domingo, 25 de junio de 2023

Doctrinas y prácticas evangélicas en el ojo del escrutinio. 39° Parte

Doctrinas y prácticas evangélicas en el ojo del escrutinio. 39° Parte

Continuación…

De nuevo, si a la exaltación que son los hechos maravillosos de Dios le queremos poner música y cantarlos, no está mal, pero no creamos que solo así podemos alabar ni mucho menos lo hagamos una norma y aún peor, una costumbre.

Dice la Palabra textualmente “todo lo que respire alabe al Señor”. Piense... todo lo que respire, es decir aquello que tenga vida porque respira. Eso incluye a las plantas y a los animales y le aseguro que esas especies saben alabar a Dios muy bien, pero nunca han utilizado un instrumento musical para alabar. Tampoco he escuchado a un árbol o una flor cantar. Interesante. Expresan alabanza mostrando los hechos portentosos de Dios en ellos. Inclusive las cosas inanimadas nos hablan de esa grandeza de Dios como creador.

Eso me habla de una dimensión en la alabanza que no hemos conocido ni explotado, es decir el poder de la alabanza expresada que no incluye música ni cantos por ninguna parte.

Sí, podemos alabar a Dios con cantos, hay poder en ello. Podemos agregarle música con instrumentos si los poseemos sin problema alguno, más no perdamos de vista todas las formas en que podríamos alabar a Dios aún sin tener instrumentos a la mano o un ritmo musical determinado para cantar, y disfrutar de lo que es alabar al Señor en toda su expresión.

Veredicto: Quizá más que un veredicto, podemos concluir certeramente que la alabanza, no es ni nunca será música alegre ni cantos rápidos o dinámicos, sino un corazón alegre y maravillado que reconoce la grandeza de su Dios y no la calla.

 

15- ¿La adoración son cantos lentos y música suave y relajante?

No; creerlo así es una visión corta. De hecho la adoración no tiene absolutamente nada que ver con música de estas características aunque para adorar a Dios nos hayamos acostumbrado a cantar algo suave o a escuchar música relajante y cerremos los ojos como para ingresar al ámbito espiritual.

Como lo hemos dicho anteriormente, la música tiene el poder de afectar nuestras emociones y aún de disponer nuestro corazón a un suceso espiritual, pero porque así prácticamente ya nos hemos programado para ello. Sin embargo la adoración no es música ni cantos ni un estilo de música determinado, es un estilo pero de vida.

Continuará…

 

domingo, 18 de junio de 2023

Doctrinas y prácticas evangélicas en el ojo del escrutinio. 38° Parte

Doctrinas y prácticas evangélicas en el ojo del escrutinio. 38° Parte

Continuación…

Como ya mencionamos, alabar con música no está mal, podemos hacerlo si contamos con los elementos esenciales: instrumentos musicales e intérpretes para esos instrumentos y también exponentes del canto. Pero no porque la música o el canto haga de la alabanza algo más, porque en realidad la alabanza no los necesita para serlo. No perdamos el norte de la alabanza centrándonos en la virtuosidad de un exponente de la música o el canto. Es hermoso escuchar una música bien ejecutada y una buena voz pero aparte de disponer nuestro corazón y eventualmente bendecirnos, nada más. La unción de Dios no las requieren necesariamente, pero tampoco las suprime.

El punto es que lamentablemente minimizamos la alabanza en el sentido de que si alguien nos decía que quería alabar a Dios, automáticamente nos preparábamos para escuchar una canción. Siempre nos acostumbramos a que la alabanza involucrara música y/o canto o tuviera que ver con ellos. En otras palabras, cuando mencionábamos “alabanza” inmediatamente tomábamos uno o más instrumentos, o mínimo pensábamos en cánticos aunque no tuviésemos a la mano ningún instrumento. Craso error, porque la alabanza bíblicamente hablando no es ni música, ni la contiene necesariamente, ni son cantos siempre cantos.

Entonces ¿Qué es la alabanza?

Es o significa exaltación a Dios. Todo lo que tiene que ver con el testimonio de su grandeza, de sus hechos gloriosos y portentosos incluyéndonos, todo lo que lo hace a él Dios sublime por sobre todas las cosas. En pentecostés, fueron las expresiones de las maravillas de Dios que impactaron a los oyentes. Oírlas en sus propios idiomas proclamadas en las gargantas de unos judíos que no sabían esos idiomas por supuesto. Aquello fue la obra sobrenatural del Espíritu al bautizarles. Eran alabanzas. Alabar es proclamar la grandeza de Dios. No nos dice la Palabra que cantaron ni realizaron un concierto de música. pero a todas luces alabaron.

Debemos quitar de nuestra mente el concepto de alabanza sinónimo de música o canto y viceversa en la casa de Dios. Toda programación que tengamos de que el tiempo de alabanza es un tiempo de fiesta de música y cantos, no compagina con la verdad.

Continuará…

 

domingo, 11 de junio de 2023

Doctrinas y prácticas evangélicas en el ojo del escrutinio. 37° Parte

Doctrinas y prácticas evangélicas en el ojo del escrutinio. 37° Parte

Continuación…

Entonces podemos alabar y adorar con música externa si la poseemos, pero no la hace imprescindible para que alabemos ni mucho menos para que adoremos. Y digo mucho menos, porque la adoración ahora es un tema de lo profundo del adorador en relación con aquel que ahora vive dentro de él y allí no se puede llevar instrumentos ni nada material. Todo sucede en el ámbito espiritual.

La alabanza y adoración son poderosas y el creyente genuino puede experimentarlas en su poder total sin requerir nada más que su espíritu. ¡Aleluya!

Los salmistas dejaron de ser unos cuantos que tenían la gracia para componer música, letras o interpretar un instrumento, ahora todos los redimidos son salmistas porque todos son llamados a adorar en espíritu y verdad. Así mismo todos son llamados a alabar como seres vivos que son, porque todos tienen la capacidad de proclamar las grandezas de su Dios y para ello no ocupan música.

Veredicto: Entonces no, la música no es imprescindible ni para adorar ni para alabar hoy. Si la tenemos, la usamos; si no la tenemos, no la necesitamos. 


14- ¿La alabanza son cantos rápidos y música alegre y dinámica?

Quizás sentirá que ya fue suficiente con lo que hablamos en el punto anterior pero en verdad no tengo la menor duda que muchos tienen preguntas pendientes en este tema. Por ello es necesario profundizar y aclarar aún más este punto desde la perspectiva de el canto y la música alegre que los hemos asociado por siglos sí o sí a la alabanza. En el punto que sigue a este haremos el análisis pero respecto a la adoración.

Continuará…

 

domingo, 4 de junio de 2023

Doctrinas y prácticas evangélicas en el ojo del escrutinio. 36° Parte

Doctrinas y prácticas evangélicas en el ojo del escrutinio. 36° Parte

Continuación…

13- ¿Es la música imprescindible en la alabanza o en la adoración?

La música es un medio, no un fin en sí misma. Por haber sido creada por Dios, posee un poder. Afecta nuestras emociones y conmueve el ámbito espiritual. Todos la hemos experimentado. Ahora bien, Dios la incluyó dentro de la liturgia de alabanza y adoración en su pueblo Israel. La música fue parte y ordenanza inclusive en el templo israelita. Los Salmos nos lo testifican. La música nos ha ayudado como medio para llevar exaltación a Dios y disponer nuestro corazón al mover del Espíritu. Por todo esto, no podemos implicarle pecado solo porque los hombres la hallan contaminado. Ella sigue teniendo el poder original que Dios le otorgó.

Sin embargo, debemos saber hacer la diferencia de su uso y no elevarla a una posición que no tiene. En otras palabras, no se trata de hacerle imprescindible como si su ausencia afectara nuestra alabanza o inclusive nuestra adoración. Por el poder que tiene, se ha tergiversado su rol convirtiéndola en un fin en la casa del Señor. Aunado a ella están los cánticos que sí son ordenanza para nuestra edificación en el Nuevo Testamento, pero..., ¿deben tener música para completar su propósito? Yo creo y digo que no necesariamente.

La adoración y la alabanza cambiaron a partir de la cruz porque el “sitio” en donde eran necesarias, también cambió. El templo santuario antes físico y material y definido para un solo pueblo por el mismo Dios, cambió a uno de carne y espiritual para todas las naciones. Toda la liturgia del material para un pueblo específico, terminó; para ahora transformarse completamente a una adoración en espíritu y verdadera, algo más íntimo pero también más extendido si se quiere pues ya no se trataba de ciertos ministros consagrados para ejercerla y ministrarla dentro de ese pueblo específico, sino de corazones transformados en adoradores de todas las naciones, adorando en todas partes sin necesitar nada más que su mismo ser para hacerlo. En alguna forma la música se lleva ahora por dentro. Eso no la excluyó, sino que la interiorizó sin necesidad de espiritualizar ningún instrumento.

Continuará…