domingo, 26 de diciembre de 2021

Las “tres partes” del hombre 14° Parte

Las “tres partes” del hombre  14° Parte

Continuación…

En otras palabras, el cuerpo halla un gusto en el pecado que le da placer y bienestar en él (similar al gusto que tiene nuestro paladar, el gusto y placer que encontramos en cosas que no son pecado como la comida, las experiencias sanas del amor, el descanso reparador del buen dormir, mitigar la sed, viajar, etc); solo que en ese caso es un deleite por todo cuanto se opone a los preceptos de Dios. Por ello es que nuestro corazón debe ser circuncidado eliminando espiritualmente “la piel” del pecado o dicho de otra manera cortando con él, tal como lo relata Col. 2: 11. 

El hombre sin Dios vive como esclavizado a su deseo carnal que realmente lo lleva prisionero a la destrucción. Lo mantiene a total merced de las tinieblas y el enemigo. Esto lo hace vivir en condenación y muerte pues sus acciones en esta condición le conducen a ese destino. El hombre es presa fácil y además es poseído por toda clase de espíritus malignos que lo rodean instándole hacia lo malo. Escuche qué interesante… espíritus que lo instigan para que usted opere en el mal.

Ojo, ningún ser humano es obligado o manipulado como si fuese un títere inanimado para hacer lo malo, esto es sin enterarse de sus acciones.

Lo acabamos de describir; el pecado se le plantea como un placer pero usted no es inconsciente de ello. Quien así lo piense estaría dando un derecho o poder a los espíritus malignos y al mismo diablo de manipularlo para hacer maldades; poder que no tienen.

Creer que un espíritu maligno puede controlar un cuerpo anulando la función del alma, nos puede llevar por lógica a designar inocente al hombre que cometió delitos porque un espíritu fue el culpable de hacer a ese cuerpo asesinar, robar, violar, destruir, y realizar toda clase de maldades. El hombre entonces sería sin culpa, pero eso no se respalda con ningún pasaje de la Palabra. Siempre que un espíritu del mal incitó a alguien, dicha persona permitió que su corazón se inclinara a hacer lo malo. Pero tuvo voluntad y decisión propia para proceder de mala manera.

¿Por qué? Porque  el hombre quiso pecar en algún punto de su existencia lo cual lo condena. Este hecho lo convierte en esclavo del pecado. Se entregó a él. Ahora el pecado configura su proceder.

Continuará…


domingo, 19 de diciembre de 2021

Las “tres partes” del hombre 13° Parte

Las “tres partes” del hombre  13° Parte

Continuación…

Entonces de acuerdo a la doctrina de la Palabra de Dios, el alma que somos nosotros tiene para esta experiencia terrenal dos influencias que configuran su comportamiento y vivencia que definirán su destino eterno: su cuerpo en el cual habita y el Espíritu de Dios que viene a habitarle y brindarle una nueva forma de existencia. Únicamente estas dos, no más.

A usted o su carne (influenciada por el pecado) le está marcando la pauta distrayendo su alma para perderle o el Espíritu de Dios en relación con el espíritu que Dios puso en usted para que obtenga la vida eterna.

La biblia lo describe como los dos estados del hombre: el estado espiritual o el animal, es decir, por un lado lo concerniente al Espíritu de Dios en nosotros y por otro lo concerniente a la carne en la que estamos.

El pecado que mora en nuestros miembros se opone al Espíritu (claro, porque hay un pecado que reinó en nuestros cuerpos y configuró nuestro comportamiento) y este (el cuerpo habituado al pecado) querrá seguir haciendo lo que hizo siempre. Esto lleva al hombre a experimentar en sí mismo una lucha de poderes. (Romanos 7: 6, 15, 18 y 19, 21-25; Santiago 4: 1-3).

El pecado no mora en el alma ni mucho menos en el espíritu, pero su accionar en el cuerpo les afecta directamente. De allí que la Palabra nos recomiende saturar y ocupar nuestra vida en las cosas del Espíritu para que la carne se quede sin opciones cada vez más y muramos (nos desconectemos, -separemos- de ella) (Col. 3: 5-9).

Evidentemente con el espíritu inhabilitado como consecuencia del pecado en cuanto a su función de conectarnos con Dios, deja total libertad a la carne impregnada de desobediencia que tenga vía libre para influenciarnos en un gusto y deleite por todo lo que es contrario a Dios. La Palabra lo llama de varias formas: apetitos de la carne y también deseos de la carne, lo terrenal o mundano, entre otras.  (Col. 2: 20-23; 1°Juan 2: 15-17; 1°Pedro 2: 11; Efesios 2: 3; Gálatas 5: 16 y 17; Rom. 13: 14; Tito 2: 12; Santiago 4: 4).

Continuará…


domingo, 12 de diciembre de 2021

Las “tres partes” del hombre 12° Parte

Las “tres partes” del hombre  12° Parte

Continuación…

No somos nuestro espíritu, no existe. Cuando la misma Palabra nos define como espirituales, es en la proporción en que siendo ya conscientes del ámbito o dimensión espiritual por haber sido vivificados, cultivamos el espíritu que Dios puso en nosotros en relación con el Espíritu de Dios y lo hacemos uno con el Señor (1° Cor. 6: 17).

En otras palabras, ya no damos rienda suelta a nuestro propio carácter ni emociones, sino que ahora vivimos por el carácter de Cristo y su vida. Este es el secreto de la persona que vive en el espíritu a diferencia de aquel que vive en la carne.

Y aquí estamos ya explicando esta función del espíritu que Dios puso en nosotros… es en la que nos pide la Palabra que debemos de ocuparnos… lo concerniente a nuestro primer y más importante ámbito: el espiritual.

Comprendámoslo; 8 cosas nos define la Palabra en los pasajes dados de Romanos y Gálatas:

1-Andar conforme al Espíritu, (Dar cada paso de acuerdo a lo que Él quiere)

2-Pensar en las cosas del Espíritu, (Tener nuestra mente constante en las cosas de Dios)

3-Ocuparse del Espíritu, (Dedicarle mi tiempo, tomarle en cuenta en mi cotidianeidad)

4-Vivir según el Espíritu, (Desarrollar mi experiencia en esta dimensión de acuerdo a lo que Él pide)

5-Andar en el Espíritu, (Que el Espíritu sea mi medio y entorno, en quien me movilizo)

6-Vivir por el Espíritu, (Que el Espíritu sea la fuente de mi experiencia en esta dimensión)

7-Ser guiado por el Espíritu  (Que el  Espíritu me dirija)

y

8-Andar por el Espíritu. (Que el Espíritu sea el impulso y motivo de cada paso)

Si lo analiza, ningún concepto aquí anotado se repite. Pareciera a simple vista que sí, pero significan cosas distintas como lo hemos descrito.

Continuará…


domingo, 5 de diciembre de 2021

Las “tres partes” del hombre 11° Parte

Las “tres partes” del hombre  11° Parte

Continuación…

Compartiendo más acerca de cómo se han asimilado estas partes desde el cristianismo tradicional, por mucho tiempo he escuchado expresiones tales como: “No somos seres terrenales teniendo una experiencia espiritual sino seres espirituales teniendo una experiencia terrenal”.

¿Qué piensa usted de esa expresión conociendo la doctrina bíblica que hemos venido analizando?

¿Sabe?, suena bonito y hasta tiene tintes de revelación, pero por lo indagado, es un error doctrinal si ya hemos comprendido que somos el alma y no el espíritu.

Entiendo que lo que se quiere expresar con esta máxima es que aunque vivimos en esta tierra, al final este no es nuestro lugar pues no somos de este mundo lo cual es cierto; desde toda perspectiva este mundo no nos produjo por eso no somos de aquí, realmente somos seres de otra dimensión; sin embargo pensar que somos espíritu y por ende seres espirituales, la verdad no tiene fundamento bíblico. Nunca, ni aún en la eternidad seremos espíritus.

No es un juego de palabras, pero no es lo mismo decir que somos espirituales a decir que somos seres espirituales. Hay una enorme diferencia entre ambas expresiones. La biblia sí dice que podemos y debemos ser espirituales pero nunca nos plantea siquiera que podamos ser, seamos, ni alcanzaremos a ser seres espirituales.

De pronto le puede sonar extraño esto escuchado en seco, porque toda la vida usted lo ha creído así, pero aunque le parezca inconcebible, no somos espíritus ni nunca lo seremos.

No deberíamos sentirnos humanos intentando vivir una vida espiritual (forma religiosa de encarar el cristianismo), sino seres que hemos de vivir según el Espíritu mientras transitamos esta experiencia terrenal (el Espíritu de Dios según Romanos 8: 1-9 y Gálatas 5: 16-25). Eso ya es muy diferente.

Continuará…


domingo, 28 de noviembre de 2021

Las “tres partes” del hombre 10° Parte

Las “tres partes” del hombre  10° Parte

Continuación…

Que proponga el hecho de que somos el alma -algo tan claramente planteado en la biblia-, resulta particularmente interesante leer en sus páginas que Dios mismo habla al hombre o se refiere a él dirigiéndose al alma.

Dios no habla al cuerpo del hombre ni lo percibe a él como el cuerpo que le dio, el cual es solo la casa para que viviera en este mundo. Habla al hombre por medio del espíritu por el cual él puede tener consciencia de la realidad invisible (eternidad) y del Dios que le hizo. Siempre y cuando el espíritu esté pleno en su función dentro del hombre, es decir que haya sido vivificado por Cristo.

El cuerpo y el espíritu no nos pertenecen como para sentirnos dueños y hacer con ellos lo que nos parece. Más bien la Palabra nos recomienda que los cuidemos (1° Tesalonicenses 5: 23), que les proporcionemos todo lo necesario para que estén vitalizados en relación con Dios para que nosotros (el alma) seamos resguardados en Cristo el Señor. Necesitamos al Espíritu Santo en nosotros definitivamente para que la Vida del Padre fluya en todo nuestro ser por medio del espíritu que Él puso en nosotros que vivificado por el sacrificio de Cristo nos renueva. Entonces el cuerpo (la carne) que una vez estuviera presa del pecado, ahora es libre para servir al Señor y hacer lo que a Dios le agrada todo el tiempo. No se cumple que sigamos viviendo en pecado habiendo sido vivificados como muchos inclusive creen. Todo lo anterior ha de quedar atrás porque ahora somos nuevos  (2° Corintios 5: 17).

Por ejemplo y compartiendo más acerca de cómo se han asimilado estas partes desde el cristianismo tradicional, por mucho tiempo he escuchado expresiones tales como: “No somos seres terrenales teniendo una experiencia espiritual sino seres espirituales teniendo una experiencia terrenal”.

¿Qué piensa usted de esa expresión conociendo la doctrina bíblica que hemos venido analizando?

Continuará…


domingo, 21 de noviembre de 2021

Las “tres partes” del hombre 9° Parte

Las “tres partes” del hombre  9° Parte

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En no pocas ocasiones cuando el Señor era llevado a donde una persona que decían estaba muerta, el Señor decía que estaba dormida. Para los creyentes del primer siglo, morir era como quedar dormido. En todos los casos era similar a ese estado inconsciente en que se está o queda ajeno de este mundo.

Según la Palabra se está muerto, definitivamente muerto, cuando el cuerpo ya no contiene al espíritu y no puede por eso contenernos a nosotros.

El Señor decide pasar un proceso similar al de nosotros cuando vino al mundo. Dice la Palabra que se le preparó cuerpo (Hebreos 10: 5).

Así que Cristo requería como todos nosotros un cuerpo que tuviese vida aportada por el espíritu, permitiéndole a Él habitar como nosotros ese embrión generado en la concepción que tuvo lugar en el vientre de María.

La concepción nos provee el cuerpo con vida en forma de embrión (es decir desde ese momento ya tenemos espíritu porque el embrión está vivo) y somos puestos instantáneamente allí pero en forma inconsciente para esperar a que todos los miembros sean formados. Ya somos parte de este mundo, pero sin participar todavía de él.

Me atrevo a pensar que el espíritu es el que produce los procesos biológicos para que se formen todas las extremidades y se desarrollen plenamente los diferentes sistemas. No lo digo como un gran descubrimiento sino porque científicamente se sabe que la vida permite que se genere el crecimiento de los tejidos conforme la información genética que está contenida en las células. Un embrión muerto ya no se desarrolla. No crece ni manifiesta signos normales de vida.

Al unirse el óvulo con el espermatozoide, sucede en ese instante la presencia del nuevo ser que ya contiene la vida. Se inician los procesos que nueve meses después resultará en el bebé que nace.

La vida no la manipulamos nosotros, no podemos, ella proviene de Dios manifestada en el espíritu que Dios dio al hombre y desde luego el alma, el individuo que Dios colocó en ese cuerpo orgánico desde el preciso momento de ser concebido.

Continuará…


domingo, 14 de noviembre de 2021

Las “tres partes” del hombre 8° Parte

Las “tres partes” del hombre  8° Parte

Continuación…

Recordemos un pasaje en la vida del profeta Elías, cuando ora a Dios por que regrese el alma al cuerpo de un niño que había fallecido (el hijo de la viuda) 1º Reyes 17: 17 en adelante. Especifica que el niño había enfermado gravemente y que no quedó en él aliento (espíritu). Evidentemente murió.

Un cuerpo sin espíritu muere (léalo de nuevo Santiago 2: 26). El alma debe salir del cuerpo pues no tiene capacidad de hacerlo vivir, lo que es función o trabajo del espíritu. 

La oración de Elías nos deja ver que el niño es su alma, no su espíritu pues pide a Dios concretamente que el alma regrese al cuerpo. Interesantemente no pide que regrese el espíritu. ¿Por qué? Porque para que alguien (el alma) ingrese a un cuerpo, este debe estar capacitado con vida lógicamente. Fue lo que hizo Dios en el principio. Sopló espíritu de vida en la nariz de aquella figura de barro lo que la convirtió en un cuerpo orgánico capaz para funcionar e instantáneamente lo capacitó para tener a Adán en él. El alma que era Adán tuvo entonces un cuerpo con vida para habitar en este mundo.

La incorporación del espíritu de vida y Adán a ese cuerpo sucedió prácticamente en forma paralela e instantánea. Así como cuando se muere, salen el espíritu y el alma del cuerpo de la misma manera.

La función del alma y del espíritu en un cuerpo es algo que podemos ver claramente en situaciones que nos son muy conocidas. Por ejemplo, un cuerpo con espíritu funcional pero con el alma nula, se podría comparar a un cuerpo viviente pero dormido. Como cuando se está sedado. El cuerpo puede ser manipulado, movido, tratado por otros y la persona no percibe absolutamente nada. Su grado de consciencia es cero. Sus funciones vitales muestran un cuerpo viviente pero que no se comunica, no habla, no se mueve.  La persona dentro de ese cuerpo se encuentra en estado inconsciente; puede que esté experimentando un sueño o nada, pero lo cierto es que está ajeno de este mundo.  Esto nos reafirma como la consciencia forma parte del alma que es el hombre.

Por otro lado, un espíritu inhabilitado en las capacidades que brinda al cuerpo y con el alma plenamente consciente, es igual a alguien que sufre una parálisis en todo su cuerpo por un accidente de tránsito o por un daño cerebral; incapaz de mover ningún miembro. La persona queda como encarcelada dentro de su propio cuerpo.

Continuará…


sábado, 6 de noviembre de 2021

Las “tres partes” del hombre 7° Parte

Las “tres partes” del hombre  7° Parte

Continuación…

Muchos describen al alma como las emociones expresamente haciendo de ella tan solo una parte de quien se es pero no se la reconoce como la esencia propia del ser en sí. Si el alma fuera las emociones, le digo que la biblia describe emociones también en el espíritu. Observe Prov. 17: 22-tristeza-; Eclesiastés 7: 9-enojo; Lucas 1: 46 y 47-regocijo; Juan 13: 21-conmoción.

Por eso es que algunos no se ponen de acuerdo creyendo que el alma y el espíritu son la misma cosa produciendo un error, pero ya usted vio la diferencia. Esos pasajes denotan entonces que el espíritu no es una energía ni nada por el estilo. Jamás podríamos aceptar que el espíritu sea una cosa. Es un disparate porque al ser vida y provenir de Dios se entiende con la vida y funciona como tal. Salió de Dios tal como el alma. El espíritu es vida y provee vida para este cuerpo terrenal. El alma que somos nosotros, posee vida en sí mismo, y esto es así porque ambos provienen de Dios que es la Vida. Si el alma no tuviera vida, al morir quedaríamos en un vacío inconsciente. Ya ampliaremos luego esto pero como vemos tanto el espíritu como el alma muestran características vivas.

Entonces el alma no son las emociones sino que posee emociones que es diferente. Y… no tenemos alma, somos el alma que es diferente.

Esto nos lleva a otro argumento; si aceptamos la postura bíblica de que el alma es el hombre, es imposible que nos percibamos describiéndonos desde fuera de los tres conceptos con que se nos relaciona (alma, espíritu, cuerpo) como si existiera una cuarta parte (nosotros) expectante; refiriéndose a los otros aparte de sí (¿me explico?). Si el alma fueran las emociones, el espíritu un ente que Dios puso en usted y el cuerpo el estuche ¿entonces en dónde está usted? Jamás puede ser los tres ni tampoco usted tiene un poco de los 3 que lo componen.

No deja de ser preocupante que esa sea la visión que han adoptado millones como su realidad, lo cual genera problemáticas doctrinales.

Dicha posición es el legado de la tradición e inclusive de filosofías y creencias místicas y nunca de la Palabra bendita de Dios. Tal creencia es la responsable de mantener a esos millones confundidos o finalmente ignorantes de cómo están planteadas las cosas en la Palabra en detrimento de ellas mismas.

Continuará…


domingo, 31 de octubre de 2021

Las “tres partes” del hombre 6° Parte

Las “tres partes” del hombre  6° Parte

Continuación…

Si hacemos un gráfico del hombre y encerramos en un círculo al cuerpo, el alma y el espíritu, muchos procederán a decir contundentemente: “he aquí al hombre, según la biblia”.

Pero por lo visto lo único que debería estar encerrado en ese círculo es el alma; el espíritu y el cuerpo quedarían como las “herramientas” que Dios le concedió para: 1- el espíritu: tener vida (funcionalidad en este ámbito al 100%) y relacionarse con el ámbito espiritual; 2- el cuerpo: relacionarse con este mundo.

Hay una tercera razón por la que Dios puso en nosotros espíritu y es para que pudiéramos ocuparnos de él. De ello hablaremos y ampliaremos luego.

Recordemos que el hombre muestra en este mundo toda la vida que hay en él conforme a la funcionalidad de sus miembros, misma que es provista por el espíritu (vida) que Dios puso en él.

Es en el alma en donde está todo cuanto es y significa el hombre. Allí está contenida la voluntad que le fue dada por Dios haciendo de él un ser con libre albedrío; así mismo en el alma está el intelecto o inteligencia que generan el raciocinio y la capacidad que tiene el hombre de aprender y tomar decisiones, sin olvidar la mente o pensamientos. También nuestra consciencia es parte de nuestra alma. Ella (la conciencia) es la que nos permite discernir entre lo bueno y lo malo.

Somos seres emotivos (la alegría, la tristeza, el enojo), todo eso nos caracteriza. Todos elementos intangibles y existentes en esa esencia igualmente intangible llamada alma (nosotros). Lo que somos, lo que meditamos y nos emociona de una u otra manera, todo ello se reúne en el alma que somos nosotros. Es el ser de quienes somos. Nuestro cerebro material, masa gris, no piensa por sí mismo, ni actúa solo, no puede. Es la parte de nuestro cuerpo que Dios habilitó físicamente como el centro de procesamiento de todo lo que pensamos una vez que habitamos este cuerpo, más una vez que salimos de él seguimos conscientes y pensantes porque son características innatas del alma que se reflejan en el cerebro pero no son de él.

Una vez fuera del cuerpo seguimos razonando y procesando experiencias en nuestro ser, solo que ahora de otra vida. Es lo que le pasó a Cristo el Señor cuando murió. Terminó su obra en este mundo pero dio seguimiento al plan por el cual también fue ahora al ámbito de los muertos y de forma totalmente consciente. Así lo expresa la Palabra.

Continuará…


domingo, 24 de octubre de 2021

Las “tres partes” del hombre 5° Parte

Las “tres partes” del hombre  5° Parte

Continuación…

Hay una expresión en la biblia que dice que estamos vivos para Dios (Rom. 6: 11), lo que define por lógica un estado en que podríamos también estar muertos para Él (“…deja que los muertos entierren a sus muertos” Mateo 8: 22) o por decirlo de otra forma, desconectados de Él. Eso es precisamente lo que un espíritu totalmente funcional dentro de nosotros nos facilita el cual siendo vivificado cuando nos arrepentimos es impregnado de Vida por el Espíritu Santo del cual proviene y es su fuente.

Interesantemente note como la Palabra al decir que estábamos muertos en delitos y pecados (que veremos más adelante) es precisamente la muerte instantánea que se dio en el hombre cuando pecó en Edén al principio pero esta no tiene relación con las dos muertes que sí experimentará el hombre en sí mismo (la del cuerpo que habita y la del alma si se pierde por siempre) que son las dos muertes de las que habla la Palabra que conciernen al hombre propiamente.

¿Por qué la del espíritu no está contabilizada como muerte del hombre entonces? Porque la del espíritu es inconexión o separación de Dios, que a todas luces le afecta en la funcionalidad integral que el humano necesita. Y como el espíritu no es el hombre por eso la Palabra no la incluye como muerte específica de él. Para Dios esa disfuncionalidad espiritual es una especie de separación igualmente que sufre el ser humano de la Vida y por lo tanto es una forma de muerte aunque el hombre continúe viviendo. Adán no murió físicamente, pero en definitiva “murió” espiritualmente al pecar.

Comprendiendo esto, es simple concluir que no somos ni el cuerpo el cual es un “estuche” en el que vivimos, ni el espíritu el cual nos fue dado por Dios.

Entonces por deducción lógica somos el alma. Note una clave importante que nos brinda la Palabra: el Señor no vino a salvar espíritus ni cuerpos, ¡vino a salvar almas! (Lucas 9: 56, 1° Pedro 1: 9, Santiago 1: 21)

El alma entonces es el hombre mismo quien habita un cuerpo temporal físico que miramos. El alma es la esencia que le hace un individuo en este mundo, su ser o “yo” verdadero, su identidad.

Continuará…


domingo, 17 de octubre de 2021

Las “tres partes” del hombre 4° Parte

Las “tres partes” del hombre  4° Parte

Continuación…

Un cuerpo con todos sus elementos pero sin vida es o está inerte; igual que un vehículo que está apagado. Cuando lo encendemos gracias a la energía provista por su batería, alimenta todo su sistema eléctrico y complementado con el combustible es capaz de movilizarse.

El espíritu capacita al cuerpo, es decir, es su vida; pero aún con él, el cuerpo no tiene a quien lo posea así como el vehículo ocupa necesariamente un piloto que lo conduzca. Ese cuerpo con vida y todas sus funciones listas, requiere de alguien que lo posea (una persona) quién lo manejará, dirigirá o controlará. Ese “piloto” es el alma.

El alma tiene en el cuerpo un sitio o por decirlo de manera entendible, una casa donde habitar en este mundo. ¿De dónde provino el alma? De Dios por supuesto pues nadie existe por sí mismo. (Isaías 57: 16, Ezequiel 18: 4)

El cuerpo es el vehículo o medio que le permite a el alma manifestarse en esta dimensión material y con el que puede así mismo relacionarse con su entorno y con los demás física y materialmente hablando pues el alma es inmaterial.

Respecto al espíritu, hay algo más que es de suma importancia en su función.

Nos muestra la Palabra que es el que le permite al hombre relacionarse con el ámbito o dimensión espiritual, tener conciencia de la eternidad y relación con Dios quien también es espíritu (Juan 4: 24). La única forma que teníamos de conectarnos a ese otro ámbito más real que este en el que nos encontramos, es precisamente la presencia del espíritu que Dios nos dio. Para ello por supuesto que el espíritu debe estar plenamente funcional dentro del hombre para que cumpla con dicha característica u ocupación, que se inhabilitó cuando el hombre pecó. (Isaias 57: 15, Efesios 2: 1 y 2, 1° Cor. 15: 22, 2° Cor. 3: 6)

Continuará…


domingo, 10 de octubre de 2021

Las “tres partes” del hombre 3° Parte

Las “tres partes” del hombre  3° Parte

Continuación…

Se ha dicho que lo aparentemente tripartito del hombre es avalado por la Escritura pues Dios lo es y nos hizo a su imagen y semejanza, pero igualmente podemos decir que Dios es Dios y no hizo de nosotros pequeños dioses. Su trino divinidad no nos habla en ninguna forma de partes sino de manifestaciones como el Padre Eterno, como el Verbo Hijo venido a la tierra y como el Santo Espíritu Consolador.

Ser Trino Dios no nos dice absolutamente nada de cómo está Él conformado. Por lo tanto no somos nosotros lo mismo o similar nada más que en pequeña escala.

Que seamos relacionados a tres conceptos y que Él sea Trino Dios Creador nuestro no nos dice nada más allá de lo que nosotros queramos interpretar y lejos de todo lo que sí establece claramente la Palabra. Por lo que esa posición no debe de tomarse ni debe ser doctrinal.

Pasemos al análisis:

Conforme nos lo describe Génesis, el aliento de Dios dio espíritu a la figura de arcilla moldeada por sus manos y ese espíritu le posibilitó vivir, ya que en el espíritu está la vida que le permite ser un ser vivo (Génesis 2: 7, 7: 15 y 22, 25: 8, 35: 29, Santiago 2: 26 y Apocalipsis 11: 11). Así que todo ser humano cuenta con ese préstamo precioso de la vida gracias al espíritu que le dio Dios.

Muchos consideran a la vida un regalo o don en este mundo sin embargo no lo es, es tan solo un préstamo que un día se irá y volverá a aquel que la dio (Job 34: 14 y 15, Salmo 36: 9, Eclesiastés 12: 7, Lucas 23: 46), no la podemos retener, asir ni manipular por nuestra propia cuenta (Eclesiastés 8: 8).

Habiéndolo tomado del polvo de la tierra, en las manos de Dios lo que una vez fuera arcilla, vino a ser carne, huesos, y sistemas capaces de funcionar que requirieron vida para tal fin y posteriormente un individuo a quien se le preparó ese cuerpo para que los utilizara.

Continuará…


domingo, 3 de octubre de 2021

Las “tres partes” del hombre 2° Parte

Las “tres partes” del hombre  2° Parte

Continuación…

Con todo, todavía hay mucha discusión sobre el tema pues algunos defienden la postura de partes y no se ponen de acuerdo. Muchos definen que el alma y el espíritu son una sola parte inmaterial que tiene el ser humano por lo que solamente es cuerpo y alma-espíritu. Pero al revisar el pasaje de Hebreos, allí se establece que el alma y el espíritu son diferentes.

Otros asumen que realmente el hombre es cuerpo y alma, que el espíritu es solo un tipo de energía.

Sin embargo en todo es necesario que seamos muy prácticos mirando la Palabra para no perder el hilo, de nuevo sin prejuicios ni preconceptos  sino permitiéndole a ella explicarse por sí misma.

Comencemos.

No hay que convencer a nadie de que el hombre no es un cuerpo sino que posee un cuerpo, y es ese que miramos todos los días frente al espejo. Usted no es su cuerpo, usted lo habita. Cuando muere, usted sale de su cuerpo. Este es puesto en el sepulcro pero usted ya no está allí.

Por otra parte, la mayoría sabe o acepta que existe o se posee el alma e igualmente muchos perciben en alguna forma que el hombre posee espíritu aunque como ya dije tienden a confundirlo con el alma y piensan que inclusive se puede hacer visible en algunos casos en forma fantasmagórica o de espectro (creencia que en realidad proviene de cuentos fantásticos basados en el paganismo que tiene sus raíces en el espiritismo y ocultismo).

Entonces, sea cuerpo, alma o espíritu, no hay más con lo que se ligue al hombre. Si lo hubiese, la Palabra nos lo diría (lea 1° Tes. 5: 23). Aunque aparentemente este pasaje parece sugerir que somos seres formados a partir de estas tres supuestas partes (es decir tripartitos) haciendo del hombre un ser por medio de los tres quienes lo conforman en una unidad, si realizamos un análisis concienzudo veremos claramente que él es esencialmente solo uno de los tres: o el alma, o el cuerpo o el espíritu. Jamás podría ser los tres, es imposible. No podemos ser tres que al final vallan a dar a diferentes sitios según la biblia.

Continuará…


domingo, 26 de septiembre de 2021

Las “tres partes” del hombre 1° Parte

Las “tres partes” del hombre  1° Parte

¡Qué importante conocer la doctrina bíblica sobre cómo conformó Dios al ser humano! Su importancia radica en el hecho de que conociéndolo adecuadamente, podemos comprender aspectos que conciernen no solo a nuestro presente sino a la realidad de nuestro destino.  Y aunque usted no lo crea también podemos comprender el funcionar de la iglesia el cuerpo de Cristo.

Para muchos creyentes de años inclusive, todavía existen misterios sobre el tema. Hay infinidad de doctrinas y teologías que han querido explicar el asunto, pero muchas en vez de arrojar luz, no han hecho más que complicar las cosas y hasta confundirlas.

Antes de conocer cada parte del hombre, debemos saber cuántas partes le conforman.

He revisado toda la Escritura y le diré que a lo largo y ancho de ella el hombre es relacionado con tres conceptos: espíritu, alma y cuerpo; pero no espere otro estudio del hombre tripartito, no; saberlo no necesariamente toma la posición de definir que el ser humano lo sea. Quizá porque lo único a lo que yo le llamaría “parte” de esos tres conceptos es al cuerpo por su materialidad. En ese sentido los otros dos no son sino esencias inmateriales dados por Dios de los cuales uno somos nosotros.

¿Cómo los percibo?

El hecho es que si fuesen mezclables cuál ingredientes y manipulables aun para Dios y de las tres resultamos nosotros, pues sí, las vería como partes, pero no.

Le diré que es como el amor. No podemos dividirlo en partes más pequeñas sino reconocer sus diferentes manifestaciones en que se cumple o expresa. 

Al cuerpo sí lo podemos dividir pero ni al alma ni al espíritu; sólo Dios por medio de su Palabra. No como una partición para dejarlas segmentadas, sino para discernir como dice la Escritura los pensamientos y las intenciones del corazón (Hebreos 4: 12). Más como un scanner que como una disección literal.

Continuará…


domingo, 19 de septiembre de 2021

Conversando con los pecadores 12° y última Parte

Conversando con los pecadores 12° y última Parte

Continuación

10-     Cierre bien su mensaje

Note como siempre que se evangelizaba en la Palabra, como parte de ese evangelizar iba implícito el bautizarse. Hoy casi nadie habla de esto esperando solo que el pecador reconozca su pecado y crea. Sin embargo el bautismo forma parte esencial de ese mensaje y de ese creer. Tan necesario como el creer. No estaban desasociados. Por ello también es que ha de haber confianza entre quien evangeliza y el evangelizado para no dejar ese importante punto por fuera. Se sella un nuevo nacimiento con el bautismo en agua. Esto es testimonio y obediencia al mandato del Señor. Y muy importante! ordenanza escrita (Marcos 16: 16; Hechos 2: 38).

Puedo decir que a falta del bautismo, hay muchos, muchísimos por allí que no entran en una relación de compromiso genuino con el Señor.

¿Por qué?, porque el bautismo es una especie de Contrato que se genera para cada nuevo creyente.

El Señor, dice la Palabra, acabó su obra de salvación en su muerte cuando dijo: “consumado es”,  pero con todo ello, no nos hubiese beneficiado si no resucita. El apóstol Pablo dice que si el Señor no hubiese resucitado, nuestra fe sería vana, aún estaríamos en nuestros pecados. 1° Corintios 15: 17  

Entonces a la muerte de Cristo, debemos también nosotros responder con muerte para que a su resurrección nosotros también resucitemos a una nueva vida (Romanos 6: 4). Eso es el bautismo. Un Contrato de salvación “firmado” por Cristo con su muerte y confirmado por su resurrección. Un contrato que se le da espiritualmente hablando a quien confiesa a Jesús como Señor y ha creído en su corazón que Dios lo levantó de los muertos (que resucitó). Cuando el nuevo creyente se bautiza en agua, representa su muerte y resurrección (Colosenses 2: 12), con lo que firma y ratifica así mismo su parte del Contrato. Su salvación y nueva vida se hace efectiva.

De nuevo, no porque el bautismo salve en ninguna forma a nadie como algunos que mal interpretan lo que nos muestra 1° Pedro 3: 21 hablando de estas cosas ya que es solo un Contrato que al tener la firma de dos, se hace válido en todos sus alcances.

Me llama la atención el caso del Eunuco quien se dirigía hacia su país luego de haber estado en Jerusalén (Hechos 8: 26-40). Dios puso a Felipe en su camino y cuando el evangelista terminó de explicarle el pasaje en Isaías que venía leyendo, vieron agua e inmediatamente preguntó si había algo que impidiera que fuese bautizado... Pero si lees bien, en ningún momento el pasaje dice que Felipe le hablara del bautismo textualmente. Entonces concluimos que sí lo hizo como para que el Eunuco lo trajera a acotación... ¿de da cuenta? esto estaba implícito en la presentación del evangelio... lamentablemente nosotros lo hemos dejado para después cometiendo un grabe error.

Si alguien tiene realmente la necesidad de bautizarse luego de que se le ha anunciado el evangelio es que evidentemente ha creído y la obra está completa una vez que procede y esto no debe atrasarse, hay que hacerlo lo antes posible.

Herede esto a sus hijos

Nosotros debemos ser cambiados a la forma de la Palabra para presentar el mensaje e inculcar esto en nuestros hijos igualmente para que ellos sepan ser testigos del Señor cuando les toque afrontar a su propia generación de manera adecuada. Créame que tendrán que hacerlo, porque a ellos les tocará un mundo muy enfermo como vemos que está.

Para finalizar, les confieso que me he sentido tentado a compartir una posible conversación con un inconverso aplicando cada uno de los conceptos vistos para que quedase como referencia; sin embargo, hay situaciones de situaciones, momentos y personas tan diversas. Creo que finalmente evangelizando es como se evangeliza y debemos hacerlo comenzando con los de nuestra casa, nuestro entorno y hasta lo último de la tierra, siempre pidiendo la guía del Señor al hacerlo por supuesto.


domingo, 12 de septiembre de 2021

Conversando con los pecadores 11°Parte

Conversando con los pecadores 11°Parte

Continuación

En realidad todo lo que estoy diciendo es lo que nuestros antepasados nos decían de testificar que les era tan efectivo a la hora de compartir el evangelio. Pablo usaba esto como su estrategia, hablar de su experiencia personal.

No estoy hablando de nada extraño… lo sabíamos pero en algún momento lo dejamos y lo cambiamos por otras formas.


9-    Sin Polémicas ni contradicciones

Por último no debemos entrar en polémicas de ninguna especie con el inconverso. Recordemos que él tiene acceso a mucha información (lamentablemente la mayoría pésima y tergiversada) y un maravilloso propósito de testimonio y evangelización puede trabarse y no llevar a nada. Pablo le decía a Timoteo que dejara las discusiones necias y acerca de fábulas entre muchas otras cosas porque a la verdad no dejaban nada más que pérdida de tiempo.

Sepamos con sabiduría tener el control de la conversación y encarrilarla hacia lo que debemos. No caigamos en el juego del maligno que intentará todo lo que pueda para evitar que las almas vengan al Señor.

Si nos preguntan sobre nuestra opinión de esto o lo otro, respondamos que en realidad ninguna opinión es importante en medio de algo que sí lo es y es que podamos hacer la paz con Dios lo cual nos dejará dormir tranquilos y continuemos. (No estamos presentando nuestro negocio; es el de Dios). No intentemos ganar una discusión porque sabemos mucho… alejémonos de nuestro ego.

Ahora, nos preguntamos… ¿qué hacemos con casos fallidos que hemos tenido? ¿Qué le decimos a aquellos que no reaccionaron bien a nuestra evangelización en algún momento anterior? Creo que debemos sincerarnos y proceder a disculparnos reconociendo que nos equivocamos. Eso será en definitiva de buen testimonio para ellos al ver que no somos perfectos lo que a la postre podría volver a abrir su corazón.

Es posible que estemos hablando y compartiendo las buenas noticias con un grupo de personas a la vez como puede ocurrir en algunas ocasiones o hacerlo uno a uno como también suele pasar; los principios siguen siendo los mismos, no cambian.

continuará


domingo, 5 de septiembre de 2021

Conversando con los pecadores 10°Parte

Conversando con los pecadores 10°Parte

Continuación

Para identificarnos con él, debemos aprender a hablar siempre en primera persona. “soy pecador”, “comprendo que Dios me ama y quiere ser mi amigo”, “Él me ha recibido a pesar de mi pecado”, “entendí por lo que dice su Palabra que me perdí y él envió a su Hijo para buscarme”, “desde que creí experimento su gracia porque reconozco diariamente mi pecado y se lo confieso”, “creo en lo que Dios dice”, “Él me cambia cada día si pongo en sus manos mi vida”, etc.  Todo esto nos pone en un presente constante y no como que ya logramos todo por encima de los demás. Esta forma de hablar le permite al inconverso pensar que tiene oportunidad ahora mismo, y no lo hace sentir excluido. Puede comprender que no lo estamos ni señalando ni mucho menos condenando. Debemos “narrarle” al inconverso la forma en que personalmente hemos asimilado el plan de salvación y cómo esto ha sido tan bueno para nuestra vida y nuestro entorno. Todo -reitero- como experiencia personal.

Algo de suma importancia es que debe quedarle claro que lo que le estamos diciendo no es solo información, sino que es una realidad, una puerta abierta que demanda una decisión de nuestra parte de creer y de tomar lo que Dios nos está ofreciendo para ser aceptados por Él, sí  aceptarnos. Qué importante!... no somos nosotros quienes le aceptan sino Él que nos acepta a nosotros pues en la realidad somos nosotros quienes estamos afuera hambrientos, andrajosos y muriéndonos de frío y necesitamos que nos abran.

Se trata de comprender cómo estamos, de creer en que sí nos quiere recibir y accionar.

El inconverso debe percatarse de que significa una oportunidad muy atractiva porque lo es, y fácil de obtener porque también lo es. No por ello hay que tomárselo en poco. Entre palabras debemos reforzar con los ya pasajes conocidos que sabemos de memoria y las promesas que vemos en la biblia una vez que hemos tomado este regalo de Dios si optamos por él por supuesto. Mezclar de buena manera la Palabra en lo que hablamos, sabemos que tiene poder y vida y jamás debemos obviarla. Ella es elemental.

Y en definitiva la sinceridad juega un papel importante.

continuará


domingo, 29 de agosto de 2021

Conversando con los pecadores 9°Parte

Conversando con los pecadores 9°Parte

Continuación

Yo creo que si cambiamos nuestra forma de tratar a la gente, comenzamos con el pie derecho causando un impacto positivo en ellos, porque a la verdad las personas tienen como normal ser tratados mal y ser menospreciados. A nadie le gusta eso, pero es lo común. Cuando alguien rompe ese esquema, hace la diferencia.

Entonces, debemos desechar cualquier indicio, hasta el más mínimo de referirnos a ellos como los “pecadores perdidos que están ciegos y condenados a la perdición eterna”.

No estoy hablando de una nueva evangelización, pero al leer la biblia con una mente transformada que nos dice toda la verdad de las consecuencias del pecado, no es igual que se las apliquemos a las personas que no lo entienden de buenas a primeras con toda la dureza del caso. Craso error de muchos que quieren evangelizar hoy como con un hacha en la mano y no con una espada.

No podemos obviar el peligro inminente en el que se encuentran quienes no conocen al Señor, pero debemos tener mucho tacto.

Los Escribas y Fariseos tenían esa costumbre; se llenaban la boca con un mensaje totalmente condenatorio pero ellos se excluían a sí mismos. ¡Qué mal! Y el Señor los exhortó duramente por ello.


8-    Buenas Noticias en primera persona

Hemos olvidado que el mensaje del evangelio son buenas noticias, pero buenas noticias que hemos experimentado en carne propia como una realidad, no condenación. En otras palabras, el evangelio es oportunidad. El evangelio no es la noticia de la condenación sino la buena noticia para evitarla.

Nuestra conversación con el pecador debería comenzar y basarse totalmente en la misericordia que hemos experimentado por parte de Dios a pesar de que somos un pecador más.

continuará


domingo, 22 de agosto de 2021

Conversando con los pecadores 8°Parte

Conversando con los pecadores 8°Parte

Continuación

7-    De Igual a igual

El pecador ha de vernos como otro pecador que no está jugando a ser santo, sino desarrollándose en agradar a su Señor por la fe a fin de no pecar. Alguien que recibió misericordia del Señor y trabaja día a día en ello. Es más, alguien que ha podido lidiar con el pecado y salir avante. Para él esa podría ser una imagen, nosotros sabemos que es el Señor que lo ha hecho y lo hace en nosotros.

El pecador ha de llegar a considerar que sí se puede ser libre porque nosotros pudimos por la fe en Cristo y allí está el punto… el pecador ha de llegar a saberse pecador porque se lo hacemos saber con la Palabra pero no porque nosotros se lo achacamos hundiendo nuestro dedo en su pecho, más bien porque ve en nosotros ejemplo de una vida diferente. Debe saber que debe dejar el pecado por una decisión personal y porque este lo está hundiendo en la perdición más y más tal como Dios quiere que sepa. Pero  nosotros debemos comprender claramente que quien convence al mundo de pecado no somos nosotros, es el Espíritu (Juan 16: 8). Allí comienza la obra.

También y no menos importante al hablar con alguien inconverso, es que debemos evitar referirnos a él como quien está mal. Ya lo decía desde el principio. Claro que sabemos dónde está la enfermedad sin duda, pero ese solo hecho también nos puede colocar en una posición que nos enfrenta a él si no lo sabemos manejar, no nos identifica con él.

Me pongo en el lugar de los pecadores que tuvieron la dicha de conocer al Señor cuando él vino hace 2000 años y  tratar de pensar en lo que pensaron.

¿Cómo es posible que este hombre quisiera estar con ellos y ser su amigo siendo quien era, que no actuaba como ellos pero aún así les era atractivo? ¿Cómo alguien podía hablar con tanta claridad y vivir conforme hablaba sin tener que pecar y por sobre todo ser accesible?

Definitivamente ellos vieron algo muy diferente a todo lo que conocían incluyendo a los religiosos de la época y que les significaba dulce a su paladar. Cómo era posible ese tipo de vida en este mundo y quisieron conocer cómo.

continuará


domingo, 15 de agosto de 2021

Conversando con los pecadores 7°Parte

Conversando con los pecadores 7°Parte

Continuación

6-    Cambiemos nuestro trato

Como amar es base para tratar a los demás, entonces nuestro enfoque al tratar a las personas también cambia. Recuerdo muy bien el rostro de las personas al amarlos, pero no decirles que los amaba sino expresarlo con hechos. La respuesta por parte de ellos cambió. Eso sucede cuando detectamos sus necesidades más elementales y les ayudamos. Esas necesidades van desde lo material hasta lo concerniente a lo espiritual por supuesto. Muchos requieren ser escuchados, ser aconsejados en problemáticas del diario vivir, ser acompañados pues se sientes solos, en fin… la necesidad en todas sus formas.

No pretendamos introducir el evangelio con cuchara a nadie; sepamos qué problemas reales tiene la persona e identifiquémonos con sus situaciones. Llamémoslos(las) por su nombre. Nunca usemos sobrenombres. Seamos primero sus amigos mostrándonos en una relación genuina de respeto. No hagamos las cosas de manera calculada sino sinceramente amando. Si ganamos su confianza, su corazón estará sensible y dispuesto a escuchar la dulce noticia del Señor. Por ello es que el evangelio es buena noticia. A veces lleva tiempo compartirlo pero su resultado final es total y satisfactorio en el propósito de salvación de un alma.

De nuevo, no trato de minimizar el pecado de nadie o dejarlo de lado. El pecado está allí y debe ser removido pues es un mal que está devastando a la gente. Pero debemos ver a la persona, no a su pecado. Debemos acercarnos al pecador y tratarle como si fuese un hermano más en la fe, sí, un hermano querido en la fe aunque en este momento ciertamente no lo sea, pero nadie puede asegurar que tajantemente no puede llegar a serlo. Eso es fe. No perdamos la confianza de la obra milagrosa que Dios puede hacer en cualquier persona.

Tampoco debemos tergiversar una relación yéndonos por la tangente y hacerlo sentir un hijo de Dios porque en realidad no lo es. No se trata de eso. Mucho he escuchado a creyentes que teniendo amistad con inconversos, les recetan las promesas que son del pueblo de Dios y eso no tiene ningún fundamento. Usted les estaría mintiendo.

Por eso digo que debemos estar muy bien enfocados.

continuará


domingo, 8 de agosto de 2021

Conversando con los pecadores 6°Parte

Conversando con los pecadores 6°Parte

Continuación


5-    Amar hace la diferencia

Jamás debemos tomar actitudes del mundo tales como la burla, ni simpatizar con la chota o el menosprecio. No debemos bajo ninguna circunstancia avalar la homofobia ni la discriminación. Nada de esto proviene de Dios. Al pecador debemos recibirlo, abrazarlo y amarlo de la misma forma que Dios nos recibió, abrazó y amó a nosotros.

No digo esto para sonar bonito, suavizar la cosa o colocar al pecador en una posición de que no ha pasado nada… ¡por supuesto que no! Claramente Cristo el Señor nos dio recomendaciones explícitas sobre amar al pecador y brindarle un buen trato. Nadie por malo que sea o nos parezca, es merecedor de nuestro desprecio y señalamiento porque en lo absoluto -reitero-  nosotros tampoco fuimos tratados así por Dios.

Debemos amar tal como Dios amó y eso no debe estar en discusión (“…de tal manera amó Dios al mundo…Juan 3: 16).

Es imprescindible amar al pecador. Ahora bien, se supone que no le haríamos daño alguno a alguien a quien amamos. Entonces ¿dónde quedan los que condenan al pecador? Amar no es un favor, es una deuda que tenemos para con los demás (No debáis a nadie nada, sino el amaros unos a otros; porque el que ama al prójimo, ha cumplido la ley.) Romanos 13: 8 y también el 13: 10. Además y como si fuera poco, es un acto de obediencia.

Si no podemos amar al pecador, difícilmente podremos acercarnos a él. Si no podemos amar al pecador, dudo que el amor de Dios esté en nosotros. Esa es la razón por la que vino el Señor y es la razón por la que Dios nos mantiene en este mundo (Mateo 5: 13 y 14).

continuará


domingo, 1 de agosto de 2021

Conversando con los pecadores 5°Parte

Conversando con los pecadores 5°Parte

Continuación

Que Dios nos vea santos a usted y a mí, sucede por y a través de la persona de Cristo y únicamente por él, es la fe en la obra de Él, no en nuestras justicias que siguen siendo trapo de inmundicia ante Él. Dios nos ve Santos no por nosotros porque finalmente, no podremos alcanzar el nivel de santidad de Cristo mientras estemos en este mundo. Sed santos es su ordenanza hacia un cambio constante en lo que hacemos. Un llamado a una vida continua de pureza. Por lo tanto estamos en una carrera según dice la Palabra la cual no ha finalizado. Es un proceso de perfeccionamiento realizado por el Espíritu del Señor (…estando persuadido de esto, que el que comenzó en vosotros la buena obra, la perfeccionará hasta el día de Jesucristo;) Filipenses 1: 6


4-    Seamos amigos

¡Qué maravilla ver el ejemplo del Señor, cómo siendo realmente puro podía estar con los pecadores y estos no se sentían intimidados! A lo sumo verle y estar con él de seguro acusaba a sus conciencias, pero el Señor no tomó ventaja de ello, se identificó más bien con su necesidad, jamás fue incisivo con su pecado mostrándonos uno de los puntos importantes a aplicar. El Señor se hizo su amigo. Recordemos el caso del mismo Pedro cuando percatándose de la pureza del Señor y su bajeza, le pidió que se apartara de él (Lucas 5: 8).

La apertura y confianza que logra la amistad, brinda las oportunidades que jamás tendríamos de otra manera.

Debemos necesariamente dejar de darle la preponderancia al pecado de las personas y cuando digo pecado, póngale aquí “el calibre” que quiera de pecado… no importa; hemos de venir como amigos, nunca como jueces ni mucho menos como verdugos.

¡Como amigos!, pues nunca jamás el pecador será nuestro enemigo. Nunca estaremos en lucha contra él… (Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes) Efesios 6: 12.

Dios abra nuestro entendimiento para comprenderlo, porque sé de creyentes que no le hablan a los inconversos o cortaron toda posibilidad de comunicación con ellos porque les hicieron algún daño o simplemente porque los consideran indignos de tratar con ellos. ¡Qué deplorable!

continuará