domingo, 23 de julio de 2017

Tras la Presencia de Dios (2° parte)



Tras la Presencia de Dios (2° parte)
Escrito Autóctono

Continuación…

Pero comencemos desde el principio

Dios y el hombre (4000 A.C.)
Dios, queriendo formar una familia, creó al hombre para compartir con él cercanamente, cara a cara, y es precisamente lo que ocurrió en el Jardín del Edén. Pero todos conocemos la historia, la caída del hombre le separó de su relación con Dios y al final el ser humano tuvo que conformarse con una relación esporádica y ciertamente distante como consecuencia de su pecado. Tan solo algunos hombres amaron compartir con Dios y Él se les manifestaba, como fue el caso de Enoc, Noé y Abraham  por mencionar solo a algunos.

Los hombres se multiplicaron, y apartados de Dios quisieron tener en sus manos el control de cómo llegar hasta Él -recordemos la Torre de Babel (Génesis 11: 1-9)-, pero no pudiendo hacerlo, crearon sus propios dioses referenciándolos en la creación, la naturaleza, el sol, la luna, o en aquellas cosas que no entendían, rindiéndoles culto y edificándoles altares.

Eso condujo al hombre a adaptar sus dioses a su propia naturaleza y necesidad. Pretendía en su estado pecaminoso controlar cómo, cuándo, y dónde encontrarse con ellos. No pudiendo liberarse de su pecado, lo mezcló con la adoración a sus divinidades e hizo sagrados sus apetitos carnales. Asignó santuarios o sitios de adoración en lugares altos, montes (supuestamente más cerca de esos dioses), también debajo de árboles frondosos que les significaban vida y fertilidad. Les harían, estatuas e imágenes que los representaran para presentarle sus ofrendas y sacrificios o bien podérselos llevar consigo a donde quiera que fuese.

Todo aquello suscitó el nombramiento de quienes debían atender y cuidar de esos dioses y sus sitios quienes se especializaron en las formas de adoración, ministración y administración de esos dioses. Se consideraron a sí mismos en  mediadores entre el pueblo y dichos dioses llamándose sacerdotes y sacerdotisas que supuestamente manipulaban el mundo espiritual con rituales y prácticas que solo ellos conocían y entendían para finalidades provechosas para ellos y también malignas.

Esto se degeneró aún más con el paso de los siglos produciendo otro tipo de prácticas de donde salieron curanderos, brujos, hechiceros, chamanes, entre otros. Estos basaban su función en la facultad de intermediar entre los espíritus de los muertos y los vivos -según ellos-, reconociéndoseles también como portadores de sus mensajes.

Continuará…