domingo, 29 de agosto de 2021

Conversando con los pecadores 9°Parte

Conversando con los pecadores 9°Parte

Continuación

Yo creo que si cambiamos nuestra forma de tratar a la gente, comenzamos con el pie derecho causando un impacto positivo en ellos, porque a la verdad las personas tienen como normal ser tratados mal y ser menospreciados. A nadie le gusta eso, pero es lo común. Cuando alguien rompe ese esquema, hace la diferencia.

Entonces, debemos desechar cualquier indicio, hasta el más mínimo de referirnos a ellos como los “pecadores perdidos que están ciegos y condenados a la perdición eterna”.

No estoy hablando de una nueva evangelización, pero al leer la biblia con una mente transformada que nos dice toda la verdad de las consecuencias del pecado, no es igual que se las apliquemos a las personas que no lo entienden de buenas a primeras con toda la dureza del caso. Craso error de muchos que quieren evangelizar hoy como con un hacha en la mano y no con una espada.

No podemos obviar el peligro inminente en el que se encuentran quienes no conocen al Señor, pero debemos tener mucho tacto.

Los Escribas y Fariseos tenían esa costumbre; se llenaban la boca con un mensaje totalmente condenatorio pero ellos se excluían a sí mismos. ¡Qué mal! Y el Señor los exhortó duramente por ello.


8-    Buenas Noticias en primera persona

Hemos olvidado que el mensaje del evangelio son buenas noticias, pero buenas noticias que hemos experimentado en carne propia como una realidad, no condenación. En otras palabras, el evangelio es oportunidad. El evangelio no es la noticia de la condenación sino la buena noticia para evitarla.

Nuestra conversación con el pecador debería comenzar y basarse totalmente en la misericordia que hemos experimentado por parte de Dios a pesar de que somos un pecador más.

continuará


domingo, 22 de agosto de 2021

Conversando con los pecadores 8°Parte

Conversando con los pecadores 8°Parte

Continuación

7-    De Igual a igual

El pecador ha de vernos como otro pecador que no está jugando a ser santo, sino desarrollándose en agradar a su Señor por la fe a fin de no pecar. Alguien que recibió misericordia del Señor y trabaja día a día en ello. Es más, alguien que ha podido lidiar con el pecado y salir avante. Para él esa podría ser una imagen, nosotros sabemos que es el Señor que lo ha hecho y lo hace en nosotros.

El pecador ha de llegar a considerar que sí se puede ser libre porque nosotros pudimos por la fe en Cristo y allí está el punto… el pecador ha de llegar a saberse pecador porque se lo hacemos saber con la Palabra pero no porque nosotros se lo achacamos hundiendo nuestro dedo en su pecho, más bien porque ve en nosotros ejemplo de una vida diferente. Debe saber que debe dejar el pecado por una decisión personal y porque este lo está hundiendo en la perdición más y más tal como Dios quiere que sepa. Pero  nosotros debemos comprender claramente que quien convence al mundo de pecado no somos nosotros, es el Espíritu (Juan 16: 8). Allí comienza la obra.

También y no menos importante al hablar con alguien inconverso, es que debemos evitar referirnos a él como quien está mal. Ya lo decía desde el principio. Claro que sabemos dónde está la enfermedad sin duda, pero ese solo hecho también nos puede colocar en una posición que nos enfrenta a él si no lo sabemos manejar, no nos identifica con él.

Me pongo en el lugar de los pecadores que tuvieron la dicha de conocer al Señor cuando él vino hace 2000 años y  tratar de pensar en lo que pensaron.

¿Cómo es posible que este hombre quisiera estar con ellos y ser su amigo siendo quien era, que no actuaba como ellos pero aún así les era atractivo? ¿Cómo alguien podía hablar con tanta claridad y vivir conforme hablaba sin tener que pecar y por sobre todo ser accesible?

Definitivamente ellos vieron algo muy diferente a todo lo que conocían incluyendo a los religiosos de la época y que les significaba dulce a su paladar. Cómo era posible ese tipo de vida en este mundo y quisieron conocer cómo.

continuará


domingo, 15 de agosto de 2021

Conversando con los pecadores 7°Parte

Conversando con los pecadores 7°Parte

Continuación

6-    Cambiemos nuestro trato

Como amar es base para tratar a los demás, entonces nuestro enfoque al tratar a las personas también cambia. Recuerdo muy bien el rostro de las personas al amarlos, pero no decirles que los amaba sino expresarlo con hechos. La respuesta por parte de ellos cambió. Eso sucede cuando detectamos sus necesidades más elementales y les ayudamos. Esas necesidades van desde lo material hasta lo concerniente a lo espiritual por supuesto. Muchos requieren ser escuchados, ser aconsejados en problemáticas del diario vivir, ser acompañados pues se sientes solos, en fin… la necesidad en todas sus formas.

No pretendamos introducir el evangelio con cuchara a nadie; sepamos qué problemas reales tiene la persona e identifiquémonos con sus situaciones. Llamémoslos(las) por su nombre. Nunca usemos sobrenombres. Seamos primero sus amigos mostrándonos en una relación genuina de respeto. No hagamos las cosas de manera calculada sino sinceramente amando. Si ganamos su confianza, su corazón estará sensible y dispuesto a escuchar la dulce noticia del Señor. Por ello es que el evangelio es buena noticia. A veces lleva tiempo compartirlo pero su resultado final es total y satisfactorio en el propósito de salvación de un alma.

De nuevo, no trato de minimizar el pecado de nadie o dejarlo de lado. El pecado está allí y debe ser removido pues es un mal que está devastando a la gente. Pero debemos ver a la persona, no a su pecado. Debemos acercarnos al pecador y tratarle como si fuese un hermano más en la fe, sí, un hermano querido en la fe aunque en este momento ciertamente no lo sea, pero nadie puede asegurar que tajantemente no puede llegar a serlo. Eso es fe. No perdamos la confianza de la obra milagrosa que Dios puede hacer en cualquier persona.

Tampoco debemos tergiversar una relación yéndonos por la tangente y hacerlo sentir un hijo de Dios porque en realidad no lo es. No se trata de eso. Mucho he escuchado a creyentes que teniendo amistad con inconversos, les recetan las promesas que son del pueblo de Dios y eso no tiene ningún fundamento. Usted les estaría mintiendo.

Por eso digo que debemos estar muy bien enfocados.

continuará


domingo, 8 de agosto de 2021

Conversando con los pecadores 6°Parte

Conversando con los pecadores 6°Parte

Continuación


5-    Amar hace la diferencia

Jamás debemos tomar actitudes del mundo tales como la burla, ni simpatizar con la chota o el menosprecio. No debemos bajo ninguna circunstancia avalar la homofobia ni la discriminación. Nada de esto proviene de Dios. Al pecador debemos recibirlo, abrazarlo y amarlo de la misma forma que Dios nos recibió, abrazó y amó a nosotros.

No digo esto para sonar bonito, suavizar la cosa o colocar al pecador en una posición de que no ha pasado nada… ¡por supuesto que no! Claramente Cristo el Señor nos dio recomendaciones explícitas sobre amar al pecador y brindarle un buen trato. Nadie por malo que sea o nos parezca, es merecedor de nuestro desprecio y señalamiento porque en lo absoluto -reitero-  nosotros tampoco fuimos tratados así por Dios.

Debemos amar tal como Dios amó y eso no debe estar en discusión (“…de tal manera amó Dios al mundo…Juan 3: 16).

Es imprescindible amar al pecador. Ahora bien, se supone que no le haríamos daño alguno a alguien a quien amamos. Entonces ¿dónde quedan los que condenan al pecador? Amar no es un favor, es una deuda que tenemos para con los demás (No debáis a nadie nada, sino el amaros unos a otros; porque el que ama al prójimo, ha cumplido la ley.) Romanos 13: 8 y también el 13: 10. Además y como si fuera poco, es un acto de obediencia.

Si no podemos amar al pecador, difícilmente podremos acercarnos a él. Si no podemos amar al pecador, dudo que el amor de Dios esté en nosotros. Esa es la razón por la que vino el Señor y es la razón por la que Dios nos mantiene en este mundo (Mateo 5: 13 y 14).

continuará


domingo, 1 de agosto de 2021

Conversando con los pecadores 5°Parte

Conversando con los pecadores 5°Parte

Continuación

Que Dios nos vea santos a usted y a mí, sucede por y a través de la persona de Cristo y únicamente por él, es la fe en la obra de Él, no en nuestras justicias que siguen siendo trapo de inmundicia ante Él. Dios nos ve Santos no por nosotros porque finalmente, no podremos alcanzar el nivel de santidad de Cristo mientras estemos en este mundo. Sed santos es su ordenanza hacia un cambio constante en lo que hacemos. Un llamado a una vida continua de pureza. Por lo tanto estamos en una carrera según dice la Palabra la cual no ha finalizado. Es un proceso de perfeccionamiento realizado por el Espíritu del Señor (…estando persuadido de esto, que el que comenzó en vosotros la buena obra, la perfeccionará hasta el día de Jesucristo;) Filipenses 1: 6


4-    Seamos amigos

¡Qué maravilla ver el ejemplo del Señor, cómo siendo realmente puro podía estar con los pecadores y estos no se sentían intimidados! A lo sumo verle y estar con él de seguro acusaba a sus conciencias, pero el Señor no tomó ventaja de ello, se identificó más bien con su necesidad, jamás fue incisivo con su pecado mostrándonos uno de los puntos importantes a aplicar. El Señor se hizo su amigo. Recordemos el caso del mismo Pedro cuando percatándose de la pureza del Señor y su bajeza, le pidió que se apartara de él (Lucas 5: 8).

La apertura y confianza que logra la amistad, brinda las oportunidades que jamás tendríamos de otra manera.

Debemos necesariamente dejar de darle la preponderancia al pecado de las personas y cuando digo pecado, póngale aquí “el calibre” que quiera de pecado… no importa; hemos de venir como amigos, nunca como jueces ni mucho menos como verdugos.

¡Como amigos!, pues nunca jamás el pecador será nuestro enemigo. Nunca estaremos en lucha contra él… (Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes) Efesios 6: 12.

Dios abra nuestro entendimiento para comprenderlo, porque sé de creyentes que no le hablan a los inconversos o cortaron toda posibilidad de comunicación con ellos porque les hicieron algún daño o simplemente porque los consideran indignos de tratar con ellos. ¡Qué deplorable!

continuará