La Voluntad de Dios para mi vida (3° Parte)
Escrito autóctono
Continuación…
La
primera y más ampliamente aceptada
definición -la posibilidad de una Voluntad de Dios diseñada para cada quien- es
la que me invita a reflexionar y por supuesto a hallarle sustento en la Palabra
si lo tiene. Por su parte La
segunda: en que la Voluntad o Propósito de Dios es un único y poderoso
fluir que transita la eternidad e historia humana desde la eternidad y hasta la
eternidad, a la cual debe alinearse todo hombre, es la que me parece más
acertada.
Sé que en este momento alguien puede
replicarme diciendo que sí la ve claramente en la Palabra cuando Dios llamó a algunos
para algo que cambiaría sus generaciones. Le digo que no lo pongo en duda, solo
que eso no lo demuestra como para que se genere la práctica o el concepto que hoy
es tan común.
No me juzgue. Debe leer hasta el final para
ubicar la perspectiva de mi punto.
Permítame continuar y procurar ser más
preciso.
Pensar que nosotros somos el objetivo de la
Voluntad de Dios; que se centra en nosotros, con quienes somos o lo que hacemos,
me parece un error.
Es decir, que para que Dios lleve a cabo
cualquier plan o propósito que tenga, necesariamente ocupa de nosotros los
hombres…; disiento con ello. No creo que esté pensando en asignarnos ciertas tareas para ese fin
Creo más bien que La Voluntad de Dios lo comprende
solo a Él, que tiene que ver con Él, con quien es Él y con lo que Él hace y ha
pensado hacer, no más. Nuestro papel es asimilarla (porque ya ha sido revelada)
y obedecerla. Nada más que eso.
No creo que Dios esté llenando “huequitos”
para completar su Voluntad sino que ya el objetivo de ella está definido. Somos
nosotros los llamados a adentrarnos en una corriente que ya existe.
Continuará…