Versículos…
¿controversiales? 15° parte y penúltima
Escrito autóctono
Continuación…
Es
difícil para muchos (diría que para todos) asimilar esto. Comprender lo eterno
no nos es “computable” desde nuestra mente carnal. La eternidad fue puesta en
nuestros corazones dice la Palabra (Eclesiastés
3: 11) pero como un pequeño acceso a la comprensión de lo necesario -al
menos- pero jamás de todo cuanto significa según lo recalca el mismo versículo.
Depende exclusivamente de Dios. Él se deja conocer hasta donde cada quien pueda
y tenga la capacidad pero es Él el que lo hace; nosotros no podemos.
Lo
suficiente para salvarnos, el resto lo decide Él.
Por
eso ser tenido en cuenta por Dios para recibir su revelación, es algo que
debemos agradecerle de todo corazón porque no es nuestro derecho, sino su
Gracia.
En
vista de todo cuanto he escrito, existen dos preguntas obligatorias que estoy seguro,
nos quisieran hacer propios y extraños:
Por
qué, -si la iglesia se desvió del diseño original de Dios-…, ¿Cuál es la razón
para que Él en tantos cientos de años no se lo mostrara a sus hijos como
aparentemente está sucediendo hoy? ¿Acaso tantos millones de cristianos y
líderes en el mundo por 17 siglos han estado equivocados en su experiencia de
iglesia?
Permitirnos
directamente estas preguntas, a no pocos les podría sonar comprometedoras.
Quizá
hubiera sido mejor no incluirlas en este escrito, sin embargo, restaría
transparencia en lo que queremos compartir.
Debemos abordarlas con total prestancia.
Con
toda sinceridad y tal como lo mencioné al inicio de esta serie, no acepto ni
asumo que los creyentes hayan estado equivocados, pero no lo digo como un decir
o como quien no quiere quedar mal o evitar problemas, sino más bien porque
considero que el verdadero creyente guarda una relación con Dios inamovible, independientemente
del medio en el cual se encuentra sea este hostil o no, o sin importar cualquier
sistema humano dentro del cual estuviere.
Sé
que la función del Espíritu Santo ha sido una y otra vez revelar y recordar las
Palabras de Cristo en toda la historia de la iglesia hasta nuestros días. Comprendo
que Dios ha tenido diferentes procesos para la historia y los tiempos de los
hombres, en cuenta su iglesia. Cada uno de esos períodos, han definido las
verdades eternas entre los escogidos del Señor para luz a sus respectivas
generaciones, indiferentemente de las condiciones que cada una de ellas les hayan permitido
pero utilizándolas como vehículos para la extensión que Dios así haya decidido en su sola voluntad.
Creo
firmemente que Dios se ha revelado gradualmente en muchos de sus propósitos
durante siglos, ya que los hombres nos hemos dado a la tarea de encasillarle
conforme nuestras propias formas de percibirlo. Eso ya de por sí representa una
barrera que le hemos puesto a Dios por lo que su revelación escasea. Señales de
incredulidad de nuestra parte, diría yo.
Sin
embargo Dios, quien ha sido ampliamente misericordioso, no nos ha desechado y
cumplirá su propósito mostrándonos su verdad. Tal como un padre natural con sus
hijos, estos esperan que poco a poco los pequeños puedan ir aprendiendo en su
crecimiento normal. Nadie pretende que los niños actúen, piensen y decidan como
adultos. Nadie desecha a sus hijos aún cuando estos estén vulnerables al error
o a fallar en lo que deciden.
En
el proceso natural de desarrollo, se adquiere la responsabilidad de afrontar
cada aspecto de la vida hasta tener la madurez necesaria para repetir el ciclo
con los hijos propios que se tendrán en su momento también. Pero la madurez
llegará, para algunos de forma más sencilla, evidente y pronta que para otros
como también sucede en el plano natural.
Creo
que la iglesia se desvió de su propósito original según nos lo confirma la misma
historia y de acuerdo a todo cuanto hemos visto, pero aunque parece negativo, todo ha transcurrido según los planes de
Dios para finalmente glorificarse sobre todas las cosas como es su intención.
Quizá y esa ha sido la forma para filtrar a aquellos que realmente son parte de
su pueblo de los que no lo son, sucediendo esto de forma ajena a nosotros, pero
controlado totalmente por el mismo Señor.
Una
cosa es segura, a Dios no se le ha pasado nada y sigue rigiendo eternamente y
para siempre. El cielo y la tierra pasarán pero sus palabras no pasarán.
Continuará…