domingo, 29 de octubre de 2023

Doctrinas y prácticas evangélicas en el ojo del escrutinio. 57° Parte

Doctrinas y prácticas evangélicas en el ojo del escrutinio. 57° Parte

Continuación…

Esos pecados son las pequeñas zorras que dice la Palabra en el Cantar de los cantares, que pasando el tiempo dañan el viñedo. Allí está el tema del tiempo, en que por su daño echan a perder mucho en nuestras vidas.

Pecados que no nos hacen unos corruptos, pero si no los tratamos prontamente, entonces sí que nos dan problemas serios con el tiempo.

Cuando venga el Señor dice la Palabra que seremos transformados, es decir que esto pecaminoso que es corruptible o puede corromperse (nuestro cuerpo en el cual habita el pecado de por sí) se vestirá de incorrupción, es decir, otro cuerpo que no contendrá pecado y no podrá pecar pues será santo, eternamente santo. ¡Gloria a Dios!

Creo y no tengo la menor duda que ninguno de los que lee puede decir con el corazón en la mano y en su conciencia que es puro y pulcro, completamente intachable en este momento. Pero si viene el Señor o muriéramos hoy, ¿estaríamos perdidos? A muchos les cuesta dar la respuesta y es porque no han comprendido la preciosa Salvación que Dios nos ha dado y dudan de la obra completa y poderosa de Cristo.

El que empezó la buena obra en nosotros la perfeccionará hasta el día de Jesucristo (Fil. 1: 6). Note... un proceso gradual de tiempo para ser perfeccionados que está haciendo el Espíritu en nosotros pues no somos perfectos y eso es claro. Eso define no que el Espíritu nos cambia porque sí y así no más; más bien que Él nos está recordando que debemos arreglar cuentas con Dios en esto o aquello para que procedamos. Y allí vamos avanzando.

Jesús le dijo a la mujer pecadora..., “ni yo te condeno”. Note... Él, que sí era completamente santo y único con el status para condenarle, le dijo esas palabras preciosas. Ahora, ¿era de condenar en ese momento?, ¡por supuesto!, pero Jesús no vino a condenarle sino a salvarle. Había oportunidad para un corazón arrepentido que creyendo se convirtiese. Jesús añadió: “vete, y no peques más”. No lo dice la biblia pero podemos estar seguros que aquella mujer no siguió en esa vida de pecado en la cual estaba, pues experimentó en carne propia la misericordia y perdón de Dios.

Continuará…

 

domingo, 22 de octubre de 2023

Doctrinas y prácticas evangélicas en el ojo del escrutinio. 56° Parte

Doctrinas y prácticas evangélicas en el ojo del escrutinio. 56° Parte

Continuación…

No deberíamos arriesgarnos a agotar la paciencia de Dios por el pecado, cualquiera sea este, sino arrepentirnos prontamente para ser limpios tal como recalca la Palabra. El arrepentimiento genuino va acompañado de conversión o lo que es lo mismo un cambio de ruta, es decir no continuar viviendo en el pecado. Podríamos caer de nuevo, pero hemos de levantarnos y aborrecerlo; eso es la diferencia de aquel que está en Cristo a otro que se deleita de vivir de continuo en el pecado y no hace nada ni se duele por la maldad.

La Palabra habla de un pecado que no es de muerte (1°Juan 5: 17), pero también dice que la paga del pecado es la muerte (Romanos 6: 23). Parece una contradicción, pero no lo es.

Entonces, ¿Cómo compaginamos ambos versículos?

De nuevo, no se trata de pecado grande por el cual no tendríamos duda que merece la pena de muerte, y/o pecado pequeño que podría pasar por alto y no dañarnos. Por supuesto que no. He allí el error de la interpretación religiosa de tanto tiempo en muchos. Todo pecado mata y eso es ineludible según la Palabra. Pero en vez de utilizar una cinta métrica para medir su tamaño, hemos de considerar por sobre todo su gravedad y la durabilidad de su permanencia que es al final lo que causa el daño.

Al principio, muchos pecados parecen inofensivos y los aceptamos. Los hacemos parte de nuestra vida como si nada. Claro..., hasta podríamos morir sin haber dado cuenta de ellos y le aseguro que no nos perderíamos eternamente por ellos porque su daño no fue todavía tan evidente. Entonces ya que no nos perdieron, son pecados que no fueron de muerte. Todos los tenemos; todos seguimos siendo pecadores por ellos, pero no nos pierden. Usted sabe que hay muchas cosas buenas pero aún así no hace mucho de esas cosas y dice la Palabra que eso es pecado. 

Entonces el pecado por pequeño que sea siempre produce pérdida. Sí perdida de bendiciones en esta vida y galardones y honores en la presencia del Señor, pero no alcanzan para pérdida de salvación. Llegaremos al cielo siendo unos descuidados y creo que a nadie le gustaría aparecer en el Tribunal de Cristo como un ignorante pasivo de los preceptos del Señor. Entre los salvos, cada uno recibirá según hizo estando en esta vida, lo sabemos.

Continuará…

 

domingo, 15 de octubre de 2023

Doctrinas y prácticas evangélicas en el ojo del escrutinio. 55° Parte

Doctrinas y prácticas evangélicas en el ojo del escrutinio. 55° Parte

Continuación…

Lo que veo en la Palabra es que según la seriedad de algunos pecados por su gravedad, conllevan una mayor responsabilidad y de hecho una pena más fuerte en esta vida que otros menos serios. Pero en todos el fin es el mismo, la muerte.

Ahora bien, la biblia habla de un gran pecado cometido por Israel cuando hicieron un becerro de oro y se corrompieron adorándolo como su dios. Eso les provocó cargar con una enorme pena y murieron miles por ello.

La historia de Israel está llena de situaciones en que por la desobediencia y rebeldía en contra de su Dios, eso atrajo sobre ellos calamidad y muerte. Tanto hombres como mujeres que pecaron les sobrevino el mal y la muerte.

En realidad es lo que obtenemos cuando pecamos. Morimos. Y si morimos en nuestros pecados sin habernos arrepentido, nos perdemos por la eternidad.

Pero para eso apareció Cristo el Señor, para evitarlo. Dice la Palabra que permanecemos muertos en nuestro delitos y pecados mientras estamos en esta vida hasta que arrepentidos y convertidos a Dios, somos perdonados y justificados y evitamos la perdición eterna.

Más que pecados de ciertas dimensiones, podríamos pensar en pecados graduales, cuyo daño se hace mayor conforme pasa el tiempo. Algunos manifiestan su daño más pronto que otros y por cierto ofenden a Dios de manera más fuerte que otros (acá está no la dimensión sino la gravedad). Entonces así mismo el castigo que conllevan se presenta más pronto que otros.

Esto hace que la misericordia de Dios (su paciencia) esté siempre presente definitivamente, pero exige justicia más pronto que otras veces.

Continuará…

 

domingo, 8 de octubre de 2023

Doctrinas y prácticas evangélicas en el ojo del escrutinio. 54° Parte

Doctrinas y prácticas evangélicas en el ojo del escrutinio. 54° Parte

Continuación…

¿Y los que vivimos después de la cruz? Cada uno lleva su propio pecado. Ahora usted y yo ya no cargamos el pecado de Adán sino nuestro propio pecado. Lo grandioso de la cruz es que pagó por aquel pecado pero también por los nuestros. Así que si usted carga con sus pecados es porque quiere, porque Cristo ya los cargó en él y los pagó. Y cargar el pecado lleva ineludiblemente a la muerte. Si confía en Cristo, es decir si opera en la fe de su sangre preciosa, usted es libre de sus pecados y por lo tanto salvo por esa obra. Al morir no se perderá.

Lo que debemos hacer es creer y confiar en ello, aceptar su mensaje de redención, creer que su sangre nos justifica limpiándonos de nuestros pecados y recibir su perdón; y por cierto, habiéndonos arrepentido de nuestro mal, decidimos no continuar pecando. Entonces dice la Palabra que Dios envía a nuestros corazones su Santo Espíritu que nos capacita para vivir una vida sin necesidad de pecar.

Así es como Dios arregla nuestra situación... nos da una nueva vida para vivir, una nueva mente para pensar, una nueva familia para disfrutar, un nuevo camino para transitar.

Nos promete después de esta vida un nuevo cuerpo que ya no puede pecar nunca más y que será semejante al de Él.

En el presente si pecamos ya que continuamos viviendo en este cuerpo acostumbrado a pecar, podemos regresar arrepentidos a Él, confesarle nuestros pecados y Él nos limpia de toda maldad (1° Juan 1: 9). Ahora ya no somos esclavos del pecado, ahora por su poder lo vencemos.

 

Veredicto: Ya el pecado original no me afecta en lo absoluto desde la cruz de Cristo. Ahora, al igual que aquel pecado, el mío es tratado por la sangre preciosa del Señor y puedo ser limpio. ¡Aleluya!

 

25- Pecado pequeño, pecado grande?

¿Existe de verdad tal cosa? La biblia no lo dice de la forma en que lo entendemos como si para un pecado pequeño hubiese un pago menor y para uno grande uno mayor. O peor, como si algunos pecados por su tamaño sí merecen muerte pero otros por inofensivos -pensamos- pasan. Al final esa es diríamos la preocupación de quienes creen eso.

Continuará…

 

domingo, 1 de octubre de 2023

Doctrinas y prácticas evangélicas en el ojo del escrutinio. 53° Parte

Doctrinas y prácticas evangélicas en el ojo del escrutinio. 53° Parte

Continuación…

 

Mientras esté aquí en mi casa, seguiré viendo a lo lejos como siguen por allí esos seres, insistiendo en venir. En Cristo mantengo el derecho de mi libertad y ningún espíritu maligno me puede esclavizar nunca más. Se quedarán allí porque mi disfrute con mi Señor y su Santo Espíritu es mayor. Ahora me han dado autoridad para que en su Nombre pueda ir a mostrarles a otros la libertad genuina por medio de aquel mismo mensaje que también una vez escuché y abrió mis ojos.

Cristo el Señor nos explicó precísamente con un ejemplo igual de una casa, como son las cosas. (Lucas 11: 21-26

 

Veredicto: Espero que este ejemplo de mi autoría basado en lo que he aprendido en la Palabra por supuesto, le haga comprender la verdad de cómo funcionan ahora las cosas respecto a quién es usted en Cristo y el rol que los demonios tienen. Ellos no lo pueden poseer de nuevo salvo que usted se los permita, haciendo que su situación pudiera llegar a ser peor que lo que fuera alguna vez.

 

24- El pecado original

Se le conoce a aquel que no lo cometí yo sino el que cometió Adán desobedeciendo al Señor y que provocó que el pecado entrara al mundo y por consiguiente a todos nosotros.

¿Pero es así? Le digo que Sí pero también le digo que no.

Sí, porque efectivamente dicho pecado del primer hombre afectó a toda su descendencia incluyéndonos por supuesto.

No, porque la cruz detuvo dicha maldición.

Según la Palabra el pecado entró al mundo por Adán, pero por otro que no pecó (Cristo) entró la justicia y redención, es decir la solución a ese mal que se produjo con la acción del primer ser humano.

¿Entonces estamos libres del pecado de Adán? Sí. El plan de Dios era que no cargáramos el pecado de otro y que eso no nos llevara a la perdición. Ese problema quedó sin efecto en la obra de Cristo en la cruz del Calvario. Quienes murieron antes de la cruz, cubrieron aquel pecado más los suyos por la fe que representaba la sangre derramada en los sacrificios, más su redención total se realizó con la sangre perfecta de Cristo en la cruz. En alguna forma al morir ellos eran salvos por la fe pero quedaban sujetos a una especie de cautividad que no les permitía ingresar al cielo así. Llegaban a un sitio llamado el Seno de Abraham. Pero Cristo fue a liberarles cuando murió. (Efesios 4: 8-10)

Continuará…