¿Qué es la iglesia que está
en la casa? 2° Parte
Escrito Autóctono
Continuación…
1- La iglesia que está en la
casa no es un culto.
¡Qué cosa increíble tenemos los cristianos! Pensamos
que si algo de cristianos no tiene cara de culto, entonces no es cristiano. De
allí que nuestros eventos sociales cristianamente vividos, deben ser
necesariamente algún ejercicio de un culto. Cuántos de nosotros no hemos
asistido a una boda en una iglesia tradicional cristiana en que además de la
ceremonia también hay cantos de alabanza y adoración, danza y ofrendas; junto a
la ministración de los votos nupciales, predicación; y como en mi boda hace poco
más de tres décadas, oración por los enfermos y llamado a aceptación de Cristo.
Sé de un caso que tuvo hasta ministración de demonios. Como para reir a más no
poder, ¿no es cierto?
Es
tan común porque estamos y estuvimos impregnados de cultos, y apenas nos
reunimos en una casa, el modelito de oración inicial, cantos de alabanza,
ofrenda y adoración previa a un predicador o hermano con un estudio bíblico
frente a oyentes pasivos (o medio
pasivos), toma lugar. Parece que culto, culto, culto es lo único que nos pasa
por la mente. Deberían llamarnos cultistas en vez de cristianos.
2- La iglesia que está en la
casa no es una célula.
Desconozco de dónde viene el nombre de célula a lo
que hacemos en las casas. Supongo que alguien leyó que la iglesia es un cuerpo
y dedujo que la parte más pequeña de ese cuerpo es la célula. Bien como
biología, pero no ayudó en la práctica ni cambió nada esencial en el cuerpo de
Cristo aparte de que tal designación al grupo de creyentes en una casa también
es inadecuada. Sirve sólo al proyecto de números, control y finanzas de sus
iglesias gestoras tradicionales. Porque el cuerpo depende de la salud de las
células y no al revés. Hoy en cambio se hace de las células iglesias en
chiquitito, imponiéndoles la organización y gobierno que rige a la “madre” con
sus programas e infraestructura. Se transformaron en la estrategia de algunas
iglesias institucionales y no en la iglesia en sí conformada por individuos.
Según miro en la palabra, Pablo no escribió a la o las iglesias madre que
tenían “casas iglesia”. De hecho no existían las tales madres ni las tales
casas iglesia. Pensar que Jerusalén, Damasco o Antioquía por tratarse de
grandes centros de hermanos creyentes se considerasen madres de aquel
movimiento, es de nuevo un intento insulso
por justificar las paternidades que vemos hoy. Todo lo que
había y se consideraban iglesia eran los hermanos quienes reunidos por las
casas se edificaban mutuamente y fue igual en cualquier región en que nacían y a
las que Pablo sembró y les escribió sus cartas. Ellos se sabían parte del
cuerpo universal de creyentes llamado la iglesia de Cristo. Una única iglesia diseminada
en todas partes. Nunca hubo células de una iglesia por aquí y células de otra
iglesia por allá.
En un punto próximo, trataré más ámpliamente el
aspecto de la célula como concepto.
Pero sí, claro! lo que hacen las instituciones
cristianas en las casas son células, grupos de alcance o como se les ocurra llamarlas, ¡no importa! Las
de la Palabra no lo son.
Continuará…