Adán y Jesús (24° Parte)
Escrito autóctono
…Continuación:
Pero hay más.
Si Jesús hubiese habitado en este mundo como
Dios-hombre, como ya comenté esa mezcla no es posible porque Dios no puede
fusionarse con la naturaleza humana pues es carne y Él no tiene relación con
ella aunque fuese perfecta y santa (como lo fue Adán en su momento) ni mucho
menos manchada (como resultó luego del pecado).
Dios hizo al hombre con la posibilidad de pecar y
pecar es algo que Dios no puede hacer (1°
Juan 3: 6 y 9; 5: 18). La
facultad de pecar está en la naturaleza humana pero en Dios, ni siquiera
existe ni hay la más mínima posibilidad.
Así que Cristo aquí en la tierra fue hombre, total y
completamente hombre. Comprenderlo no niega en ninguna forma su Divinidad que
tuvo lugar antes de venir a este mundo y lo retomó después de pasar por este
mundo. Dios se hizo totalmente hombre en Cristo, no un Dios-hombre, ni un semi-dios,
ni un hombre Divino.
Tampoco pasemos por alto que Dios despojado de sí ya
no puede continuar siendo Dios. Pero a la verdad tampoco puede ser hombre. Para
serlo necesariamente tiene que nacer como hombre en esta dimensión, participando
de la naturaleza humana y carnal propia de todos nosotros los hombres. Solo así
puede experimentar nuestras calamidades.
Cristo se despojó de su Divinidad, dejó de ser Dios y
vino a ser un ser humano entre nosotros, naciendo como nacemos, creciendo y
desarrollándose como nosotros y viviendo como vivimos. Sometido a nuestras
mismas penurias y bajo este mismo sol. Además, muriendo como morimos. Nunca
existió ni existirá naturaleza humana en Dios, es imposible; así como nunca
existió Divinidad en el Cristo humano, no es compatible.
Por todo esto, la Palabra nos muestra sin confusión
alguna que al no haber nunca un Dios-hombre, tampoco por supuesto un niño-Dios.
Por consiguiente nunca existió una madre de Dios.
Quizá usted dirá: bueno eso es claro para mí, yo no
creo que María sea la madre de Dios. Sin embargo, en la medida que usted crea
que Jesús es Dios la hace a ella algo que nunca fue. En la Escritura no se le
llama a María nunca de esa forma en ningún pasaje, se le llama “la madre del
Señor” (Lucas 1: 43). María nunca
fue la madre de una Deidad (un ser Divino). Fue la madre de un ser que habiendo
sido Divino, decidió tomar la forma de hombre naciendo como cualquiera de
nosotros de una mujer. A María también se le llamó “la madre de Jesús” (Juan 2: 1 y 3; Hechos 1: 14). Jesús significa Salvador (Mateo 1: 21). Él es Emanuel, aquel que es el Eterno Dios, quien se hizo hombre
y habitó entre nosotros (Mateo 1: 23).
Continuará…