¿Qué es la iglesia que está
en la casa? 6° Parte
Escrito Autóctono
Continuación…
9- La iglesia que está en la
casa no es un teatro o simulacro dentro de la iglesia tradicional.
Quizá
alguien quiera aplicar los conceptos y directrices de cómo funciona la casa del
Señor en la forma tradicional de iglesia que conocemos. Nada más disfuncional y
desencajante. Por ninguna parte los lineamientos de la Palabra son factibles en
un ambiente humano proporcionado por los hombres. Todo lo que haremos será
obtener un asunto plástico, artificial, inútil para la vida -es decir muerto-.
Las cosas referentes a Dios no se pueden copiar. Claramente la clonación no es
la idea en la casa de Dios. No se trata de que hayan muchos individuos iguales
sino muchos individuos diferentes pero bien coordinados entre sí, así como el
cuerpo humano. No es mi genética la que debe duplicarse, sino la genética de
Cristo la que debe imperar. Aquí es donde célula no encaja tampoco como
concepto de la iglesia que está en la casa. En el plano natural, una célula no
es muy diferente de otra; biológicamente están constituidas iguales porque se
reproducen por duplicación, pero Dios plantea que su pueblo crezca porque él
añade. No consiste en duplicar estrategias y fórmulas, consiste en que emerjan
dentro del concepto espiritual porque lo que es nacido del espíritu, espíritu
es (Juan 3: 6). Esto nos deja a los hombres por fuera, literalmente. Sigue
siendo un asunto de Dios. Nada hacemos con querer transformar la iglesia
tradicional en la iglesia de la Palabra; tenemos necesariamente que nacer del
agua y del espíritu para poder acceder a la revelación de Dios en cuanto su
iglesia puesto que aún ella está fuera de nuestro entender.
10- La iglesia que está en la
casa no es un movimiento controlado por una institución o denominación
humana.
Valga el reafirmar que aunque nos cueste entender
que lo espiritual corresponde a lo espiritual así como lo material a lo
material, la iglesia que está en la casa es un asunto de Dios que se
desarrolla bajo sus términos y total dirección. En ello, quienes tenemos el
privilegio de haber sido incluidos dentro de su propósito, somos participantes
dentro de sus negocios y no los negociadores. Todo opera acorde a las
directrices del Señor, bajo su dominio; nunca con las ideas o pensamientos que
nosotros creamos tener o bajo nuestros criterios. Por todo eso, la
espontaneidad de Dios, su ritmo para hacer las cosas y el crecimiento que Él da
son primordiales y únicos en la forma en que la iglesia que está en la casa se
desarrolla. Lo grandioso de esto es que sigue teniendo el Señor un trato
particular y directo con su pueblo por lo que nada tiene un estándar de
funcionalidad más que las que su Palabra determina. Las leyes, los
estatutos y los códigos humanos no
tienen arte ni parte en lo que Dios ha hecho.
Continuará…