sábado, 30 de abril de 2016

Adán y Jesús (3° Parte)



Adán y Jesús  (3° Parte)
Escrito autóctono

…Continuación:

A Adán le tocó vivir un tiempo en un mundo que no tenía la carga del pecado, pero a Cristo si le tocó lidiar con ello desde que nació. Adán “estrena” un cuerpo inmaculado pero a Cristo le corresponde ocupar un cuerpo manchado, legado de una raza caída, cosa que algunas interpretaciones no aceptan bajo ninguna circunstancia ignorando la revelación de la humanidad total que Cristo abrazó según lo relata claramente Filipenses 2: 6 y 7. Desde esa óptica entonces Cristo experimenta un rango menor que Adán en su condición humana (ser segundo hombre)  lo que resulta terrible y hasta herético para los defensores de la Divinidad del Cristo humano. Ya tendremos tiempo de comprobar la veracidad o no de la postura del “hombre-Dios”.

¿Cómo Cristo, teniendo un cuerpo que no daba la talla con la necesaria perfección del Cordero, podía serlo? Según la Palabra lo alcanzaría por la obediencia (Hebreos 5: 7 - 9). Cuando Juan el Bautista lo presenta “… He aquí el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo.” (Juan 1: 29) no indica que ya fungiera como tal pues todavía no había quitado el pecado, lo que haría en el lapso de tres años cuando fuera llevado como Cordero al matadero (Isaías 53: 7) a dar su vida en una cruz.

Así que tener un cuerpo menos capacitado en cuanto a perfección que el de Adán, era hasta cierto punto un escenario más ventajoso para el diablo en su intención de hacer pecar a Cristo, que el que había tenido con el primer hombre al principio.

Por todo eso puedo decir que en mucho le fue considerablemente más fácil a Adán vivir en este mundo que a Cristo, aunque Adán viviera más de novecientos años y el Señor solo treinta y tres.

Retornando a Romanos 5: 14, el que Adán sea figura de Cristo nos permite comprender que, cosas que le ocurrirían a Adán se cumplirían en Cristo, lo que reafirma una vez más el porqué Cristo es el segundo hombre y no el primero.   

Ambos coinciden en aparecer en este mundo sin relación con el pecado; perfectos, ¡sí!,  perfectos y santos. Esto no es una contradicción pues la perfección de Cristo se refiere a su esencia, no a su cuerpo.

También coinciden teniendo la misma capacidad para pecar si así lo decidían. Dios creó al hombre con voluntad propia (no lo hizo una maquina que le obedeciera sin chistar). Ambas características (tener la capacidad de pecar y libre voluntad de escoger) las adquiere Cristo igualmente al tomar forma humana. Esto sería clave para poder hacer su obra a favor de los hombres. Su éxito o fracaso dependería del uso que les diera a cada una de esas características.

Aunque explicaré esto con más detalle más adelante, es importante decir que tener la capacidad de pecar no es pecado.


Continuará…


domingo, 24 de abril de 2016

Adán y Jesús (2° Parte)



Adán y Jesús  (2° Parte)
Escrito autóctono

…Continuación:


Las similitudes de Cristo y Adán impresionan y son dignas de una atención muy fina. Esas similitudes permiten la comparación en muchos aspectos pero también definen que cada uno de ellos marcó su descendencia de manera particular por su obra, lo que iremos comprendiendo mientras avanzamos.

Situaciones que experimenta Adán son tan similares a las que experimenta Cristo -sobre todo en aspectos de quién significaría-, que la Palabra de Dios llama a Cristo: el postrer Adán, como leímos. Pero conste que también se le llama: el segundo hombre (1° Corintios 15: 47), más no el segundo Adán sino el último.

Este aparente “juego” de designaciones no pretende confundirnos, pero es de vital importancia comprenderlo. No se trata de que Cristo tuviese la tarea de continuar, ni siquiera mejorar la obra de Adán como para considerarse el segundo en su línea, por eso no se le llama el segundo Adán. Vino a semejanza del primer hombre apareciendo en este mundo en igualdad de condiciones que aquel, siendo ambos hijos directos de Dios, sin pecado, por lo que con justa razón es llamado: “el segundo hombre” (es decir como ellos, no habría nunca más ningún otro hombre).

¿Por qué se le llama “el postrer Adán”? Porque establecería una especie con sus mismos rasgos tal como el primero solo que esta vez una totalmente nueva (una nueva y última creación del que sería el primero de la especie). Y como sería una obra irrepetible y para siempre, no habría necesidad de un tercer Adán, ni un cuarto, ni un quinto. Recordemos que Adán es el primero de su especie en este mundo, Cristo también sería el primero de la suya igualmente (El es la imagen del Dios invisible, el primogénito de toda creación. Colosenses 1:15) Dicha creación no se refiere a nada ni nadie que Dios hubiese hecho en el principio pues la Palabra establece que Él terminó su obra de creación (Génesis 2: 2 y 3). Y así como Dios no tomó del polvo de la tierra para crear a Eva luego de haber terminado, tampoco requería que lo tuviese que hacer para la que sería compañera de Cristo, La iglesia, pues estaba dentro de Él y aparecería en este mundo muy pronto.

En resumen, Cristo es el segundo Hombre por sus características, pero es el postrer Adán por su descendencia.

También es importante notar que la referencia de Cristo como el último Adán, no sugiere en forma alguna a Adán como el primer Cristo. Adán no es Salvador de nada ni de nadie. Valga recalcarlo porque si bien es cierto que coinciden en muchas cosas, también es cierto que Cristo no es una imitación de Adán ni comprenderemos nada de su obra redentora conociendo a Adán, únicamente que vino a salvar a sus descendientes. El momento del último difiere supremamente al del primero.

Continuará…



domingo, 17 de abril de 2016

Adán y Jesús (1° Parte)

Adán y Jesús  (1° Parte)
Escrito autóctono

“Porque así como en Adán todos mueren, también en Cristo todos serán vivificados”. 1º Corintios 15: 22;
“Así también está escrito: Fue hecho el primer hombre Adán alma viviente; el postrer Adán, espíritu vivificante…” 1º Corintios 15: 45. 
                                                                                                                                            

Nuestros temas principales en este blog son la iglesia y lo concerniente a la sana doctrina en general. La perspectiva bíblica de ellas; no la tradicional ni mucho menos la religiosa. El mensaje eterno las posee de principio a fin. Existe interconexión de la doctrina a lo largo de toda la Escritura. Identificando las enseñanzas y comprendiéndolas en el espíritu de la Palabra, entonces no hay pérdida alguna en toda esa línea doctrinal.

En este caso, hablar de Adán (el primer ser humano creado en los albores mismos de la humanidad) que pareciera no guarda ninguna relación con la iglesia ya que la aparición de ambos en este mundo está separada por poco mas de 4000 años; la verdad tiene más relación de la que podríamos pensar. El nexo lo hace la misma Palabra de Dios como veremos más adelante.

Cuando se compara a Adán y a Cristo, no ocurre como un asunto de la casualidad bajo ninguna circunstancia sino que recalca Romanos 5: 14 que Adán es figura (tipo) de aquel que había de venir, es decir Cristo.

Así que esta comparación tiene para nosotros ricas enseñanzas y revelación profunda. Creo que todavía no las hemos  aprovechado tan ampliamente y quizá no logremos penetrar en la totalidad de todo cuanto Dios nos quiere enseñar por medio de la misma, no por Él, sino porque muy seguramente nosotros no hemos estado listos.

La verdad es que la pésima manera en que asimilamos la iglesia por siglos, fruto de prácticas heredadas de más de  1700 años de antigüedad no provenientes de la Palabra de Dios ni de su diseño, nos incapacitaron a estar listos para tanto y tan maravilloso que Dios quería mostrarnos. Dichas prácticas cerraron nuestro campo de visión llegando a ser nuestra única visión.

No es sino hasta que libres de la religiosidad y la tradición descomunal aportadas  primeramente por la religión oficial que nos legó Roma y posteriormente todas las demás que se desprendieron de ella incluyendo por supuesto el protestantismo (prácticas abordadas en detalle en todo este blog), que apenas comenzamos a asomarnos a dichas riquezas.

Así que intentaré examinarlas todo cuanto pueda, no como descubriendo nuevas doctrinas, sino conociendo más y más la doctrina esencial y única presente en la Palabra que da Vida.

En este viaje de ahondar en la obra de Cristo y la obra de Adán, me atreveré a llenar ciertos vacíos de la historia de la creación, para tener un panorama más completo de lo que pudo haber sucedido, sin perder la línea de todo cuanto conocemos obviamente. De hecho el proceso, nos abre una óptica que de otra forma quedaría vedada.

Lejos de querer añadir cosas solo por agregarle dramatismo a los hechos, considero más bien que son las pistas idóneas por las que Dios nos habilita comprender más allá de lo que solo se ve, o en este caso, de lo que solo se lee. 

Lo invito a sopesar maduramente cada aspecto pero sobre todo a sopesarlo en el Espíritu.

Continuará…


domingo, 10 de abril de 2016

Se busca iglesia (10º y última parte)

Se busca iglesia (10º y última parte)
Escrito autóctono

Continuación…


Cuando sucede porque Dios lo hace suceder, cambia nuestro panorama porque Dios cambia nuestra forma de pensar. Pero es Dios haciéndolo en nosotros. Debemos dar el primer paso (Romanos 12: 2). Por eso no es posible cambiar a otros por nuestros propios medios, de hecho es muy factible que se lo tomen a uno como un extraño. Esa obra poderosa y maravillosa solo la puede hacer el Señor.

Cuando es Dios haciéndolo, le puedo asegurar que se sumirá en una vida de iglesia que le parecerá cambiada diametralmente 180 grados respecto a lo que usted pensaba que era. No bregará nunca más con las mismas situaciones que experimentaba anteriormente y que sinceramente representaban hasta una carga inmanejable, desgastante y decepcionante. 

Sucederá así porque participar de una comunidad de hermanos que genuinamente conocen a su Señor y han sido formados a sus pies, produce indiscutiblemente una experiencia madura y enriquecedora a niveles nunca antes vividos. Un manjar del cielo, se puede decir. 

¡Que Dios en su bondad nos permita disfrutar de su casa en toda su expresión!

Si después de haber leído todo esto usted continúa buscando una iglesia, le digo de todo corazón que no le juzgo. No podría ni debería. Tampoco pienso que por eso usted no está en nada… ¡jamás!, usted es mi hermano si ha creído de todo corazón en el Señor.

Más bien creo que Dios tiene un tiempo para cada quien y para los suyos el tiene el trato que mejor les corresponde y conviene. No tema, al final recibirá la Salvación que Dios le prometió por haber creído en el Señor. A su tiempo Dios le mostrará lo que deba mostrarle si lo quiere Él.

Claro…, por otra parte puede que algún lector esté buscando iglesia, no una cualquiera sino una buena…

Pero también puede que no, porque quizá es de los que finalmente se cansó de todo y todos y solo quiso continuar sin relacionarse con nadie, ni que nadie le diga nada; no quiere más responsabilidades ni compromisos. Quizá cree que ya vio y escuchó demasiado o todo lo que debía escuchar y piensa que solo con amar al Señor es suficiente.

Pero le pregunto ¿a quién cree que encontrará en el cielo? ¿Está convencido de que llegará allí sin tener nada que ver con su cuerpo (los creyentes)? Entonces de seguro no le agradará tampoco el cielo, porque es a los hermanos a los que se encontrará allí.

La voluntad perfecta del Señor es que empecemos a experimentar el Reino y la Gloria de Cristo desde aquí y para eso nos puso en medio de su congregación, a experimentar vida de iglesia en comunidad con otros. Él quiso que el cielo lo comenzáramos a experimentar desde ya, desde esta nuestra experiencia terrenal.

Fin


Próxima serie: Adán y Jesús

 

domingo, 3 de abril de 2016

Se busca iglesia (9º parte)



Se busca iglesia (9º parte)
Escrito autóctono

Continuación…


Algunos se asustan con eso de estar pasivos respecto a ir a predicarle a los que se exponen a perderse. Pero si por alguna razón nadie en este mundo les presentara el mensaje del evangelio… No se altere, Dios ya cuenta con un ejército de piedras para que lo hagan (Lucas 19: 40). ¡Sí, piedras vivas!

Por favor, de nuevo le pido no me malentienda; la verdad prefiero que lo hagan las piedras y no cristianos malformados o peor aún, enviciados.

Si Dios le va a utilizar para que muchos crean, no intente usted cargarlos antes de tiempo. De hecho no intente cargarlos nunca. Usted no es su Salvador.

Es imprescindible que tengamos tiempo para estar a los pies del Señor, sin ninguna presión, sin ningún cargo, sin ninguna responsabilidad más que en silencio escuchándolo solo a Él. Únicamente eso. Sin reloj a la mano, sin tiempos preestablecidos; solo para Él. Podrá usted trabajar en sus cosas, atender a su familia, continuar con su vida “normal” pero en lo concerniente al Señor, estar en reposo absoluto. Luego de eso no volverá a ser el mismo. Se lo puedo asegurar.  De nuevo, lo digo a alguien a quien Dios se le esté revelando. Esto no es para cualquiera que lea.

Después de ese tiempo de “su silencio”, sabrá cuál es su lugar en la casa del Señor, verá más claramente, conocerá la voluntad del Señor. Pero por sobre todo conocerá a su Señor.

Esto no es de correr. A algunos les llevará más tiempo que a otros, pero si es lo que usted necesita, es ineludible. Le ocurrió al Señor, les pasó a los discípulos, así mismo a los hermanos de la iglesia del primer siglo, le ocurrió a Pablo. Todos tuvieron que experimentar al comienzo ese período de solo sentarse a escuchar al Señor inclusive por varios años. Después, sirvieron bien, intensa y poderosamente. Y estoy seguro que servir efectivamente es lo que usted quiere ¿no es cierto?

En cuanto a dónde se congregará, el Señor se lo hará saber. Créame que si Dios le unió a su iglesia, eso no sucedió ahora, ya usted estaba unido a ella desde la eternidad. ¿Qué hará una vez esté listo? Quizá y solo deba ser luz para los suyos más cercanos por un período de tiempo. Quizá y Dios le pida su casa y Él añadirá allí a los que deban estar. Quizá y lo envíe lejos, a otros lugares u otras naciones. Quizá y lo añada a usted a otros hermanos que igualmente ya han tenido su proceso con Dios. No sé. Quizá y Dios le permita ser luz para otras personas que al igual que usted estaban buscando una iglesia. Quizá y Dios hará algo nuevo con usted como no lo había hecho con nadie. Tanto y tan maravilloso planea Dios, que su obra en cada uno de nosotros supera todo cuanto pudiéramos pensar o hayamos visto.

Una cosa es segura, usted comprenderá que es iglesia. No en su mente, ni en su intelecto; no religiosamente; concebido dentro suyo; de la profundidad de Dios se llenará su profundidad. Conocerá entonces que no se trataba de tener que buscar una iglesia donde ir, usted ha quedado expuesto en esta dimensión a la iglesia, ese ser místico, espiritual, vivo y eterno invisible a nuestros ojos, preciosa prometida del Señor. Percibirá la realidad de haber sido  hecho uno con ella por Él desde la eternidad. 

Ahora usted verá a otros creyentes como parte de usted mismo y los amará aunque nunca los haya conocido antes. Por fin comprenderá lo que es la armonía con los hermanos como lo expresa la Palabra. Ahora buscará servirles y se preocupará realmente por ellos. Se sabrá parte de una familia de proporciones impensables que tiene 2000 años de estar en este mundo pero que es eterna y solo espera el momento en que su Señor regrese por ella como lo prometió diciéndole: “sí, ven Señor Jesús” (Apocalipsis 22: 20).

Ahora podrá convivir con todos sus hermanos sin importar de dónde sean porque de verdad serán sus hermanos. Así que desaparecerán para siempre de su vida las barreras, porque ya no habrá denominaciones, ni grupos eclesiales de ninguna clase allí. El Señor será verdaderamente el Señor sobre su casa la cual casa es usted junto con los millones de creyentes genuinos de todos los tiempos (Hebreos 3: 6).

Continuará…