domingo, 26 de julio de 2015

Versículos… ¿controversiales? 10° parte



Versículos… ¿controversiales?  10° parte
Escrito autóctono


Continuación…

“La Biblia plantea que Pablo se atribuía mandamientos en 1° Cor. 7: 12 “Yo digo, no el Señor...”

1° Cor. 7: 12 “Y a los demás yo digo, no el Señor: Si algún hermano tiene mujer que no sea creyente, y ella consiente en vivir con él, no la abandone.”

Es interesante que en todo lo que escribe Pablo, esta sea la única ocasión en que se atreve a escribir sus propios pensamientos y en un aspecto tan medular como lo es el matrimonio. Su consejo busca hallar acuerdo para con parejas que tienen a uno de los cónyuges inconverso. Pero también traer paz al corazón de los hermanos en cuanto a cómo manejar la separación si son llevados hasta ese punto. Más adelante da su posición con respecto a las vírgenes (verso 25) pero hace un comentario de él previamente “como quien ha alcanzado misericordia para ser fiel” En el verso 40, sella las recomendaciones que ha dado apelando a la presencia del Espíritu Santo en él. Todo el pasaje está lleno de “menudencias” que no dejan de ser importantes, pero es claro en que no ha recibido revelación específica del Señor con respecto a ellas. Ahora, Pablo no trae estos temas a su carta como un asunto suyo o algo para rellenarla; según el verso 1, son inquietudes que la iglesia de Corinto le está confiando.

Sin embargo, el pasaje no muestra que Pablo hablase como un consejero ajeno de Dios, al contrario, en su análisis no excluye su perspectiva como creyente, las sopesa amparado en su creencia, procurando un mejor estado de los hermanos de modo que tengan mejores opciones de ocuparse en las cosas de Dios. Expresiones como “yo digo”, “mi parecer” y “a mi juicio”, nos hace ver que Pablo es analítico como cualquier ser humano de las situaciones cotidianas y que pueden producirnos preocupación, pero brinda recomendaciones como creyente y espera que puedan ser de utilidad para los hermanos. Otro aspecto que me llama la atención, es que si no había recibido revelación del Señor sobre dichas inquietudes, podría haber dejado a los hermanos que se entendieran como pudieran o bien acudieran a cualquier doctor, consejero o “psicólogo” de la época. Pero esto habría dejado la puerta abierta a que ellos recibieran opiniones sin duda buenas pero humanistas y habría quedado el sentir de que a Dios no le interesan las trivialidades humanas.

Tampoco se mira a Pablo aprovechando la ocasión para generar doctrinas nuevas haciendo uso de sus apreciaciones ni valiéndose de su apostolado para imponer ninguna cosa a título personal cosa que de todas formas no pasaba por su mente.

Su actitud nos da confianza, puesto que sabe hacer la diferencia de aquello que le fue revelado con lo que es de su propia evaluación, teniendo el cuidado de no hacer una mezcla que podría resultar peligrosa atribuyéndose la Palabra de Dios a sí mismo o atribuyéndole al Señor algo que Él no le ha dicho. Esa confianza se extiende de igual manera al permitirnos observar que sus mandamientos no provienen de su propia humanidad, sino que han sido sometidos bajo la tutela de Cristo.


La Biblia plantea que Pablo se sentía el más importante de los apóstoles recalcando su trabajo mayor que el de ellos y aún no consultándoles nada” 1° Cor. 15: 10; Gal. 1: 15-17

1° Cor. 15: 10 “Pero por la gracia de Dios soy lo que soy; y su gracia no ha sido en vano para conmigo, antes he trabajado más que todos ellos; pero no yo, sino la gracia de Dios conmigo.”

Gal. 1: 15-17 “Pero cuando agradó a Dios, que me apartó desde el vientre de mi madre, y me llamó por su gracia, 16 revelar a su Hijo en mí, para que yo le predicase entre los gentiles, no consulté en seguida con carne y sangre, 17 ni subí a Jerusalén a los que eran apóstoles antes que yo; sino que fui a Arabia, y volví de nuevo a Damasco.”

No cabe duda que Pablo resulta ser el apóstol de mayor impacto para los judíos y por supuesto para los gentiles. Su llamado y la revelación de que es objeto no le son dados a ninguno de los otros apóstoles quienes tuvieron el privilegio de conocer, caminar, y escuchar al Cristo encarnado y ser testigos del Cristo resucitado. Pablo es escogido por Dios para mostrarle una dimensión mayor de su plan y de la revelación de Jesucristo, al punto que aún a otros de los apóstoles les cuesta digerir todo aquello que Pablo escribe. (2° Pedro 3: 16)

Sin embargo, Pablo no toma la actitud de considerarse mayor ni mejor que ninguno de los apóstoles; más bien habla claramente en el versículo que ha sido la gracia de Dios en él lo que ha producido el embalaje de trabajo que ha hecho. Es a todas luces mayor que lo que han hecho los otros apóstoles, pero no se lo atribuye a su capacidad ni potencial humano en ninguna forma.

Igualmente, Dios no lo llevaría al nivel de revelación que le tenía preparado, valiéndose de los apóstoles, sino en forma directa. Esta es la decisión de Dios y no la de Pablo. ¿Por qué? Porque sus características, condiciones de formación y corazón, eran especialmente particulares para Dios, cosas que los otros apóstoles no poseían ni se hubiesen encontrado en la posición de comprender como leemos en Hechos.

Tal es el mensaje que recibe Pablo, que trece de las veintiuna cartas apostólicas son de su autoría (el que más se le acerca es Juan con tres), la extensión del terreno físico que cubrió, trasciende a la imaginación moderna según los sistemas de comunicación y transportes de la época; su experiencia y fusión con Cristo está fuera del experimentado por los demás apóstoles, en fin, si había alguien que podría gloriarse en la carne por su nivel académico era Pablo, si había alguien que se podría gloriar en las cosas del Señor por lo que recibió o lo que hizo, era él. Pero increíblemente no lo hizo. Lo que escribe en el pasaje en cuestión no es una forma de gloriarse sino un testimonio de lo que le ocurrió y aclarar su fuente.

Hay respaldo en la Palabra para ver realmente la forma en cómo ellos se trataban y aún se respetaban entre sí. Gálatas 2: 9 y 10

La prueba más contundente de lo que en realidad había en el corazón de Pablo en comparación con los demás apóstoles, son sus mismas palabras: 1° Cor. 15: 9; Ef. 3: 8.


Continuará…


domingo, 19 de julio de 2015

Versículos… ¿controversiales? 9° parte




Versículos… ¿controversiales?  9° parte
Escrito autóctono

Continuación…


“La Biblia plantea que Pablo demandaba obediencia al punto de la separación”  2° Tes. 3: 14 y 15

2° Tes. 3: 14-15 “Si alguno no obedece a lo que decimos por medio de esta carta, a ése señaladlo, y no os juntéis con él, para que se avergüence. 15 Mas no lo tengáis por enemigo, sino amonestadle como a hermano.”

Nuevamente es oportuno enfatizar la seriedad y firmeza con la que Pablo habla entendido de su misión en el Señor. Él no se atribuye aquí un mandamiento como personal sino que habla de parte del Señor (Versículo 6 y 12). Al fin y al cabo él no está plantando iglesias en su nombre ni para que se llamen apostólicas o paulinas. Él está por los intereses del Señor únicamente. Es necesario dejar las cosas en claro al punto de que si alguien no procede a ordenarse -y se refiere concretamente a dejar de ser vagabundo y aprovecharse de los hermanos-, no debe obstaculizar el propósito de Dios. Así deben entenderlo los hermanos y tomar acción inmediata sin que ello signifique cortar relación con el tal pues continúa siendo parte de la iglesia. Por ello, los hermanos deben separarlo de la comunión normal con la congregación por el tiempo que sea necesario de modo que se avergüence de su desobediencia,  busque trabajo y se encause hacia la voluntad de Dios. Se requiere responsabilidad y orden en cada uno de los miembros del cuerpo del Señor como debe ser para ejemplo a todos y mucho más a los no creyentes. No debemos pasar por alto el versículo 15 que expresa claramente cuál es el paso a seguir en este caso específico. Con todo, Pablo no está dejando la puerta abierta ni autorizando bajo ninguna circunstancia separar de la comunión con los hermanos a nadie por el simple hecho de hacerlo como sucede hoy en muchos lugares. Mucho menos ignorarle.


“La Biblia plantea que Pablo daba órdenes”  1° Cor. 7: 17; 16: 1; 2° Tes. 3: 6, 10


1° Cor. 7: 17 “Pero cada uno como el Señor le repartió, y como Dios llamó a cada uno, así haga; esto ordeno en todas las iglesias.”

16: 1 “En cuanto a la ofrenda para los santos, haced vosotros también de la manera que ordené en las iglesias de Galacia.”

2° Tes. 3: 6, 10 “Pero os ordenamos, hermanos, en el nombre de nuestro Señor Jesucristo, que os apartéis de todo hermano que ande desordenadamente, y no según la enseñanza que recibisteis de nosotros.” “10 Porque también cuando estábamos con vosotros, os ordenábamos esto: Si alguno no quiere trabajar, tampoco coma.”



El término griego a “ordené, ordenamos u ordenábamos” en estos pasajes, ha de interpretarse como “dar instrucciones” lo cual nos aclara el concepto de modo que no tiene nada que ver con mandatos o disposiciones a manera de General o Señor, sino como recomendaciones para un objetivo común. Ordenar, no se refiere aquí a un asunto de dar órdenes, sino de poner  las cosas en su lugar para que funcionen justamente. Esto evidencia que Pablo no estaba definiendo asuntos de un plan personal o construyendo sus propios intereses sino de lo que se le había confiado como enviado (apóstol) para enseñar y así establecer el propósito de Dios. De nuevo lo que concierne a implantar la rectitud de cómo Dios desea que se hagan las cosas en su casa, no hay otro camino que el de aplicar toda la consistencia y rigurosidad que amerita.

Entonces nada tiene que ver con asuntos, estrategias, “visiones” o poderíos que los hombres se atribuyen erróneamente en la casa de Dios. No se faculta a nadie a tal proceder.



“La Biblia plantea que Pablo mandaba (como quien dicta resoluciones) -mando, jefatura-“ 1° Cor. 7: 12; 1° Tes. 4: 11; 2° Tes. 3: 4, 12; Tito: 1: 5

1° Cor. 7: 12 “Y a los demás yo digo, no el Señor: Si algún hermano tiene mujer que no sea creyente, y ella consiente en vivir con él, no la abandone.

1° Tes. 4: 11 “y que procuréis tener tranquilidad, y ocuparos en vuestros negocios, y trabajar con vuestras manos de la manera que os hemos mandado,”

 2° Tes. 3: 4, 12 “Y tenemos confianza respecto a vosotros en el Señor, en que hacéis y haréis lo que os hemos mandado.” “12 A los tales mandamos y exhortamos por nuestro Señor Jesucristo, que trabajando sosegadamente, coman su propio pan”.

Tito: 1: 5 “Por esta causa te dejé en Creta, para que corrigieses lo deficiente, y establecieses ancianos en cada ciudad, así como yo te mandé;”

Todos y cada uno de los pasajes que se muestran, dan fe de una sola cosa, de nuevo Pablo no manda a título personal sino en nombre del Señor. (1° Cor. 7: 10, 17; 2° Cor. 5: 20). Esto ya hace la diferencia. Como el punto anterior, él es el portavoz y no el generador de dichos mandatos. Su función como enviado (apóstol) es la de un embajador que comunica las directrices dadas por su Señor.  Así cuando dice “digo yo, no el Señor” expresa una opinión propia de algo que mira humanamente como la mejor decisión más no lo establece como un mandato del cual haya recibido una directriz específica de parte del Señor.

Para comprender las expresiones usadas por Pablo, es clave sopesarlas en su llamado apostólico. Es decir, nada hay de su propia intención cual si fuere su movimiento particular. Todo lo hace en función de su Señor. Esa es la diferencia de ser un apóstol a ser un caudillo.


Continuará…