domingo, 25 de diciembre de 2022

Doctrinas y prácticas evangélicas en el ojo del escrutinio. 13° Parte

Doctrinas y prácticas evangélicas en el ojo del escrutinio. 13° Parte

Continuación…

Mucha gente lo seguía por los panes y los peces pero era solo eso… interés por su necesidad física, pero su necesidad espiritual seguía intacta. Más Él no venía expresamente a darles de comer de gratis. Otros le seguían por su necesidad de salud y creían en Él si les hacía un milagro pero ojo, aunque era parte de su ministerio, no era su objetivo (Juan 2: 23-25). Muchos creían por las señales impresionantes pero eso no era una base firme para nadie. Se requería ineludiblemente la convicción del creer al mensaje y humillarse para tratar el pecado (Hechos 8: 13, 18-23).

Otros pensaban que Él se alzaría como el líder político que les liberaría y tomaría el poder y gobierno terrenal. Le seguían solo por ello. Inclusive algunos de sus mismos discípulos fielmente pensaban eso, hasta que fueron transformados por el Espíritu.

Al Señor en algunas oportunidades le quisieron tomar y hacer Rey pero Él se escapaba de sus manos y huía de sus intenciones. Entendamos que su asunto iba por otro lado.

Acaso no vemos la importancia de que Él es la Palabra; el Verbo hecho carne. Su asunto era la razón de su misión de salvación; el anuncio de lo que Dios había decidido hacer para salvarnos, la  Palabra (el Mensaje) era lo primordial.

Note las palabras del mismo Señor referente a su mensaje: “Las Palabras que yo os he hablado son espíritu y son vida, pero hay algunos de ustedes que no creen” Juan 6: 63 y 64.

Era la Palabra que había oído del Padre, ni siquiera sus propias palabras como ya vimos. Era el propósito y voluntad de su Padre, no los suyos. (Recordemos al Cristo sufriente en el Getsemaní priorizando la voluntad del Padre a la suya).

 Continuará…



domingo, 18 de diciembre de 2022

Doctrinas y prácticas evangélicas en el ojo del escrutinio. 12° Parte

Doctrinas y prácticas evangélicas en el ojo del escrutinio. 12° Parte

Continuación…

Está demostrado de sobra en la Palabra a lo que vino el Señor. No a que nos enamoráramos de Él, sino con la importantísima misión de sernos solución. Ese es el mensaje del evangelio y lo que estaba en el corazón del Padre (Juan 3: 16).

Por tan importante motivo, Cristo no se auto promociona, sino que señala a su Padre quien le encomendó dicha misión. Lea objetivamente los siguientes pasajes:

El dijo:

“Mi comida es que haga la voluntad del que me envió, y que acabe su obra”. Juan 4:34

“Mi doctrina no es mía, sino de aquel que me envió” Juan 7: 16

“El que habla por su propia cuenta, su propia gloria busca; pero el que busca la gloria del que le envió, éste es verdadero, y no hay en él injusticia” Juan 7: 18

“No puedo yo hacer nada por mí mismo; según oigo, así juzgo; y mi juicio es justo, porque no busco mi voluntad, sino la voluntad del que me envió, la del Padre. Si yo doy testimonio acerca de mí mismo, mi testimonio no es verdadero. Otro es el que da testimonio acerca de mí, y sé que el testimonio que da de mí es verdadero”. Juan 5: 30-32

“Jesús clamó y dijo: El que cree en mí, no cree en mí, sino en el que me envió” Juan 12: 44

“Porque yo no he hablado por mi propia cuenta; el Padre que me envió, él me dio mandamiento de lo que he de decir, y de lo que he de hablar.  Y sé que su mandamiento es vida eterna. Así pues, lo que yo hablo, lo hablo como el Padre me lo ha dicho”. Juan 12: 49 y 50

¿No crees que yo soy en el Padre, y el Padre en mí? Las palabras que yo os hablo, no las hablo por mi propia cuenta, sino que el Padre que mora en mí, él hace las obras. Juan 14: 10

“Pero su fama se extendía más y más; y se reunía mucha gente para oírle, y para que les sanase de sus enfermedades. Mas él se apartaba a lugares desiertos, y oraba”. Lucas 5: 15 y 16

Entonces el interés del Señor no fue que pusiéramos nuestra vista en Él desde la perspectiva de la fama como pidiendo que todas las “luces” lo señalaran. Mucho menos interesado en que la gente viera sus señales y por ello creyeran y lo siguieran. La verdad es que multitudes vieron sus milagros y se maravillaban, pero eso no producía arrepentimiento en ellos. A lo sumo querían ver qué más grandioso podía hacer, como si Él hubiese venido a lucirse y llamar la atención presentando un show de milagros. ¿Me explico?

Continuará…

 

domingo, 11 de diciembre de 2022

Doctrinas y prácticas evangélicas en el ojo del escrutinio. 11° Parte

Doctrinas y prácticas evangélicas en el ojo del escrutinio. 11° Parte

Continuación…

Entonces comenzando por quienes predicamos, debemos estar bien ubicados al predicar, sabiendo llevar  al incrédulo a la posición verdadera de su realidad. Si lo hacemos según los ejemplos claros de la Palabra, los incrédulos verán lo irremediable del peligro al que están expuestos y entonces sabrán que necesitan imperiosamente al Salvador y no que Él sea una opción a escoger. Es la única y real opción que tienen. Así mismo los que no procedan a un mensaje así de claro, corren por sus propias cuentas. Lo que la Palabra bien declara: “Su sangre será sobre sus cabezas”.

Si pudiéramos preguntarle al Señor directamente qué dice de todo esto, ya vimos en su Palabra lo que sí es doctrina y debería ser nuestra doctrina.

El Señor no es como un indigente está claro, pero tampoco deberíamos presentarlo como algo lindo o bonito para recibir… como un regalo. Otro gravísimo error.

Ni siquiera la Biblia lo presenta así. No olvidemos que no vino a este mundo a que le deseáramos como si fuese algo atractivo (Isaías 53: 3), sino más bien como el Salvador al que necesitamos con urgencia.

Por años y hasta con bombos y platillos hemos proclamado que Él es un regalo o el regalo de Dios para la humanidad. Suena lindo, suena amable, casi simpático; pero en realidad el evangelio nunca lo presentó así por ninguna parte.

Por favor comprenda que el evangelio es una respuesta de emergencias a una llamada de auxilio.  Jesús nos fue dado como el medio imprescindible para que alcanzásemos la salvación, nunca como el apuesto, refinado y galán Señor que teníamos la opción de escoger porque llenó nuestros ojos con su carisma y gracia.

De nuevo, un regalo nos puede parecer bonito o no por como está envuelto, y al abrirlo, su contenido puede sernos de utilidad o no. Lo recibimos con amabilidad y después lo usaremos o lo dejaremos de lado.

Pero si alguien nos ofrece algo que necesitamos, eso ya es muy diferente y no pensamos en que tenga que venir primorosamente envuelto para que lo  tomemos. Aquello que urgimos toma la relevancia y significado en nuestras vidas y no perdemos el tiempo en si es o no atractivo; el caso es que solucione una necesidad apremiante.

Continuará…


domingo, 4 de diciembre de 2022

Doctrinas y prácticas evangélicas en el ojo del escrutinio. 10° Parte

Doctrinas y prácticas evangélicas en el ojo del escrutinio. 10° Parte

Continuación…

Solo escuche: si revisa de dónde salió la tal expresión que se ha usado como muletilla para los incrédulos toda la vida, viene de Apocalipsis 3: 20, pero ¡sorpresa!..., ese no es un pasaje evangelístico. Es la petición que el Señor le hace a la iglesia, no a los incrédulos. La iglesia de Laodicea lo sacó de su seno, igual como la iglesia moderna. Así que la receta de el “ábrale la puerta de su corazón al Señor porque está tocando desde afuera”, no tiene asidero bíblico. No es el Señor el que anda buscando casa como quien no la tiene. Como si le hiciera falta abrigo y sustento, casi buscando que alguien se apiade de Él. La imagen que le hemos encajado es como si fuese un indigente.

¡¡Pero somos nosotros los indigentes y necesitados!!

¿Comprende entonces el error que deja en el subconsciente del oyente esa fórmula y las ínfulas que le da?

Analícelo y comprenderá. No es eso de ninguna manera lo que nos muestra la Palabra que debíamos hacer.

Nadie es llevado a la posición real así. Nadie es confrontado con su realidad ni su propio pecado como para llegar al punto de la compunción o preocupación de su situación.

Vuelva a leerlo en Hechos en el primer gran mensaje de Pedro. La gente antes de ese mensaje creían estar bien incluso hasta con Dios (venían a celebrar religiosamente una de sus fiestas). Pero el mensaje quitó la venda de sus ojos y se vieron expuestos y caóticamente responsables de sus actos, lo que les llevó a expresarlo claramente: “varones hermanos, ¿Qué haremos?”. Ese sentirse necesitados por la verdad que un verdadero y bien planteado evangelio les hace ver. Es exactamente lo que no logra el tal “reciban a Cristo o acéptenle” sumado al “ábranle la puerta de su corazón”, como si el urgido de que lo recibieran fuera el Señor.

El creer en la Palabra, no está planteado como un “por favor” al incrédulo, haciéndole sentirse arrogante de dignarse a tomar lo que se le presenta, sino más bien una llamada de atención porque despierte y comprenda su verdadera situación de peligro y clame por misericordia. 

Sí!, es un ruego de Dios..., pero porque use su inteligencia. 

Continuará…