La Voluntad de Dios para mi vida (4° Parte)
Escrito autóctono
Continuación…
El tema es que pensar en una voluntad de
Dios para mi vida, me designa como su objetivo, y a todos aquellos que están
también esperándola, su objetivo; en forma de un ideal para llevar a cabo su
obra. Creerlo así es lo que percibo arrogante de nuestra parte, como quien se
siente imprescindible para Dios.
Creo más bien que participamos en el
propósito de la Voluntad de Dios, pero en un propósito que concurre, así como
todos aquellos que leemos en la Palabra, pero no somos ni el medio ni mucho
menos el fin de ese propósito. Tampoco preponderantes para que se consuma.
¿Cuál es nuestro papel en la Voluntad de
Dios?, lo ejemplarizo en la siguiente ilustración: Imagine a la Voluntad de
Dios como la obra que se compuso para ser interpretada por una Orquesta
sinfónica que tendrá a un solista violinista. Bien el autor de la Obra y
director de la Orquesta es Dios, el solista es Cristo y los músicos que
acompañan son los creyentes todos. La Obra no es compuesta para los músicos como un fin sino para el
solista. Esta pretende que se muestre y resalte por sobre todos. La idea es que
el solista se luzca, aunque haya también participando otros muchos violinistas,
y muchos músicos más.
Ellos no son el objetivo de la obra, solo la
respaldan en conjunto siendo parte del arreglo que el compositor diseñó. La obra fue pensada por el autor de manera
que todos los músicos concuerden; nadie hace lo que quiere pues la partitura
está ya escrita y cada músico armoniza dentro del todo.
Imagine lo descoordinado e inentendible que
sería armónicamente la presentación, si cada músico interpreta otra obra y no
la que se ocupa.
Ahora bien, si pudiéramos escuchar a cada
músico ensayando su parte individualmente, muy seguramente no entenderíamos la
obra ni lograríamos identificarla. Pero cuando los escuchamos a todos con lo
que hacen las diferentes secciones de la Orquesta, ya sea de percusión, cuerdas,
trompetas, flautas, piano, todo; y escuchamos al solista hacer lo suyo, vemos
que la obra tenía sentido y es majestuosa.
Otra vez, la obra no fue escrita centrada
en los timbales, tampoco en la clave o los instrumentos de viento. El
compositor no los hizo su objetivo. En su mente estos instrumentos participan
de la obra y no la obra se funda en ellos.
Continuará…