domingo, 25 de septiembre de 2016

Adán y Jesús (24° Parte)



Adán y Jesús  (24° Parte)
Escrito autóctono

…Continuación:

Pero hay más.

Si Jesús hubiese habitado en este mundo como Dios-hombre, como ya comenté esa mezcla no es posible porque Dios no puede fusionarse con la naturaleza humana pues es carne y Él no tiene relación con ella aunque fuese perfecta y santa (como lo fue Adán en su momento) ni mucho menos manchada (como resultó luego del pecado).

Dios hizo al hombre con la posibilidad de pecar y pecar es algo que Dios no puede hacer (1° Juan 3: 6 y 9; 5: 18). La facultad de pecar está en la naturaleza humana pero en Dios, ni siquiera existe ni hay la más mínima posibilidad.

Así que Cristo aquí en la tierra fue hombre, total y completamente hombre. Comprenderlo no niega en ninguna forma su Divinidad que tuvo lugar antes de venir a este mundo y lo retomó después de pasar por este mundo. Dios se hizo totalmente hombre en Cristo, no un Dios-hombre, ni un semi-dios, ni un hombre Divino.

Tampoco pasemos por alto que Dios despojado de sí ya no puede continuar siendo Dios. Pero a la verdad tampoco puede ser hombre. Para serlo necesariamente tiene que nacer como hombre en esta dimensión, participando de la naturaleza humana y carnal propia de todos nosotros los hombres. Solo así puede experimentar nuestras calamidades.

Cristo se despojó de su Divinidad, dejó de ser Dios y vino a ser un ser humano entre nosotros, naciendo como nacemos, creciendo y desarrollándose como nosotros y viviendo como vivimos. Sometido a nuestras mismas penurias y bajo este mismo sol. Además, muriendo como morimos. Nunca existió ni existirá naturaleza humana en Dios, es imposible; así como nunca existió Divinidad en el Cristo humano, no es compatible.

Por todo esto, la Palabra nos muestra sin confusión alguna que al no haber nunca un Dios-hombre, tampoco por supuesto un niño-Dios. Por consiguiente nunca existió una madre de Dios.

Quizá usted dirá: bueno eso es claro para mí, yo no creo que María sea la madre de Dios. Sin embargo, en la medida que usted crea que Jesús es Dios la hace a ella algo que nunca fue. En la Escritura no se le llama a María nunca de esa forma en ningún pasaje, se le llama “la madre del Señor” (Lucas 1: 43). María nunca fue la madre de una Deidad (un ser Divino). Fue la madre de un ser que habiendo sido Divino, decidió tomar la forma de hombre naciendo como cualquiera de nosotros de una mujer. A María también se le llamó “la madre de Jesús” (Juan 2: 1 y 3; Hechos 1: 14). Jesús significa Salvador (Mateo 1: 21). Él es Emanuel, aquel que es el Eterno Dios, quien se hizo hombre y habitó entre nosotros (Mateo 1: 23).


Continuará…