domingo, 17 de octubre de 2021

Las “tres partes” del hombre 4° Parte

Las “tres partes” del hombre  4° Parte

Continuación…

Un cuerpo con todos sus elementos pero sin vida es o está inerte; igual que un vehículo que está apagado. Cuando lo encendemos gracias a la energía provista por su batería, alimenta todo su sistema eléctrico y complementado con el combustible es capaz de movilizarse.

El espíritu capacita al cuerpo, es decir, es su vida; pero aún con él, el cuerpo no tiene a quien lo posea así como el vehículo ocupa necesariamente un piloto que lo conduzca. Ese cuerpo con vida y todas sus funciones listas, requiere de alguien que lo posea (una persona) quién lo manejará, dirigirá o controlará. Ese “piloto” es el alma.

El alma tiene en el cuerpo un sitio o por decirlo de manera entendible, una casa donde habitar en este mundo. ¿De dónde provino el alma? De Dios por supuesto pues nadie existe por sí mismo. (Isaías 57: 16, Ezequiel 18: 4)

El cuerpo es el vehículo o medio que le permite a el alma manifestarse en esta dimensión material y con el que puede así mismo relacionarse con su entorno y con los demás física y materialmente hablando pues el alma es inmaterial.

Respecto al espíritu, hay algo más que es de suma importancia en su función.

Nos muestra la Palabra que es el que le permite al hombre relacionarse con el ámbito o dimensión espiritual, tener conciencia de la eternidad y relación con Dios quien también es espíritu (Juan 4: 24). La única forma que teníamos de conectarnos a ese otro ámbito más real que este en el que nos encontramos, es precisamente la presencia del espíritu que Dios nos dio. Para ello por supuesto que el espíritu debe estar plenamente funcional dentro del hombre para que cumpla con dicha característica u ocupación, que se inhabilitó cuando el hombre pecó. (Isaias 57: 15, Efesios 2: 1 y 2, 1° Cor. 15: 22, 2° Cor. 3: 6)

Continuará…