domingo, 16 de agosto de 2015

Versículos… ¿controversiales? 13° parte



Versículos… ¿controversiales?  13° parte
Escrito autóctono

Continuación…


Sobre el liderazgo en términos generales

A continuación veremos que aquellos que se auto nombran o son nombrados líderes de la iglesia moderna, igualmente respaldan su actitud que es cuestionable, al hecho de que son líderes y por lo tanto tienen autoridad para hacer y deshacer en la casa de Dios.

Oigamos sus argumentos:

“La principal referencia de liderazgo se encuentra en el Antiguo Testamento, cada uno de los grandes dirigentes de Israel son el mayor ejemplo de cómo debe ser el liderazgo de la iglesia”

En todos los años que fui parte del la iglesia tradicional, era común escuchar y ver personas que se sentían con autoridad suficientes para atribuirse inclusive el manejo de los recursos y hasta el control de las personas. Sucedía con normalidad. Muchos llegaron a escribir doctrinas de su propia interpretación y a imponerlas al lado de las bíblicas que debían ser consideradas sagradas, tanto como las de las Escrituras. Se respaldaban -según ellos- en liderazgos como el de Moisés y unciones sacerdotales aarónicas o de reyes al nivel del antiguo pacto. Convencidos de ser “voz de Dios” como los profetas de la biblia en medio de la congregación, tomaban las formas rituales del pueblo de Israel al utilizar el tabernáculo y posteriormente el templo, para imponerlas en la iglesia de manera que la Gloria de Dios estuviera más presente y palpable -de acuerdo a sus conclusiones-.  Hubo una tendencia a asemejarse a lo hebreo con el uso de colores, nombres de Dios y palabras hebreas, danzas, celebraciones, músicas e imitación de muebles y utensilios, esperando ser una continuación de lo antiguo o “rescatando” de alguna manera todo cuanto se pudiera de la cultura y liturgias judías. A algunos poco les faltó para presentar sacrificios de animales.
                                                                                                                                              
Pude observar personas que se trastornaron mentalmente creyéndose cepa directa y de pureza sanguínea hebrea que tomaron vestimentas como solo las vimos en películas de semana santa, dejaron crecer sus  barbas, adquirieron atuendos “sagrados” judíos y el colmo, abandonaron literalmente hasta sus familias para dedicarse en cuerpo y alma a sus nuevas costumbres.

¡Qué lamentable y engañoso!

Quizá a muchos de nuestros lectores les ha tocado ver cosas similares o tal vez más o menos delicadas, pero lo que es una realidad en casi todas es que en esas iglesias cristianas creen y predican sin tapujos que el liderazgo de la iglesia funciona igual que el liderazgo de Israel en su época antigua. Muchos líderes se sienten que son como Moisés, Gedeón, David y otros literalmente hablando. ¡Qué horror!.

Bien, tomar las referencias del Antiguo Testamento para aplicarlas textualmente al Nuevo o a la iglesia en la actualidad, puede llevarnos a cometer errores graves y por supuesto salirnos del Plan de Dios.

No hay duda que toda la Escritura es de utilidad y no debemos desechar nada. Sin embargo hemos de sopesar cada cosa a la luz del evangelio y dentro de su contexto.

Comenzaremos por mirar a los hermanos del primer siglo en su definición de cambios para esta nueva forma de vida que estaban experimentando. Basta con su ejemplo para hacernos una idea de lo que ellos igualmente tenían como inquietudes, basados en su tradición milenaria de ley y ritos que no contaba entonces con toda la revelación del canon bíblico. Su historia y sus vivencias contestan las preguntas que nos hacemos hoy, que visto con sinceridad, ni siquiera debíamos de estar preguntándonos.

Pero en fin, cuando Cristo habló de los gobiernos y las formas humanas de regir (refiriéndose al Imperio Romano, al judío, o al griego que podrían ser de los más conocidos en su entorno), estableció contundentemente que sus seguidores no funcionarían de igual manera (Mateo 20: 25-27). Entonces nada de lo que ocurriría en la iglesia tendría parámetros de organización político-humanos. Queda descartado que el tipo de gobierno y administración que conocemos comúnmente en el mundo, no tiene cabida alguna en el seno de la iglesia ni debían reproducirse en ella. ¿Qué queda? Pues lo religioso, que también tenía su organización milenaria definida, la cual conocían muy bien.

Pero Cristo fue claro aún en ello; no las asemejó. De hecho sus críticas más fuertes las refirió a  los religiosos de su época y su percepción de agradar a Dios lo cual significaba un cementerio y más propiamente sepulcros cuyo exterior era hermoso pero su interior podredumbre. No hay evidencia en la biblia de que Dios tuviese la intención de legarnos a quienes creyésemos en Cristo, una religión con ritos predefinidos para que todo el que los practicara estuviera alineado a su voluntad. Nada de eso hay.

¿Qué nos queda entonces?... ¡Pues nada!

Continuará…