Versículos…
¿controversiales? 8° parte
Escrito autóctono
Continuación…
La Función Apostólica
Sobre el liderazgo apostólico de Pablo sobre la iglesia
La gran mayoría de los
movimientos eclesiales modernos dicen que:
1.
La Biblia plantea que Pablo usaba de
exigencia 2° Cor. 9: 5
2.
La Biblia plantea que Pablo usaba de
severidad 2° Cor. 13. 10
3.
La Biblia plantea que Pablo demandaba
obediencia al punto de la separación
2° Tes. 3: 14 y 15
4.
La Biblia plantea que Pablo daba órdenes
1° Cor. 7: 17; 16: 1; 2° Tes. 3: 6, 10.
5.
La Biblia plantea que Pablo mandaba (como
quien dicta órdenes) “mando, jefatura” 1° Cor. 7: 10; 1° Tes. 4: 11; 2° Tes. 3:
4, 12; Tito: 1: 5
6.
La Biblia plantea que Pablo se atribuía
mandamientos 1° Cor. 7: 12 “Yo digo, no el Señor...”
7.
La Biblia plantea que Pablo se sentía el más
importante de los apóstoles recalcando su trabajo mayor que el de ellos y aún
no consultándoles nada 1° Cor. 15: 10; Gal. 1: 15 -17
¿Cómo
respondemos a cada una de estas supuestas validaciones de control o manejo de
asuntos en la iglesia por parte de los apóstoles y/o cualquier interpretación de maltrato a algún creyente?
Nunca
antes en la historia habíamos experimentado un renacimiento apostólico de
tantas proporciones como hoy. (Buena noticia diría alguien por allí). En un
momento dado, se dio un brote de la función apostólica tan desmedido, que casi
no había ningún movimiento que no tuviese uno o varios apóstoles como sus
máximos representantes. Inclusive se vio como el siguiente escalón de mando al
cual subir para muchos líderes y aún pastores. Sin embargo, se vino lo que era
de esperar, terminamos viendo hombres y mujeres seducidos por el poder y la fortuna
que eso supuestamente significaba, corrompiendo la figura apostólica y
denigrándola a casi una estrella de Hollywood.
Pero
dicha importante función más que brillar y sobresalir, debía ser una que
definiera un ejemplo mayor de servicio y trabajo arduo por causa de la cruz,
tal como el más grande de los apóstoles conocido : el mismo Cristo (Hebreos 3: 1). Entre los hombres, el
nombre más sonado es sin duda alguna el apóstol Pablo. Su titánica labor
también fue de la mano con su titánica humildad. Su obra, difícilmente emulada
por cualquiera de los otros apóstoles, quedó como un registro de lo que Dios
aún pondría como ejemplo de un verdadero apóstol. Su vida es y seguirá siendo
la mejor referencia de alguien llamado y constituido por el mismo Cristo para
desarrollar el apostolado.
Hoy
quienes así se hacen llamar no llegan ni a los tobillos de su obra, ni de su
ejemplo. Pero todos se toman de él para justificar lo que él nunca hubiese
hecho, ni le pasó por la mente jamás.
Veamos
los argumentos uno a uno:
“La Biblia plantea que Pablo usaba de exigencia “ 2° Cor.
9: 5
2°
Cor. 9: 5 “Por tanto,
tuve por necesario exhortar a los hermanos que fuesen primero a vosotros y
preparasen primero vuestra generosidad antes prometida, para que esté lista
como de generosidad, y no como de exigencia nuestra.”
El argumento para poner las cosas en
claro es breve y directo.
Pablo no está diciendo aquí que él
es exigente o que exige la ofrenda de los hermanos, sino que desea ponerlos
sobre aviso para que preparen su ofrenda como una bendición o generosidad y no
como algo obligado ni siquiera por ellos pues eso nunca tuvo esa connotación.
Tan es así que no se nombra la tal “exigencia” en ningún otro pasaje de la
Palabra. Finalmente esa es la confianza que ellos le han hecho sentir según los
versos 1 y 2 del pasaje. Solamente quiere asegurarse no tomarlos desprevenidos
al llegar. ¿Acaso debemos interpretarlo de otra forma para justificar una
actitud que realmente no existe en Pablo?
Muy
importante notar por cierto la finalidad de las ofrendas que él esta
promoviendo. No son para su uso, ni para su obra, ni para sus gastos personales
apostólicos, ni para sus necesidades “ministeriales”, ni para sus proyectos de
extensión “ministerial”, ni para su estabilidad y seguridad económicas. Tampoco
para cubrir los gastos de sus “campañas evangelísticas” en toda Asia. ¡SON PARA
LOS SANTOS NECESITADOS DE JERUSALEN!
¿Alguna duda?
“La Biblia plantea que Pablo usaba de severidad en algunos
casos” 2° Cor. 13. 10
2°
Cor. 13. 10 “Por esto
os escribo estando ausente, para no usar de severidad cuando esté presente,
conforme a la autoridad que el Señor me ha dado para edificación, y no para
destrucción.”
Es
conocido por todos el desorden que imperaba en la iglesia de Corinto. Pablo es
claro con respecto a lo que ha recibido de parte de Dios. Su posición es firme.
Esta es una enseñanza para todos aquellos a quienes Dios otorga alguna
responsabilidad en su iglesia. En lo concerniente al orden de Dios y su
doctrina, se debe tener la seriedad en decir y hacer las cosas tal como Dios lo
ha planteado y no a medias tintas pues la iglesia es columna y baluarte de la
verdad (1° Tim. 3: 15). Esta actitud puede no ser muy bien recibida por
algunos, pero debe de tenerse esa claridad para no dar ventaja al enemigo. Si
miramos lo que Pablo le dice a Timoteo y a Tito en sus cartas, les plantea
igual actitud y convicción. (1° Timoteo 1: 3 y 4, 19 y 20; Tito 2: 15; 3: 8,
10). Ahora, esta severidad no significa necesariamente la dureza de un regaño
como quien golpea, sino firmeza para rectificar la conducta pues como dice el
versículo, no se concede a nadie autoridad para destruir sino para edificar.
¿Cuál es el sentido de esto? Si analizamos la palabra “severidad” incluye en su
significado y sinónimos en nuestro idioma los términos rigurosidad,
inflexibilidad, rigidez, seriedad, intolerancia, aplomo. Actitudes firmes que
deben ser la característica de cómo ha de tratarse todo asunto concerniente a
la enseñanza y aplicación sana de la doctrina de Dios. Esto no quiere decir de
ninguna forma una recomendación o permiso para ser áspero, intolerante, grosero,
malhumorado, brusco, como temperamentos humanos para tratar a los demás. Una
cosa nada tiene que ver con la otra. Dicho de otra forma, la Verdad de Dios, su
Palabra, su doctrina; debe de imponerse categórica y enérgicamente con la
pureza e integridad que le significa y no adaptada al medio por conveniencias
pero con ternura (2º Cor. 10: 1; 1º Tes.
2: 7). Esa es la severidad de la que se habla. Tiene todo el respaldo de la
autoridad divina que busca llamar al arrepentimiento con prontitud y no
necesariamente vetar para condenación.
Continuará…