domingo, 23 de septiembre de 2018

La deserción cristiana (9° y última parte)


La deserción cristiana (9° y última parte)
Escrito autóctono

Continuación…

Así que no he tenido que discutir con nadie ni pelear nada, ni tengo que, ni debo hacerlo; no busco convencer, ni mucho menos halar a nadie a nada. Dios es el que hace la obra. Recordemos “Él es el que añade a la iglesia”, no nosotros.

¿Se da cuenta cómo en su ministerio el Señor no andaba buscando entrabarse en discusiones con nadie? Por el contrario, los que lo cuestionaban y querían llevarlo a ese plano, eran quienes todo el tiempo quedaban ridiculizados.

Dios no nos envió a ganarle a nadie la partida de una discusión. Finalmente eso jamás llevó a nada ni trajo nada bueno. El apóstol Pedro nos dice que lo que debemos presentar es defensa con mansedumbre y reverencia acerca de nuestra esperanza lo que en ninguna forma quiere decir discutir con nadie. Quienes acostumbraban a discutir vehementemente eran los judíos y a Pablo le tocó enfrentarles en muchas sinagogas. Curiosamente tuvo que lidiar con algunos griegos también pero que eran alentados por los judíos, fíjese.

Noto en muchos de los que se van de las iglesias tradicionales por las razones como las comentadas, que en realidad prefieren conscientemente desobedecer la orden del Señor de congregarse (porque para ellos ir a la iglesia es congregarse) que humillarse al Señor y conocer la verdad genuina.

Es decir, se salieron de la religión, pero la religión no se salió de ellos.

Entonces no me complicaré con personas como esas.

Y es así porque aunque se salieron de esos lugares e inclusive creyeron llegar a alguna iglesia en casa, la verdad es que llegaron con expectativas por lo que conocían y creyeron que esto sería igual. Cuando no fue así, prefirieron no ir más a nada. Tristemente pensaron que seguirían dependiendo de hombres.

La verdad, no me preocupa el concepto que se hayan formado de la iglesia en casa, Dios no se las iba a mostrar así como así tampoco, se lo aseguro. Lo que es muy probable es que llegaran a un cultito en la sala de alguna casa y esto (iglesia en casa) no es eso.

Pero otros de entre tantos ven la luz, y ella los guía a Cristo su fuente, oyen la voz del Maestro y lo siguen, y encuentran a las ovejas del Pastor pues hallaron al Pastor y se congregan maravillados de ver que al redil realmente nunca lo habían conocido porque no estaba en ningún sistema, siempre estuvo libre de él.