Tras la Presencia de Dios (3°
parte)
Escrito Autóctono
Continuación…
Los sacerdotes paganos se
desarrollaron ligados al esoterismo, magia y prácticas ocultas por instrucción
demoníaca. Ellos harían sacrificios de animales y presentarían todo tipo de
ofrendas en honor a los dioses, pero también les dedicarían sacrificios humanos
de hombres, doncellas y principalmente niños primogénitos que eran degollados y/o
quemados vivos en sus altares. Las sacerdotisas también tendrían funciones
similares en los rituales pero sobre todo, fungirían como prostitutas sagradas
en adoración a la fertilidad y al placer.
La Palabra de Dios expresa lo
que hacían las naciones antiguas paganas y que luego lamentablemente también
adoptó el pueblo de Israel al conquistarlas causando su propia ruina. Sobre el
paganismo hay suficiente información en muchas fuentes además de la biblia.
El primer sacerdote del Dios
verdadero que aparece en las Escrituras es Melquisedec llamado Sacerdote del
Dios Altísimo, unos 500 años después del diluvio ya en la época de Abraham. (Génesis
14: 17-20). Es interesante la referencia misma ya que no solamente se
le llama sacerdote, sino que se especifica de quién. Eso deja entrever con toda
probabilidad que ya en su época existían así mismo sacerdotes de otros dioses
por lo que hace la observación explícita.
El
Altar de piedras
El hombre tendría dentro de él
la necesidad de tratar cercanamente con Dios y procuraría las posibilidades
para hacerlo. En algún momento, no dudo que por guía divina, este comenzó a
construir altares como medio o sitio para acercarse a su Dios así como para
presentarle sus ofrendas como lo vemos al menos sugerido en el caso de los
hijos de Adán (Caín y Abel) (Génesis 4: 1-5). Reitero que aunque
no se menciona la existencia de un altar aquí, es un hecho que no presentarían la
ofrenda ni el sacrificio en el suelo. Tampoco era la entrega meramente de un
animal que seguiría vivo, sino uno que se sacrificaría para derramar su sangre en holocausto como
testimonio eterno del sacrificio del Cordero.
Pero aún más, el altar
llegaría a atestiguar el sitio de pacto y recordatorio generacional de ese
pacto entre Dios y los hombres. El altar entonces se constituiría en el primer
sitio físico de adoración e invocación del Señor. Allí se invocaría su Presencia
y Él se manifestaría.
Continuará…