domingo, 20 de diciembre de 2020

La Dinámica del Perdón (9° parte)

La Dinámica del Perdón (9° parte)

Continuación…

Por su parte, el publicano era mal visto por los suyos pues se le consideraba un traidor a su pueblo pues trabajaba para el conquistador cobrando sus impuestos en detrimento de sus propios hermanos con el fin de subsistir. Agregaban a esa traición exprimir desmedidamente a sus coterráneos para enriquecerse. Es decir ignoraban la consideración hacia los demás por un interés personal. Tanto el gentil como el publicano tenían una pésima imagen y reputación para el judío por lo que la comparación era muy válida. Para el caso que nos ocupa, tener a alguien como publicano no significaba ponerle al nivel de uno de ellos y menospreciarlo, esa no era la enseñanza de Jesús. Se trataba de que comprendieran lo que hacían en comparación con lo que hacen quienes no proceden a perdonar (solo vivir por un interés personal sin importarle la comunión con sus hermanos producto del orgullo definitivamente).

Recordemos que la enseñanza clara del Señor siempre estuvo definida hacia el amor, nunca al menosprecio ni mucho menos al maltrato. Recordemos que el Señor está hablando a sus seguidores quienes conformarán su iglesia y eso aclara que no pretende allí el trato judío sino uno diferente: el de corazones renacidos en donde no debían existir las distinciones que sí eran propias en el trato judío.

En resumen, significaba que para Dios el pecado de falta de consideración y orgullo del publicano para con sus paisanos así como el del gentil de ignorar a Dios y sus mandamientos era similar al pecado de aquel que reaccionaba negativamente o de forma despreocupada frente al esfuerzo de querer llevarlo a reparar una relación. Tener a un hermano como gentil y publicano es la comparación más exacta que hace el Señor sobre cómo alguien cree estar y sentirse bien, alejado del mandamiento del Señor hacia la concordia; sobre su desconsideración para con quienes le aman y son su familia por anteponer un orgullo vano; pero nos llama a siempre a estar prestos para restaurarle con un espíritu de amor.

A usted le puede convencer esta interpretación o pensar que es diferente… no hay problema… está en todo su derecho. Finalmente la idea es que llegue a una conclusión justa, no religiosa ni legalista, y que proceda a vivirla para solucionar situaciones no para complicarlas.

Es muy importante que lo entendamos y no caigamos en definiciones inválidas que por supuesto pierden de vista el panorama macro del propósito y plan de Dios.

Continuará…