domingo, 31 de octubre de 2021

Las “tres partes” del hombre 6° Parte

Las “tres partes” del hombre  6° Parte

Continuación…

Si hacemos un gráfico del hombre y encerramos en un círculo al cuerpo, el alma y el espíritu, muchos procederán a decir contundentemente: “he aquí al hombre, según la biblia”.

Pero por lo visto lo único que debería estar encerrado en ese círculo es el alma; el espíritu y el cuerpo quedarían como las “herramientas” que Dios le concedió para: 1- el espíritu: tener vida (funcionalidad en este ámbito al 100%) y relacionarse con el ámbito espiritual; 2- el cuerpo: relacionarse con este mundo.

Hay una tercera razón por la que Dios puso en nosotros espíritu y es para que pudiéramos ocuparnos de él. De ello hablaremos y ampliaremos luego.

Recordemos que el hombre muestra en este mundo toda la vida que hay en él conforme a la funcionalidad de sus miembros, misma que es provista por el espíritu (vida) que Dios puso en él.

Es en el alma en donde está todo cuanto es y significa el hombre. Allí está contenida la voluntad que le fue dada por Dios haciendo de él un ser con libre albedrío; así mismo en el alma está el intelecto o inteligencia que generan el raciocinio y la capacidad que tiene el hombre de aprender y tomar decisiones, sin olvidar la mente o pensamientos. También nuestra consciencia es parte de nuestra alma. Ella (la conciencia) es la que nos permite discernir entre lo bueno y lo malo.

Somos seres emotivos (la alegría, la tristeza, el enojo), todo eso nos caracteriza. Todos elementos intangibles y existentes en esa esencia igualmente intangible llamada alma (nosotros). Lo que somos, lo que meditamos y nos emociona de una u otra manera, todo ello se reúne en el alma que somos nosotros. Es el ser de quienes somos. Nuestro cerebro material, masa gris, no piensa por sí mismo, ni actúa solo, no puede. Es la parte de nuestro cuerpo que Dios habilitó físicamente como el centro de procesamiento de todo lo que pensamos una vez que habitamos este cuerpo, más una vez que salimos de él seguimos conscientes y pensantes porque son características innatas del alma que se reflejan en el cerebro pero no son de él.

Una vez fuera del cuerpo seguimos razonando y procesando experiencias en nuestro ser, solo que ahora de otra vida. Es lo que le pasó a Cristo el Señor cuando murió. Terminó su obra en este mundo pero dio seguimiento al plan por el cual también fue ahora al ámbito de los muertos y de forma totalmente consciente. Así lo expresa la Palabra.

Continuará…


domingo, 24 de octubre de 2021

Las “tres partes” del hombre 5° Parte

Las “tres partes” del hombre  5° Parte

Continuación…

Hay una expresión en la biblia que dice que estamos vivos para Dios (Rom. 6: 11), lo que define por lógica un estado en que podríamos también estar muertos para Él (“…deja que los muertos entierren a sus muertos” Mateo 8: 22) o por decirlo de otra forma, desconectados de Él. Eso es precisamente lo que un espíritu totalmente funcional dentro de nosotros nos facilita el cual siendo vivificado cuando nos arrepentimos es impregnado de Vida por el Espíritu Santo del cual proviene y es su fuente.

Interesantemente note como la Palabra al decir que estábamos muertos en delitos y pecados (que veremos más adelante) es precisamente la muerte instantánea que se dio en el hombre cuando pecó en Edén al principio pero esta no tiene relación con las dos muertes que sí experimentará el hombre en sí mismo (la del cuerpo que habita y la del alma si se pierde por siempre) que son las dos muertes de las que habla la Palabra que conciernen al hombre propiamente.

¿Por qué la del espíritu no está contabilizada como muerte del hombre entonces? Porque la del espíritu es inconexión o separación de Dios, que a todas luces le afecta en la funcionalidad integral que el humano necesita. Y como el espíritu no es el hombre por eso la Palabra no la incluye como muerte específica de él. Para Dios esa disfuncionalidad espiritual es una especie de separación igualmente que sufre el ser humano de la Vida y por lo tanto es una forma de muerte aunque el hombre continúe viviendo. Adán no murió físicamente, pero en definitiva “murió” espiritualmente al pecar.

Comprendiendo esto, es simple concluir que no somos ni el cuerpo el cual es un “estuche” en el que vivimos, ni el espíritu el cual nos fue dado por Dios.

Entonces por deducción lógica somos el alma. Note una clave importante que nos brinda la Palabra: el Señor no vino a salvar espíritus ni cuerpos, ¡vino a salvar almas! (Lucas 9: 56, 1° Pedro 1: 9, Santiago 1: 21)

El alma entonces es el hombre mismo quien habita un cuerpo temporal físico que miramos. El alma es la esencia que le hace un individuo en este mundo, su ser o “yo” verdadero, su identidad.

Continuará…


domingo, 17 de octubre de 2021

Las “tres partes” del hombre 4° Parte

Las “tres partes” del hombre  4° Parte

Continuación…

Un cuerpo con todos sus elementos pero sin vida es o está inerte; igual que un vehículo que está apagado. Cuando lo encendemos gracias a la energía provista por su batería, alimenta todo su sistema eléctrico y complementado con el combustible es capaz de movilizarse.

El espíritu capacita al cuerpo, es decir, es su vida; pero aún con él, el cuerpo no tiene a quien lo posea así como el vehículo ocupa necesariamente un piloto que lo conduzca. Ese cuerpo con vida y todas sus funciones listas, requiere de alguien que lo posea (una persona) quién lo manejará, dirigirá o controlará. Ese “piloto” es el alma.

El alma tiene en el cuerpo un sitio o por decirlo de manera entendible, una casa donde habitar en este mundo. ¿De dónde provino el alma? De Dios por supuesto pues nadie existe por sí mismo. (Isaías 57: 16, Ezequiel 18: 4)

El cuerpo es el vehículo o medio que le permite a el alma manifestarse en esta dimensión material y con el que puede así mismo relacionarse con su entorno y con los demás física y materialmente hablando pues el alma es inmaterial.

Respecto al espíritu, hay algo más que es de suma importancia en su función.

Nos muestra la Palabra que es el que le permite al hombre relacionarse con el ámbito o dimensión espiritual, tener conciencia de la eternidad y relación con Dios quien también es espíritu (Juan 4: 24). La única forma que teníamos de conectarnos a ese otro ámbito más real que este en el que nos encontramos, es precisamente la presencia del espíritu que Dios nos dio. Para ello por supuesto que el espíritu debe estar plenamente funcional dentro del hombre para que cumpla con dicha característica u ocupación, que se inhabilitó cuando el hombre pecó. (Isaias 57: 15, Efesios 2: 1 y 2, 1° Cor. 15: 22, 2° Cor. 3: 6)

Continuará…


domingo, 10 de octubre de 2021

Las “tres partes” del hombre 3° Parte

Las “tres partes” del hombre  3° Parte

Continuación…

Se ha dicho que lo aparentemente tripartito del hombre es avalado por la Escritura pues Dios lo es y nos hizo a su imagen y semejanza, pero igualmente podemos decir que Dios es Dios y no hizo de nosotros pequeños dioses. Su trino divinidad no nos habla en ninguna forma de partes sino de manifestaciones como el Padre Eterno, como el Verbo Hijo venido a la tierra y como el Santo Espíritu Consolador.

Ser Trino Dios no nos dice absolutamente nada de cómo está Él conformado. Por lo tanto no somos nosotros lo mismo o similar nada más que en pequeña escala.

Que seamos relacionados a tres conceptos y que Él sea Trino Dios Creador nuestro no nos dice nada más allá de lo que nosotros queramos interpretar y lejos de todo lo que sí establece claramente la Palabra. Por lo que esa posición no debe de tomarse ni debe ser doctrinal.

Pasemos al análisis:

Conforme nos lo describe Génesis, el aliento de Dios dio espíritu a la figura de arcilla moldeada por sus manos y ese espíritu le posibilitó vivir, ya que en el espíritu está la vida que le permite ser un ser vivo (Génesis 2: 7, 7: 15 y 22, 25: 8, 35: 29, Santiago 2: 26 y Apocalipsis 11: 11). Así que todo ser humano cuenta con ese préstamo precioso de la vida gracias al espíritu que le dio Dios.

Muchos consideran a la vida un regalo o don en este mundo sin embargo no lo es, es tan solo un préstamo que un día se irá y volverá a aquel que la dio (Job 34: 14 y 15, Salmo 36: 9, Eclesiastés 12: 7, Lucas 23: 46), no la podemos retener, asir ni manipular por nuestra propia cuenta (Eclesiastés 8: 8).

Habiéndolo tomado del polvo de la tierra, en las manos de Dios lo que una vez fuera arcilla, vino a ser carne, huesos, y sistemas capaces de funcionar que requirieron vida para tal fin y posteriormente un individuo a quien se le preparó ese cuerpo para que los utilizara.

Continuará…


domingo, 3 de octubre de 2021

Las “tres partes” del hombre 2° Parte

Las “tres partes” del hombre  2° Parte

Continuación…

Con todo, todavía hay mucha discusión sobre el tema pues algunos defienden la postura de partes y no se ponen de acuerdo. Muchos definen que el alma y el espíritu son una sola parte inmaterial que tiene el ser humano por lo que solamente es cuerpo y alma-espíritu. Pero al revisar el pasaje de Hebreos, allí se establece que el alma y el espíritu son diferentes.

Otros asumen que realmente el hombre es cuerpo y alma, que el espíritu es solo un tipo de energía.

Sin embargo en todo es necesario que seamos muy prácticos mirando la Palabra para no perder el hilo, de nuevo sin prejuicios ni preconceptos  sino permitiéndole a ella explicarse por sí misma.

Comencemos.

No hay que convencer a nadie de que el hombre no es un cuerpo sino que posee un cuerpo, y es ese que miramos todos los días frente al espejo. Usted no es su cuerpo, usted lo habita. Cuando muere, usted sale de su cuerpo. Este es puesto en el sepulcro pero usted ya no está allí.

Por otra parte, la mayoría sabe o acepta que existe o se posee el alma e igualmente muchos perciben en alguna forma que el hombre posee espíritu aunque como ya dije tienden a confundirlo con el alma y piensan que inclusive se puede hacer visible en algunos casos en forma fantasmagórica o de espectro (creencia que en realidad proviene de cuentos fantásticos basados en el paganismo que tiene sus raíces en el espiritismo y ocultismo).

Entonces, sea cuerpo, alma o espíritu, no hay más con lo que se ligue al hombre. Si lo hubiese, la Palabra nos lo diría (lea 1° Tes. 5: 23). Aunque aparentemente este pasaje parece sugerir que somos seres formados a partir de estas tres supuestas partes (es decir tripartitos) haciendo del hombre un ser por medio de los tres quienes lo conforman en una unidad, si realizamos un análisis concienzudo veremos claramente que él es esencialmente solo uno de los tres: o el alma, o el cuerpo o el espíritu. Jamás podría ser los tres, es imposible. No podemos ser tres que al final vallan a dar a diferentes sitios según la biblia.

Continuará…