domingo, 30 de septiembre de 2018

Debemos entenderlo… no hay de otra (1° Parte)


Debemos entenderlo… no hay de otra (1° Parte)
Escrito Autóctono

“Si el Señor no edificare la casa, en vano trabajan los que la edifican” (Salmo 127: 1)

No sé por qué lo complicamos…; bueno, realmente si sé.

Pero nos empeñamos a implementar nuestras formas, nuestras actividades, nuestros proyectos, nuestras ideas, nuestras visiones, etc, etc, en la casa del Señor haciendo de los hermanos “conejillos de indias” en vez de solo llevarles a lo que la Palabra dice que debe ser. Ella nos brinda información suficiente de para qué es una reunión de los santos, lo que se produjo en los hermanos de la primera iglesia y cómo abordaban las cosas.

Sí, nuestra insistencia viene de 1700 años de tradición y formas humanas que no hicieron más que apartarnos del arquitecto, quien diseñó cómo debía funcionar la iglesia porque su función venía y era producida por la Vida, misma que está en el Espíritu Santo. Pero parece más bien que acallamos su voz e inmovilizamos a los hermanos para que no puedan funcionar por su obra, para nosotros implementar las nuestras.

Lamentablemente en nuestros procesos perdemos la única posibilidad que tenemos de verdaderamente disfrutar de verle a Él, su propósito respecto a la iglesia de que Cristo sea formado en cada uno de los miembros para vivir vidas resucitadas en este mundo que urge de ver a Cristo. Pero nosotros no hemos podido mostrárselo entretenidos con cultitos y saturados de actividades, y no sumidos en la actividad del Espíritu Santo para con nosotros.

Cualquier cosa que nosotros añadamos en la casa del Señor, la más mínima intervención de nuestra parte, cualquiera adición que pretendamos incluir en el diseño que Dios ya estableció, aunque sea con “buena intención”, no hará más que echar a perder su propósito, su obra, la cual es perfecta y no necesita en lo absoluto de ninguna cosa que pudiéramos ni sugerir siquiera.

El diseño de Dios se basa en la mutua edificación y debemos y tenemos que no estorbar; hacernos a un lado para que el Espíritu haga lo que bien sabe.

Claro que existe un proceso previo de enseñanza, formación y a la vez ejemplo para que los hermanos conozcan toda la capacidad con que fueron habilitados por el Espíritu para funcionar en la casa del Señor, porque muchos jamás comprendieron de qué se trataba pues nadie se los enseñó y lo único que vieron, experimentaron y se mantuvieron ocupados fue en un sistema de formas que para colmo nos inventamos nosotros tratando erróneamente de encasillar a Dios en ellas.

Pero a Dios no lo podemos encasillar en nada que nosotros inventemos, ni tampoco edifiquemos. “Dios no habita en templos hechos por manos humanas” Hechos 17: 24

Continuará…


domingo, 23 de septiembre de 2018

La deserción cristiana (9° y última parte)


La deserción cristiana (9° y última parte)
Escrito autóctono

Continuación…

Así que no he tenido que discutir con nadie ni pelear nada, ni tengo que, ni debo hacerlo; no busco convencer, ni mucho menos halar a nadie a nada. Dios es el que hace la obra. Recordemos “Él es el que añade a la iglesia”, no nosotros.

¿Se da cuenta cómo en su ministerio el Señor no andaba buscando entrabarse en discusiones con nadie? Por el contrario, los que lo cuestionaban y querían llevarlo a ese plano, eran quienes todo el tiempo quedaban ridiculizados.

Dios no nos envió a ganarle a nadie la partida de una discusión. Finalmente eso jamás llevó a nada ni trajo nada bueno. El apóstol Pedro nos dice que lo que debemos presentar es defensa con mansedumbre y reverencia acerca de nuestra esperanza lo que en ninguna forma quiere decir discutir con nadie. Quienes acostumbraban a discutir vehementemente eran los judíos y a Pablo le tocó enfrentarles en muchas sinagogas. Curiosamente tuvo que lidiar con algunos griegos también pero que eran alentados por los judíos, fíjese.

Noto en muchos de los que se van de las iglesias tradicionales por las razones como las comentadas, que en realidad prefieren conscientemente desobedecer la orden del Señor de congregarse (porque para ellos ir a la iglesia es congregarse) que humillarse al Señor y conocer la verdad genuina.

Es decir, se salieron de la religión, pero la religión no se salió de ellos.

Entonces no me complicaré con personas como esas.

Y es así porque aunque se salieron de esos lugares e inclusive creyeron llegar a alguna iglesia en casa, la verdad es que llegaron con expectativas por lo que conocían y creyeron que esto sería igual. Cuando no fue así, prefirieron no ir más a nada. Tristemente pensaron que seguirían dependiendo de hombres.

La verdad, no me preocupa el concepto que se hayan formado de la iglesia en casa, Dios no se las iba a mostrar así como así tampoco, se lo aseguro. Lo que es muy probable es que llegaran a un cultito en la sala de alguna casa y esto (iglesia en casa) no es eso.

Pero otros de entre tantos ven la luz, y ella los guía a Cristo su fuente, oyen la voz del Maestro y lo siguen, y encuentran a las ovejas del Pastor pues hallaron al Pastor y se congregan maravillados de ver que al redil realmente nunca lo habían conocido porque no estaba en ningún sistema, siempre estuvo libre de él.


domingo, 16 de septiembre de 2018

La deserción cristiana (8° parte)


La deserción cristiana (8° parte)
Escrito autóctono

Continuación…

Por eso es una maravilla la iglesia sencilla de la Palabra. No tiene necesidad de estar mercadeando sus reuniones para que venga nadie. No tiene necesidad de informar de su “horario” a ver qué más “pescan”. Cuidado y pescan un resfrío quienes se atreven a eso.

Por ello no necesita rótulos, ni programas, porque no se está auto promoviendo  ni entreteniendo a nadie.

Por ello no pudimos encontrar ninguna cuando al principio, en que comenzábamos en esto, la buscábamos. El Señor la libraba de nosotros.

Por eso surgió y debe surgir naturalmente entre nosotros como la expresión que es del cuerpo de Cristo para que sea el Señor el que la hace surgir y no ningún hombre. Podemos ir y sembrarla o regarla según el Señor lo disponga pero es Dios quien le da el crecimiento. (1° Cor. 3: 6 y 7)

Entonces es simple. Si hablo con alguien, debe de activarse en esa persona lo que debe de activarse por obra del Espíritu y si está para ello. Debe de surgir vida en él o ella; si no, ¿yo que hago echándome al hombro un problema que no provoqué ni es mío?

Esto me garantiza ya no perder el tiempo con nadie. Todos han de oír, pero en el que se produzca fe, da fruto de ello, entonces es un corazón en el cual Dios deposita su Verdad y ésta dará fruto abundante en Cristo por el Espíritu. Sólo así sabrán que es la obra del Señor y dependerán de Él y no de ningún hombre.

Evito con todo mi corazón y me empeño para que no vean en mí un posible líder para nada, por eso siempre los llevo a Cristo y yo me hago a un lado. Eso no significa abandono por supuesto. Hay que discipularlos como lo dice la Palabra y eso es estando con ellos, pero siempre su fin es Cristo. Nuestra función solo es parte de su proceso por el tiempo que el Señor disponga y luego son capaces de caminar solos y bendecir a otros.

Continuará…


domingo, 9 de septiembre de 2018

La deserción cristiana (7° parte)


La deserción cristiana (7° parte)
Escrito autóctono

Continuación…

No me interesa en lo más mínimo cristianos “autosuficientes” que ya encontraron una zona de confort ideal según ellos en donde no necesitan de nadie, a quienes no les importan ni siquiera otros hermanos, de hecho, ni quieren saber de otros hermanos porque para ellos es mejor no complicarse la vida con ninguno de ellos. Desde su perdida y errada óptica, no los necesitan. Me pregunto… ¿sabrán qué se encontrarán en el cielo si es que llegan?

El Señor dijo claramente: “mis ovejas oyen mi voz” en otras palabras, que al redil llegamos porque nos habló y lo oímos, Él es ahora nuestro amo, pero se trata de un redil en donde he de socializar con otros como yo pues no fui traído a un encierro solo. No vinimos a oír a hombres sino al Pastor. Continúa el pasaje diciendo “y yo las conozco”: si soy de Él soy conocido por Él y eso de alguna forma hace que nos entendamos y Él tiene cuidado de mí; y por último “y me siguen”: por lo visto muchos terminaron mal porque no lo siguieron a Él. He entendido que Él tiene relación con los suyos sin importar a qué lugar del sistema llegaron. Hay corazones humildes por todas partes que son hallados por Él y lo encuentran. Si usted terminó con problemas en su paso por esas iglesias, seguro estuvo muy ocupado oyendo y haciendo cosas para otros y para denominaciones y visiones raras y no aprendiendo a depender solo de Cristo.

Bueno, es que en la mayoría de esos lugares no nos enseñan a depender solo de Cristo lamentablemente. Pero eso no niega el hecho de una convicción genuina de quién es Señor en la vida. Los que son del Señor saben que lo son y se comportan como tal aunque hayan sido “paridos” en cualquier parte y no en alguno de condiciones al menos aceptables o normales.

Por eso lo he dicho aquí y le he respondido con total franqueza a algunos que nos leen que nos han escrito: No estamos reclutando cristianos. No estamos mostrando un show interesados en que vengan a vernos. No estamos promoviendo nuestras reuniones para tener más gente por las casas. No estamos interesados en saber donde hay más casas con el fin de mandarles gente. No estamos ni siquiera interesados en saber cuántas casas existen porque no nos concierne, ellas son del Señor y punto. Si me llego a enterar de algunos sitios en que hay hermanos congregándose por las casas -y me entero porque algunos me contactan- me gozo de ello y sobremanera de ver lo que el Señor está haciendo, pero no los expongo.

Continuará…



domingo, 2 de septiembre de 2018

La deserción cristiana (6° parte)


La deserción cristiana (6° parte)
Escrito autóctono

Continuación…

Si he parecido duro en esto, no quiero parecerlo, ¡lo soy!, pero por un coraje que siento de ver cómo se atreven a tomar la casa del Señor como un taller de reparación. El resurgir de la iglesia sencilla de la Palabra, no será jamás para constituirse en clínica de atención de cristianos heridos que salen de sus iglesias por mil y una razones, muchas de las cuales no tienen ni pizca de justificación conforme las bases que les hicieron tragar por supuesto.

Nadie debería pensar ni siquiera en que somos una alternativa para esos cristianos. Si alguien siente responsabilidad de restaurar a una persona así, la reunión de los santos no es el sitio. Que lo haga fuera. Para eso hay otros espacios si se quiere.

Le diré que ni el mismo Señor se enfrascaba con gente así. Nunca anduvo tras nadie solo porque sí. Su interés siempre fueron los humildes. Y ¡cómo había liderazgo religioso que maltrataba al pueblo en su tiempo también!

Tampoco nunca se fue tras los religiosos para intentar cambiarlos con tal que quizá algún día vieran. Ellos eran los que andaban detrás de Él pero solo para cuestionarlo y probarlo todo el tiempo. Dice la Palabra que Él les dijo las verdades, y en ellos estaba arrepentirse o seguir en sus vidas.

No vemos al Señor ir tras los ricos como intentando asegurarse el futuro  sostenimiento de su ministerio ni su posterior iglesia. Les dijo la verdad, y en ellos estaba arrepentirse o seguir confiando en sus riquezas.

No se fue tras los maestros, ellos creían saberlo todo.

No se fue tras los que se creían sanos, ellos consideraban estar muy bien y no necesitarlo.

Y aunque su objetivo eran los pecadores, tampoco “acariciaba la cabeza” a los altivos entre ellos. De hecho más bien los sabía poner en su lugar. Así que el Señor no perdía su tiempo.

Porque de Él hay que saberse necesitado, de lo contrario seguimos perdidos.

Yo creo que todos tienen que ser expuestos a la verdad, pero no debemos ir tras nadie a insistirle. Todos han de saberse consientes que necesitan al Señor, esto es primordial, pero el Señor no es plato de segunda mesa. Tampoco su casa lo es. ¿Recuerdas la actitud arrogante de uno de los ladrones en la cruz?

El Señor dijo claramente: “a todos los sedientos, vengan y compren sin dinero…” Isaías 55: 1. No es para orgullosos o soberbios que menosprecian, ni para el que se siente digno; es para el que se sabe desprovisto.

Yo con gusto atiendo al que quiere al Señor, no al que busca argumentos para armarse y disentir con la gente de su pasado y ganarles una discusión. Con gusto visito al necesitado y sin ningún interés de por medio de mi parte en quien sea o haya sido, o lo que tenga o no, nada de eso me importa ni me mueve, solo que haya allí un corazón sencillo, no el que cree que merece ser visitado. Estoy con los humildes de espíritu y dedico tiempo y hasta dinero si fuera el caso. Con esos me deleito en hablarles y compartirles porque son corazones que aunque llenos de inquietudes, saben escuchar y meditar y ser tratados por el Espíritu del Señor.

Igual no los meto a la reunión de los santos, comparto fuera, en otros espacios, y veo al Señor comenzar a formarse en ellos por obra del Espíritu. Es una maravilla.

Continuará…