Adán y Jesús (21° Parte)
Escrito autóctono
…Continuación:
Aquí es donde existe un punto doctrinal discordante de
siglos que tiene a muchos enredados creyendo mal. Lo dije anteriormente. Me
sorprende haber leído y escuchado a grandes siervos de Dios que creen en la
literal Divinidad terrena de Cristo. Es decir, que el hijo de Dios nacido un
día en un pesebre es Dios textualmente. Se canta dulcemente hasta en cantos de
compositores cristianos que proclaman a aquel, como el niño Dios aunque no
aceptan bajo ninguna circunstancia que María fuera madre de Dios (¿¿¿???). Es
que pensar ambas como un hecho es contradictor.
Este razonamiento, fue pugna luego de los primeros 3
siglos del cristianismo simple en que no tenían ninguna disyuntiva basado en
ello, pero que gracias a la “iglesia-estado” que vino después, generó concilios
históricos que apuntaron la divinidad del niño como la que se debía creer y por
ende posteriormente que su madre podía ser considerada la madre de Dios,
implementándose como dogma que ha sido entre otras cosas detonante de innumerables
sectas y más movimientos religiosos que no aceptaron este razonamiento durante
los últimos 1700 años.
Pero comprender la Divinidad de Cristo no debería ser
nada problemático pues la Escritura no nos lleva a confusión en ninguna parte.
El asunto se tornó más en un choque de poderes e intereses religiosos que en otra
cosa. Quizá hasta usted es parte de ese juego humano de querer interpretar la
Palabra de Dios desde la perspectiva humana lo que es inverosímil pues ella ha
de ser comprendida desde un espíritu vivo y no muerto como luce en la raza
humana común.
¡Jesucristo es Eternamente Divino!; ¡Él es Dios Eternamente!; pero ello ha
de comprenderse desde la perspectiva eterna, no desde el ínfimo segmento de
nuestra dimensión de espacio y tiempo para la cual hace una excepción con
el fin de hacerse hombre. No existía otra forma para poder cumplir con su obra
de redención.
Jesús como Dios literalmente, no podría haber sido
tentado (Santiago 1: 13). Tampoco podría
pecar; pero haciéndose hombre se sometió a la total capacidad de pecar siendo como
cualquiera de nosotros. Caso contrario no leeríamos nunca en los evangelios que
el enemigo se acercara a tentarle para que pecara. Pensarlo de otra forma es
ignorar la Palabra.
Recordemos este principio: se comete pecado cuando se
peca y al pecar, condena al pecador. Y Jesús nunca pecó.
Comprender esta verdad de la Palabra nos comienza a enseñar
entonces que el Jesús Divino (Dios-hombre), nunca existió, no podría haber
existido ni estuvo en el plan de Dios venir a nosotros como tal. Así que el Verbo
Glorioso, el Eterno Dios, en su revelación humana como Jesús en nuestra
dimensión, no fue Dios. Pero espere, no se escandalice sin razón.
Es necesario continuar aclarando la mala
interpretación que por siglos se le ha dado a la Palabra insistiendo que Jesús (el
Cristo hecho hombre) es Dios.
Continuará…