domingo, 13 de diciembre de 2020

La Dinámica del Perdón (8° parte)

La Dinámica del Perdón (8° parte)

Continuación…

¿Cómo se debe reprender al hermano que nos ofendió? de la manera que lo haríamos con alguien a quien respetamos y amamos mucho. La Palabra dice que debemos considerar a los demás como mayores a nosotros (Filipenses 2: 3) y también “considerándonos  a nosotros mismos” porque también nosotros fallamos (Gálatas 6: 1).

¿Cómo deberíamos otorgar el perdón? Bajo el mismo concepto de amor pero también de consideración. Debemos tratar el pecado o error de los otros de la misma manera que nos gustaría ser tratados en un caso en que nosotros seamos los que nos equivocamos porque sucede y sucederá  muchas veces. (La regla de oro: Mateo 7: 12)

CUARTO: (otra regla: 70 veces 7 igual a 490) el concepto en sí es Perdonar por adelantado. La Palabra nos llama a acudir al ofensor para amonestarle, llamar su atención pero habiéndole ya perdonado acepte o no acepte la amonestación como nos lo reafirma lo siguiente en el pasaje. En otras palabras, debíamos hacerlo con fe, esperando una buena reacción de aquel que nos ofendió, pero sabiendo o al menos teniendo claro que puede suceder lo contrario y eso no nos debe quitar la paz, sino llevarnos a lo que nos dice el pasaje seguidamente si la situación se tornase verdaderamente muy seria.

QUINTO: “Tenlo por gentil y publicano” Acá saltarán los legalistas diciendo: “Qué bien, ahora sí que no le volveré a hablar a este carnal nunca más. Será como un gentil y publicano para mi es decir una escoria”.

Pero… ¿qué significa para nosotros? ¿en qué coincide un gentil y un publicano en el contexto judío que nos deje una enseñanza a considerar? Veámoslo.

El gentil es todo aquel que no es de la nación de Israel quien estaba exento de las promesas y bendiciones del pueblo de Dios y ajeno a sus mandamientos. Por ser paganos, eran incircuncisos e idólatras politeístas es decir que tenían muchos dioses. Tal era la forma en que los veía y consideraba el judío que lamentablemente los trataba con menosprecio pues no eran como él. Para el judío, el gentil era una criatura de Dios pero sin relación con Él, algo así como un animal. Evidentemente en el plan y propósito de Dios, el asunto iba en otra dirección. ¿Cómo se sentía el gentil con eso? Pues se lo tomaba como nada, puesto que siendo ignorante del Dios de los judíos aún así vivía “feliz” sin Él, así que creía no necesitarlo. Y aquí está la parte que necesitamos entender: muchos que dicen conocer a Dios viven de forma similar. En otras palabras, escuchan el mandamiento y para ellos es como si nada. Entonces la Palabra nos aconseja a no complicarnos con hermanos así exponiéndolos a hacer más grande su pecado. Pero ojo, eso no significa menosprecio. Considerar a alguien gentil no quiere decir que le desestimemos por tan cuestionada actitud, sino que le tratemos con amor confiando pueda reaccionar en algún momento.

Continuará…