domingo, 31 de diciembre de 2017

“No dejando de congregarnos…” Heb. 10: 25 (2ª parte)

“No dejando de congregarnos…” Heb. 10: 25 (2ª parte)
Escrito autóctono

Continuación…

Ahora bien, es interesante pensar en todas las veces en que nos congregábamos antes con la idea de asistir a un culto en el que llegábamos normalmente a sentarnos y a ver activos a unos pocos que nos ministraban, nos dirigían, nos predicaban y ocasionalmente, solo ocasionalmente éramos participantes también por ejemplo cuando hacíamos una lectura, una oración o compartiendo los anuncios para con los asistentes que permanecían sentados e inactivos escuchando.

Pero casi siempre los activos eran los mismos y el resto, el grosor de la asistencia permanecía escuchando, cantando, ofrendando, o saludando cuando aquellos pocos activos lo ordenaban conforme lo disponía el programa.

Pero una interacción o actividad de todos y cada uno de los miembros uno por uno de forma ordenada no era posible, al fin y al cabo aunque hubiésemos comprendido el versículo no se podía por la cantidad de asistentes y porque un programa y un horario lo impedía y en alguna medida no se debía alterar el protocolo a ese nivel. Tampoco existía tiempo para algo así.

Pero no se trataba, ni me refiero aquí expresamente a ser tomado en cuenta para alguna participación dentro de un programa con los mentados anuncios, lectura o un especial, o inclusive la alabanza u oración congregacional, sino para los que nos dice la Palabra: una participación activa de todos haciendo uso de los dones dados por el Espíritu Santo a cada miembro presente en la reunión con el fin de la mutua edificación.

Cuando leo al apóstol Pablo (1ra. Corintios 14: 26) diciendo: ¿Qué hay, pues, hermanos? Cuando os reunís, cada uno de vosotros tiene salmo, tiene doctrina, tiene lengua, tiene revelación, tiene interpretación. Hágase todo para edificación., me pone a pensar en lo que significaba esa actividad de todos los asistentes en una de esas reuniones de los santos. Y esto no era ocasional como si se tratase de un día especial dentro de una agenda semanal mensual o anual, sino que era la normalidad de vida cuando ellos se reunían como iglesia local y sucedía así en todas las iglesias del Señor según recalca el pasaje unos versículos más  adelante en el verso 33.

Si vemos un par de capítulos antes como el Espíritu capacitaba a todos los creyentes con diferentes dones, la intención era que todos tuvieran -sin excepción- posibilidades sobrenaturales de ministrar a los demás creyentes para edificarse mutuamente. Esto no era un asunto aislado recomendado a una iglesia en que debían darse directrices para que se ordenaran las cosas. Note lo que dice el apóstol Pedro en su primera carta universal a las iglesias (1era. Pedro 4: 10). Es decir, eso era la normalidad de vida de iglesia de los santos en todas partes.

Quizá en este momento usted se pregunte, “¿pero cómo es posible que esto que está escrito en la Palabra tan claramente de cómo debe ser normalmente la reunión de iglesia no se practique? En algún punto nos perdimos en programas y activismos que nada tienen que ver con la Palabra”.

Continuará…


domingo, 24 de diciembre de 2017

“No dejando de congregarnos…” Heb. 10: 25 (1ª parte)

“No dejando de congregarnos…” Heb. 10: 25 (1ª parte)
Escrito autóctono

Hace unos días conversaba con alguien sobre este tan recurrente tema por demás decir manipulado y recetado por nuestros hermanos de la iglesia tradicional cuando perplejos se enteran de que ya no vamos a la iglesia; como si no lo conociéramos o ni lo comprendiéramos.

La primera publicación de nuestro Blog comparte argumentos claros de las razones, quieran aceptarlas o no aquellos que nos señalan, y de hecho mucho de este Blog martilla en ello pero dejando bien claro y de forma contundente por supuesto la veracidad y necesidad de congregarse que tenemos como creyentes; obedeciendo tan importante mandamiento de la Palabra que además nos conviene pues es la idea de Dios, no de ningún hombre ni movimiento alguno; más nuestro congregarnos tiene muchísimo más que un solo asistir a un lugar o inclusive más que solo juntarnos.

No voy a repetir acá lo que ya hemos abordado minuciosamente, pero es interesante el caso que les comentaba por el sentido y características de dicha conversación.

Le invito a recitar el versículo de Hebreos 10: 25  sin verlo de la biblia y verá que casi nadie lo sabe completo. “...No dejando de congregarnos como algunos tienen por costumbre”.  Generalmente el verso se conoce hasta esta última palabra: "costumbre" o al menos se piensa que allí termina.

Pero si lo leemos hasta el final, curiosamente en vez de ser una herramienta acusadora, más bien delata a los que lo usan para “sancionar” a los que no vamos a la iglesia. ¿Por qué lo digo? Porque todos reaccionan como programados repitiendo que hay que congregarse pero en realidad no aprenden en la Palabra la razón por la que hay que hacerlo.

Compruébelo usted mismo y solo pregúntele a cualquier cristiano tradicional por qué se congrega. Le va a decir mil cosas -ya sabemos sus respuestas religiosamente aprendidas- pero casi la mayoría ignora bíblicamente la razón.

Bien, ya sabemos que por ninguna parte el versículo habla de ir a la iglesia y ni lo sugiere, pero en su generalmente desconocida parte, dice la razón por la cual es importante congregarse e incluye una alerta. ¿Quiere que se lo resalte? Pues para exhortarnos, sin restar algo que también es de suma importancia.

Dice textualmente: “…sino exhortándonos; y tanto más, cuando veis que aquel día se acerca”

Entonces el autor de Hebreos quiso dejarnos el panorama total. Note: se trata de una interacción (función) de todos los que se congregan, es decir una actividad real de todos los asistentes para un fin común que también está claramente detallado en la Palabra.

Continuará…


domingo, 17 de diciembre de 2017

La prueba de la Verdad (13° y última parte)

La prueba de la Verdad (13° y última parte)
Escrito autóctono

Continuación…

Más versículos del tema tratado:

1° Juan 2: 9-11El que dice que está en la luz, y aborrece a su hermano, está todavía en tinieblas. El que ama a su hermano, permanece en la luz, y en él no hay tropiezo. Pero el que aborrece a su hermano está en tinieblas, y anda en tinieblas, y no sabe a dónde va, porque las tinieblas le han cegado los ojos.”
1° Juan 3: 10 y 11; 14-19; 23En esto se manifiestan los hijos de Dios, y los hijos del diablo: todo aquel que no hace justicia, y que no ama a su hermano, no es de Dios. Porque este es el mensaje que habéis oído desde el principio: Que nos amemos unos a otros.
Nosotros sabemos que hemos pasado de muerte a vida, en que amamos a los hermanos. El que no ama a su hermano, permanece en muerte. Todo aquel que aborrece a su hermano es homicida; y sabéis que ningún homicida tiene vida eterna permanente en él. En esto hemos conocido el amor, en que él puso su vida por nosotros; también nosotros debemos poner nuestras vidas por los hermanos. Pero el que tiene bienes de este mundo y ve a su hermano tener necesidad, y cierra contra él su corazón, ¿cómo mora el amor de Dios en él? Hijitos míos, no amemos de palabra ni de lengua, sino de hecho y en verdad. Y en esto conocemos que somos de la verdad, y aseguraremos nuestros corazones delante de él;
Y este es su mandamiento: Que creamos en el nombre de su Hijo Jesucristo, y nos amemos unos a otros como nos lo ha mandado.
1° Juan 4: 7 y 8; 11 y 12; 16 y 17; 20 y 21Amados, amémonos unos a otros; porque el amor es de Dios. Todo aquel que ama, es nacido de Dios, y conoce a Dios. El que no ama, no ha conocido a Dios; porque Dios es amor. 
Amados, si Dios nos ha amado así, debemos también nosotros amarnos unos a otros. Nadie ha visto jamás a Dios. Si nos amamos unos a otros, Dios permanece en nosotros, y su amor se ha perfeccionado en nosotros.
Y nosotros hemos conocido y creído el amor que Dios tiene para con nosotros. Dios es amor; y el que permanece en amor, permanece en Dios, y Dios en él. En esto se ha perfeccionado el amor en nosotros, para que tengamos confianza en el día del juicio; pues como él es, así somos nosotros en este mundo.
Si alguno dice: Yo amo a Dios, y aborrece a su hermano, es mentiroso. Pues el que no ama a su hermano a quien ha visto, ¿cómo puede amar a Dios a quien no ha visto? Y nosotros tenemos este mandamiento de él: El que ama a Dios, ame también a su hermano.”


2° Juan 1: 4-6Mucho me regocijé porque he hallado a algunos de tus hijos andando en la verdad, conforme al mandamiento que recibimos del Padre. Y ahora te ruego, señora, no como escribiéndote un nuevo mandamiento, sino el que hemos tenido desde el principio, que nos amemos unos a otros. Y este es el amor, que andemos según sus mandamientos. Este es el mandamiento: que andéis en amor, como vosotros habéis oído desde el principio.” 

Fin


domingo, 10 de diciembre de 2017

La prueba de la Verdad (12° parte)

La prueba de la Verdad (12° parte)
Escrito autóctono

Continuación…

Más versículos del tema tratado:

Hebreos 4: 13Y no hay cosa creada que no sea manifiesta en su presencia; antes bien todas las cosas están desnudas y abiertas a los ojos de aquel a quien tenemos que dar cuenta.”
Hebreos 6: 10Porque Dios no es injusto para olvidar vuestra obra y el trabajo de amor que habéis mostrado hacia su nombre, habiendo servido a los santos y sirviéndoles aún.”
Hebreos 13: 1-3 y 16Permanezca el amor fraternal. No os olvidéis de la hospitalidad, porque por ella algunos, sin saberlo, hospedaron ángeles. Acordaos de los presos, como si estuvierais presos juntamente con ellos; y de los maltratados, como que también vosotros mismos estáis en el cuerpo. 
Y de hacer bien y de la ayuda mutua no os olvidéis; porque de tales sacrificios se agrada Dios.”

Santiago 1: 27La religión pura y sin mácula delante de Dios el Padre es esta: Visitar a los huérfanos y a las viudas en sus tribulaciones, y guardarse sin mancha del mundo.”
Santiago 2: 8; 12 y 13; 15-17; 26Si en verdad cumplís la ley real, conforme a la Escritura: Amarás a tu prójimo como a ti mismo, bien hacéis;
Así hablad, y así haced, como los que habéis de ser juzgados por la ley de la libertad. Porque juicio sin misericordia se hará con aquel que no hiciere misericordia; y la misericordia triunfa sobre el juicio.
Y si un hermano o una hermana están desnudos, y tienen necesidad del mantenimiento de cada día, y alguno de vosotros les dice: Id en paz, calentaos y saciaos, pero no les dais las cosas que son necesarias para el cuerpo, ¿de qué aprovecha? Así también la fe, si no tiene obras, es muerta en sí misma.
Porque como el cuerpo sin espíritu está muerto, así también la fe sin obras está muerta.”

1° Pedro 1: 22Habiendo purificado vuestras almas por la obediencia a la verdad, mediante el Espíritu, para el amor fraternal no fingido, amaos unos a otros entrañablemente, de corazón puro;”
1° Pedro 4: 8Y ante todo, tened entre vosotros ferviente amor; porque el amor cubrirá multitud de pecados.”

Continuará…


domingo, 3 de diciembre de 2017

La prueba de la Verdad (11° parte)

La prueba de la Verdad (11° parte)
Escrito autóctono

Continuación…

Más versículos del tema tratado:

2° Corintios 5: 10Porque es necesario que todos nosotros comparezcamos ante el tribunal de Cristo, para que cada uno reciba según lo que haya hecho mientras estaba en el cuerpo, sea bueno o sea malo.”
2° Corintios 9: 1; 12 y 13  (ofrendas para los santos) “Cuanto a la ministración para los santos, es por demás que yo os escriba; 
Porque la ministración de este servicio no solamente suple lo que a los santos falta, sino que también abunda en muchas acciones de gracias a Dios; pues por la experiencia de esta ministración glorifican a Dios por la obediencia que profesáis al evangelio de Cristo, y por la liberalidad de vuestra contribución para ellos y para todos; “

Gálatas 5: 6; 13 y 14porque en Cristo Jesús ni la circuncisión vale algo, ni la incircuncisión, sino la fe que obra por el amor. 
Porque vosotros, hermanos, a libertad fuisteis llamados; solamente que no uséis la libertad como ocasión para la carne, sino servíos por amor los unos a los otros. Porque toda la ley en esta sola palabra se cumple: Amarás a tu prójimo como a ti mismo.”

Efesios 4: 28El que hurtaba, no hurte más, sino trabaje, haciendo con sus manos lo que es bueno, para que tenga qué compartir con el que padece necesidad.”
Efesios 5: 2Y andad en amor, como también Cristo nos amó, y se entregó a sí mismo por nosotros, ofrenda y sacrificio a Dios en olor fragante.”

1° Tes. 4: 9Pero acerca del amor fraternal no tenéis necesidad de que os escriba, porque vosotros mismos habéis aprendido de Dios que os améis unos a otros;” 

Tito 3: 14Y aprendan también los nuestros a ocuparse en buenas obras para los casos de necesidad, para que no sean sin fruto.”

Continuará…