Debemos entenderlo… no hay de otra (1° Parte)
Escrito Autóctono
“Si el Señor no edificare la casa, en vano trabajan
los que la edifican” (Salmo 127: 1)
No sé por qué lo
complicamos…; bueno, realmente si sé.
Pero nos empeñamos
a implementar nuestras formas, nuestras actividades, nuestros proyectos,
nuestras ideas, nuestras visiones, etc, etc, en la casa del Señor haciendo de
los hermanos “conejillos de indias” en vez de solo llevarles a lo que la
Palabra dice que debe ser. Ella nos brinda información suficiente de para qué
es una reunión de los santos, lo que se produjo en los hermanos de la primera
iglesia y cómo abordaban las cosas.
Sí, nuestra
insistencia viene de 1700 años de tradición y formas humanas que no hicieron
más que apartarnos del arquitecto, quien diseñó cómo debía funcionar la iglesia
porque su función venía y era producida por la Vida, misma que está en el Espíritu
Santo. Pero parece más bien que acallamos su voz e inmovilizamos a los hermanos
para que no puedan funcionar por su obra, para nosotros implementar las nuestras.
Lamentablemente en nuestros
procesos perdemos la única posibilidad que tenemos de verdaderamente disfrutar
de verle a Él, su propósito respecto a la iglesia de que Cristo sea formado en
cada uno de los miembros para vivir vidas resucitadas en este mundo que urge de
ver a Cristo. Pero nosotros no hemos podido mostrárselo entretenidos con
cultitos y saturados de actividades, y no sumidos en la actividad del Espíritu
Santo para con nosotros.
Cualquier cosa que
nosotros añadamos en la casa del Señor, la más mínima intervención de nuestra
parte, cualquiera adición que pretendamos incluir en el diseño que Dios ya
estableció, aunque sea con “buena intención”, no hará más que echar a perder su
propósito, su obra, la cual es perfecta y no necesita en lo absoluto de ninguna
cosa que pudiéramos ni sugerir siquiera.
El diseño de Dios
se basa en la mutua edificación y debemos y tenemos que no estorbar; hacernos a
un lado para que el Espíritu haga lo que bien sabe.
Claro que existe un
proceso previo de enseñanza, formación y a la vez ejemplo para que los hermanos
conozcan toda la capacidad con que fueron habilitados por el Espíritu para
funcionar en la casa del Señor, porque muchos jamás comprendieron de qué se
trataba pues nadie se los enseñó y lo único que vieron, experimentaron y se
mantuvieron ocupados fue en un sistema de formas que para colmo nos inventamos
nosotros tratando erróneamente de encasillar a Dios en ellas.
Pero a Dios no lo
podemos encasillar en nada que nosotros inventemos, ni tampoco edifiquemos. “Dios no habita en templos hechos por manos
humanas” Hechos 17: 24
Continuará…