarrón o el vidrio en la trayectoria de paso o aparentamos que fue el viento o un temblor el que se trajo el artículo al suelo. Algunos hasta correrán a esconderse. Es la clase de pésimas actitudes que mostramos cuando ofendemos.

No es placentero, pero hay que resarcir el daño como corresponde, procurando tener cuidado de no volver a quebrarle alguna otra cosa más. Si usted acostumbra a visitar a sus amigos y cada vez que les visita les quiebra algo, dudo mucho que le quieran seguir invitando a sus casas.

Ahora bien, imagine ¿cómo reaccionará la persona si además de reponerle el jarrón o repararle el vidrio, usted le repara otro que tenía ya quebrado? No solo hizo lo que debía sino que hizo más. Le aseguro que disipará la molestia inicial de esa persona y no dudará de su honestidad jamás. Creo que aquí aquello de caminar una milla más dicho por Cristo adquiere un sentido importante adicional.

Si bien el pasaje que estamos analizando no especifica ese resarcir con creces un daño provocado, le aseguro que es parte implícita en el proceso de reconciliación. Leamos el caso de Zaqueo.

Actitud de un corazón manso

Zaqueo: Lucas 19: 8 “Entonces Zaqueo, puesto en pie, dijo al Señor: He aquí, Señor, la mitad de mis bienes doy a los pobres; y si en algo he defraudado a alguno, se lo devuelvo cuadruplicado.

9 Jesús le dijo: Hoy ha venido la salvación a esta casa

Así que tratar con Zaqueo era muy conveniente, no porque tuviera dinero sino porque mantenía unos principios muy sólidos que garantizaban cualquier trato a la hora de hacer negocios. 

Continuará…


domingo, 8 de noviembre de 2020

La Dinámica del Perdón (3° parte)

La Dinámica del Perdón (3° parte)

Continuación…

El Ofensor

Mateo 5: 23 "Por tanto, si traes tu ofrenda al altar, y allí te acuerdas de que tu hermano tiene algo contra ti," (esto es porque le ofendiste por algo que hiciste), la recomendación es: 24 "deja allí tu ofrenda delante del altar, y anda, reconcíliate primero con tu hermano, y entonces ven y presenta tu ofrenda."

Evidentemente este proceder está muy dentro del contexto judío y de la forma en que presentaban diferentes ofrendas en el altar del templo según sus tradiciones y vivencias religiosas. El trasfondo de la enseñanza es que para Dios entre cumplir con una ofrenda y la reconciliación con tu hermano, esto último es trascendental para que lo primero tenga propósito. Conste que no es una licencia para no ofrendar.

Ahora como decíamos, no se trata de pedir perdón al prójimo, eso no es bíblico. Eso más bien es como cobrar cuando se debe, porque pedir perdón es encima como sumarle al ofendido una responsabilidad siendo que nosotros fuimos los que arruinamos la relación. Por eso es que la Palabra no lo plantea así. Pedir perdón es decirle a la persona que ofendiste que además tras de que la ofendiste, proceda a perdonarte recordándole su “obligación”. Y no estás en posición de pedirle nada a quien le debes evidentemente.

Cuando hemos procedido de mala manera con alguien, lo que hemos hecho en realidad es romper algo preciado para esa persona como la paz, la confianza, o su tranquilidad. Lo que el Señor espera de nosotros es que seamos sensibles, que nos permitamos naturalmente ese sentimiento de pena no solo por el hecho de sentirnos mal sino para proceder al arrepentimiento -lo que sí es bíblico según veremos adelante- pero llevando el proceso a término, no ignorándolo, ni dejándolo a medias. ¿Cómo?

Subrayo en el pasaje “anda” es decir es una acción que la Palabra está pidiendo del ofensor; debe moverse, proceder a hablar de corazón con el hermano afectado expresándole el dolor que le significa el hecho de que la relación se halla roto por su causa.

Más fácil leerlo que hacerlo; y por lo visto, en la mayoría de los casos ni se le presta atención ni importancia.

Continuará…

domingo, 1 de noviembre de 2020

La Dinámica del Perdón (2° parte)

La Dinámica del Perdón (2° parte)

Continuación…

Cuando “milagrosamente” nos atrevemos a disculparnos, lo hacemos casi siempre porque media un asunto de intereses en el que no se asoma comúnmente un arrepentimiento verdadero. Esa es la realidad.

Apegado a la biblia, nadie debería pedir perdón a otro, lo que la Palabra nos plantea más bien es un arrepentimiento verdadero si es que reconocemos de corazón que hemos fallado y creo que cuando ha existido en nosotros un dolor profundo que nos ha empujado a lo que llamamos “pedir perdón”, evidentemente no es un mal sentimiento valga decir, solo que debemos entonces encaminarlo por el proceso de la Palabra llamándolo como se debe y accionando conforme su consejo. Cuando eso pasa, tenemos una oportunidad celestial de mostrarnos apenados, humillarnos, arrepentirnos y ahora sí, proceder a disculparnos.

¿Por qué lo enmarco como celestial?

Porque es tan relevante, que la Palabra de Dios lo plantea como un requisito con proporciones eternas, por lo que no deberíamos desestimarlo, ni tomarlo a la ligera. Definitivamente se conmueve el ámbito espiritual cuando procedemos a arrepentirnos para con un hermano al que le hemos fallado u ofendido, pero también cuando estamos dispuestos a perdonar si hemos sido nosotros los dañados tal como lo hace Dios el Padre. 

Así de fuerte e importante.

Cuando la Palabra dice "perdonándoos unos a otros" (Efesios 4: 32), no se refiere a que dos hermanos se pidan perdón mutuamente sino más bien a que la dinámica del perdón sea una realidad patente de otorgar el perdón el uno al otro lo que es muy diferente a lo otro. Este es un proceso necesarísimo del cuerpo de Cristo que permite sanar y conservar una relación armoniosa entre los miembros. 

Ahora bien, la esencia de las relaciones tienen fundamentalmente dos actores: el ofensor y el ofendido. Y aunque existe también un actor tercero que analizaremos posteriormente, por ahora examinaremos a estos dos en la Palabra.

Continuará…

domingo, 25 de octubre de 2020

La Dinámica del Perdón (1° parte)

La Dinámica del Perdón (1° parte)

Escrito Autóctono

Hablar del perdón es hablar de uno de los temas más importantes de la vivencia cristiana pero a la vez de una de las prácticas más ignoradas, poco entendidas y hasta mal aplicadas.

Resulta sorprendente, puesto que es común en las relaciones humanas que existan roces, malos entendidos, opiniones diferentes, desacuerdos y actitudes diversas que tarde o temprano llevarán a las personas a verse enfrentadas dando como resultado problemáticas que casi siempre se tornan serias. Lamentablemente sucede en todos los ámbitos en que existan dos o más personas llámese familia, trabajo, estudio, vecindario, y por supuesto la comunidad cristiana que no queda exenta.

El desconocimiento del perdón en términos humanos es tan serio que conlleva tensiones que pueden desembocar en desamor, rencores, odio, y en casos más extremos hasta venganzas y asesinatos; inclusive lleva a la guerra a los países.

Yo lo podría colocar como el peor de los cánceres malignos del alma. Quizá la principal arma destructiva del enemigo.

No podemos pedirle al mundo que sepa perdonar, no es su tema, pero si podemos pedirle a los creyentes que se adiestren y practiquen una buena dinámica del perdón para que muestren al mundo el camino. Sobre todo porque no serán pocas las veces en que tendremos que aplicarnos en ello hasta para con los mismos inconversos.

Estamos acostumbrados a un comportamiento más carnal que espiritual acerca del perdón. De hecho nuestra forma característica de tratarlo es en la carne tal como la mal aprendimos de toda la vida. Somos orgullosos y rencorosos, gustosos más de que los demás procedan a pedirnos perdón cuando hemos sido dañados (lo que es una forma de alimentar nuestro ego) pero no lo hacemos nosotros cuando somos los que hemos provocado un daño porque no nos agrada pasar por la vergüenza de reconocer nuestros errores ni mucho menos someternos a la humillación. Sinceramente hacemos de lado, alargamos o hasta ignoramos deliberadamente la actitud de siquiera disculparnos.

Es casi una reacción muy humana, -yo diría más bien inhumana- lamento decirlo; pero aquí no se trata de que justifiquemos nuestra humanidad o inhumanidad sino que nos comportemos como personas que no pertenecen a este mundo.

Continuará…



domingo, 18 de octubre de 2020

El daño nefando que asesta la mala percepción de la autoridad (Parte 17 y última)

       El daño nefando que asesta la mala percepción de la autoridad (Parte 17 y última)

Continuación…

Ver a la iglesia hoy es una pena, por todo a lo que ha llegado a atreverse. En definitiva no es ni lo que Dios plantea en su Palabra ni lo que es su Voluntad. Por supuesto no estoy en contra de los creyentes sino del sistema maligno que gobierna en lo que ellos llaman “La Casa de Dios” o “Iglesia” que tanto daño ha provocado y provoca a las personas en su percepción de la autoridad.

A lo que la mayoría se han visto expuestos no tiene nada que ver con la Casa del Señor. Lo que las multitudes llaman “Casa de Dios” realmente no lo es, ni la conocen. Y por cuanto no la conocen, no claman por ella.

Finalmente Dios desea transformar al hombre desde su interior para que su gobierno ahora se establezca en él; en su casa junto a su mujer, para que se transforme la sociedad y se cambie un país y para que la iglesia que son las personas transformadas, vivan el gobierno de Dios en que Cristo es el Señor realmente y la cabeza, única cabeza y todos funcionan bajo los términos del gobierno de Dios por el mutuo servirse en amor. Nada más.

Ese gobierno no necesita jerarquías contempladas en puestos de mando para nada. La grandeza en su casa se manifiesta conforme se sirve más que los demás basado en el amor.

No hay otra forma de sanamente verlo y aplicarlo. No existe. Solo la manera de Dios. Lo demás no proviene de Él, nos guste o no. Si seguimos como siempre, obtendremos las consecuencias de siempre… no porque Dios lo haya querido sino porque nosotros no obedecimos a su Palabra.

Cierro reiterando mi conclusión compartida al principio de este escrito ahora a manera de alerta: “si usted acepta como normal que la iglesia sea una organización con un gobierno jerárquico leve o bien enmarcado -independientemente del tipo de jerarquía o sistema que luzca-, usted está peligrosamente expuesto a un colapso de proporciones catastróficas en su familia”

Fin.


domingo, 11 de octubre de 2020

El daño nefando que asesta la mala percepción de la autoridad (Parte 16)

        El daño nefando que asesta la mala percepción de la autoridad (Parte 16)

Continuación…

En la casa de Dios se funciona (funcionar-servir), no gobernamos; porque el gobierno establecido por Dios allí no es de hombres sino de Cristo quien es única cabeza de la iglesia. Esto compagina muy bien con las palabras dichas por Cristo a sus discípulos acerca de cómo era el gobierno del cielo que es el que se practicaría entre los suyos.

Por su parte en el hogar, Dios dispuso al marido y a su mujer para qué ejerzan el gobierno del cielo que se trata también de servir como lo dijo Cristo, conforme al principio del servicio por amor mostrado por Cristo para con su iglesia según Efesios 5: 25 al 29. La cabeza del hogar que es el hombre, sirve a su mujer y a sus hijos, igual como lo hace Cristo con su iglesia; nunca como si fuese un tirano gobernante de su casa (concepto desvirtuado de la autoridad que es como se aplica en el mundo). 

Maravillosa forma y tan grata noticia del gobierno de Dios en acción. ¡Es gratificante y sanador  solo si lo entendemos y lo implementamos!

Nadie lo sabe, ni en sus iglesias se los dicen porque si lo hacen, si lo llegan a comprender en toda su revelación, sencillamente se caería lo que tienen, los líderes tal como los conocemos dejarían de serlo pues se despojarían de ese tipo de gobierno mundanal que los rige y adoptarían lo dicho por Cristo y lo que leemos en Efesios. Lamentablemente lo común allí ha sido regir bajo los términos tergiversados y adulterados de los gobiernos y autoridades humanas que son practicados como lo normal (de jerarquías, dominio y control).

Si la iglesia moderna lo llegara a comprender, sencillamente desaparecería tal como la conocemos porque la iglesia institucional o tradicional no conlleva en sí misma este principio del Gobierno celestial. Pero primero -decía alguien-: “las vacas vuelan”. (risas)

No somos ni podemos ser activistas contrarios al sistema, ni alentamos “disturbios” para cambiar nada allí, pero sí podemos hacer el giro en nuestros hogares. Lo primero sería rendir nuestros corazones a Dios para que seamos transformados desde adentro cada miembro en nuestra casa y venga su reino a nosotros, el cual es un reino regido por el amor, pero el amor del cielo.

Continuará…


domingo, 4 de octubre de 2020

El daño nefando que asesta la mala percepción de la autoridad (Parte 15)

          El daño nefando que asesta la mala percepción de la autoridad (Parte 15)

Continuación…

Dios hizo al hombre físicamente más fuerte que la mujer no para que la esclavizara dominándola ni mucho menos que la golpeara o usara a su antojo, sino para que la protegiera. Lo hizo cabeza no para tener criados, la característica del ser cabeza según la sana doctrina y autoridad proveniente de Dios es que cuida, sustenta, embellece, alimenta, forma, y de hecho provee las condiciones para el desarrollo de los que están a su cuidado. Le dio hijos para que los formara, enseñara, les modelara una vida justa y digna, ejemplo de bien con tal de asegurar buenos y constructivos ciudadanos a la sociedad.  

Las formas de gobierno terrenales que en realidad pertenecen al príncipe de este mundo y son su legado al hombre, hizo estragos indecibles en la familia como ya vimos.

Así que ser cabeza está más ligado al servicio por y en amor, que al señorío, tal como nos lo enseñó el mismo Señor. Es como funciona la autoridad celestial, el sistema de gobierno del cielo y demostrado ampliamente por Cristo que es el Señor.

Tremenda impresión me he llevado. Me deja sin habla porque millones y millones viven en la iglesia tradicional con ese veneno de sistema nauseabundo que también está en sus casas y lo peor es que ¡¡¡¡lo sienten normal!!!!

El gobierno de Dios en el hogar que claramente era la norma en las casas de todos los creyentes del siglo primero, era un requisito indispensable en las de los líderes (1° Timoteo 3: 1-5; 5: 14).

Vital que entendamos que existe una diferencia resaltable que no se debe pasar por alto en los pasajes:

1-    El Gobierno de Dios en los hogares funciona así: el marido y la mujer gobiernan bajo los términos del gobierno de Dios (servicio por amor). Eso es clave.

2-    El Gobierno de Dios en la iglesia funciona así: Cristo es el que gobierna allí y cada creyente funge como servidor por amor para con los demás (es la otra clave).

Continuará…


domingo, 27 de septiembre de 2020

El daño nefando que asesta la mala percepción de la autoridad (Parte 14)

         El daño nefando que asesta la mala percepción de la autoridad (Parte 14)

Continuación…

Pero si miramos los términos del pasaje bajo los conceptos de autoridad humanos en que sujetarse se interpreta como dominio o control, entonces toda la idea original se ve afectada de mala manera. Le invito a buscar en el diccionario de lengua española el significado que se le da a sujetarse y equipararlo con el espíritu del pasaje y se dará cuenta que  no compagina con Cristo. Cristo por supuesto no es ningún tirano sobre la iglesia. Jamás la maltrataría.

La idea que el sistema tergiversado de autoridad impuso al término “sujetarse” que aparece en Reina Valera lo hace comprenderse como control, es decir que nadie puede moverse hacia ninguna parte sin permiso (abuso de poder). Eso (que lamentable sucede en nuestro medio) pasa comúnmente y como la normalidad en el seno de las iglesias modernas en que los feligreses son vistos como una pertenencia de sus denominaciones, finalmente números que engrosan sus membresías, por lo que no tienen libertad de ir aquí o allá si sus líderes no se los permiten. Otra vez, producto del tal sistema desvirtuado que está plenamente activo allí. Resultado de esa mala percepción de la autoridad que es entendida y vivida desde una perspectiva claramente humana y diabólica y no celestial.

La forma celestial como ya lo vimos, funciona sustentada en el amor por lo que la sujeción que se ve aquí es claro que no significa estar atados, porque la iglesia no está involuntariamente atada a Cristo deseosa de soltarse como si hubiese sido obligada a estar allí (por supuesto que advertimos que eso no es así) sino que está con Él, apegada a Él y con Él porque lo ama y es amada por Él. Realmente el término más exacto sería sumisión y no sujeción.

La sumisión es un concepto según la cual se reconoce la autoridad y se doblega ante ella movida por el amor en lo que no existe ni la tiranía ni el temor por ninguna parte sino el abrazo y el calor fraternos que generan seguridad.

(Servíos por amor…) es la norma en la verdadera casa de Dios que funciona en los términos del gobierno celestial.

Continuará…


domingo, 20 de septiembre de 2020

El daño nefando que asesta la mala percepción de la autoridad (Parte 13)

          El daño nefando que asesta la mala percepción de la autoridad (Parte 13)

Continuación…

Para muchas y muchos, el matrimonio es la tumba del amor y maldicen a Dios por ello. Pero de nuevo, el problema no lo generó Dios; simplemente nunca conocieron el gobierno de Dios ni quisieron que reinara en ellos ni en sus hogares por estar malformados y malinformados desde todas las esferas incluyendo la iglesia.

El hogar era el espacio para servirse y construirse por amor requiriendo esos conceptos del gobierno de Dios en él, no los conceptos del gobierno y autoridad humanos que son malignos.

Servir según el gobierno de Dios (tanto en el hogar como en la iglesia genuina del Señor), no tiene para nada referencia alguna con el concepto del servicio adulterado del gobierno de Luzbel el cual es el usado en el mundo. Este se aplica en forma de esclavitud, atadura, control, abuso y hasta humillación, cuyas “víctimas” son mayormente empleados, servidores, los más débiles; y los victimarios son empleadores, jefes, señores, fuertes, etc. que finalmente vienen a ser víctimas también de ese perverso sistema.

Pero el servir según el concepto de Dios significa cuido, protección, sustento, ejemplo, formación, enseñanza, pureza; todo bajo el régimen nuevo del Espíritu de Dios (Romanos  7: 6) que se basa en el amor (Gálatas 5: 13).

Por ello en la genuina casa del Señor quienes deseen “figurar” lo ejercerán sirviendo a los demás y serán reconocidos como grandes en el reino de Dios (Marcos 10: 42 y 43). Ellos se dedican sacrificialmente en beneficio de los demás (servir más que los demás) y cuya práctica abarcará al hogar por defecto, según lo que plantea la sana doctrina que leemos en el Nuevo Testamento.

Pero continuemos con más del hogar y la iglesia porque hay más.

El mayor ejemplo de cómo tratar a la mujer y como ser cabeza de hogar en el caso de los hombres,  estaría en Cristo mismo.

Leamos Efesios 5: 25 al 29

No existe lugar aquí para el irrespeto, ni el maltrato; tampoco para el abuso ni el abandono. Cristo no trata así a la iglesia. Ese ejemplo es el gran secreto revelado y Pablo lo establece como un gran misterio (verso 32). ¡Es una maravilla!

Continuará…


domingo, 13 de septiembre de 2020

El daño nefando que asesta la mala percepción de la autoridad (Parte 12)

El daño nefando que asesta la mala percepción de la autoridad (Parte 12)

Continuación…

El evangelio poderoso y genuino vendría ser una tranquilizante y reconfortante muy buena noticia para todos. Traería libertad de verdad de esos sucios sistemas. ¿Por qué? Porque el hombre hallaría realmente plenitud en todas sus áreas. La mujer además de su plenitud, hallaría el lugar de honor que originalmente le pertenecía. Los hijos encontrarían un verdadero refugio de seguridad y amor en sus casas. El evangelio original construiría hogares firmes, llevando la sociedad a niveles de bienestar nunca antes vistos.

Ese es el cambio propuesto por Dios, no políticos ni religiosos porque esos están contaminados bajo el sistema corrupto mundanal.

Interesantemente el gobierno de Dios daría a la mujer responsabilidad como gobernante de su casa así como al hombre (1° Timoteo 5: 14) lo que significa que ella también ejercería en conjunto con él o en su ausencia dicho orden, siempre bajo los términos del servicio y amor.  Entonces no cabía la  posibilidad de luchas de poder ni de denigración ni humillaciones del uno para el otro por ninguna parte.

El incremento de los maltratos en nuestra sociedad, de los tristemente femicidios, del  abandono de los hijos, del maltrato a ellos, de hombres degradados por mujeres desubicadas, todo viene de esa mala percepción de la autoridad a la que estamos tristemente acostumbrados y programados.

Los hombres llegan malformados al matrimonio buscando finalmente una servidora que se transforma en su esclava; alguien para controlar, usar a placer  para auto satisfacerse y en el camino llenarla de hijos que también se convertirían en sus servidores, tomando una posición de amos de su casa en donde su palabra es ley (machismo en su más pura expresión); gobierno diabólico de imposición y miedo. 

Esos hombres jamás buscarán servir como producto de amar, porque de eso no saben nada ni se formaron así.

Por su parte las mujeres llegan al matrimonio buscando atención, cuido, protección y se topan con tiranía, uso, humillación. Algunas creen -igualmente malformadas-, que el matrimonio ineludiblemente es así porque esa es la norma. Algunas viven en cárceles e infiernos literalmente. Malformación que les hizo llegar allí lamentablemente buscando respuesta a sus necesidades. Tampoco procurarán servir por amor porque su malentender es que servir es una imposición maldita que las convierte en esclavas. Claro!..., por la programación que infringió en ellas ese sistema indeseable y diabólico con su ejemplo.

Continuará…


domingo, 6 de septiembre de 2020

El daño nefando que asesta la mala percepción de la autoridad (Parte 11)

       El daño nefando que asesta la mala percepción de la autoridad (Parte 11)

Continuación…

Lo que realmente preocupa y enciende todas las alarmas, es que dichas problemáticas ha invadido hasta los hogares cristianos contaminándolos y se mantienen en ellos peligrosamente. Esto me causó una sacudida.

Dios no creó al hombre y a la mujer como competencia sino como complemento. Su gobierno no plantea control y dominio, ni mucho menos tiranía sino servicio por amor.

Esas pésimas prácticas de autoridad basadas en los conceptos humanos (que es lo que hemos entendido y vivido toda la vida como lo normal en todas las esferas), nos provoca estos grandes desastres del comportamiento en nuestras sociedades agravándose cada vez más. Sumamos las luchas por obtener el poder en los países que en demasía han producido enemistades, muerte y destrucción; luchas de poder en las instituciones que han generado enemistades y malos ambientes; luchas de poder en la iglesia (fíjese que pésimo testimonio al mundo) que generaron discordias y divisiones; y luchas de poder en la familia con los consabidos resultados de maltratos a mujeres, hijos y hasta a mismos hombres. Todos somos víctimas de eso de una u otra forma.

Inestabilidad y desorden en todo lo que la experimenta, realmente.

La autoridad humana reprime y hasta elimina a quien se le oponga, cosa que vemos en regímenes de gobiernos tiranos y dictatoriales pero también -insisto- lamentablemente en iglesias que lo aplican a los “inadaptados” o “rebeldes” de entre sus feligreses que no se alinean a sus demandas doctrinales al mejor estilo de los capos o carteles de la droga. Es así, de nuevo, porque esos grupos religiosos o iglesias que se autodefinen como cristianas, funcionan bajo el mismo sistema repugnante del mundo.

La autoridad del cielo por su parte, edifica y no destruye (2° Corintios 13: 10)

Pero se continúa achacando a Dios y se le culpa de algo que no provino de Él en ninguna forma.

Cristo siempre planteó en sus enseñanzas otros conceptos, los del gobierno celestial que nada tienen que ver con los terrenales y que son los que el hombre en términos generales necesita, pero por sobre todo su pueblo. La iglesia abrazó e implementó los humanos, como Israel hizo lo propio con los sistemas de las naciones vecinas paganas.

Parece que no aprendemos, repitiendo una y otra vez el mismo error.

Continuará…


domingo, 30 de agosto de 2020

El daño nefando que asesta la mala percepción de la autoridad (Parte 10)

     El daño nefando que asesta la mala percepción de la autoridad (Parte 10)

Continuación…

Las prácticas comunes de los gobiernos humanos (su visión de la autoridad) las cuales se toman como normales e incuestionables, han producido así mismo un daño adyacente peligrosísimo en cuanto a la aparición de grupos feministas y movimientos extremos que luchan por “liberarse” de dichos conceptos y tratos que generaron. Además erradamente culpan a Dios como si esos resultados fueran las ideas de Él.

Pero hemos demostrado que Dios no tuvo nada que ver con ellos.

Los miembros de esos grupos son lamentables víctimas de los conceptos de autoridad terrenal tergiversados.

Por ejemplo, el hecho de que Dios haya definido en su plan al hombre como cabeza en el hogar, lo compran como un concepto de inferioridad de las mujeres porque la forma de autoridad humana lo vende y lo aplica así, pero nunca el sistema de gobierno de Dios aprueba ni promueve ese concepto. O por ejemplo de que el hombre, por ser jefe de familia, le convierte automáticamente en amo y señor de su casa (como si fuera un rey con sirvientes). Nada más lejos de la idea de Dios para la familia y lo enseñado con claridad en su Palabra.

Las tergiversadas nociones de la autoridad que la hacen ver como dominio, control o manipulación, son el combustible del machismo tan tristemente diseminado en nuestros países y que dieron lugar al feminismo como su contra respuesta pues los hombres se sintieron con derecho de manejar, usar, esclavizar, maltratar, castigar, dañar y hasta tomar la vida de sus mujeres (en casos extremos) y ellas buscaron lógicamente defenderse y hacer valer sus derechos, pero desbocando su camino a un extremo enfermizo de igualdad diabólica impositiva que inclusive procura la superioridad sobre el hombre. La mujer arrebata el poder y abusa del hombre pagándole en la misma forma en que este abusó de ella amparándose en un supuesto dominio al que dice tener derecho. Padres abusan de sus hijos basados en el supuesto derecho que les da haberles procreado y ser más fuertes.

No existe un ápice de amor por ninguna parte pues al amor lo transformaron en un tema sexual tergiversado que controla y manipula solo por obtener placer.

Hijos que como respuesta se rebelan contra sus padres y la sociedad, y terminan delinquiendo.

Todo atenta psicológicamente en ellos y hasta en su sexualidad, producto de los conceptos errados de este perverso sistema. Sabemos que mucho de la homosexualidad y el lesbianismo proviene de allí porque tanto hombres como mujeres buscaron llenar sus carencias con personas del mismo sexo pues hartos de decepciones por lo que observaron en el ejemplo de la figura heterosexual en vidas infelices e infidelidades, optaron entonces por esas prácticas.

No estoy hablando por hablar. Dichos movimientos presentan tal argumento para justificarse, dentro de sus planteamientos.

Continuará…


domingo, 23 de agosto de 2020

El daño nefando que asesta la mala percepción de la autoridad (Parte 9)

       El daño nefando que asesta la mala percepción de la autoridad (Parte 9)

Continuación…

¿Por qué ahora inclusive pretendemos que debemos conquistar puestos políticos para disque arreglar las cosas, cuando bajo ese sistema de gobierno no hay nada qué hacer?

Si nos “preocupan” cómo lucen las cosas en el mundo, en realidad su sistema no ayuda. Y si realmente queremos un cambio, la Palabra nos dio la forma de tratarlo y es desde el corazón de la gente basado en un testimonio firme y fiel, como nos lo ha enseñado Dios y no pretendiendo puestos políticos.

Los discípulos del Señor, acostumbrados a estar bajo regímenes de autoridad humanos en todo lo que vivían que les resultaba lo más normal y conocido de su existencia (poderosos que se enseñoreaban o esclavizaban a los demás infundiendo miedo; grandes que construían sus reinos sobre las espaldas de los más pequeños; poder y dominio que gobernantes ejercían sobre sus súbditos), mirando cómo funcionaban los sistemas políticos de este mundo y el estatus que producían los puestos jerárquicos de poder, ahora les era revelada una nueva forma de entender la autoridad, (la forma del cielo) en la cual el camino hacia la grandeza estaba hacia abajo, no hacia arriba luchando por posiciones más dignas. En otras palabras, estaba en el servir, no en amasar servidores.

Qué importante esto, porque requiere entrega y sacrificio no para beneficio propio sino por los demás y eso es la esencia del amor y la estrategia del cielo.

Cristo deja claro aquí que sus seguidores no funcionarían como las jerarquías terrenales. Cierra la puerta contundentemente y en definitiva a esas formas que de por sí no son las celestiales.

No hay que ser un gran erudito de las Escrituras para comprender lo que se ve a simple vista.

La iglesia, su casa, que vendría a generarse luego, tenía ya la forma de gobierno definida y nada tenía que ver con los sistemas de este mundo.

Si leemos su historia en Hechos, el comportamiento de quienes fueron sus líderes y la doctrina de su funcionamiento en todos los escritos de Pablo equiparado ahora desde la comprensión de este principio de autoridad y gobierno establecido por Cristo, entonces todo adquiere sentido. Está tan presente y tan claro que no hay donde perderse y esto nos permite comprender mucho más de otras cosas también.

Continuará…


domingo, 16 de agosto de 2020

El daño nefando que asesta la mala percepción de la autoridad (Parte 8)

 

El daño nefando que asesta la mala percepción de la autoridad (Parte 8)

Continuación…

Y el Señor odia eso entre los suyos, no es de Él; lo aborrece con todas sus fuerzas (Apocalipsis 2: 6). Según algunos estudios, obtenemos la raíz de la palabra Nicolaíta del griego: niké: Victoria (dominio sobre otros);  laos: laico (gente común ó pueblo). Entonces  el término se refiere a personas que gobiernan a los demás.

Digo, sabiéndolo…, ¿qué tenemos que responder entonces frente a las palabras tan claras del Señor?, ¡¿Las ignoramos deliberadamente?!...; ¡¿Qué?!...; ¡¿somos tan altivos?!

¿Por qué la iglesia moderna funciona bajo la forma de gobierno incorrecta y no la de Dios?, ¿Será porque se le pasó por alto?; ¿será que no ha hecho un análisis concienzudo?; ¿O será por ignorancia conveniente es decir le resulta mejor hacerse de la vista gorda?... porque a decir verdad se acostumbró a las formas de gobierno jerárquico humanos en todas las cosas y las “santificó” abrazándolas en su seno porque eso le da “mejor” condición.

Le diré por qué las tenemos. No nacieron con nosotros, nos la legó el paganismo hace 1700 años. Pero nosotros somos responsables por mantenerlas.

Quizá ni nos importe o ni nos cause ninguna preocupación.

¡Qué mal!

Quizá y mejor cerramos los ojos y damos un “portazo” diciendo: “esa es su respetable interpretación, muy personal suya. ¡Gracias!…, pero como funcionamos, funcionamos bien.”

La verdad es que muchos están hasta hallados con su sistemita de gobierno terrenal porque les ha favorecido con estatus como ya mencionamos, dominio, finanzas, seguridad, y un sin número de beneficios que les resultan muy cómodos y ventajosos como para  tener que reconocer que en realidad no funcionan bajo el gobierno de Dios allí. Entonces muchos no es que no lo saben, es que no les sirve que las cosas cambien porque les afecta directamente en sus intereses financieros personales, en sus logros y su  imagen.

Continuará…


domingo, 9 de agosto de 2020

El daño nefando que asesta la mala percepción de la autoridad (Parte 7)

 El daño nefando que asesta la mala percepción de la autoridad (Parte 7)

 Continuación…

Israel por su parte, en algún momento quiso funcionar como lo hacían las naciones paganas alrededor porque les pareció que eso era más funcional, y se equivocaron. Desecharon a Dios (1° Samuel 8: 4-6) y adoptaron las formas tergiversadas en que el hombre decide su propia justicia, sus propios lineamientos, sus propios sistemas de organización que finalmente no son los propios sino los del sistema de gobierno caído de Luzbel (Satán). Eso sumó un elemento más a su ya larga historia de desobediencia que causó su ruina.

Así mismo el hombre lleva a todas sus facetas dichas figuras que invaden incluso hasta su misma fe.

De allí que vemos entonces sistemas de gobiernos de unos sobre otros en el ámbito eclesial igual como sucede en la política, en donde se manejan rangos jerárquicos, jefaturas y puestos de poder que pretenden las facilidades de ejercer más dominio o poder sobre las masas. Autoridad que se funda en la falsa superioridad para controlar a los muchos. Autoridad que genera dependencia para asegurar su estabilidad y la maquilla con estatus para ser respetada.

Sistema que se rige por conquista, por fuerza, por prevalecimiento ante el compañero  para estar por encima de él y jamás como su igual ni mucho menos para servirle en amor.

Sistema que otorga poder por capacidad, pericia, herencia, formación, o inclusive por favorecimiento, antes que esencia.

Tan acostumbrados a ese sistema de gobierno que nos parece hasta lo más propicio para todo. Hasta nos ha hecho tomarlo y equipararlo con la Palabra de Dios justificándolo, aplicándolo a sus cosas, torciendo las Escrituras para imponerlo, sí, imponerlo a todos. Craso error, porque terminamos interpretando la autoridad bajo términos tergiversados (que son adulterados y malévolos) y no los de Dios.

Pero Cristo fue enfático, sumamente enfático y muy claro sobre eso. Leamos: (Marcos 10: 42-44)

Continuará…

domingo, 2 de agosto de 2020

El daño nefando que asesta la mala percepción de la autoridad (Parte 6)

El daño nefando que asesta la mala percepción de la autoridad (Parte 6)

 Continuación…

Israel el pueblo de Dios, dependía totalmente de Él habiendo recibido todas las reglas (mandamientos) que les dio para funcionar bajo el régimen del amor pero terminó legalizándolo, llevándolo al plano de la imposición y del cumplimiento obligatorio so pena de juicio y condenación (terror). Sin embargo al venir el Señor les modeló con su propia vida la forma en que se debían de vivir (Mateo 5: 17; 9: 13) principios que se rigen por amor evidentemente.

Ahora, si preguntamos ¿qué pretenden la mayoría de los sistemas de gobierno en el mundo con sus excepciones por supuesto?, vemos que -sin importar su ideología-, quieren que las cosas caminen con cierto orden y armonía; que los hombres se respeten entre sí, que haya un nivel aceptable de justicia ciertamente aunque esa justicia es en no pocos casos injusticia. Pero existen en alguna medida valores positivos pero con base humanista, más la idea de Dios va más allá; al corazón.

A Dios no le interesa que el hombre se porte bien y sea bueno y asunto terminado; le interesa que sea salvo de su condición de pecado porque peligra su eternidad en primera instancia ya que su afección alcanzó su esencia y como daño colateral: su exterior. (Mateo 16: 26) Así que le es imposible vivir en amor. Pero no el amor mundanal sino el celestial el cual es perfecto. A Dios le interesa que lo que viva sea genuino, no plástico, que sus logros vallan de la mano con su plenitud en todas sus facetas (3° Juan 1: 2)

Pero la paz tan requerida por todos, no es la de este mundo ni la puede dar, ni se le parece (Juan 14: 27). Es de otro sitio, de otra dimensión y funciona diferente porque es de un sistema de gobierno ajeno a este mundo.

Para el hombre, la paz por la que lucha se refiere a la ausencia de guerra o de protestas, el que no haya problemas; para Dios, es la del alma que se extiende a todas las áreas en que en verdad la necesita pero es inentendible para él. (Filipenses 4: 7)

Por ello es que -insisto-, Dios no quiso nunca que copiáramos los sistemas y formas de gobierno mundanal que están corrompidos, para aplicarlos en sus cosas ni en su casa, porque ya existía la forma de gobierno que debíamos de tener y es el del cielo. Jesús en su predicación habló de que el Reino de los cielos se había acercado y más tarde habló de que estaba entre ellos (Lucas 17: 20 y 21)

Continuará…