domingo, 6 de diciembre de 2020

La Dinámica del Perdón (7° parte)

La Dinámica del Perdón (7° parte)

Continuación…

Principalmente las cosas deben arreglarse en la medida de lo posible entre los involucrados en una situación y nada más que ellos de manera madura, obediente y cierta.

Mateo 18: 15 plantea un caso similar: “Por tanto, si tu hermano peca contra ti, ve y repréndele estando tú y él solos; si te oyere, has ganado a tu hermano.” Acá debería terminar, pero claro, algunas situaciones no son tan simples y requiere ir un poco más allá. Continúa el pasaje:

16 “Mas si no te oyere, toma aún contigo a uno o dos, para que en boca de dos o tres testigos conste toda palabra”.

17 Si no los oyere a ellos, dilo a la iglesia; y si no oyere a la iglesia, tenle por gentil y publicano.  

Este pasaje así como el anterior necesitan un análisis más profundo para obtener toda su riqueza:

PRIMERO: Note el verbo “Ve” que es una acción de ir a buscar al hermano que te ofendió. Tal como el caso primero de ser quien ofende, acá igual se le pide al ofendido encontrarse con el que provocó un daño para arreglarse. En otras palabras, la Escritura nos enseña a que las partes involucradas en un problema se busquen el uno al otro lo antes posible previendo que una situación se haga más grande con el tiempo y hasta se vean afectados otros. ¡Sabio es Dios!

SEGUNDO: El perdón que nos plantean ambos versículos, en el griego significa “dejarle ir” es decir no apresarlo contigo. Habla de liberar pero también de liberarse.

TERCERO y muy importante: Reprensión en griego es epitimao. Este término significa reconvenir, amonestar (que significa hacer una llamada de atención) en este caso para ordenar una relación. Esta reprensión no significa nunca regaño, golpe o demanda al punto de avergonzar o exponer; valga aclarar.

Nos dice el pasaje: “Si tu hermano pecare contra ti, repréndele estando tu y él solos” (note que se  presenta al ofendido buscando al que dañó pero con una actitud de amor, no de queja destructora. El amor no hace mal al prójimo. (no paga mal por mal...) no maldice por maldición. El amor debe imperar como actitud para arreglo principalmente del ofendido.

Y -muy importante-, estando el ofendido y el ofensor solos en primera instancia, pues de nuevo en todo problema vemos como siempre resultan otros involucrados por el mal manejo que hacemos de las situaciones. El Señor nos lo quiere enfatizar porque no se debe pasar por alto esto en un proceso. La idea es evitar que un daño se extienda.

Continuará…