Versículos…
¿controversiales? 13° parte
Escrito autóctono
Continuación…
Sobre el liderazgo en términos generales
A continuación veremos que aquellos
que se auto nombran o son nombrados líderes de la iglesia moderna, igualmente
respaldan su actitud que es cuestionable, al hecho de que son líderes y por lo
tanto tienen autoridad para hacer y deshacer en la casa de Dios.
Oigamos sus argumentos:
“La principal referencia de liderazgo se encuentra en el
Antiguo Testamento, cada uno de los grandes dirigentes de Israel son el mayor
ejemplo de cómo debe ser el liderazgo de la iglesia”
En
todos los años que fui parte del la iglesia tradicional, era común escuchar y
ver personas que se sentían con autoridad suficientes para atribuirse inclusive
el manejo de los recursos y hasta el control de las personas. Sucedía con
normalidad. Muchos llegaron a escribir doctrinas de su propia interpretación y
a imponerlas al lado de las bíblicas que debían ser consideradas sagradas,
tanto como las de las Escrituras. Se respaldaban -según ellos- en liderazgos
como el de Moisés y unciones sacerdotales aarónicas o de reyes al nivel del antiguo
pacto. Convencidos de ser “voz de Dios” como los profetas de la biblia en medio de la congregación, tomaban
las formas rituales del pueblo de Israel al utilizar el tabernáculo y
posteriormente el templo, para imponerlas en la iglesia de manera que la Gloria
de Dios estuviera más presente y palpable -de acuerdo a sus conclusiones-.
Hubo una tendencia a asemejarse a lo hebreo con el uso de colores, nombres
de Dios y palabras hebreas, danzas, celebraciones, músicas e imitación de muebles y utensilios, esperando ser
una continuación de lo antiguo o “rescatando” de alguna manera todo cuanto se pudiera de la cultura y
liturgias judías. A algunos poco les faltó para presentar sacrificios de
animales.
Pude
observar personas que se trastornaron mentalmente creyéndose cepa directa y de pureza sanguínea
hebrea que tomaron vestimentas como solo las vimos en películas de semana santa,
dejaron crecer sus barbas, adquirieron
atuendos “sagrados” judíos y el colmo, abandonaron literalmente hasta sus
familias para dedicarse en cuerpo y alma a sus nuevas costumbres.
¡Qué
lamentable y engañoso!
Quizá
a muchos de nuestros lectores les ha tocado ver cosas similares o tal vez más o
menos delicadas, pero lo que es una realidad en casi todas es que en esas iglesias cristianas
creen y predican sin tapujos que el liderazgo de la iglesia funciona igual que el
liderazgo de Israel en su época antigua. Muchos líderes se sienten que son como
Moisés, Gedeón, David y otros literalmente hablando. ¡Qué horror!.
Bien,
tomar las referencias del Antiguo Testamento para aplicarlas textualmente al
Nuevo o a la iglesia en la actualidad, puede llevarnos a cometer errores graves y por
supuesto salirnos del Plan de Dios.
No
hay duda que toda la Escritura es de utilidad y no debemos desechar nada. Sin
embargo hemos de sopesar cada cosa a la luz del evangelio y dentro de su
contexto.
Comenzaremos
por mirar a los hermanos del primer siglo en su definición de cambios para esta
nueva forma de vida que estaban experimentando. Basta con su ejemplo para
hacernos una idea de lo que ellos igualmente tenían como inquietudes, basados
en su tradición milenaria de ley y ritos que no contaba entonces con toda la
revelación del canon bíblico. Su historia y sus vivencias contestan las
preguntas que nos hacemos hoy, que visto con sinceridad, ni siquiera debíamos de
estar preguntándonos.
Pero
en fin, cuando Cristo habló de los gobiernos y las formas humanas de regir
(refiriéndose al Imperio Romano, al judío, o al griego que podrían ser de los
más conocidos en su entorno), estableció contundentemente que sus seguidores no
funcionarían de igual manera (Mateo 20:
25-27). Entonces nada de lo que ocurriría en la iglesia tendría parámetros de
organización político-humanos. Queda descartado que el tipo de gobierno y
administración que conocemos comúnmente en el mundo, no tiene cabida alguna en
el seno de la iglesia ni debían reproducirse en ella. ¿Qué queda? Pues lo
religioso, que también tenía su organización milenaria definida, la cual conocían muy bien.
Pero
Cristo fue claro aún en ello; no las asemejó. De hecho sus críticas más fuertes
las refirió a los religiosos de su época
y su percepción de agradar a Dios lo cual significaba un cementerio y más
propiamente sepulcros cuyo exterior era hermoso pero su interior podredumbre. No
hay evidencia en la biblia de que Dios tuviese la intención de legarnos a
quienes creyésemos en Cristo, una religión con ritos predefinidos para que todo
el que los practicara estuviera alineado a su voluntad. Nada de eso hay.
¿Qué
nos queda entonces?... ¡Pues nada!
Continuará…