domingo, 27 de diciembre de 2020

La Dinámica del Perdón (10° parte)

La Dinámica del Perdón (10° parte)

Continuación…

Veamos ahora una condición importantísima más que nos pone la Palabra en otro pasaje

Marcos 11:25-26. “Y cuando estéis orando, perdonad, si tenéis algo contra alguno (ya que recuerdas que alguien te ofendió), para que también vuestro Padre que está en los cielos os perdone a vosotros vuestras ofensas. Porque si vosotros no perdonaís, tampoco vuestro Padre que está en los cielos os perdonará vuestras ofensas.”

Calza muy bien con algo que ya vimos; si fui ofendido, la Palabra me manda primero a perdonar, es decir que al buscar al que me ofendió ya le haya perdonado de previo, desde antes de hablar con él (perdonar por adelantado). Eso no pretende descartar la importancia que tiene el que busque al que me ofendió para hacerle ver su error y lo mal que me sentí con su actitud, más debo hacerlo en un espíritu restaurador y de amor.

¿Por qué la Palabra me plantea un perdón por adelantado? Porque ese perdón predispone al corazón para que al hablar con el que ofendió no tome preponderancia el dolor que podría provocar exigencias y acusaciones que en vez de colaborar pueden empeorar la situación. Así que eso ayuda a generar un buen ambiente primeramente en nosotros para generar una conversación que traiga arrepentimiento en el ofensor. Si lo hay, se restablece la comunión. Si no, debo mantenerle mi perdón aún así y de mi parte contar como si se hubiera dado el arrepentimiento.

El deseo de Dios es que tanto ofensor como ofendido queden libres, pero si el ofensor no se arrepiente, finalmente cargará con su ofensa lo que a la vez estorba su oración por su desobediencia, por no perdonar, por no proceder con misericordia (Mateo 18: 23-34, Dt.1: 42-45, 1° Samuel 14: 37; 28: 6). Tal persona afecta hasta su relación con el Señor, pero en el caso del ofendido, queda libre.

No podemos pasar por alto que también la condición es vital para también ser objeto del perdón divino. ¡Cómo olvidamos esto tan esencial!

Es increíble, pero Dios conociéndonos llevó la situación al extremo; si no perdonamos, tampoco nos perdonará Él. Eso debería ser suficiente para que procedamos de inmediato. 

¿O desea andar por allí sin el perdón del Señor?

Continuará…


domingo, 20 de diciembre de 2020

La Dinámica del Perdón (9° parte)

La Dinámica del Perdón (9° parte)

Continuación…

Por su parte, el publicano era mal visto por los suyos pues se le consideraba un traidor a su pueblo pues trabajaba para el conquistador cobrando sus impuestos en detrimento de sus propios hermanos con el fin de subsistir. Agregaban a esa traición exprimir desmedidamente a sus coterráneos para enriquecerse. Es decir ignoraban la consideración hacia los demás por un interés personal. Tanto el gentil como el publicano tenían una pésima imagen y reputación para el judío por lo que la comparación era muy válida. Para el caso que nos ocupa, tener a alguien como publicano no significaba ponerle al nivel de uno de ellos y menospreciarlo, esa no era la enseñanza de Jesús. Se trataba de que comprendieran lo que hacían en comparación con lo que hacen quienes no proceden a perdonar (solo vivir por un interés personal sin importarle la comunión con sus hermanos producto del orgullo definitivamente).

Recordemos que la enseñanza clara del Señor siempre estuvo definida hacia el amor, nunca al menosprecio ni mucho menos al maltrato. Recordemos que el Señor está hablando a sus seguidores quienes conformarán su iglesia y eso aclara que no pretende allí el trato judío sino uno diferente: el de corazones renacidos en donde no debían existir las distinciones que sí eran propias en el trato judío.

En resumen, significaba que para Dios el pecado de falta de consideración y orgullo del publicano para con sus paisanos así como el del gentil de ignorar a Dios y sus mandamientos era similar al pecado de aquel que reaccionaba negativamente o de forma despreocupada frente al esfuerzo de querer llevarlo a reparar una relación. Tener a un hermano como gentil y publicano es la comparación más exacta que hace el Señor sobre cómo alguien cree estar y sentirse bien, alejado del mandamiento del Señor hacia la concordia; sobre su desconsideración para con quienes le aman y son su familia por anteponer un orgullo vano; pero nos llama a siempre a estar prestos para restaurarle con un espíritu de amor.

A usted le puede convencer esta interpretación o pensar que es diferente… no hay problema… está en todo su derecho. Finalmente la idea es que llegue a una conclusión justa, no religiosa ni legalista, y que proceda a vivirla para solucionar situaciones no para complicarlas.

Es muy importante que lo entendamos y no caigamos en definiciones inválidas que por supuesto pierden de vista el panorama macro del propósito y plan de Dios.

Continuará…


domingo, 13 de diciembre de 2020

La Dinámica del Perdón (8° parte)

La Dinámica del Perdón (8° parte)

Continuación…

¿Cómo se debe reprender al hermano que nos ofendió? de la manera que lo haríamos con alguien a quien respetamos y amamos mucho. La Palabra dice que debemos considerar a los demás como mayores a nosotros (Filipenses 2: 3) y también “considerándonos  a nosotros mismos” porque también nosotros fallamos (Gálatas 6: 1).

¿Cómo deberíamos otorgar el perdón? Bajo el mismo concepto de amor pero también de consideración. Debemos tratar el pecado o error de los otros de la misma manera que nos gustaría ser tratados en un caso en que nosotros seamos los que nos equivocamos porque sucede y sucederá  muchas veces. (La regla de oro: Mateo 7: 12)

CUARTO: (otra regla: 70 veces 7 igual a 490) el concepto en sí es Perdonar por adelantado. La Palabra nos llama a acudir al ofensor para amonestarle, llamar su atención pero habiéndole ya perdonado acepte o no acepte la amonestación como nos lo reafirma lo siguiente en el pasaje. En otras palabras, debíamos hacerlo con fe, esperando una buena reacción de aquel que nos ofendió, pero sabiendo o al menos teniendo claro que puede suceder lo contrario y eso no nos debe quitar la paz, sino llevarnos a lo que nos dice el pasaje seguidamente si la situación se tornase verdaderamente muy seria.

QUINTO: “Tenlo por gentil y publicano” Acá saltarán los legalistas diciendo: “Qué bien, ahora sí que no le volveré a hablar a este carnal nunca más. Será como un gentil y publicano para mi es decir una escoria”.

Pero… ¿qué significa para nosotros? ¿en qué coincide un gentil y un publicano en el contexto judío que nos deje una enseñanza a considerar? Veámoslo.

El gentil es todo aquel que no es de la nación de Israel quien estaba exento de las promesas y bendiciones del pueblo de Dios y ajeno a sus mandamientos. Por ser paganos, eran incircuncisos e idólatras politeístas es decir que tenían muchos dioses. Tal era la forma en que los veía y consideraba el judío que lamentablemente los trataba con menosprecio pues no eran como él. Para el judío, el gentil era una criatura de Dios pero sin relación con Él, algo así como un animal. Evidentemente en el plan y propósito de Dios, el asunto iba en otra dirección. ¿Cómo se sentía el gentil con eso? Pues se lo tomaba como nada, puesto que siendo ignorante del Dios de los judíos aún así vivía “feliz” sin Él, así que creía no necesitarlo. Y aquí está la parte que necesitamos entender: muchos que dicen conocer a Dios viven de forma similar. En otras palabras, escuchan el mandamiento y para ellos es como si nada. Entonces la Palabra nos aconseja a no complicarnos con hermanos así exponiéndolos a hacer más grande su pecado. Pero ojo, eso no significa menosprecio. Considerar a alguien gentil no quiere decir que le desestimemos por tan cuestionada actitud, sino que le tratemos con amor confiando pueda reaccionar en algún momento.

Continuará…


domingo, 6 de diciembre de 2020

La Dinámica del Perdón (7° parte)

La Dinámica del Perdón (7° parte)

Continuación…

Principalmente las cosas deben arreglarse en la medida de lo posible entre los involucrados en una situación y nada más que ellos de manera madura, obediente y cierta.

Mateo 18: 15 plantea un caso similar: “Por tanto, si tu hermano peca contra ti, ve y repréndele estando tú y él solos; si te oyere, has ganado a tu hermano.” Acá debería terminar, pero claro, algunas situaciones no son tan simples y requiere ir un poco más allá. Continúa el pasaje:

16 “Mas si no te oyere, toma aún contigo a uno o dos, para que en boca de dos o tres testigos conste toda palabra”.

17 Si no los oyere a ellos, dilo a la iglesia; y si no oyere a la iglesia, tenle por gentil y publicano.  

Este pasaje así como el anterior necesitan un análisis más profundo para obtener toda su riqueza:

PRIMERO: Note el verbo “Ve” que es una acción de ir a buscar al hermano que te ofendió. Tal como el caso primero de ser quien ofende, acá igual se le pide al ofendido encontrarse con el que provocó un daño para arreglarse. En otras palabras, la Escritura nos enseña a que las partes involucradas en un problema se busquen el uno al otro lo antes posible previendo que una situación se haga más grande con el tiempo y hasta se vean afectados otros. ¡Sabio es Dios!

SEGUNDO: El perdón que nos plantean ambos versículos, en el griego significa “dejarle ir” es decir no apresarlo contigo. Habla de liberar pero también de liberarse.

TERCERO y muy importante: Reprensión en griego es epitimao. Este término significa reconvenir, amonestar (que significa hacer una llamada de atención) en este caso para ordenar una relación. Esta reprensión no significa nunca regaño, golpe o demanda al punto de avergonzar o exponer; valga aclarar.

Nos dice el pasaje: “Si tu hermano pecare contra ti, repréndele estando tu y él solos” (note que se  presenta al ofendido buscando al que dañó pero con una actitud de amor, no de queja destructora. El amor no hace mal al prójimo. (no paga mal por mal...) no maldice por maldición. El amor debe imperar como actitud para arreglo principalmente del ofendido.

Y -muy importante-, estando el ofendido y el ofensor solos en primera instancia, pues de nuevo en todo problema vemos como siempre resultan otros involucrados por el mal manejo que hacemos de las situaciones. El Señor nos lo quiere enfatizar porque no se debe pasar por alto esto en un proceso. La idea es evitar que un daño se extienda.

Continuará…