sábado, 1 de agosto de 2015

Versículos… ¿controversiales? 11° parte



Versículos… ¿controversiales?  11° parte
Escrito autóctono

Continuación…



Otros argumentos mal aplicados:

“El señorío en la casa de Dios y las autoridades son válidas”. 2° Pedro 2: 10, Judas 1: 8

2° Ped. 2: 10 “y mayormente a aquellos que, siguiendo la carne, andan en concupiscencia e inmundicia, y desprecian el señorío. Atrevidos y contumaces, no temen decir mal de las potestades superiores,”

Jud. 1: 8 “No obstante, de la misma manera también estos soñadores mancillan la carne, rechazan la autoridad y blasfeman de las potestades superiores.”




Ambos pasajes son como tomados del mismo autor o parecen ser una extensión el uno del otro. En ambos se habla de la falsedad de ciertos ministros que son más bien emisarios del diablo para confundir. En 2° Pedro habla de falsos profetas y falsos maestros, por su parte Judas habla de falsas doctrinas y falsos maestros. En ambos casos se dice que estas personas desarrollan lo que hacen sin reconocer en ningún momento el señorío ni la autoridad. Por todo el contexto del Nuevo Testamento, sabemos que tanto el señorío como la autoridad absolutos pertenecen a Cristo. La afrenta de estos engañadores no es contra la iglesia en sí, sino contra Cristo, tal y como se registra en ambos versículos (“no temen decir mal contra las potestades superiores”, “blasfeman de las autoridades superiores”). Pero ¿Por qué dice "autoridades" y "potestades" superiores, haciendo clara alusión a varias y no a una? Algunos citan que se refiere a los santos ángeles. De lo que si podemos estar seguros es que no se refiere a hombres terrenales ni los que estén en el cielo ya, puesto que ninguno es ni potestad ni autoridad al nivel que se está apuntando. Si alguien piensa que es a los ángeles, pues la verdad es que ellos no trabajan por cuenta propia, son mensajeros de Dios y por lo tanto cualquier palabra en su contra no caería a ellos sino a Dios. Pero también podemos pensar atinadamente que toda autoridad y potestad superiores pertenecen a la Divinidad (Dios el Padre, su hijo Cristo y al Espíritu) como lo establece claramente la Palabra, por lo que de ellos recibirán su juicio y decreto eternos (2° Pedro 2: 9 y Judas 1: 11 y 13). Además, ya que esos falsos y malos hombres que se mencionan no son parte de la iglesia, se han inmiscuido en ella para su propia perdición y condenación.

En contraste, la Palabra del Señor nos muestra que los dirigentes sanos y constituidos por el Espíritu en su iglesia, no se enseñoreaban de los hermanos (2° Pedro 5: 3) ni de su fe (2° Cor. 1: 24) y tenían claro que la autoridad delegada que recibían, no era para destruir sino para edificar (2° Cor. 10: 8; 13: 10). 

Esto nos demuestra una vez más que el señorío, autoridad y potestad superiores mencionadas, no atañe a hombres de ninguna manera sino a Dios y su gobierno supremo.


“La iglesia tiene gobernantes que ejercen su gobierno. 2 Pasajes lo muestran: 1° Tim. 3: 5; 5: 17”. 

1° Tim. 3: 5 “(pues el que no sabe gobernar su propia casa, ¿cómo cuidará de la iglesia de Dios?);”

5: 17 “Los ancianos que gobiernan bien, sean tenidos por dignos de doble honor, mayormente los que trabajan en predicar y enseñar.”


Los versículos de 1° Timoteo no avalan gobiernos de hombres en la iglesia. Eso altera el contexto de todo el Nuevo Testamento. La Palabra establece 5 tipos de gobierno. El celestial o angelical cuya cabeza es Dios. De aquí se desprende posteriormente el gobierno de las tinieblas cuyo príncipe es el diablo. Tenemos el de la iglesia cuya cabeza es Cristo. El gobierno del mundo donde la cabeza es cada dirigente, presidente, rey, gobernante, etc;  y el del hogar donde el hombre es cabeza y gobierna junto a su esposa (1° Tim. 5: 14). Interesantemente todos están y deben estar bajo el dominio de Dios y de Cristo como Señor absoluto. Ninguno entre cada uno de los gobiernos tienen relación pues cada uno tiene su forma y mando particular con la excepción del celestial y el de las tinieblas que funcionan igual en oposición uno del otro. Los pasajes definen que aquellos que pretenden servir en la casa de Dios, han de gobernar bien sus hogares puesto que si no saben mantener en orden su casa, no son aptos para cuidar a los hermanos. Si no se es ejemplo en la casa, sin lugar a dudas no se puede pretender guiar a nadie en la iglesia. Prevalece el sentido de la enseñanza del Señor que quien es fiel en lo poco, califica para lo mucho. El gobernar bien sobre los hijos y la casa era requisito esencial de los dirigentes en la iglesia. Pero sabían que al estar entre los hermanos, todos estaban bajo el gobierno y dominio de Cristo como la Cabeza. Al estar en los negocios y asuntos fuera de la iglesia estaban bajo los gobiernos humanos y debían someterse a ellos, pero el estar bajo el gobierno de Dios esto lo involucraba todo porque Él es el Soberano y entregó a Cristo el dominio de todo. Así que si hay alguien que diga la última palabra como supremo, ese es Dios.

Hay que saber hacer la diferencia de cada gobierno para el buen desarrollo de los que nos han sido confiados, pero el de la iglesia en particular es de Cristo únicamente y de nadie más.


Continuará…