domingo, 30 de enero de 2022

Las “tres partes” del hombre 19° Parte

Las “tres partes” del hombre  19° Parte

Continuación…

A estas alturas muy probablemente usted ya tiene clara la forma en que estamos conformados (cómo nos hizo Dios y lo que nos dio) así como las funciones que cumplen. El alma (nosotros), El cuerpo (lugar que habitamos en este mundo) y el espíritu (Ente de vida para nuestro cuerpo en este mundo y conexión con el mundo espiritual).

Llamar al espíritu “ente” es quizá lo más cercano a lo que queremos expresar porque no existe en nuestro idioma una forma certera de llamarlo para que lo entendamos. Así entonces el espíritu no es una cosa (como dicen algunas doctrinas erróneas) porque posee características y funciona como ser vivo, pero tampoco es una persona o la persona de quien lo recibe porque no se nos es dado como tal. No somos nosotros, ni es nuestro, ni es otro “yo” junto a nosotros.

Pero como dijimos antes, hay algo que requerimos aclarar: ¿Llegaremos a ser espíritus alguna vez o no?

Aunque lo hemos mencionado categóricamente desde las primeras partes de este Estudio, hemos de volver a revisar los pasajes bíblicos que muchos confunden para aprender en definitiva el concepto que nos muestra la Palabra.

Recordemos… no podemos tomar una conclusión por lo que nos parece que dice un pasaje. Aún si uno o un grupo de pasajes parecieran respaldar una doctrina, debemos revisar sus contextos y además sopesarlos a la luz de la línea de toda la Escritura para comprender el concepto general.

Nos enfocaremos ahora sí, en versículos que han sido vistos superficialmente con lo que revisados con cuidado, aclaran una buena postura.

1ª Corintios 15: 44 dice que se resucitará (en) cuerpo espiritual”.

Esto de primera impresión podría comprenderse y hasta interpretarse como que seremos espíritus en la resurrección. Pero a ciencia cierta no lo está estableciendo.

Existe y se nos prepara un cuerpo espiritual tal como lo tuvo Cristo en su resurrección… pero es cuerpo espiritual, no espíritu corporal que no es lo mismo ni existe, note.

¿Por qué? Hay dos razones básicas por lo que eso no es así…

Continuará…


domingo, 23 de enero de 2022

Las “tres partes” del hombre 18° Parte

Las “tres partes” del hombre  18° Parte

Continuación…

Según Mateo 6: 19 al 21(como ya vimos) hay un lugar en el cielo en que podemos hacer nuestros tesoros, y recalca que allí estará nuestro corazón. Note ahora lo que dice también Mateo en el Capítulo 12 verso 35.  Expresa al corazón como el sitio. No es contradicción. No habla del corazón el músculo cardíaco sino del corazón espiritual. Es prueba más de que los lugares celestiales no están lejos, sino que han sido abiertos en nuestro corazón y que el espíritu recibe toda la riqueza espiritual que depositamos en él por medio del corazón.

Entonces Dios utiliza a nuestro espíritu como el receptor de su voz y de todas las bendiciones espirituales para que este así mismo nos las transmita a nosotros en la forma en que nos acercamos ahora a nuestro espíritu a conocerlas y a disfrutarlas para cultivarlas y hacer a nuestro espíritu tener un valor  mayor para nuestra vivencia y acción en este mundo.

La vida de oración, la adoración, el ejercicio de los dones, la lectura y el profundizar en la Palabra, el relacionarnos con los hermanos en la fe, el bien hacer, etc… todo eso nos enriquece cada vez más.

Lo mismo se ve en Cristo en su vida terrenal.

Vemos cada una de las manifestaciones del Espíritu de Dios en él como lo decía ya la Palabra y era toda una realidad en su persona. La biblia lo expresa como si fuesen diferentes espíritus al igual que en apocalipsis, pero sabemos que no hay siete Espíritus de Dios por allí actuando de forma individual sino siete diferentes manifestaciones del mismo Espíritu de Dios que es uno.

Así que Dios no llena nuestra vida de buenos espíritus de toda clase; no lo necesita, porque en Cristo el Señor está reunida y contenida toda la riqueza celestial que ocupamos (Colosenses 2: 2 y 3) y la plenitud de la Deidad (verso 9).

Debemos entonces cultivar en nosotros todas y cada una de dichas riquezas y manifestaciones del Santo Espíritu de Dios (Efesios 3: 16-19) por medio de nuestro espíritu. Todo eso nos hará creyentes de alto calibre; testigos fieles.

Continuará…


domingo, 16 de enero de 2022

Las “tres partes” del hombre 17° Parte

Las “tres partes” del hombre  17° Parte

Continuación…

¿Será que este mismo espíritu enriquecido y mejor nos será dado para la eternidad?

Aquí es donde el pasaje (Hebreos 12: 22 y 23) adquiere un sentido especial (“sino que os habéis acercado al monte de Sion, a la ciudad del Dios vivo, Jerusalén la celestial, a la compañía de muchos millares de ángeles, a la congregación de los primogénitos que están inscritos en los cielos, a Dios el Juez de todos, a los espíritus de los justos hechos perfectos,”) note “espíritus hechos perfectos”; y más contundente 1ª Corintios 15: 44:“Se siembra cuerpo animal, resucitará cuerpo espiritual. Hay cuerpo animal, y hay cuerpo espiritual.”)

Pero comprendámoslo; en ninguno de estos pasajes se expresa que nos convertiremos en espíritus por supuesto, cosa que explicaré adelante.

Lo que sí es cierto es que todo cuánto contribuyamos a las cosas espirituales en esta tierra, repercutirá positivamente en nuestro espíritu para la eternidad. Eso es claro.

Entender que nuestro espíritu es la herramienta que nos dio Dios para relacionarnos con el ámbito espiritual, nos hace percibir al espíritu como el medio que nuestro subconsciente (más profundo que el consciente) usa para que tengamos experiencias espirituales y seamos totalmente conscientes de esa realidad invisible. No hay nada de extraño ni místico en ello, pues la biblia dice que el Espíritu de Dios conoce la profundo de Dios y en el hombre sucede igual llamado también profundidad (Salmo 64: 6; 130: 1; Prov. 20: 27; 1°Cor. 2: 10 y 11).

La palabra dice que las profundidades se comunican. La biblia les llama abismos (Salmo 42: 7 "un abismo llama a otro abismo…”) y se refiere a esa comunicación que existe del Espíritu de Dios con el espíritu del hombre.

Notemos ese proceso en el siguiente pasaje: Rom. 8: 16: “el Espíritu de Dios da testimonio a nuestro espíritu de que somos hijos de Dios”.

Continuará…


domingo, 9 de enero de 2022

Las “tres partes” del hombre 16° Parte

Las “tres partes” del hombre  16° Parte

Continuación…

El espíritu que Dios pone en el hombre que le está brindando vida para su cuerpo en esta existencia, posee la cualidad de reflejar las manifestaciones que le imparte el Espíritu de Dios. Cuando la Palabra menciona el espíritu de inteligencia y sabiduría que reposaba sobre el Señor (Isaías 11: 2) y otros más, algunos de los cuales también capacitaban a otros hombres para alguna función especial (Bezaleel, Hiram), o fuerza física (Sansón), o sabiduría extraordinaria (Salomón); no significaba que Dios ponía más espíritus en ellos del que ya tenían, sino que su espíritu adquiría dichas capacidades recibidas del Espíritu de Dios (dones). No así los impíos que si son casa de toda clase de espíritus malignos pudiendo poseer hasta legiones habitándoles.

Por ello un espíritu totalmente habilitado por el Poder de Dios es un espíritu capaz de brindar al hombre la apertura para recibir toda clase de bendiciones que Dios tiene las cuales significan las riquezas de Cristo mencionadas en la Palabra (riquezas espirituales - riquezas es igual a posesiones) dispuestas para él, por lo que también nos debe preocupar su salud. De allí que la Palabra nos manda a guardar nuestros espíritus "irreprensibles" es decir en buena relación con el Santo Espíritu de Dios (1° Tes. 5: 23).

Así mismo Pablo habla de un “depósito” guardado para aquel día… (2° Tim. 1: 12)

Este depósito es su espíritu el cual ha sido cultivado a lo largo de su experiencia de vida en Cristo que volverá al Padre enriquecido por dicha experiencia… (recordemos qué fue lo que el Señor encomendó en las manos de Dios en la cruz (Lucas 23: 46) y también lo hizo Esteban cuando era martirizado (Hechos 7: 59).

Así que nuestro espíritu es una especie de receptáculo donde guardamos toda la riqueza que recibimos y la multiplicamos para devolverla al Padre enriquecida. Recordemos la Parábola de los talentos (Mateo 25: 15-30).

Hay quienes saben la importancia de esto como lo dice Romanos 2: 7vida eterna a los que, perseverando en bien hacer, buscan gloria y honra e inmortalidad1° Tim. 6: 17-19 A los ricos de este siglo manda que no sean altivos, ni pongan la esperanza en las riquezas, las cuales son inciertas, sino en el Dios vivo, que nos da todas las cosas en abundancia para que las disfrutemos. Que hagan bien, que sean ricos en buenas obras, dadivosos, generosos; atesorando para sí buen fundamento para lo por venir, que echen mano de la vida eterna”; Mateo 6: 19-21 No os hagáis tesoros en la tierra, donde la polilla y el orín corrompen, y donde ladrones minan y hurtan; sino haceos tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni el orín corrompen, y donde ladrones no minan ni hurtan. Porque donde esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón”.

Continuará…


domingo, 2 de enero de 2022

Las “tres partes” del hombre 15° Parte

Las “tres partes” del hombre  15° Parte

Continuación…

Nadie  peca sin darse cuenta. Quizá a lo sumo podría no entender que lo que hace es pecado por falta de conocimiento, pero nadie obliga al hombre a obrar de una u otra forma… él siempre toma la decisión.

El hombre sin Dios vive indefenso ante las influencias malignas y que son más fuertes que él y su voluntad es llevada cautiva para vivir y deleitarse en la maldad. ¿Comprende? Deleitarse, o lo que es lo mismo sentir placer al hacer lo malo pues el pecado nunca se plantea como algo que se vea mal o de mal “sabor”. Igual que al principio con el fruto prohibido. Atractivo a la vista y delicioso al paladar. 

En su condición carnal no le es sencillo evitar pecar pues hacer lo malo se transforma en su naturaleza. Este mal le genera placer, pero así mismo le produce muerte. Y como al principio, aunque le provoca placer, le acarrea males y dolores aunque muchas veces el hombre no lo percibe así o pueda o no estar consciente de ello. La única posibilidad de comprender claramente su mal está inhabilitado en él. Se encuentra desconectado de la Vida que es Dios que lo podría rescatar y fortalecer frente a esas influencias.

El plan de Dios es que aunque fuimos puestos a vivir en este cuerpo de carne pecaminoso, venzamos al pecado gracias a la obra portentosa e influencia del Espíritu Santo quien vivifica nuestro espíritu y nos da plena consciencia de Él.

Solo Cristo el Señor puede cambiar la situación del dominio de la carne en el hombre que a su vez es influenciada por el reino de las tinieblas (Santiago 3: 2-11 -el caso de la lengua-) para que el hombre pueda ser libre, y ahora con su espíritu habilitado pueda tener acceso a todo lo espiritual y poder ser habitado pero por el Espíritu de Dios. Sucederá solo si el hombre se lo permite.

Si el hombre comprende que se encuentra en peligro de muerte eterna, conserva su voluntad para decidir continuar en la vida que lleva o puede permitirle a Dios liberarle.

Si decide cambiar de camino, (por supuesto no puede hacerlo solo), requiere de la obra salvífica del Señor. Ocurrirá entonces el nuevo nacimiento.

Comenzar de nuevo pero con una nueva vida que le nutre, -la del Padre- por medio de su Espíritu que le es concedido ahora como hijo de Dios que pasa a ser.

Continuará…