domingo, 25 de diciembre de 2016

El precio de vivir la verdad según la piedad. (11° parte)



El precio de vivir la verdad según la piedad. (11° parte)
Escrito autóctono

Continuación.

¿Qué respecto a la fama?

Puede darse el caso de que Dios le use poderosamente para la gloria de Él. Si es esa la situación, no crea que pasará inadvertido. Si el Señor hubiese venido en estos tiempos, le hubieran seguido los paparazzi con sus cámaras, los noticieros habrían buscado registrar sus maravillas en video; sin duda habría sido llevado a programas de TV para ser entrevistado.

Pero ¿cree que eso hubiera variado su objetivo? En ninguna manera.

Él no pagaría ni un centavo por promoverse, ni hecho invitaciones o publicidad para que las multitudes asistieran a sus reuniones masivas. No hubiese vendido su imagen ni sus mensajes. No habría procurado ni necesitado nada de eso. Tampoco habría concertado ningún patrocinio con nadie por su fama en lo absoluto.

Su fama se extendía y le seguía conforme lo leemos en la Palabra, pero eso no alteraba su objetivo personal ni su trato para con las personas. Eso no lo alejaba de los más humildes ni de los necesitados de Dios.

¡Qué maravilla cómo manejó su fama! Jamás la fama lo manejó a Él.

La realidad que vemos hoy es otra. Si el mundo lo honra por su fe en Cristo o la forma en que usted se los presenta o dice vivir el evangelio, algo debe andar mal. Dudo que sea Cristo produciéndolo en usted.

Porque para el mundo, Cristo es una locura. Para el mundo, la fe genuina no tiene cabida ni importancia.

Lo digo una vez más, el mundo podría aplaudir su profesión, sus logros como persona, sus capacidades, pero nunca, créame, nunca a Cristo en usted. El mundo es enemigo de Cristo y todo lo que tienda a parecérsele.

El mundo se postra ante el Cristo de la religión, pero odian al Verbo encarnado. Aman al mentado “niñito Dios”, pero no quieren saber nada de la obra Redentora de Jesús el hombre.

La filosofía que millones siguen, define que Dios está bien toda vez que no se meta en la vida; eso sí condicionan su creencia en Él toda vez que se muestre cuando se le ocupa.

Vivir la verdad según la piedad, no son apariencias ni máscaras para parecerlo. No es nada plástico. Es vida que se entiende con la vida. Es vida que huele a vida, no a muerto.

Vivir la verdad que es según la piedad, es el olor de Cristo en este mundo, aunque el mundo fétido se tape la nariz pues no resiste el dulce aroma de su Presencia. 

Fin. 


Próxima serie: Conocer a Dios...pero ¿nos conoce Él?

domingo, 18 de diciembre de 2016

El precio de vivir la verdad según la piedad. (10° parte)


El precio de vivir la verdad según la piedad. (10° parte)
Escrito autóctono

Continuación.

He leído a algún teólogo queriendo justificar el comercio que se hace en el reino, sacando a relucir el pasaje de 2° Reyes 4 en que una viuda necesitada es bendecida con multiplicación de aceite para que vendiéndolo pudiera pagar a los acreedores que querían tomar a sus hijos por siervos por causa de una deuda.

Según su conclusión, la viuda recibió gratis de Dios un milagro (gracia) el cual vendió y no regaló o dio gratis a otras viudas para que Dios la sostuviera a ella.

Como tantos otros pasajes que lamentablemente son sacados de contexto y tergiversados por algunos de estos “maestros” para “respaldar” acciones cuestionables, es importante poner las cosas en claro encarrilándolas a la sana doctrina.

Claramente la viuda no está realizando una labor evangelizadora y aprovechándose de sus vecinos a quienes “predica” para acaparar recursos para sí. Evidentemente la gracia recibida por la viuda en su caso no tiene ni la más mínima relación con las Palabras de Cristo en Mateo, ni las derriba.

Lo digo no por un asunto de dispensación de la gracia pues en realidad esta no ha comenzado sino a partir de la cruz. Así que el Señor cuando las dice está en la misma dispensación que la viuda.

Concluir según este “conocedor de la Palabra” que en algunos casos es válido comerciar en el reino con los dones recibidos, es peligroso pues se desestiman y hasta se anulan las Palabras del Señor. ¿Acaso se contradice Dios con su acción con la viuda y lo que envía a su Hijo a comunicarnos? ¿Tiene Dios la intención de que dudemos o que nos confundamos en alguna medida?

¡En ninguna manera!

El Señor en Mateo está hablando a aquellos que están siendo encomendados a extender el reino por medio del evangelio de las buenas noticias de salvación quienes a su vez están siendo capacitados y  habilitados para hacer su obra. No es el caso de la viuda por supuesto.

¡Qué interesante que dicho teólogo no resalta la fe de la viuda, ni el trabajo que tuvo que hacer yendo y viniendo para traer todas las vasijas que pudiera! Sin agregar claro está, que tenía que convencer a sus vecinos a prestarle las vasijas y luego dedicarse a vender el aceite.

Posiblemente si el apreciado teólogo profundiza en el pasaje, terminará dejando su pequeña oficina de negocios, para montar una industria que le venda a gran escala a sus hermanos en la fe basado en el pasaje en cuestión.

Amados, no crean a todo espíritu. Muchos doctores de la Palabra que aprobaron con creces sus estudios teológicos, tienen mentes reprobadas. No por saber las Escrituras de revés a derecho se tiene conocimiento de ella. Lo hemos dicho en otras ocasiones, esto no es de esta dimensión sino de otra, del Espíritu, y Él revela su Palabra a quienes quiere.

No por saber hebreo y griego y contar con los escritos originales, accederemos a la revelación de la Palabra, como muchos que corren tras esas cosas y se abren a los maestros que les llevan por allí creyéndoles todo y terminan engañados y enloquecidos.

Nadie puede impresionar a Dios con lo mucho que estudia, el nombre que tiene o la obra que ha hecho.

Lo que realmente necesitan muchos es abandonar la arrogancia por todo lo que dicen saber o los títulos que tienen, arrepentirse, y venir con corazón contrito y humillado al Señor.

Pero retomando nuestro tema…

¿Qué respecto a la fama?


Continuará…

domingo, 11 de diciembre de 2016

El precio de vivir la verdad según la piedad. (9° parte)




El precio de vivir la verdad según la piedad. (9° parte)
Escrito autóctono

Continuación.

Pero entonces ¿Cómo se compagina la verdad que es según la piedad que no es opulenta con una vida como la descrita?

Es simple, cuando la vida no depende de las riquezas y estas no controlan el corazón de la persona. Vuelva a leerlo: 1° Juan 3: 17 y 18

Muy diferente a eso es que usted pretenda la riqueza de manera ilegal o peor aún: a costa del reino. Y en esto debo ser todo lo claro que se necesita. Si Dios le ha otorgado un don y usted lo usa para lucrar, definitivamente está errado. “…de gracia recibisteis, dad de gracia.” dijo el mismo Señor (Mateo 10:8). Pero aquí no voy a ser un “legalista” que critica todo cuanto no sea gratis en las cosas del Señor. Debo ser igualmente todo lo honesto que se debe porque no todo en el extender el reino es gratis evidentemente.

Cuando digo “lucrar” me refiero a hacer riqueza y procurarla del reino. 

Hago la salvedad a aquellos a quienes el Espíritu ha señalado para que vivan del Evangelio por su arduo trabajo en él. Por supuesto ese “vivir del Evangelio” no atropella el principio del vivir la verdad según la piedad que no es usurera, ni avara, sino prudente. Todo lo que excede a eso, no proviene de Dios.

Todo cuanto hagamos para Dios procurando comunicar su mensaje o hacer lo que nos pide, debe ser tan gratis como el aire para aquellos a quienes va dirigido. Si hacerlo conlleva gasto, la enseñanza de la Palabra es que este debe ser cubierto por todos los hermanos involucrados y aquellos creyentes que gustosamente deseen desprenderse. Nunca por aquellos a los que se les quiere beneficiar con el mensaje.

El Señor nunca cobró por nada de lo que hacía, pero dice la Palabra que habían mujeres y personas influyentes que creían y apoyaban económicamente su labor. Eso cubría los muy seguros gastos que tenía en su trabajo. Más no estaba interesado en poseer una “cuenta bancaria” para “asegurar” su futuro personal con ese recurso. Para ese fin está el trabajo que no es del reino.

Los hermanos en la fe son eso, hermanos; es decir una familia. No son un negocio. Si quiere obtener riqueza de ellos legalmente, póngase una pulpería o bodeguita y justamente cobre lo justo, y de eso regale lo que quiera si así lo quiere.

Si ha amasado o está amasando riqueza por “servirle a Dios”, le digo con toda honestidad que usted está desenfocado y que ese recurso no se lo ha dado Dios. Si este es el caso mejor arrepiéntase. Si no lo hace la Palabra dice que la ira de Dios está sobre usted.


Continuará…


domingo, 4 de diciembre de 2016

El precio de vivir la verdad según la piedad. (8° parte)



El precio de vivir la verdad según la piedad. (8° parte)
Escrito autóctono

Continuación.


Este vivir la verdad según la piedad, provoca que uno se quede solo, en medio de un mundo que muere por la fama y la fortuna, anhelos tan fuertes…, tanto que hasta hermanos caen sucumbidos ante ellas. Porque es más fácil y placentera para nuestra carne que vivir la verdad que es conforme a la piedad. 

Pero aparte de esto y como otro de sus no atractivos, es que la verdad que va acorde a la piedad, es odiada.

Y también todos los que quieren vivir piadosamente en Cristo Jesús padecerán persecución;” 2° Timoteo 3: 12

¿Quién quiere ser aborrecido?, ¿Quién desea no ser aceptado?, ¿Quién quiere hacer el bien conforme a Dios y ser menospreciado o ridiculizado por ello?

Difícilmente alguien levantará la mano.

Hoy la impopularidad no parece ser tema entre los creyentes modernos atiborrados de tecnología y redes sociales en que quieren mostrar todo cuanto hacen para ser elogiados, deseosos del reconocimiento y la admiración.

Las palabras de Cristo: “…el mundo os aborrecerá” y “en el mundo tendréis aflicción”, no son parte de las cajitas de promesas bíblicas o las tristemente llamadas “palabritas de bendición” que muchos solicitan o quieren escuchar. De hecho lo dicho por el Señor les parecen palabras fuera de época.

Más no podemos esperar la admiración del mundo, ni su amor. 

¿Por qué? Porque esta forma de vivir no calza en este mundo injusto.

Muchos anhelan ministerios como el de Moisés, Elías, Ester, Daniel, Pablo, y otros grandes hombres y mujeres de Dios, pero no quieren leer cómo se negaron a sí mismos, cómo abrazaron los vituperios de Cristo, cómo -según relata hebreos- el mundo los consideró y trató como indignos pero de hecho el mundo no era digno de ellos.

Pero a decir verdad no deberíamos satanizar la fama y el éxito. Si el mundo aplaude sus logros “seculares”, deje que lo haga. No “reprenda” al diablo por ello. Escale con toda honestidad y limpieza su carrera. Obtenga  todo el recurso que ello puede darle. No hay pecado en ello. Si usted es un profesional excepcional y por ello gana mucho dinero, no se sienta indigno delante de Dios si es que usted es un verdadero creyente lavado con la sangre del Cordero. Lo que vale delante de Él es usted en Cristo, no su dinero. Solo tenga cuidado de no malinterpretar ese éxito con el de Dios o que su corazón sea engañado o seducido.

Pero entonces ¿Cómo se compagina la verdad que es según la piedad que no es opulenta con una vida como la que acabo de describir?


Continuará…