domingo, 25 de diciembre de 2022

Doctrinas y prácticas evangélicas en el ojo del escrutinio. 13° Parte

Doctrinas y prácticas evangélicas en el ojo del escrutinio. 13° Parte

Continuación…

Mucha gente lo seguía por los panes y los peces pero era solo eso… interés por su necesidad física, pero su necesidad espiritual seguía intacta. Más Él no venía expresamente a darles de comer de gratis. Otros le seguían por su necesidad de salud y creían en Él si les hacía un milagro pero ojo, aunque era parte de su ministerio, no era su objetivo (Juan 2: 23-25). Muchos creían por las señales impresionantes pero eso no era una base firme para nadie. Se requería ineludiblemente la convicción del creer al mensaje y humillarse para tratar el pecado (Hechos 8: 13, 18-23).

Otros pensaban que Él se alzaría como el líder político que les liberaría y tomaría el poder y gobierno terrenal. Le seguían solo por ello. Inclusive algunos de sus mismos discípulos fielmente pensaban eso, hasta que fueron transformados por el Espíritu.

Al Señor en algunas oportunidades le quisieron tomar y hacer Rey pero Él se escapaba de sus manos y huía de sus intenciones. Entendamos que su asunto iba por otro lado.

Acaso no vemos la importancia de que Él es la Palabra; el Verbo hecho carne. Su asunto era la razón de su misión de salvación; el anuncio de lo que Dios había decidido hacer para salvarnos, la  Palabra (el Mensaje) era lo primordial.

Note las palabras del mismo Señor referente a su mensaje: “Las Palabras que yo os he hablado son espíritu y son vida, pero hay algunos de ustedes que no creen” Juan 6: 63 y 64.

Era la Palabra que había oído del Padre, ni siquiera sus propias palabras como ya vimos. Era el propósito y voluntad de su Padre, no los suyos. (Recordemos al Cristo sufriente en el Getsemaní priorizando la voluntad del Padre a la suya).

 Continuará…



domingo, 18 de diciembre de 2022

Doctrinas y prácticas evangélicas en el ojo del escrutinio. 12° Parte

Doctrinas y prácticas evangélicas en el ojo del escrutinio. 12° Parte

Continuación…

Está demostrado de sobra en la Palabra a lo que vino el Señor. No a que nos enamoráramos de Él, sino con la importantísima misión de sernos solución. Ese es el mensaje del evangelio y lo que estaba en el corazón del Padre (Juan 3: 16).

Por tan importante motivo, Cristo no se auto promociona, sino que señala a su Padre quien le encomendó dicha misión. Lea objetivamente los siguientes pasajes:

El dijo:

“Mi comida es que haga la voluntad del que me envió, y que acabe su obra”. Juan 4:34

“Mi doctrina no es mía, sino de aquel que me envió” Juan 7: 16

“El que habla por su propia cuenta, su propia gloria busca; pero el que busca la gloria del que le envió, éste es verdadero, y no hay en él injusticia” Juan 7: 18

“No puedo yo hacer nada por mí mismo; según oigo, así juzgo; y mi juicio es justo, porque no busco mi voluntad, sino la voluntad del que me envió, la del Padre. Si yo doy testimonio acerca de mí mismo, mi testimonio no es verdadero. Otro es el que da testimonio acerca de mí, y sé que el testimonio que da de mí es verdadero”. Juan 5: 30-32

“Jesús clamó y dijo: El que cree en mí, no cree en mí, sino en el que me envió” Juan 12: 44

“Porque yo no he hablado por mi propia cuenta; el Padre que me envió, él me dio mandamiento de lo que he de decir, y de lo que he de hablar.  Y sé que su mandamiento es vida eterna. Así pues, lo que yo hablo, lo hablo como el Padre me lo ha dicho”. Juan 12: 49 y 50

¿No crees que yo soy en el Padre, y el Padre en mí? Las palabras que yo os hablo, no las hablo por mi propia cuenta, sino que el Padre que mora en mí, él hace las obras. Juan 14: 10

“Pero su fama se extendía más y más; y se reunía mucha gente para oírle, y para que les sanase de sus enfermedades. Mas él se apartaba a lugares desiertos, y oraba”. Lucas 5: 15 y 16

Entonces el interés del Señor no fue que pusiéramos nuestra vista en Él desde la perspectiva de la fama como pidiendo que todas las “luces” lo señalaran. Mucho menos interesado en que la gente viera sus señales y por ello creyeran y lo siguieran. La verdad es que multitudes vieron sus milagros y se maravillaban, pero eso no producía arrepentimiento en ellos. A lo sumo querían ver qué más grandioso podía hacer, como si Él hubiese venido a lucirse y llamar la atención presentando un show de milagros. ¿Me explico?

Continuará…

 

domingo, 11 de diciembre de 2022

Doctrinas y prácticas evangélicas en el ojo del escrutinio. 11° Parte

Doctrinas y prácticas evangélicas en el ojo del escrutinio. 11° Parte

Continuación…

Entonces comenzando por quienes predicamos, debemos estar bien ubicados al predicar, sabiendo llevar  al incrédulo a la posición verdadera de su realidad. Si lo hacemos según los ejemplos claros de la Palabra, los incrédulos verán lo irremediable del peligro al que están expuestos y entonces sabrán que necesitan imperiosamente al Salvador y no que Él sea una opción a escoger. Es la única y real opción que tienen. Así mismo los que no procedan a un mensaje así de claro, corren por sus propias cuentas. Lo que la Palabra bien declara: “Su sangre será sobre sus cabezas”.

Si pudiéramos preguntarle al Señor directamente qué dice de todo esto, ya vimos en su Palabra lo que sí es doctrina y debería ser nuestra doctrina.

El Señor no es como un indigente está claro, pero tampoco deberíamos presentarlo como algo lindo o bonito para recibir… como un regalo. Otro gravísimo error.

Ni siquiera la Biblia lo presenta así. No olvidemos que no vino a este mundo a que le deseáramos como si fuese algo atractivo (Isaías 53: 3), sino más bien como el Salvador al que necesitamos con urgencia.

Por años y hasta con bombos y platillos hemos proclamado que Él es un regalo o el regalo de Dios para la humanidad. Suena lindo, suena amable, casi simpático; pero en realidad el evangelio nunca lo presentó así por ninguna parte.

Por favor comprenda que el evangelio es una respuesta de emergencias a una llamada de auxilio.  Jesús nos fue dado como el medio imprescindible para que alcanzásemos la salvación, nunca como el apuesto, refinado y galán Señor que teníamos la opción de escoger porque llenó nuestros ojos con su carisma y gracia.

De nuevo, un regalo nos puede parecer bonito o no por como está envuelto, y al abrirlo, su contenido puede sernos de utilidad o no. Lo recibimos con amabilidad y después lo usaremos o lo dejaremos de lado.

Pero si alguien nos ofrece algo que necesitamos, eso ya es muy diferente y no pensamos en que tenga que venir primorosamente envuelto para que lo  tomemos. Aquello que urgimos toma la relevancia y significado en nuestras vidas y no perdemos el tiempo en si es o no atractivo; el caso es que solucione una necesidad apremiante.

Continuará…


domingo, 4 de diciembre de 2022

Doctrinas y prácticas evangélicas en el ojo del escrutinio. 10° Parte

Doctrinas y prácticas evangélicas en el ojo del escrutinio. 10° Parte

Continuación…

Solo escuche: si revisa de dónde salió la tal expresión que se ha usado como muletilla para los incrédulos toda la vida, viene de Apocalipsis 3: 20, pero ¡sorpresa!..., ese no es un pasaje evangelístico. Es la petición que el Señor le hace a la iglesia, no a los incrédulos. La iglesia de Laodicea lo sacó de su seno, igual como la iglesia moderna. Así que la receta de el “ábrale la puerta de su corazón al Señor porque está tocando desde afuera”, no tiene asidero bíblico. No es el Señor el que anda buscando casa como quien no la tiene. Como si le hiciera falta abrigo y sustento, casi buscando que alguien se apiade de Él. La imagen que le hemos encajado es como si fuese un indigente.

¡¡Pero somos nosotros los indigentes y necesitados!!

¿Comprende entonces el error que deja en el subconsciente del oyente esa fórmula y las ínfulas que le da?

Analícelo y comprenderá. No es eso de ninguna manera lo que nos muestra la Palabra que debíamos hacer.

Nadie es llevado a la posición real así. Nadie es confrontado con su realidad ni su propio pecado como para llegar al punto de la compunción o preocupación de su situación.

Vuelva a leerlo en Hechos en el primer gran mensaje de Pedro. La gente antes de ese mensaje creían estar bien incluso hasta con Dios (venían a celebrar religiosamente una de sus fiestas). Pero el mensaje quitó la venda de sus ojos y se vieron expuestos y caóticamente responsables de sus actos, lo que les llevó a expresarlo claramente: “varones hermanos, ¿Qué haremos?”. Ese sentirse necesitados por la verdad que un verdadero y bien planteado evangelio les hace ver. Es exactamente lo que no logra el tal “reciban a Cristo o acéptenle” sumado al “ábranle la puerta de su corazón”, como si el urgido de que lo recibieran fuera el Señor.

El creer en la Palabra, no está planteado como un “por favor” al incrédulo, haciéndole sentirse arrogante de dignarse a tomar lo que se le presenta, sino más bien una llamada de atención porque despierte y comprenda su verdadera situación de peligro y clame por misericordia. 

Sí!, es un ruego de Dios..., pero porque use su inteligencia. 

Continuará…


domingo, 27 de noviembre de 2022

Doctrinas y prácticas evangélicas en el ojo del escrutinio. 9° Parte

Doctrinas y prácticas evangélicas en el ojo del escrutinio. 9° Parte

Continuación…

Pero hay más. Interesantemente la Palabra muestra otro recibimiento y aceptación pero no de nosotros para con el Señor, sino al revés, del Señor para con nosotros. Leamos Romanos 15: 7; Efesios 1: 6; Hebreos 12: 6.

Entonces ¿Quién recibe o acepta a quién? Ni Dios ni Cristo están necesitados de que alguien los acepte o inclusive los reciba tratándose de salvación… porque fríamente visto, los necesitados somos nosotros, no ellos. Ellos están bien. Realmente los necesitados y requeridos pero con urgencia de ser recibidos y aceptados somos nosotros por Él, pues nos encontramos perdidos y en peligro (a un hilo) de la muerte eterna.

Concluimos que realmente hemos sido soberbios por aplicarlo a la inversa tal como se ha predicado siempre. Insistirle a la gente que acepten o reciban a Cristo, está pésimo.

Llama la atención de nuevo notar que Dios, aunque respeta el libre albedrío que tiene el hombre de aceptar o no el evangelio, también Él se toma el mismo derecho respecto al hombre. Mira su corazón, sopesa el espíritu antes que cualquier otra cosa, y ese cualquier cosa se refiere a cualquier proceder que el hombre realice por quedar bien, o porque fue coaccionado, o por emoción, y obligación si cabe decirse.

Esto deja en claro algo: Dios no opera como nosotros los hombres; con Él se acomoda el orden de las cosas. Dios nos recibe a nosotros, Él es quien nos acepta. Pero también deja en claro el punto serio del cuál hablamos y que es de vital importancia si lo analizamos de corazón: se cambia la perspectiva del oyente.

La razón por la que muchos se muestran escépticos a venir al Señor, es por las ínfulas que les da la misma predicación. Les hace creer que ellos tienen la llave en sus manos. Les hace creer que ellos son los que deciden si toman o no al Señor. La figura “aceptar” o “recibir” a Cristo, deja en el subconsciente del incrédulo que casi es un acto de misericordia de su parte proceder con Dios. Y como si fuera poco, añadimos el consabido “abra la puerta de su corazón al Señor” como para que no quepa ninguna duda. ¡Increíble! Terriblemente planteado. ¡¡¿Qué le estamos diciendo a la gente?!!

Continuará…


domingo, 20 de noviembre de 2022

Doctrinas y prácticas evangélicas en el ojo del escrutinio. 8° Parte

Doctrinas y prácticas evangélicas en el ojo del escrutinio. 8° Parte

Continuación…

Buscando en el resto de la Palabra, es interesante descubrir de entrada que la figura “aceptar a Cristo” no existe. No está ni siquiera como concepto. Ahora bien… dicha expresión va muy de la mano con otra que se utiliza muy paralelamente y que si aparece en la Escritura como comprobamos en los pasajes dados y es: “recibir a Cristo”. Pero, ¿a qué se refiere?

¿A Cristo se le puede aceptar o recibir en el contexto de la salvación? La primera figura, ni existe; la segunda, no aplica. ¿Es esto una contradicción a la Palabra? Por supuesto que no. Hay razones claras y de peso, doctrinalmente hablando para decirlo y lo analizaremos en instantes.

Pero se convirtió en doctrina inobjetable para sus defensores algo que basan en algunos disque versículos “fuertes”, pero que por lo visto no profundizaron para detectar un error serio que esa forma generaba.

¿Por qué convertir en doctrina y santificar algo que no aparece en la Escritura como lo es  “aceptar a Cristo”? Encima sin analizar un posible daño intrínseco en el concepto -reitero-.

Le puede sonar duro y hasta pesado, pero es importante que lea la razón.

La Palabra no tiene nada de aceptar a Cristo por ninguna parte pero, hablando de salvación, aparece respecto a el evangelio (2° Corintios 11: 4).

Ahora respecto a “recibir”, el concepto que nos plantea la Palabra como línea doctrinal es: Marcos 4: 20; Hechos 2: 41; 8: 14; 11: 1; 17: 11;  1° Corintios 15: 1 y 2; Gálatas 1: 9; 1° Tes. 1: 6; 2: 13; 1° Tim. 4: 9. Lea también Efesios 1: 13. Interesante que tantos versículos con tanta claridad, no hayan generado un sano dogma para nosotros. Evidentemente el evangelio presenta a Cristo; Él es la razón de la buena noticia. Hay que creer en Él, hay que recibir la Palabra.

Llama la atención que no es que aceptamos al Señor, sino a su mensaje (el evangelio) y lo creemos para que produzca en nosotros su buen efecto: salvación por medio de Jesucristo que es el Salvador. Interesantemente no es si lo recibimos a Él sino más bien a su Palabra con corazón dispuesto. Se recibe la Palabra o lo que es lo mismo el evangelio el cual creyendo y permaneciendo en dicho anuncio de buena nueva, hace efectivo el propósito de Dios en nosotros. Pablo dijo: “no me avergüenzo del evangelio porque es poder de Dios para salvación…” Romanos 1: 16. De nuevo se enfatiza la buena noticia que es necesario creerla.

Continuará…

 

domingo, 13 de noviembre de 2022

Doctrinas y prácticas evangélicas en el ojo del escrutinio. 7° Parte

Doctrinas y prácticas evangélicas en el ojo del escrutinio. 7° Parte

Continuación…

Hay cantos, literatura vasta, predicaciones y todo cuanto podamos imaginar que la avalan, de manera que parece tan natural y tan verdad. Lo peor es que si escuchamos algo diferente o a alguien que la cuestiona, nos escandalizamos.

¿Es que acaso quienes procedieron a “aceptar a Cristo” tienen algún problema con su salvación? De nuevo no es el punto y centro de nuestro análisis sinceramente. El Señor nos libre de desanimar a alguien. Más bien, ¿qué enfoque obtuvieron en el mero inicio de sus vidas en el Señor aquellos que accedieron a aceptar a Cristo y la perspectiva que eso dejó en sus corazones? Pero en definitiva quienes se hayan humillado de corazón delante de Dios, saben que su misericordia les alcanzó, y la realidad del nuevo nacimiento en sus vidas ha de testificarlo.

El tema en sí se refiere a la expresión misma y la práctica como tal… de dónde fue sacada, y si comunica la verdad o no. De allí nuestro análisis y estudio.

Pienso que la figura tendrá cerca de 500 años de implementada como parte de la separación que se diera con Martín Lutero del seno de la Iglesia Universal. Es mucho tiempo. Antes de eso, desconozco si existe.

“Aceptar a Cristo”, se ha deducido desde el punto básico en que la biblia muestra que Dios envió a su Hijo para rescatar al hombre de su estado de pecado y enemistad con Él y por ende expuesto a la eterna separación de Él (la condenación). Entonces todos aquellos que lo entiendan y procedan a “tomar el ofrecimiento” que más que ofrecimiento es la solución que les hace Dios en Jesucristo, arreglan su situación personal con Él. 

Se justifica con pasajes puntuales como Mateo 10: 40; Juan 1: 12, 13: 20; Lucas 9: 48; y  Colosenses 2: 6. Pero curiosamente ninguno de estos pasajes presenta la tal expresión de aceptar a Cristo. Tampoco en sus contextos ni trasfondo se habla nada de recibirle para salvación. Mateo y Juan 13: 20 lo plantea como aquellos que reciben a los que Él envía; en tanto Lucas, como una aclaración dentro de una disputa entre sus discípulos sobre quien sería mayor en el reino. Por su parte en Colosenses trata de aspectos doctrinales y ya vida de los creyentes, no de evangelización ni palabras para incrédulos. Para el caso de Juan 1: 12, nos tomaremos un tiempo de análisis con profundidad más adelante.

Continuará…


domingo, 6 de noviembre de 2022

Doctrinas y prácticas evangélicas en el ojo del escrutinio. 6° Parte

Doctrinas y prácticas evangélicas en el ojo del escrutinio. 6° Parte

Continuación…

Lamentablemente los pasajes con conversiones de “poquitos”, no nos llaman demasiado la atención y ni siquiera como ejemplos de cómo deberíamos evangelizar. Interesante, ¿no?

Y como en un río revuelto en que hay ganancia para los pescadores, por supuesto que parte muy pequeña de esas grandes pescas si sirven y permanecerán. Pero eso no justifica las millonarias inversiones que se hayan realizado para alcanzar las tales grandes cifras de conversos de los cuales sí permanecerán los que deban permanecer.

Se piensa erróneamente que qué importa el dinero que nos cueste aunque se convierta solo uno. La verdad no veo tal cosa en la Palabra en realidad. La extensión del reino demanda grandes recursos en la actualidad aunque en la Palabra no se ve eso; así que despilfarrarlo no parece nada bíblico.

Veredicto: El grito de los primeros creyentes de hace 2000 años, hace rato nos hubiese amonestado duramente por eso. Y ni se diga la amonestación del Espíritu Santo. En fin… como esta práctica no está en la Palabra, no podemos conservarla.

El siguiente análisis está totalmente ligado a lo que acabamos de ver y es muy amplio y revelador. Le invito a continuar…

 

2-  El concepto de “Aceptar a Cristo”

¿Es esta tan practicada manera de anunciar la necesidad imperiosa que tiene el hombre de reconciliarse con Dios, correcta?

Millones ni piensan en si tiene fundamento o no y mucho menos se atreverían a cuestionarla pues fue la manera en que fueron invitados a venir al Señor o se les presentó el evangelio. Millones en el mundo entraron al cristianismo abrazando esa invitación, la han creído como válida e igualmente la recetan sin más ni más.

Continuará…


domingo, 30 de octubre de 2022

Doctrinas y prácticas evangélicas en el ojo del escrutinio. 5° Parte

Doctrinas y prácticas evangélicas en el ojo del escrutinio. 5° Parte

Continuación…

Nadie manifestaba estar engrosando la iglesia por su trabajo, porque a la verdad nadie puede hacer eso (aunque lo quiera), porque ese es un asunto del Padre y del Hijo. Lea: Mateo 11: 27; Juan 1: 13, 6: 44;  Hechos 2: 47.

¿Qué hacemos nosotros entonces disque “metiendo” gente a la iglesia? Sinceramente ni sabemos, ni entendemos lo que estamos haciendo.

La práctica actual, aunque sea la forma más aceptada y nada cuestionada, deberíamos dejarla y funcionar en la forma que expresa la Palabra.

El problema es que ya la hicimos necesaria sobre todo cuando nos da resultados numerales nada despreciables. Pero pregunto: ¿son números lo que le interesa al Señor? Si somos sinceros, enormes cantidades de tales nuevos conversos en las actividades masivas que producimos, no toman con seriedad sus aparentes decisiones. Las cifras se reducen entonces a muchísimo menos de lo que se anota en los registros como resultados reales. Pero procedemos a justificarlo diciendo que es igual a una pesca común en que las redes traen de todo pero al final hay mucho que realmente no sirve en ellas. Sin embargo al final reportamos como exitosas las redes llenas.

Nos emociona eso. Nos emociona y hasta nos gusta ser vistos como quienes mueven masas “para la Gloria de Dios”. Nuestro corazón se inflama del poderío que esbozamos.

Nos emociona leer en la Palabra lo que ocurrió con Pedro en aquel su primer discurso allá en Pentecostés y también lo que ocurrió cuando la curación del cojo, máxime por las conversiones masivas que se dieron en ambos casos. Más ignoramos deliberadamente los elementos alrededor de dichos eventos que conllevaron números efectivos pero no cómo un registro publicitario de dichos números.

Continuará…


domingo, 23 de octubre de 2022

Doctrinas y prácticas evangélicas en el ojo del escrutinio. 4° Parte

Doctrinas y prácticas evangélicas en el ojo del escrutinio. 4° Parte

Continuación…

Nadie hacía ningún llamado ni tampoco una invitación insistente coaccionando a nadie (en la Palabra no se ve la tal coacción). Tampoco nadie procuraba hacer una lista de convertidos para “darles seguimiento”, sino que quienes habían creído al mensaje, se juntaban con ellos de forma inmediata y natural, muy probablemente expresándoles que habían recibido y creído lo que se les había dicho (Hechos 2: 41) o simplemente siguiéndoles, y ahora estos nuevos creyentes que se acercaban, eran bautizados haciendo confesión de sus pecados al Señor para ser limpios -cómo recomendó Pedro a la multitud que debían hacer (Hechos 2: 38) y Ananías a Saulo (Hechos 22: 16) entre tantos otros pasajes-.

Estos nuevos seguidores del camino, estaban deseosos de escuchar más, de ser enseñados y profundizar en aquel en quien habían creído, y aquellos evangelistas se quedaban a vivir con ellos en sus comunidades un buen tiempo para exponerse más de cerca. Así nacían las iglesias del Señor.

Una o más personas cuyos corazones habían sido abiertos por el Señor,  una o más familias que comenzaban a reunirse por las casas para aprender, ahora se sentían ellos mismos parte de una sola familia, la de la fe.

Pero escuche, eso no era nada extraño para dichos evangelistas, así lo había hecho el Señor y ahora de la misma forma les ocurría y funcionaba con ellos.

Esto tampoco le suena extraño a muchos que leen, porque quizá es la misma forma en que comenzaron en el camino del Señor por medio de alguien que les predicó en su caserío o barriada y comenzaron a recibir enseñanza en sus mismas casas. Al principio nadie les metió a una iglesia, eso ocurrió al tiempo.

Lo que está muy claro sobre la conversión que se observa en la Palabra, es que nadie invitó a la disque iglesia suya a nadie, porque no existían las tales iglesias de tipo local estructural. Otra cosa, nadie andaba dándose de grande entre el pueblo del Señor, porque tenía más “boletas de conversión llenas” que otros ministros que también predicaban de la misma forma.

Así todos estaban bien ubicados haciendo su trabajo y el Señor añadía a la iglesia los que habían de ser salvos (Hechos 2: 47). Note quien añade y a quienes; no a todos. Se nos olvida que el Señor es quien pesa los corazones.  Tampoco nadie se entrometía en el trabajo del Espíritu Santo que sigue siendo el único que convence al mundo de pecado, de justicia y de juicio  (Juan 16: 8).

Continuará…


domingo, 16 de octubre de 2022

Doctrinas y prácticas evangélicas en el ojo del escrutinio. 3° Parte

Doctrinas y prácticas evangélicas en el ojo del escrutinio. 3° Parte

Continuación…

Quizá usted reaccione en forma molesta con esto que le digo. ¿Cómo voy a concluir eso acerca de Dios, cuando su Palabra bien declara que el que a Él viene, no le echa afuera y Él quiere que todos procedan al arrepentimiento? Por sobre todo -me dirá usted-, debemos predicar y traer a los pies de Cristo a todos cuántos podamos.

Le quiero resaltar algo… es cierto que no podemos cerrarle la puerta a nadie, pero la idea de la Palabra va más allá de campañas, actividades o días de cultos evangelísticos preparados para ganar incrédulos.

La reunión de hermanos según la sana doctrina neotestamentaria, no está para ese fin.

Si lo lee sin prejuicios en la biblia, verá que lo que le digo es cierto. Lo que sí vemos como un hecho, es que la predicación para una “pesca de almas”, se hacía de otra manera y en otros espacios, nunca en reuniones de edificación de los creyentes que era solo para creyentes y para la mutua edificación entre ellos, algo que por cierto los extraños no entenderían.

Nunca vemos a los evangelistas bíblicos en Campañas-cultos para que las comunidades cristianas se reunieran en una especie de celebración callejera para que los incrédulos oyeran el evangelio. Tampoco organizando un evento masivo y ofreciéndolo como si se tratase de la llegada al lugar de un circo o show a fin de crear interés alrededor de él. Más bien una especie de anuncio a favor, incomodó sobremanera al apóstol Pablo (Hechos 16: 17 y 18)

Los creyentes compartían el mensaje de salvación en cualquier lugar al que llegaran. En media calle, en el campo, en algún foro, en las sinagogas, a las orillas de algún río, entre las montañas, en el bosque, en las plazas, en los anfiteatros cónicos, en el camino, en un barco, en la playa, y por cierto en casas de no creyentes que querían escucharles. En los lugares más inverosímiles, allí hablaban y el Señor operaba en los corazones dispuestos por su voluntad.

Continuará…


domingo, 9 de octubre de 2022

Doctrinas y prácticas evangélicas en el ojo del escrutinio. 2° Parte

Doctrinas y prácticas evangélicas en el ojo del escrutinio. 2° Parte

Continuación…

No estoy diciendo aquí que aquellos que vivieron en carne propia tal forma, de haber sido invitados a una actividad cristiana donde les hicieron un llamado y procedieron a él, no sean parte del pueblo de Dios. No me atrevería a cuestionarlo.

Lo que sí veo en la Palabra, es que eso no era estrategia para ganar almas en la iglesia Neotestamentaria y son hasta hipotéticas las posibilidades que resulten en personas  ajenas invitadas a una reunión de hermanos (1° Corintios 14: 23). Aún así, alguien podría colarse en una de ellas sin serlo.

El proceso al que sometemos a las personas a que hagan una oración de arrepentimiento aceptando a Cristo, parece ser una fórmula inapelable y que nos hace estar completamente seguros de que así se convierten en hijos de Dios. Pero a Dios nadie le preguntó. Asumimos que está feliz por lo que hacemos y eso nos basta.

Imagine que a usted alguien le trae unos niños huérfanos desconocidos habiéndoles hecho la promesa de que con toda seguridad usted los va a adoptar porque usted es una buena persona y por lo tanto se los entrega sin preguntarle si quiera si puede adoptarlos.

Piense: ¿Cómo se sentiría usted con esa falta de consideración hacia su persona y esa confianza excesiva de alguien decidiendo por usted?

Considere lo traumático e ingrato que sería para esos niños si no se cumple la expectativa de aquello que se les prometió.

Aunque parece risible y un ejemplo improbable, es exactamente lo que hemos hecho por siglos con Dios, siendo también ingratos con las personas, casi que regalándoles la salvación como si tuviésemos ese derecho. 

Queriendo hacer “un bien” y sentirnos muy bíblicos en aquello de predicarle a la gente sobre la necesidad de ser salvos -lo que por supuesto no está errado-,  nos hemos metido en lo que no nos importa tomando decisiones que no nos competen.

Continuará…


domingo, 2 de octubre de 2022

Doctrinas y prácticas evangélicas en el ojo del escrutinio 1° Parte

Doctrinas y prácticas evangélicas en el ojo del escrutinio. ¿Por qué se han aceptado como verdades indiscutibles? 1° Parte

Existen muchas creencias que hemos recibido a través de muchos años y quizá siglos, sobre aspectos que al ser analizados bíblicamente, los encontramos faltos de base o privados de ella. La intención de este escrito es comprobar algunos de los más diseminados de manera simple y llana, y llamar a la reflexión a quienes lean estas indagaciones.

No se busca desestabilizarlas o anularlas por el mero hecho de hacerlo, pero si cuestionarlas y confrontarlas concienzudamente con la verdad. Hallar el por qué se han aceptado y el efecto positivo o negativo que hayan producido.

La idea es que de tener base, han de afianzarse aún más en nosotros si es que se sostienen por sí mismas y si no, debemos desecharlas por más sagradas que nos parezcan.

Comencemos.

1- Llevar gente a la iglesia o reuniones de creyentes para que conozcan a Cristo

Tanto tiempo hicimos las cosas a nuestro modo, que nos parece normal o hasta nos gusta, y no al modo del Señor.

Creemos que el mejor sitio para que alguien se encuentre con el Señor es sin duda alguna entre los creyentes, entonces nos convertimos en promotores por generar actividades para llevar y estar invitando a incrédulos a nuestras reuniones, antes que desarrollar procesos con ellos fuera de la iglesia.

Es que tenemos tantas experiencias de personas incrédulas que se vieron de pronto en medio de alguna actividad cristiana o reuniones de creyentes y fueron movidos a creer o querer también ellos ser parte de uno de esos grupos (por nuestra insistencia).

Claro, porque una vez allí, hacíamos todo por convencerlos a “aceptar” a Cristo, luego de lo cual llenos de alegría les dábamos la bienvenida a la "nuestra iglesia" con bombos y platillos y les consumíamos en las actividades de ella. (Clásico).

Continuará…


domingo, 25 de septiembre de 2022

Las “tres partes” del hombre 53° y última Parte

Las “tres partes” del hombre 53° y última Parte

Continuación…

Ahora bien, el Señor al morir también salió de su cuerpo en su espíritu y este le trasladó por mano del Padre no a su presencia, sino a esos sitios profundos, por lo que resalta la Palabra que fue en el espíritu allí y no como espíritu que es diferente. No debemos pasar por alto el detalle que nos aporta la Escritura misma. De nuevo, el Señor nunca se convirtió en un espíritu en esa experiencia. He allí la explicación.

Debe quedarnos claro que ir en el espíritu a otro sitio que no sea a la presencia de Dios, no es algo que nos pasará a ninguno de nosotros. A Cristo le ocurrió diferente en su muerte, por la misión que tenía. Y no solo fue en el espíritu allí, sino que regresó para tomar su cuerpo glorificado al resucitar tres días después.

Para casi terminar, desconozco si algún otro consiervo en el Señor ha llegado a conclusiones similares a estas investigando sin prejuicios. En todos estos años, no he escuchado ni leído a nadie expresar ideas como estas. No me da temor porque tiene todo el fundamento de la Palabra. Tampoco con ello quiero decir que estoy generando una nueva forma de comprender el tema, pero creo que nos debe llamar a la reflexión. Forme usted sus propias conclusiones sobre este escrito y si en algo le es de bendición o ilumina su percepción, agradezco al Señor, pues lo que indagamos y escribimos lo hacemos con mucho temblor y cuidado.

No escribo pensando en que el que lea debe estar de acuerdo conmigo, pero al menos debe de tener una buena conciencia cimentada en la Palabra sobre estos aspectos doctrinales tan significativos y delicados por todo lo que representan. 

Hay doctrinas que se han generado durante siglos, y todavía hoy a pesar del conocimiento que hemos llegado a alcanzar, parecen inconmovibles al punto de que resuenan muy fuerte en muchos ámbitos cristianos de manera que cualquier cosa que suene diferente, es visto con recelo sin permitirse al menos indagar los argumentos. 

Siempre he creído que la única que nos puede guiar seriamente en todos estos aspectos es definitivamente la Palabra de Dios con la intervención del Espíritu Santo como maestro. Si acudimos sincera pero humildemente a Él, aprendemos. Así nos lo dice la Escritura en su propia recomendación: Juan 5: 39; 14: 26; 2° Pedro 1: 19-21; 1° Juan 2: 27.

Por lo tanto, le hago la invitación a que usted revise todos estos postulados con biblia en mano y escuche al Espíritu, pero sobre todo que Él tenga total libertad para cambiar los conceptos que no son de Él en usted. Amén.

 

domingo, 18 de septiembre de 2022

Las “tres partes” del hombre 52° Parte

Las “tres partes” del hombre 52° Parte

Continuación…

Ahora bien, la pregunta pone sobre la mesa el dato interesante de que Cristo va allí en espíritu, pero minutos antes lo había encomendado a las manos del Padre. El punto es que podría significarles a muchos por la mera lectura, que Él sí se convirtió en un espíritu para ir a esa misión. ¿Fue eso posible? ¡Por supuesto que no! En instantes lo explicaré.

El otro único caso similar de mencionar su espíritu a la hora de morir es Esteban, pero interesantemente no encomienda su espíritu, sino que lo entrega al Señor diciendo “Recibe mi espíritu”. Encomendar significa “cuidar mientras” en tanto la expresión “recibe” es “depositar permanentemente”.

Curioso, ¿no?

Todos salimos de nuestro cuerpo al morir tal como entramos a él: teniendo en el espíritu una especie de vehículo que nos porta. Y como ya dijimos, al salir del cuerpo iremos en ese espíritu a la presencia de Dios si somos salvos, pero en el caso de los perdidos, el espíritu se separará del alma volviendo a Dios que es su fuente y quien lo dio. Ahora el alma perdida queda desabrigada de ese espíritu por primera vez en su existencia y se dirigirá a su tormento muy seguramente escoltada por espíritus demoníacos al Infierno.

El Señor habla en la muerte de Lázaro (La parábola del rico y Lázaro) detalles de la muerte de uno que fue salvo y otro que se perdió, y dijo en ella que Lázaro fue llevado al Seno de Abraham escoltado por ángeles (Lucas 16: 22). ¡Qué Gloriosa! es la muerte del creyente, pero también ¡qué pavorosa! la muerte del perdido.

Antes de la cruz tanto las almas de los salvos como las almas de los perdidos bajaban a lo profundo. Los perdidos eran llevados al Hades (Infierno) y los salvos al Paraíso o Seno de Abraham. Luego de la cruz y por la obra Redentora de Cristo el Señor, los salvos ahora van hacia arriba al Paraíso y los perdidos van al Infierno abajo. Para muchos eso es fantasioso, pero según la biblia, es la realidad.

Continuará…


domingo, 11 de septiembre de 2022

Las “tres partes” del hombre 51° Parte

Las “tres partes” del hombre 51° Parte

Continuación…

¿Cómo equiparar la experiencia de Cristo el Señor respecto a haber encomendado su espíritu a Dios en la Cruz al morir y luego ir en espíritu a los lugares más profundos de la tierra en una misión? Pero ¿no es que su espíritu regresaría a Dios? Efesios 4: 8-10; 1° Pedro 3: 18 y 19.

Otra excelente pregunta.

Si leemos los pasajes que hacen referencia a ese hecho grandioso en la vida y misión de Cristo, nos damos cuenta de que el caso del Señor es atípico a cualquier otro ser humano. Recordemos desde su concepción misma…, ¡diferente!; su vida…, ¡diferente!; su muerte…? Nada igual o ningún otro ser vivo. Hasta su resurrección fue diferente a la resurrección que experimentaremos el resto de nosotros.

Él es el único en esta tierra que pudo tener control de la hora de su muerte… sin tener que atentar contra su propia vida. Todo eso lo hace verdaderamente especial y único en cuanto al resto de mortales. Pero no es todo, su alma no experimentaría lo mismo que el resto de nosotros, sino que operaría en una misión de suma importancia la cual continuaba exactamente luego de morir.

Nosotros terminamos nuestro paso por este mundo cuando morimos, él no. En su muerte se gestó otra de sus victorias maravillosas yendo a las partes más profundas de la tierra (al sitio llamado el Seno de Abraham o Paraíso) a llevarse a todas las almas de los antiguos que esperaban por Él al cielo. Estos fueros todos los santos salvos que habían creído. Ellos conocían su promesa de no dejarles en el Seol (el sitio de los muertos). También agrega la Palabra que fue a predicarles a espíritus encarcelados, que entendiendo la doctrina de toda la biblia, se trata de darles un testimonio a ángeles (que sí son espíritus) quienes habían caído de su santidad pecando; algunos de los cuales permanecen allí para ser desatados al final de los tiempos en los juicios de Dios sobre la tierra como lo dice Apocalipsis Capítulo 9; 2° Pedro 2: 4 y Judas 6.

Continuará…


domingo, 4 de septiembre de 2022

Las “tres partes” del hombre 50° Parte

Las “tres partes” del hombre 50° Parte

Continuación…

Ahora, libre, el hombre posee total capacidad para decidir. Su voluntad es restaurada. Cada creyente tiene libertad y es llamado a vivir de manera diferente a cuando estaba en el pecado. La diferencia es que ahora cuenta con la ayuda y el Poder del Espíritu de Dios en él para poder vivir una nueva vida.

Es el milagro de la nueva vida recibida de Dios. Ha dejado lo pasado atrás y recibe una nueva forma de vida, pero ha de adiestrarse (ejercitarse) en ella. Hebreos 5: 14

Hacerlo le produce riquezas espirituales que son por supuesto las riquezas de Cristo que comienza a conocer y a atesorar en su corazón para responder en esta vida terrenal pero que le serán de gran provecho para su vida eterna.

Y por cierto… no existe “vivir en el espíritu”, (“espíritu” con minúscula), porque no se trata de que nos enfoquemos en el espíritu de vida que Dios dio a nuestro cuerpo que ya tiene sus funciones definidas. El espíritu que Dios nos proveyó no nos puede dar nada de Dios, eso lo hace el Santo Espíritu que nos toma.


¿Pueden fundirse dos almas en una?

Puede haber una especie de fusión de almas en alguna forma, pero no es literal sino emocional.  La Palabra lo establece dentro de los lazos de la amistad como en el caso de la relación de amistad entrañable entre David y Jonathan y muy acorde a esto también en el plano matrimonial cuando dice que dos serán uno por aspectos de amor, pero se recalca claramente una sola carne, no una sola alma. Dentro de ese plano, un hombre y una mujer llegan a conocerse y tratarse sentimental y emocionalmente hablando de tal forma, que se hacen como una, apegándose entre ellas, compartiendo sus vidas el resto de su existencia terrenal. Más en lo concerniente a la redención, esa unión no altera el que se es individual y particular.

Aun así, tampoco vemos literalmente que dos carnes se mezclen haciéndose una, o dos almas se fundan textualmente. 

Tampoco pueden fundirse el espíritu de un individuo común con el de otro común porque nadie puede manipular su espíritu y mezclarlo con otro pues este no le pertenece ni es él. Es de Dios. Cuando la Palabra habla de ser de un solo espíritu refiriéndose a un grupo de personas, no plantea fusiones de espíritus como tal, sino que todas esas personas tienen la misma intención y sentir.

Continuará…


domingo, 28 de agosto de 2022

Las “tres partes” del hombre 49° Parte

Las “tres partes” del hombre 49° Parte

Continuación…

De nuevo el pasaje no está diciendo que nos convertimos en espíritus, sino que tenemos una comunión a nivel espiritual con Cristo. Recordemos que el Bendito Espíritu de Dios ahora toma posesión del hombre redimido haciéndolo su morada permanente. Entonces el hombre que antes tenía un espíritu incompleto en sus funciones (como muerto), ahora en Cristo disfruta de un espíritu pleno, vivo (1° Corintios 15: 22).

Entonces ser espirituales es ahora desarrollar esa relación y vida con el Espíritu de Dios, conocer sus cosas, crecer y vivir en ellas, someterse a su régimen (Romanos 7: 6)

Es interesante que la Palabra recalca que el Espíritu de Dios es dador de Vida. La posee y la da, así como el espíritu que Dios el Padre puso en el hombre el cual porta vida, haciendo del hombre un ser vivo en este mundo.

En esta parte es donde vemos dos opciones que el hombre tiene para su vivir en este mundo que define también su destino eterno.

El hombre, que es el alma, según la Palabra, vive influenciado por la carne por lo que muestra todas las manifestaciones de ella en sus apetitos (Gálatas 5: 16-21), más una vez vivificado, puede y debe vivir por el Espíritu (el Espíritu de Dios) teniendo como fruto en su vida el que produce el Espíritu Santo (Gálatas 5: 22 y 23; Efesios 5: 9).

La Palabra nos llama a hacer morir en nosotros todo lo terrenal (Colosenses 3: 5)

No puede el hombre común decidir vivir en el Espíritu porque su espíritu está inhabilitado y por consiguiente está preso a merced de su carne. La única forma de ser liberto está en Cristo el Señor. Pero aún aquí, el hombre no es obligado a ser santo como tampoco nunca fue obligado a pecar. Lo que sucede es que su naturaleza es cambiada para que se le facilite igualmente cambiar de estilo de vida. Ya no vive en el pecado como respuesta natural, sino que, por la misma respuesta natural, puede vivir ahora en conformidad con los preceptos de Dios. Eso, en otras palabras, significa ahora vivir por la Vida de Dios, ya no por la de él.

Continuará…

 

domingo, 21 de agosto de 2022

Las “tres partes” del hombre 48° Parte

Las “tres partes” del hombre 48° Parte

Continuación…

El cuerpo puede estar biológicamente completo y apto para la vida, pero sin espíritu que le de vida está muerto y por supuesto sin alma que lo manipule no puede hacer nada. Ezequiel 37 es muestra de ello. Allí tenemos cuerpos, pero sin vida (espíritu). Cuando entró el espíritu de vida en ellos inmediatamente sus almas que venían “envueltas” en esos espíritus les poseyeron y fueron individuos. Digo “envueltas” encerradas entre comillas, porque es la forma más fácil de explicar cómo tanto espíritu como alma son puestas por Dios en el mismo instante en el cuerpo y salen de él de la misma forma. Dios no traerá espíritu de vida a un cuerpo que dejará sin alma, así como no traerá un alma a un cuerpo al que no dio espíritu de vida, no tiene sentido. Ni el uno, ni el otro de forma individual, podrán hacer nada en ese cuerpo.

Pasemos a otra pregunta.

¿Cómo podemos evitar creer que nos convertiremos en espíritus como muchos creen, con la doctrina de la Palabra de que seamos espirituales?

Excelente pregunta que nos permite aportar más en un punto tan mal comprendido por millones de cristianos. Como ya hemos dicho, no se ve en la Palabra de Dios por ninguna parte, que seamos o lleguemos a ser espíritus. Debemos dejar como fundamento desde ya que, tratándose de los hombres, Dios se relaciona con seres en los cuales puso espíritu y no que los hizo espíritus. Su llamado es que vivamos de manera espiritual en el Espíritu de Dios, en ninguna forma a que anhelemos ser espíritus. Puede consultar a partir del capítulo 11 de este estudio en que profundizamos en el tema. Es un llamado interesante desde el punto de vista de que, siendo almas puestos en un cuerpo, nuestras acciones no se rijan por las cosas de este mundo o esta dimensión sino por las espirituales. Es decir, que cambiemos de influencia. No por lo que vemos o percibimos con nuestros sentidos físicos, sino que entremos a la dimensión del Espíritu Santo de Dios y nos mantengamos allí una vez que hayamos sido vivificados por Cristo. Eso es ser espirituales.

Hasta que somos redimidos nos es posible y necesario empezar una nueva dinámica de vida en nosotros.

La recomendación ahora es que vivamos en el Espíritu de Dios por la regeneración hecha por Cristo que ha vivificado nuestro espíritu y proveído las condiciones idóneas para que se funda con el Espíritu de Dios. (el que se une a Cristo un espíritu es con Él 1° Corintios 6: 17).

Continuará…


domingo, 14 de agosto de 2022

Las “tres partes” del hombre 47° Parte

Las “tres partes” del hombre 47° Parte

Continuación…

Un cuerpo con un espíritu pero sin alma en este mundo nada puede hacer porque el espíritu lo que hace es darle vida a ese cuerpo, pero el espíritu no es la persona. Dios coloca un individuo que es el alma en aquel cuerpo vivo porque de otra forma tampoco el alma puede manifestarse por sí misma en esta dimensión, necesita un cuerpo con vida no uno muerto (sin espíritu). Pero estos procesos no son nuestros, son de Dios. Nadie puede manipular o tomar el espíritu o el alma y llevarlos aquí o ponerlos allá a criterio propio.

En un estudio anterior mencioné que un cuerpo sin alma está muerto pues el alma lo hace lucir con vida. Definitivamente. Bien, el espíritu que Dios da es el que trae vida. El hombre en sí, es un ser viviente en este mundo gracias a la presencia de ese espíritu (Génesis 2: 7) pero la vida del espíritu no hace vivir al alma ya que el espíritu es la vida que capacita al cuerpo en esta dimensión.

Ahora bien, el alma tiene vida eterna en sí misma pues Dios la hizo inmortal pero esa vida no es con la que vive el cuerpo en que dicha alma habita.

Recordemos que cuando el hombre muere, desaparece la vida de su cuerpo, pero no de su alma la cual continúa viva después de ese hecho. Así que la vida del alma (el hombre) no depende de la vida del espíritu que Dios le dio. Tan solo ingresa al cuerpo “envuelta” en ese espíritu que impartirá vida a ese cuerpo para que el alma lo manipule o maneje.

Si a un ser viviente se le retira su espíritu, el cuerpo ya no puede mostrar vida. Y el alma no le puede proveer vida a ese cuerpo ni vivir en él. Cuando sale del cuerpo, ese espíritu lleva consigo al alma. Y ya fuera del cuerpo, tanto el espíritu como el alma tomarán un solo rumbo o serán separadas. El alma que es la persona continúa consiente, pero no se queda en este mundo, es llevada a experimentar lo que le toque a partir de ese momento, sea ir “envuelta” en el espíritu a la presencia de Dios o ser separada de ese espíritu para ser llevada al tormento que se acarreó. El espíritu que no era la persona, regresará a Dios como está establecido en la Palabra.

Así que el alma no puede darle vida al cuerpo, pero sin alma un cuerpo no puede moverse, ni pensar, ni hablar, ni nada porque le falta ser poseído (manejado) por un individuo que es el alma.

Continuará…


domingo, 7 de agosto de 2022

Las “tres partes” del hombre 46° Parte

Las “tres partes” del hombre 46° Parte

Continuación…

¿Pueden dos espíritus “de hombre” estar dentro de un hombre?

La biblia no lo muestra así, pero un espíritu demoníaco que influenció a un hombre a hacer ciertas maldades, puede introducirse en otro hombre y hacerlo comportarse igual que aquel por lo que pareciera que el primer hombre poseyó al segundo. No tenemos tal injerencia. Cualquier práctica que haga parecer eso posible, es de engaño, significa una juerga de demonios con las personas que promueven y se meten en el espiritismo lo cual es aborrecido por Dios como ya vimos.


¿Pueden dos almas habitar un cuerpo?

Similar a lo que ya mencionamos, tampoco la Palabra de Dios lo muestra así por ninguna parte. Una vez que el alma abandona su cuerpo, no puede introducirse a otro cuerpo pues de todas formas el alma no puede hacer vivir un cuerpo, lo hace el espíritu (Santiago 2: 26).

Un ejemplo bíblico de esto es el pasaje de El valle de los huesos secos en Ezequiel 37. El profeta clamó que viniese el Espíritu de los cuatro vientos (el Espíritu de Dios) y soplara sobre los huesos, más no llamó ningún espíritu de hombre a entrar a ellos. Por supuesto, porque estos no andaban vagando por allí sino que los espíritus que les harían vivir estaban en Dios y es Él en la persona del Espíritu Santo que tiene el poder de venir y ponerlos (soplarlos) sobre los cuerpos inertes para que tengan vida.

Elías por su parte pidió que regresara el alma al niño de la viuda (1° Reyes 17: 21). Aunque el pasaje no entra en mayor detalle, conforme a toda la doctrina de la biblia, Dios le devuelve a aquel cuerpo muerto tanto el espíritu junto al alma instantáneamente. El espíritu (aliento) le capacitó con vida y el alma (el niño) lo poseyó de nuevo para mover dicho cuerpo.

Continuará…


domingo, 31 de julio de 2022

Las “tres partes” del hombre 45° Parte

Las “tres partes” del hombre 45° Parte

Continuación…

Para el caso del espíritu angelical o el espíritu inmundo aunque tampoco tienen una forma definida, al materializarse pueden parecer uno de nosotros sin que nadie los diferencie -algunos sin saberlo hospedaron ángeles- (Hebreos 13: 2).   Pero recordemos que el Señor envió espíritus inmundos a cerdos, lo que nos dice en definitiva que no necesariamente tienen forma o figura humana siempre como para lograr introducirse en un ser vivo que no es humano. Sin embargo esto tampoco podemos tomarlo como norma pues es bien claro que esos espíritus pidieron permiso al Señor para poseer aquellos cerdos, no lo podrán hacer por decisión propia.  El reino de las tinieblas tiene limitaciones.

Pero el que Dios pone en el hombre, no se vio nunca, ni nadie puede describirlo como una figura de cual o tal forma. Cualquier disque espíritu que crean los hombres ver, le aseguro como ya dije antes, que no es ningún hombre sino demonios disfrazados. Los ángeles que son espíritus, Dios si les permitió tomar forma humana pues se manifestaron como hombres que en algunas oportunidades eran resplandecientes y en otras pasaron inadvertidos y nadie notó que fueran ángeles mensajeros de Dios.


¿Puede más de un espíritu habitar en el hombre?

Por lo que acabamos de analizar respecto al Espíritu de Dios, es totalmente factible. Sin embargo una vez que el Espíritu de Dios hace morada en el hombre, ningún otro espíritu salvo el que Dios le había dado le poseerá pues ya tiene un Dueño, Guarda y Protector.

Respecto a aquellos que viven sin Dios, definitivamente toda clase de malos espíritus (espíritus demoníacos o inmundos) les invaden pues tienen vía libre allí. Inclusive un solo hombre podría tener miles de demonios (legiones) viviendo en él e influenciándole para toda clase y tipo de maldad o padecimientos dicho sea de paso.

Solo Dios puede liberarles con la preciosa Sangre de Cristo. Pero no lo hará si ellos no se lo permiten.

Continuará…


domingo, 24 de julio de 2022

Las “tres partes” del hombre 44° Parte

Las “tres partes” del hombre 44° Parte

Continuación…

Qué forma -si pudiéramos bíblicamente establecer una- tiene el espíritu?

Siendo aliento de Dios no parece tener una forma al menos comprensible para nosotros. Jamás pienso en el espíritu como que fuese semejante a un vapor ni mucho menos una especie de campo magnético pues la biblia le da características de sentimientos como los tenemos los seres humanos. Puede entristecerse, agobiarse, alegrarse, estremecerse, conmoverse y mucho más.

Aún el mismo Espíritu de Dios, cuando vino en Pentecostés se manifestó visiblemente como lenguas de fuego sobre las cabezas de los creyentes pero en el bautismo de Jesús tomo forma corporal revoloteante similar a una paloma. No dice por ninguna parte que era una paloma sino que se asemejaba a una por la forma en que se le vio movilizarse. Por eso tal comparación. Así que decir que el Espíritu de Dios es una paloma literalmente hablando, no está en la biblia. La religión es la responsable de dibujarlo así.

Tampoco el Espíritu Santo es el aliento de Dios. Eso no lo dice por ninguna parte en la Palabra. El espíritu del hombre es el que es su aliento. El que le hace ser un ser viviente.

Creer que el espíritu que le ha sido dado al hombre sea literalmente un soplo se refiere a una terminología griega pero es estar confundido con comparaciones erróneas una vez más.

Aunque el Señor sopló el Espíritu Santo a sus discípulos cuando les dijo: “Recibid el Espíritu Santo” (Lucas 20: 10). Sabemos que era un adelanto de Vida y Fortaleza hasta que viniera a ellos con toda su plenitud tiempo después en Pentecostés.

Así mismo, el Espíritu Santo nada tiene que ver con ser una fuerza energizadora o activa de Dios -como lo definen los testigos de Jehová- ni nada que se le parezca poniéndolo en el plano de un ente inanimado, pues la Palabra lo presenta como ya vimos como un ser que tiene conocimiento (conoce lo profundo de Dios), tiene sentimientos, habla, se entristece, enseña, guía, consuela, reparte, capacita, reprende, alerta, etc, todo muestras y características de un ser vivo e inteligente capaz de potenciar al hombre más allá de sus capacidades normales y naturales.

Continuará…


domingo, 17 de julio de 2022

Las “tres partes” del hombre 43° Parte

Las “tres partes” del hombre 43° Parte

Continuación…

Qué forma o imagen tendrá el cuerpo resucitado?

Definitivamente será como nosotros pero tendrá rasgos que lo harán parecer otra persona o al menos visiblemente no será una copia textual del primer cuerpo que se tuvo. Será indestructible, además no lucirá viejo pues la vejez es el resultado del paso de los años en esta dimensión y sus efectos para con toda la materia incluyéndonos. Sin duda tampoco lucirá pasado o falto de libras porque la que se pone obesa es la carne que alimentábamos, no tendrá ningún tipo de padecimientos propios del cuerpo que conocemos. Sin embargo, podría mostrar ciertos rastros de heridas que tuvo el primer cuerpo pues se formó para resucitar con base en rasgos de aquel. Así que en alguna medida podría inclusive hasta parecerse a otra persona por muchos de sus cambios físicos acorde a aquellos de cómo al final de la vida se conocieron.

Digo todo esto no como una fábula, escudriñe las características del cuerpo que tuvo Cristo el Señor al resucitar y comprenderá el fundamento de lo que estoy diciendo.

Al Señor sus discípulos ciertamente no le reconocían después de resucitar, su cuerpo mostraba las señas y orificios que le habían ocasionado los clavos y la lanza con que le atravesaron cuando le crucificaron, pero ellos supieron en definitiva que era Él hasta posteriormente. Dicho cuerpo tenía la capacidad de materializarse o desaparecer, podía atravesar paredes, podía comer, y aún ser tocado, no era una figura espectral ni nada por el estilo, en fin, creo que tanta información que nos aporta la Palabra de Dios respecto a este cuerpo nos brinda una guía para comprender cómo será el cuerpo que también tendremos.

De algo puede estar seguro, percibirá, sentirá, pero en el caso del cuerpo glorificado de los creyentes, estará exento de dolor, cansancio, sueño, hambre, etc. No será carne como esta carne, ni sangre como la que tenemos en este cuerpo actual, será un cuerpo adaptado para la eternidad.

Continuará…


domingo, 10 de julio de 2022

Las “tres partes” del hombre 42° Parte

Las “tres partes” del hombre 42° Parte

Continuación…

En el plano material cuando cualquier cosa se destruye no deja de existir. Solo queda en ruinas. Y aunque en ruinas, puede ser transformada o reciclada en alguna otra cosa pero la materia como tal no deja de existir.  Hablando de ciencia ¿no? Aunque el alma no es material, solo Dios tiene el poder de destruirla. El concepto de destrucción continúa siendo igual y no significa que el alma se desvanece.

Tenemos conceptos en nuestra mente sumamente errados sobre la muerte, existencia y destrucción que debemos rectificar para arrojar la luz que necesitamos para una buena comprensión de la Palabra.

Pasemos ahora a abordar algunas preguntas interesantes que se podrían desprender de lo que vemos.

Qué forma -si pudiéramos bíblicamente establecer una- tiene el alma?

Si el rico reconoció a Lázaro que por cierto ya no lucía harapos, si Moisés era reconocido como tal aún cuando aquellos discípulos nunca le habían visto, si el rico supo quién era Abraham aunque tampoco nunca lo había visto, quiere decir que el alma muy probablemente tenga nuestra misma imagen solo que con ciertos cambios pues recordemos que lo que se envejece y cambia sustancialmente es nuestro cuerpo pues no vive eternamente. No creo que el alma tenga forma de un niño pero sí creo que es mucho más joven y plena de lo que somos por fuera. De hecho el alma no envejece pues es eterna. 

El apóstol Juan vio las almas de los que habían muerto, pequeños y grandes… y reconoció gentes o personas, no vio figuras abstractas o algo que no pudiera interpretar. (Apocalipsis 20: 12) y de que vio “pequeños” y “grandes” no se refiere a niños y adultos sino a personas que  tuvieron grandeza y otros que no en este mundo.

Continuará…


domingo, 3 de julio de 2022

Las “tres partes” del hombre 41° Parte

Las “tres partes” del hombre 41° Parte

Continuación…

¡Qué confusión indescriptible será para ellos pensar que les resucitaron porque ya habían purgado sus maldades en el sufrimiento en que se encontraban experimentando en el Hades o infierno y verse de pronto ante el Dios que negaron para recibir su condena definitiva! ¡Horrible realidad!

Parece que jamás lo entenderán. Continuarán en confusión eterna. Imagino a muchos con religiones mentirosas y guías espirituales engañosos que les prometieron sin número de cosas maravillosas -según ellos- entre placeres y siendo quizá dioses… y miren donde terminaron.

Resumo, cuando el hombre muere, su cuerpo “dormirá” en el polvo de la tierra. Este dormir significa cesar toda acción o actividad en este mundo (muy similar a cuando dormimos, solo que estamos vivos en el cuerpo cuando lo hacemos); su alma que es él, viva irá a una de dos antesalas (o para los salvos o para los perdidos); y su espíritu que no era él ni de su propiedad, volverá a Dios que lo dio.

Cualquiera de las muertes que experimente el hombre, tiene el mismo efecto. Se trata de la separación de la vida. Ninguna define dejar de existir. Eso no existe para nadie.

En este mundo, el espíritu separado de la Vida por causa del pecado, permanecerá dentro del hombre inhabilitado mientras este vive, permitiéndole únicamente al hombre ser un ser vivo. Cuando muere aquí, el espíritu regresa a Dios. El alma por su parte, que había permanecido viva dentro del hombre toda su vida en esta dimensión, continúa viva después de que abandona el cuerpo y seguirá viva experimentando la destrucción por siempre en su condenación eterna  (Lucas 12: 4 y 5). Este pasaje es sumamente revelador.

De nuevo, esta destrucción del alma no se refiere bajo ninguna forma a desaparición o desintegración, sino su acabose final separada por siempre de quien fuera su fuente y sostén, Dios.

Continuará…

 

domingo, 26 de junio de 2022

Las “tres partes” del hombre 40° Parte

Las “tres partes” del hombre 40° Parte

Continuación…

El dormir solo es el cese de trabajo y actividad de lo cotidiano del cuerpo. Pero el pasaje aclara que se refiere a volver a estar activos en un cuerpo luego de que el cuerpo primero se convirtiera en polvo.

¿Por qué es necesario despertar a los muertos según el pasaje de Daniel? Porque a partir de ahora habitarán un cuerpo indestructible semejante al anterior pero que resiste la eternidad. El anterior no podía hacerlo y finalmente se convirtió en polvo. Ahora este nuevo cuerpo será capaz de sentir igual como sintió el que se tuvo previamente pero esta vez será para disfrutar la vida eterna en el caso de los salvos ó para experimentar tormento eterno en el caso de los perdidos; como consecuencia de lo que el mismo hombre amasó para sí y de que nunca quiso apartarse de su maldad tomando la solución que le ofrecía Dios en Cristo Jesús para no terminar allí, repito. Así que de una u otra manera, todos resucitaremos. Unos para vida eterna y otros para confusión (condenación) eterna.

De este pasaje de Daniel se valen muchos para respaldar su creencia de un permanente sueño cuando se muere es decir un estado de inconsciencia. Pero si ya vimos con argumentos bíblicos como el alma está consciente, viva y activa…, ¿qué debe ser despertado en el hombre? Su realidad desde el sepulcro en que fue depositado su cuerpo. Este se encontraba inerte en el polvo de la tierra. El hombre ha de levantarse en el mismo sitio donde fue colocado su cuerpo. Allí lo dice: aquello que estaba “en el polvo de la tierra” lugar en que ha permanecido el cuerpo de la persona desde que falleció. Para que ese cuerpo se levante, requerirá de nuevo ser configurado en un nuevo cuerpo como ya dijimos (como sucedió al principio cuando Dios lo tomó del polvo de la tierra) para ser poseído por el alma que es la persona, pero ahora ya no necesitará del espíritu para volver a vivir pues es otro tipo de experiencia que ya no será para esta dimensión pues será ahora juzgado frente al Trono Blanco (Apocalipsis 20: 11-15) para determinar en definitiva su destino eterno. La biblia no dice por ninguna parte que estos despertados queden ni siquiera un tiempo aquí relacionándose con los seres vivos. No,  serán despertados (resucitados) para ser llevados a juicio ante el Señor.

Continuará… 


domingo, 19 de junio de 2022

Las “tres partes” del hombre 39° Parte

Las “tres partes” del hombre 39° Parte

Continuación…

Dios definitivamente no enviaría ningún alma a un sitio tan horrible por su propia cuenta, pero la locura del hombre excede al conocimiento que su Creador le ha dado porque él sí sería capaz de echar a un semejante allí. Tanto, que inclusive atenta contra sí mismo y hasta con los suyos para terminar de la misma forma. Hay que estar completamente loco para algo así, sin duda.

Es increíble que muchos gustan pensar que hay disfrute y paz plena después de la muerte, pero rechazan de plano que pueda haber tormento, dolor y confusión después de la vida, negando inclusive que exista consciencia luego de la muerte porque sinceramente temen que sea verdad.

Pero si usted niega la posibilidad de tormento luego de morir, ¿cómo puede pensar como una realidad que sí existe la opción de pletórica paz? Es contradictorio. En otras palabras, una forma de pensar conlleva lógicamente la otra. No se pueden separar los conceptos. No es aquello de que si se portó bien entonces tiene garantizada la paz y el disfrute eternos y de que si se portó mal entonces se desvanece.  No opera así el negocio.

El que la muerte física significa dejar de existir, es una fantasía ya que nada deja de existir; tan solo se transforma como científicamente está comprobado. Su cuerpo una vez muerto se transforma en polvo. El alma tampoco deja de existir; cambia de lugar.

La muerte del alma tampoco se refiere a inexistencia pues la Palabra dice que muchos serán despertados (resucitados) para vida eterna y otros para confusión eterna (Daniel 12: 2). ¿Acaso alguien podría experimentar confusión si no existe? ¿Puede alguien estar confundido si no está consciente? ¿Puede alguien estar confundido estando dormido? ¿Puede alguien ser despertado si no existe?

Continuará…