Doctrinas y prácticas evangélicas en el ojo del escrutinio. 11° Parte
Continuación…
Entonces comenzando por quienes predicamos, debemos estar bien ubicados al predicar, sabiendo llevar al incrédulo a la posición verdadera de su realidad. Si lo hacemos según los ejemplos claros de la Palabra, los incrédulos verán lo irremediable del peligro al que están expuestos y entonces sabrán que necesitan imperiosamente al Salvador y no que Él sea una opción a escoger. Es la única y real opción que tienen. Así mismo los que no procedan a un mensaje así de claro, corren por sus propias cuentas. Lo que la Palabra bien declara: “Su sangre será sobre sus cabezas”.
Si pudiéramos preguntarle al Señor directamente qué dice de todo esto, ya vimos en su Palabra lo que sí es doctrina y debería ser nuestra doctrina.
El Señor no es como un indigente está claro, pero tampoco deberíamos presentarlo como algo lindo o bonito para recibir… como un regalo. Otro gravísimo error.
Ni siquiera la Biblia lo presenta así. No olvidemos que no vino a este mundo a que le deseáramos como si fuese algo atractivo (Isaías 53: 3), sino más bien como el Salvador al que necesitamos con urgencia.
Por años y hasta con bombos y platillos hemos proclamado que Él es un regalo o el regalo de Dios para la humanidad. Suena lindo, suena amable, casi simpático; pero en realidad el evangelio nunca lo presentó así por ninguna parte.
Por favor comprenda que el evangelio es una respuesta de emergencias a una llamada de auxilio. Jesús nos fue dado como el medio imprescindible para que alcanzásemos la salvación, nunca como el apuesto, refinado y galán Señor que teníamos la opción de escoger porque llenó nuestros ojos con su carisma y gracia.
De nuevo, un regalo nos puede parecer bonito o no por como está envuelto, y al abrirlo, su contenido puede sernos de utilidad o no. Lo recibimos con amabilidad y después lo usaremos o lo dejaremos de lado.
Pero si alguien nos ofrece algo que necesitamos, eso ya es muy diferente y no pensamos en que tenga que venir primorosamente envuelto para que lo tomemos. Aquello que urgimos toma la relevancia y significado en nuestras vidas y no perdemos el tiempo en si es o no atractivo; el caso es que solucione una necesidad apremiante.
Continuará…