domingo, 19 de diciembre de 2021

Las “tres partes” del hombre 13° Parte

Las “tres partes” del hombre  13° Parte

Continuación…

Entonces de acuerdo a la doctrina de la Palabra de Dios, el alma que somos nosotros tiene para esta experiencia terrenal dos influencias que configuran su comportamiento y vivencia que definirán su destino eterno: su cuerpo en el cual habita y el Espíritu de Dios que viene a habitarle y brindarle una nueva forma de existencia. Únicamente estas dos, no más.

A usted o su carne (influenciada por el pecado) le está marcando la pauta distrayendo su alma para perderle o el Espíritu de Dios en relación con el espíritu que Dios puso en usted para que obtenga la vida eterna.

La biblia lo describe como los dos estados del hombre: el estado espiritual o el animal, es decir, por un lado lo concerniente al Espíritu de Dios en nosotros y por otro lo concerniente a la carne en la que estamos.

El pecado que mora en nuestros miembros se opone al Espíritu (claro, porque hay un pecado que reinó en nuestros cuerpos y configuró nuestro comportamiento) y este (el cuerpo habituado al pecado) querrá seguir haciendo lo que hizo siempre. Esto lleva al hombre a experimentar en sí mismo una lucha de poderes. (Romanos 7: 6, 15, 18 y 19, 21-25; Santiago 4: 1-3).

El pecado no mora en el alma ni mucho menos en el espíritu, pero su accionar en el cuerpo les afecta directamente. De allí que la Palabra nos recomiende saturar y ocupar nuestra vida en las cosas del Espíritu para que la carne se quede sin opciones cada vez más y muramos (nos desconectemos, -separemos- de ella) (Col. 3: 5-9).

Evidentemente con el espíritu inhabilitado como consecuencia del pecado en cuanto a su función de conectarnos con Dios, deja total libertad a la carne impregnada de desobediencia que tenga vía libre para influenciarnos en un gusto y deleite por todo lo que es contrario a Dios. La Palabra lo llama de varias formas: apetitos de la carne y también deseos de la carne, lo terrenal o mundano, entre otras.  (Col. 2: 20-23; 1°Juan 2: 15-17; 1°Pedro 2: 11; Efesios 2: 3; Gálatas 5: 16 y 17; Rom. 13: 14; Tito 2: 12; Santiago 4: 4).

Continuará…