domingo, 25 de octubre de 2020

La Dinámica del Perdón (1° parte)

La Dinámica del Perdón (1° parte)

Escrito Autóctono

Hablar del perdón es hablar de uno de los temas más importantes de la vivencia cristiana pero a la vez de una de las prácticas más ignoradas, poco entendidas y hasta mal aplicadas.

Resulta sorprendente, puesto que es común en las relaciones humanas que existan roces, malos entendidos, opiniones diferentes, desacuerdos y actitudes diversas que tarde o temprano llevarán a las personas a verse enfrentadas dando como resultado problemáticas que casi siempre se tornan serias. Lamentablemente sucede en todos los ámbitos en que existan dos o más personas llámese familia, trabajo, estudio, vecindario, y por supuesto la comunidad cristiana que no queda exenta.

El desconocimiento del perdón en términos humanos es tan serio que conlleva tensiones que pueden desembocar en desamor, rencores, odio, y en casos más extremos hasta venganzas y asesinatos; inclusive lleva a la guerra a los países.

Yo lo podría colocar como el peor de los cánceres malignos del alma. Quizá la principal arma destructiva del enemigo.

No podemos pedirle al mundo que sepa perdonar, no es su tema, pero si podemos pedirle a los creyentes que se adiestren y practiquen una buena dinámica del perdón para que muestren al mundo el camino. Sobre todo porque no serán pocas las veces en que tendremos que aplicarnos en ello hasta para con los mismos inconversos.

Estamos acostumbrados a un comportamiento más carnal que espiritual acerca del perdón. De hecho nuestra forma característica de tratarlo es en la carne tal como la mal aprendimos de toda la vida. Somos orgullosos y rencorosos, gustosos más de que los demás procedan a pedirnos perdón cuando hemos sido dañados (lo que es una forma de alimentar nuestro ego) pero no lo hacemos nosotros cuando somos los que hemos provocado un daño porque no nos agrada pasar por la vergüenza de reconocer nuestros errores ni mucho menos someternos a la humillación. Sinceramente hacemos de lado, alargamos o hasta ignoramos deliberadamente la actitud de siquiera disculparnos.

Es casi una reacción muy humana, -yo diría más bien inhumana- lamento decirlo; pero aquí no se trata de que justifiquemos nuestra humanidad o inhumanidad sino que nos comportemos como personas que no pertenecen a este mundo.

Continuará…



domingo, 18 de octubre de 2020

El daño nefando que asesta la mala percepción de la autoridad (Parte 17 y última)

       El daño nefando que asesta la mala percepción de la autoridad (Parte 17 y última)

Continuación…

Ver a la iglesia hoy es una pena, por todo a lo que ha llegado a atreverse. En definitiva no es ni lo que Dios plantea en su Palabra ni lo que es su Voluntad. Por supuesto no estoy en contra de los creyentes sino del sistema maligno que gobierna en lo que ellos llaman “La Casa de Dios” o “Iglesia” que tanto daño ha provocado y provoca a las personas en su percepción de la autoridad.

A lo que la mayoría se han visto expuestos no tiene nada que ver con la Casa del Señor. Lo que las multitudes llaman “Casa de Dios” realmente no lo es, ni la conocen. Y por cuanto no la conocen, no claman por ella.

Finalmente Dios desea transformar al hombre desde su interior para que su gobierno ahora se establezca en él; en su casa junto a su mujer, para que se transforme la sociedad y se cambie un país y para que la iglesia que son las personas transformadas, vivan el gobierno de Dios en que Cristo es el Señor realmente y la cabeza, única cabeza y todos funcionan bajo los términos del gobierno de Dios por el mutuo servirse en amor. Nada más.

Ese gobierno no necesita jerarquías contempladas en puestos de mando para nada. La grandeza en su casa se manifiesta conforme se sirve más que los demás basado en el amor.

No hay otra forma de sanamente verlo y aplicarlo. No existe. Solo la manera de Dios. Lo demás no proviene de Él, nos guste o no. Si seguimos como siempre, obtendremos las consecuencias de siempre… no porque Dios lo haya querido sino porque nosotros no obedecimos a su Palabra.

Cierro reiterando mi conclusión compartida al principio de este escrito ahora a manera de alerta: “si usted acepta como normal que la iglesia sea una organización con un gobierno jerárquico leve o bien enmarcado -independientemente del tipo de jerarquía o sistema que luzca-, usted está peligrosamente expuesto a un colapso de proporciones catastróficas en su familia”

Fin.


domingo, 11 de octubre de 2020

El daño nefando que asesta la mala percepción de la autoridad (Parte 16)

        El daño nefando que asesta la mala percepción de la autoridad (Parte 16)

Continuación…

En la casa de Dios se funciona (funcionar-servir), no gobernamos; porque el gobierno establecido por Dios allí no es de hombres sino de Cristo quien es única cabeza de la iglesia. Esto compagina muy bien con las palabras dichas por Cristo a sus discípulos acerca de cómo era el gobierno del cielo que es el que se practicaría entre los suyos.

Por su parte en el hogar, Dios dispuso al marido y a su mujer para qué ejerzan el gobierno del cielo que se trata también de servir como lo dijo Cristo, conforme al principio del servicio por amor mostrado por Cristo para con su iglesia según Efesios 5: 25 al 29. La cabeza del hogar que es el hombre, sirve a su mujer y a sus hijos, igual como lo hace Cristo con su iglesia; nunca como si fuese un tirano gobernante de su casa (concepto desvirtuado de la autoridad que es como se aplica en el mundo). 

Maravillosa forma y tan grata noticia del gobierno de Dios en acción. ¡Es gratificante y sanador  solo si lo entendemos y lo implementamos!

Nadie lo sabe, ni en sus iglesias se los dicen porque si lo hacen, si lo llegan a comprender en toda su revelación, sencillamente se caería lo que tienen, los líderes tal como los conocemos dejarían de serlo pues se despojarían de ese tipo de gobierno mundanal que los rige y adoptarían lo dicho por Cristo y lo que leemos en Efesios. Lamentablemente lo común allí ha sido regir bajo los términos tergiversados y adulterados de los gobiernos y autoridades humanas que son practicados como lo normal (de jerarquías, dominio y control).

Si la iglesia moderna lo llegara a comprender, sencillamente desaparecería tal como la conocemos porque la iglesia institucional o tradicional no conlleva en sí misma este principio del Gobierno celestial. Pero primero -decía alguien-: “las vacas vuelan”. (risas)

No somos ni podemos ser activistas contrarios al sistema, ni alentamos “disturbios” para cambiar nada allí, pero sí podemos hacer el giro en nuestros hogares. Lo primero sería rendir nuestros corazones a Dios para que seamos transformados desde adentro cada miembro en nuestra casa y venga su reino a nosotros, el cual es un reino regido por el amor, pero el amor del cielo.

Continuará…


domingo, 4 de octubre de 2020

El daño nefando que asesta la mala percepción de la autoridad (Parte 15)

          El daño nefando que asesta la mala percepción de la autoridad (Parte 15)

Continuación…

Dios hizo al hombre físicamente más fuerte que la mujer no para que la esclavizara dominándola ni mucho menos que la golpeara o usara a su antojo, sino para que la protegiera. Lo hizo cabeza no para tener criados, la característica del ser cabeza según la sana doctrina y autoridad proveniente de Dios es que cuida, sustenta, embellece, alimenta, forma, y de hecho provee las condiciones para el desarrollo de los que están a su cuidado. Le dio hijos para que los formara, enseñara, les modelara una vida justa y digna, ejemplo de bien con tal de asegurar buenos y constructivos ciudadanos a la sociedad.  

Las formas de gobierno terrenales que en realidad pertenecen al príncipe de este mundo y son su legado al hombre, hizo estragos indecibles en la familia como ya vimos.

Así que ser cabeza está más ligado al servicio por y en amor, que al señorío, tal como nos lo enseñó el mismo Señor. Es como funciona la autoridad celestial, el sistema de gobierno del cielo y demostrado ampliamente por Cristo que es el Señor.

Tremenda impresión me he llevado. Me deja sin habla porque millones y millones viven en la iglesia tradicional con ese veneno de sistema nauseabundo que también está en sus casas y lo peor es que ¡¡¡¡lo sienten normal!!!!

El gobierno de Dios en el hogar que claramente era la norma en las casas de todos los creyentes del siglo primero, era un requisito indispensable en las de los líderes (1° Timoteo 3: 1-5; 5: 14).

Vital que entendamos que existe una diferencia resaltable que no se debe pasar por alto en los pasajes:

1-    El Gobierno de Dios en los hogares funciona así: el marido y la mujer gobiernan bajo los términos del gobierno de Dios (servicio por amor). Eso es clave.

2-    El Gobierno de Dios en la iglesia funciona así: Cristo es el que gobierna allí y cada creyente funge como servidor por amor para con los demás (es la otra clave).

Continuará…