domingo, 26 de noviembre de 2023

Doctrinas y prácticas evangélicas en el ojo del escrutinio. 61° Parte

Doctrinas y prácticas evangélicas en el ojo del escrutinio. 61° Parte

Continuación…

¿Por qué estos temas están contenidos en la lista de doctrinas y prácticas evangélicas?

Porque dentro del cristianismo evangélico no es que se predican, pero son millones de cristianos evangélicos que creen y practican estas cosas como si fuesen doctrina.

En el caso de este tipo de mentiras, nadie se los ha aclarado y muchos las dicen como parte normal de sus existencias porque para ellos no son lo graves que sí son las mentiras comunes.

Entonces hay una especie de portillo santo que justifica esa costumbre. Pero el tal portillo santo también es una mentira.

Muchos mienten como si nada y se les ha convertido en una pésima forma de salir de sus enredos, pero hay también millones que justifican a las mentiras blancas como una salida validada por Dios. Pero eso no es cierto. Dios es Santo y no es permisivo con algo así jamás.

Todo el rollo de las mentiras blancas se refiere a que supuestamente evitan lo dura y fuerte que podría ser la verdad que podría herir algunas susceptibilidades. Por eso no deberíamos ser tan inflexibles con utilizarlas -se piensa-. Sin embargo, la verdad es la verdad y puede resultar más dolorosa una situación para alguien a quien se le ha asegurado algo que no es cierto y luego se entera de la realidad. Quizá más bien es un tema de no saber decir la verdad cuando esta podría no ser tan bienvenida. Es algo que deberíamos de aprender porque el objetivo de la verdad no es necesariamente caer bien ni hacer sentir bien a nadie, generalmente es lo contrario, más su intención siempre será construir.

Hay quienes han querido justificar la mentira blanca por la historia que se relata en Éxodo capítulo 1 cuando el Faraón quiso eliminar a los niños israelitas y mandó a ciertas parteras hebreas que los mataran al momento de nacer, pero ellas temieron a Dios y no lo hicieron. Al preguntarles por su acción, ellas le dijeron una historia inventada la cual se tragó.

Continuará…


 

domingo, 19 de noviembre de 2023

Doctrinas y prácticas evangélicas en el ojo del escrutinio. 60° Parte

Doctrinas y prácticas evangélicas en el ojo del escrutinio. 60° Parte

Continuación…

El espíritu no es usted, ni es suyo, y por cierto no necesita salvación porque no hay redención ni perdición del espíritu que habitó en el hombre. No encontrará en la Palabra nada acerca de salvación o condenación del espíritu que Dios puso en usted, pues como ya dijimos Cristo vino a salvar almas y solo eso. Ni cuerpos, ni espíritus de nadie. 

El destino del espíritu está bien definido en la Palabra y es que volverá a Dios una vez que sale de nuestro cuerpo cuando morimos. Insisto, no crea que es una parte de usted que regresa a Dios porque el espíritu no es usted, ni nunca lo fue, ni le pertenece. Como ya lo hemos visto, el que tengamos espíritu (que nos dio Dios) y vivamos en un cuerpo (que hizo Dios) no nos hace seres tripartitos. Somos unipartitos, somos únicamente nuestra alma. No se trague la errónea enseñanza de que Dios -al hacernos a su imagen y semejanza- nos hizo en tres partes así como se le ha asimilado como trino Dios.

La biblia nos enseña que la funcionalidad del espíritu es la que se puede ver afectada por causa de la decisión muy nuestra de pecar. En 2° Corintios 7: 1 nos dice que nosotros somos los encargados de limpiar de suciedad (contaminación) la carne y el espíritu para perfeccionar la santidad ya que al alma la única que puede limpiarla es la sangre de Cristo. Significa entonces que nosotros somos los que decidimos no seguir pecando y esto hace que la carne vaya muriendo y que el espíritu se pueda desarrollar plenamente en nosotros. Dicha limpieza tanto de la carne como del espíritu no se refiere para nada ni tiene que ver con la obra de Cristo para salvación lo cual beneficia únicamente al alma (usted y yo).

Veredicto: Su espíritu no llevará su pecado, lo llevará usted. Su cuerpo jamás será responsable por su pecado, lo será usted y debe arrepentirse y convertirse a Dios para ser lavado por la sangre de Cristo, de lo contrario está muerto en sus pecados y expuesto a la muerte eterna.

 

27- Existe la mentira blanca?

Quizá pensará que hay un manual de doctrinas evangélicas en las que están anotadas estas cosas pero la verdad es que no lo hay.

¿Por qué entonces están contempladas aquí?

Continuará…

 

domingo, 12 de noviembre de 2023

Doctrinas y prácticas evangélicas en el ojo del escrutinio. 59° Parte

Doctrinas y prácticas evangélicas en el ojo del escrutinio. 59° Parte

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La Gracia nos trajo libertad y no libertinaje.

¿Cómo es eso de que el cuerpo es el que peca? ¿Acaso tiene el cuerpo vida y conciencia propia para responsabilizarse por el pecado o llevar culpa por él? Somos nosotros los que decidimos pecar y utilizamos el cuerpo para ejecutar el pecado (Romanos 6: 13). Está en nosotros decidir pecar o no. Usted no se levanta en la mañana y ve a su cuerpo pecando y usted ni se ha enterado. Es estúpido ¿no es cierto?

Además el cuerpo no necesita pecar para condenarse, su destino ya está definido y no es el cielo pero tampoco el infierno, es el polvo de la tierra. Así que ni se salva ni se condena. La Palabra dice que carne ni sangre heredará el reino de Dios (1° Corintios 15: 50). ¿Sabe por qué? porque el pecado habita en esta carne que tenemos y eso se quedará así hasta que muramos en este mundo. Y ya que el cuerpo no tiene decisión propia para pecar solo; no le de facilidades a su carne para pecar porque es usted el que llevará la responsabilidad de ello.

Recuerde que Cristo no vino a salvar cuerpos de hombres, vino a salvar las almas (usted, yo y todos cuantos necesitamos redención).

Así que esa doctrina es una mentira del diablo.

Y sobre el espíritu..., ¿Qué tengo que decir? Pues el espíritu no está exento de contaminarse. El hecho de que el espíritu que muchos creen es una referencia de sí mismos y que les pertenece y siempre está salvo a pesar de que se peque, es un enredo diabólico de doctrina que a muchos los está matando sin darse cuenta.

Continuará…

 

domingo, 5 de noviembre de 2023

Doctrinas y prácticas evangélicas en el ojo del escrutinio. 58° Parte

Doctrinas y prácticas evangélicas en el ojo del escrutinio. 58° Parte

Continuación…

El caso no es si hay gente que te condene o no por tus pecados, es más bien cómo te sientes con ellos. Allí está la clave. Si eres de Dios sabrás que debes arreglar tu situación pues el que no lo es, cree que nada debe y sigue viviendo igual de mal.

Allí se hace la diferencia de cuando un pecado es de muerte o no. Su gravedad, sin duda, pero el tiempo en que se le permite dañar más y más o bien, se le da la atención debida para cortarlo de raíz. Similar al cáncer que va carcomiendo hasta que el daño es irreversible o conociéndose a tiempo es tratado y se puede superar a pesar de haber estado presente.

 

Veredicto: Debemos ser sensibles al Espíritu de Dios y ser como David. Él pidió al Señor que le examinara, pues consiente de él mismo podía perfectamente mantener pecados en su vida que no estaba notando. ¡Qué buena petición! Sea nuestra oración permanente.

 

26- El cristiano puede pecar todo lo que quiera ya que es el cuerpo el que peca y no su espíritu que está siempre salvo.

Esto lamentablemente es doctrina engañosa -y lo digo con la dureza que merece- pues en muchos movimientos modernos los cristianos se han tragado esa farsa. Representa una mentira vestida de aparente verdad lo que en realidad es muy peligroso.

La biblia no me enseña eso de tal forma. Lo que me muestra más bien es que debo vivir en santidad (Hebreos 12: 14); que debo tratar mi pecado (1° Juan 1: 9; 2: 1); que debo caminar en este mundo como el Señor anduvo (1° Juan 2: 6), que debo mantener mi espíritu, alma y cuerpo irreprensibles (1° Tes. 5: 23)

No imagino al apóstol Pablo o Pedro pecando como si la gracia les hubiese otorgado licencia para hacerlo; no imagino a los hermanos del primer siglo pecando adrede y testificando de una nueva vida en Cristo; no imagino a Cristo el Señor pecando jamás o abriéndonos las puertas para que lo hiciéramos sin llevar ninguna responsabilidad por ello. ¡Por favor!

Continuará…