domingo, 30 de julio de 2017

Tras la Presencia de Dios (3° parte)




Tras la Presencia de Dios (3° parte)
Escrito Autóctono

Continuación…

Los sacerdotes paganos se desarrollaron ligados al esoterismo, magia y prácticas ocultas por instrucción demoníaca. Ellos harían sacrificios de animales y presentarían todo tipo de ofrendas en honor a los dioses, pero también les dedicarían sacrificios humanos de hombres, doncellas y principalmente niños primogénitos que eran degollados y/o quemados vivos en sus altares. Las sacerdotisas también tendrían funciones similares en los rituales pero sobre todo, fungirían como prostitutas sagradas en adoración a la fertilidad y al placer.

La Palabra de Dios expresa lo que hacían las naciones antiguas paganas y que luego lamentablemente también adoptó el pueblo de Israel al conquistarlas causando su propia ruina. Sobre el paganismo hay suficiente información en muchas fuentes además de la biblia.

El primer sacerdote del Dios verdadero que aparece en las Escrituras es Melquisedec llamado Sacerdote del Dios Altísimo, unos 500 años después del diluvio ya en la época de Abraham. (Génesis 14: 17-20). Es interesante la referencia misma ya que no solamente se le llama sacerdote, sino que se especifica de quién. Eso deja entrever con toda probabilidad que ya en su época existían así mismo sacerdotes de otros dioses por lo que hace la observación explícita.

El Altar de piedras
El hombre tendría dentro de él la necesidad de tratar cercanamente con Dios y procuraría las posibilidades para hacerlo. En algún momento, no dudo que por guía divina, este comenzó a construir altares como medio o sitio para acercarse a su Dios así como para presentarle sus ofrendas como lo vemos al menos sugerido en el caso de los hijos de Adán (Caín y Abel) (Génesis 4: 1-5). Reitero que aunque no se menciona la existencia de un altar aquí, es un hecho que no presentarían la ofrenda ni el sacrificio en el suelo. Tampoco era la entrega meramente de un animal que seguiría vivo, sino uno que se sacrificaría  para derramar su sangre en holocausto como testimonio eterno del sacrificio del Cordero.

Pero aún más, el altar llegaría a atestiguar el sitio de pacto y recordatorio generacional de ese pacto entre Dios y los hombres. El altar entonces se constituiría en el primer sitio físico de adoración e invocación del Señor. Allí se invocaría su Presencia y Él se manifestaría.

Continuará…


domingo, 23 de julio de 2017

Tras la Presencia de Dios (2° parte)



Tras la Presencia de Dios (2° parte)
Escrito Autóctono

Continuación…

Pero comencemos desde el principio

Dios y el hombre (4000 A.C.)
Dios, queriendo formar una familia, creó al hombre para compartir con él cercanamente, cara a cara, y es precisamente lo que ocurrió en el Jardín del Edén. Pero todos conocemos la historia, la caída del hombre le separó de su relación con Dios y al final el ser humano tuvo que conformarse con una relación esporádica y ciertamente distante como consecuencia de su pecado. Tan solo algunos hombres amaron compartir con Dios y Él se les manifestaba, como fue el caso de Enoc, Noé y Abraham  por mencionar solo a algunos.

Los hombres se multiplicaron, y apartados de Dios quisieron tener en sus manos el control de cómo llegar hasta Él -recordemos la Torre de Babel (Génesis 11: 1-9)-, pero no pudiendo hacerlo, crearon sus propios dioses referenciándolos en la creación, la naturaleza, el sol, la luna, o en aquellas cosas que no entendían, rindiéndoles culto y edificándoles altares.

Eso condujo al hombre a adaptar sus dioses a su propia naturaleza y necesidad. Pretendía en su estado pecaminoso controlar cómo, cuándo, y dónde encontrarse con ellos. No pudiendo liberarse de su pecado, lo mezcló con la adoración a sus divinidades e hizo sagrados sus apetitos carnales. Asignó santuarios o sitios de adoración en lugares altos, montes (supuestamente más cerca de esos dioses), también debajo de árboles frondosos que les significaban vida y fertilidad. Les harían, estatuas e imágenes que los representaran para presentarle sus ofrendas y sacrificios o bien podérselos llevar consigo a donde quiera que fuese.

Todo aquello suscitó el nombramiento de quienes debían atender y cuidar de esos dioses y sus sitios quienes se especializaron en las formas de adoración, ministración y administración de esos dioses. Se consideraron a sí mismos en  mediadores entre el pueblo y dichos dioses llamándose sacerdotes y sacerdotisas que supuestamente manipulaban el mundo espiritual con rituales y prácticas que solo ellos conocían y entendían para finalidades provechosas para ellos y también malignas.

Esto se degeneró aún más con el paso de los siglos produciendo otro tipo de prácticas de donde salieron curanderos, brujos, hechiceros, chamanes, entre otros. Estos basaban su función en la facultad de intermediar entre los espíritus de los muertos y los vivos -según ellos-, reconociéndoseles también como portadores de sus mensajes.

Continuará…

domingo, 16 de julio de 2017

Tras la Presencia de Dios (1° parte)

Tras la Presencia de Dios (1° parte)
Escrito Autóctono

¿Por qué es necesario seguirle el rastro a la Presencia de Dios para comprender si hay vigencia o no de un sitio específico como santuario de Dios?

Porque fue y sigue siendo la Presencia de Dios, la que convierte en sagrado el lugar al que llega haciéndolo su santuario o casa. Por hermoso o no que fuese cualquier sitio, nada lo haría su santuario o casa si Dios no se manifestaba en él con su Presencia. No era solo decir que Dios estaba allí, debía haberse dado una manifestación sobrenatural en ese lugar que lo justificara.

Recordemos que la nube de la Presencia de Dios debía llenar el templo; de otra forma solo quedaba como un edificio muy bellamente edificado.  Era sagrado a partir de ese momento, antes no. Y si la Presencia de Dios lo abandonaba, quedaba como un sitio común y corriente desde la perspectiva de Dios, solo recordado como un lugar sagrado para Él aunque los hombres lo mantuvieran como tal.

Lamentablemente la tendencia humana es continuar honrando y conservando aquello que Dios utilizó apegándose a esas cosas de manera que terminan constituyéndose en más importantes que el mismo Dios. Observe lo que los israelitas hicieron con la serpiente de bronce del desierto.

Si Dios no entierra a Moisés, los israelitas lo hubieran convertido en el santo de su devoción.

Si el Arca de la alianza no desaparece misteriosamente de la historia, hoy sería motivo de guerras por hacerse de él.

Pero continuando con lo que justifica o hace santo un lugar, el SINAÍ en HOREB, no hubiese sido una montaña sagrada si no se hubieran mirado los indicios claros sobrenaturales de la Presencia de Dios en ella. Ninguna persona y ni aún los animales podían acercarse o tocarla pues morían.

Aún el Arca de la alianza hubiese quedado como un simple cofre hermosamente trabajado y decorado, si la Poderosa Presencia de Dios no lo hubiese poseído. Entonces estando allí, se convirtió en una pieza sagrada que no debía manipularse sino por los sacerdotes únicamente. Cualquiera fuera de ellos que lo tocara moría.

Continuará…



domingo, 9 de julio de 2017

Una Nueva Forma para vivir (12° y última parte)

Una Nueva Forma para vivir (12° y última parte)
Escrito Autóctono

Continuación…

El apóstol Pablo… ¿Quién podría dudar de su llamado? ¿Quién de sus contemporáneos igualó su obra y aporte a la iglesia del Señor que todavía 2000 años después continúa hallando en su ejemplo y aporte uno que es prácticamente insuperable aunque hoy contamos con medios de trasportes modernos y posibilidades tan favorables para compartir el evangelio. Y todavía hoy siguen resonando las palabras de uno de los más sufridos de los apóstoles entregado totalmente y de lleno a favor de aquel que le llamó y por quien gustoso dio hasta su vida.

Creer que podremos acceder a las cosas de Dios y comprender su revelación como hacer un chasquido con los dedos, nos pasa una cara factura.

Se requiere morir, se requiere sacrificio, se requiere inclusive hasta quedarse solo, es imprescindible tocar fondo y empezar de cero aunque se crea saberlo todo o haberlo alcanzado todo. Nada sucederá ni siquiera porque nos lo propongamos. Sucede porque Dios lo quiere. Sucede cuando Él lo decide. Sucede con quien Él quiera.

Va más allá de solo ser convencido a arrepentirse o levantar la mano en señal de aceptación. Ni siquiera porque lo zambullan en una pila. Va más allá de quemarse las pestañas con los originales escritos sagrados. Supera aún al que entregue su vida a cambio.

Nadie, ninguno de los discípulos lo pidió ni lo buscaba; fueron llamados.

Así mismo cientos que escucharon el poderoso mensaje. Solo aquellos ordenados para salvación lo recibieron pues sus corazones fueron abiertos y experimentaron cambiar de dirección en sus existencias. Nacieron de nuevo no a un movimiento sino a una nueva dimensión.

La misericordia y bondad de Dios son los responsables de que seamos acercados a Él pues no es del que corre ni del que quiere sino del Señor que tiene misericordia. (Romanos 9: 16).

No estoy hablando de la salvación esencial que permanece abierta para todos los que por voluntad propia opten por ella creyendo, pues dicho llamado al arrepentimiento es para todo ser humano.

Pero de esto tan maravilloso y ser enseñados en las doctrinas de la Palabra a ir un paso más allá para conocer lo profundo de Dios, sí que hay diferencia.

Oro al Señor porque seamos considerados para estar entre los candidatos de su revelación más profunda. Amén

Aunque este estudio finaliza aquí, continuaremos la próxima semana con una nueva serie que se correlaciona con esta, denominada: “Tras la Presencia de Dios”.


Fin

domingo, 2 de julio de 2017

Una Nueva Forma para vivir (11° parte)



Una Nueva Forma para vivir (11° parte)
Escrito Autóctono

Continuación…

Propios y extraños comenzaron a notar algo diferente en él. El Saulo que conocían había muerto. Este parecía haber sido poseído o mudado a otro diferente.  Él les contaría a todos lo que le pasó pero antes de lanzarse de lleno al propósito que se le había dado a conocer, se maravillaba día a día de lo que significaba esta nueva existencia que tenía. Estaba dispuesto  una vez más a ser formado. Necesitaba crecer en esta nueva vida. Necesitaba ser adiestrado el tiempo que requiriera y aprender para que su llamado tuviese las bases sólidas.

Y pasó poco más de catorce años en ello, siendo formado a los pies ya no de un hombre sino del Maestro, en comunidad con sus nuevos hermanos.  Viviendo vida de iglesia con ellos en la sencillez del más humilde de los aprendices, no de alguien que tenía muchísimo conocimiento en todas las esferas que esbozar y que podría más bien haber enseñado mucho a quienes le rodeaban, humanamente hablando. Y de verdad que era un instrumento escogido. Lo demostró todo ese tiempo siendo un rostro más en la casa del Señor. Hasta que Dios lo llamó por medio de una revelación ya no como Saulo de Tarso sino como el apóstol Pablo quien con la determinación y pasión mostradas en su vieja vida, ahora llevaría hasta las últimas consecuencias y sin importarle aún su propia vida, el Mensaje del Evangelio encomendado al pueblo más difícil (su propio pueblo) pero peor aún… a los gentiles, aquellos a quienes jamás hubiese considerado estaban dentro del plan eterno de Dios. 

Creció con ellos, siendo niño jugó con ellos, aprendió mucho de su cultura, aprendió muchos de sus diferentes idiomas. Se comunicaba con ellos, les conocía, podía sentirlos. De hecho era ciudadano romano por nacimiento, aunque de sangre judía. Como judío para él los no judíos simplemente eran desdichados seres de la creación que no conocían al Dios único y verdadero ni podrían nunca acceder a nada de Él.  Pero ahora era diferente. Era el elegido para ir a ellos.

Sí, surgía el apóstol Pablo. Había ganado nuevos y genuinos amigos en contraste con quienes lo habían sido en el pasado que ahora lo odiaban y pretendían su muerte. Esta nueva vida traería cambios impensados y difíciles, pero él estaría dispuesto inclusive a morir por su nueva causa. Y en efecto, moriría un día por ella.

Ya no vivía en sus propios planes ni deseos, ahora se deleitaba en los de Cristo, ahora era Cristo en él.

Continuará…