Adán y Jesús (22° Parte)
Escrito autóctono
…Continuación:
Cristo vino y habitó entre nosotros como humano, no
como Dios. Dios tomó forma humana (Mateo
1: 23). Recordemos que en el principio, Dios le había compartido a esa
creación humana su naturaleza, no su Divinidad. Cristo dejó su Divinidad para
poder adquirir nuestra humanidad pues como mencioné en un momento dado en este
estudio, ambos seres no son compatibles, no es posible mezclarlos. ¿Por qué?
Porque la Divinidad de la Deidad es incorruptible. No
se puede pervertir. No hay ni la más mínima
sombra de variación en ella (Santiago
1:17). La semilla de Dios no hizo ni a Adán ni a Cristo Divinos en este
mundo.
Reitero, si Jesús hubiese venido a esta tierra en su
Divinidad, jamás podría haber sido tentado.
Esto es tan importante porque de otra manera Cristo no
podría haberse identificado con nosotros ni conocer nuestras luchas, ni entender
cuando somos tentados (Hebreos 2: 18
y 4: 15). Esto nos lleva a otra
importante realidad: estar entre nosotros como Dios o como un ser Divino que es
lo mismo, no le facultaba pagar por el rescate del hombre de ninguna forma. Si
alguien debía pagar esa deuda, debía ser otro ser humano como el primero que
pecó, pues no fue Dios (ser Divino) el que pecó, fue el hombre.
Ahora, Cristo fue engendrado con la semilla de Dios,
la semilla que fecundó a María por medio del Espíritu Santo. Y al poseer dicha
semilla, estaba igualado con Adán en su humanidad quien también la poseía por
ser hijo directo de Dios. María no podía librarse de la naturaleza humana la
cual estaba manchada por el pecado, propia de todo ser humano, la que
ineludible e inevitablemente transmitió a Cristo. Las doctrinas que no aceptan
esto a sabiendas que la humanidad de Cristo era transmitida por María, dictaminan
que jamás podría estar manchada, pues Cristo era santo y jamás podría poseer
nada manchado conforme a su interpretación. Lo resuelven considerando a María
inmaculada; es decir sin pecado. Pero la biblia no respalda tal cosa; eso la
excluiría de la raza humana descendiente de Adán y María era humana; totalmente.
Si alguien tenía que pagar por el pecado, tenía que ser descendiente de Adán en
la carne, de su misma especie. El cuerpo que le fue preparado a Cristo para que
se manifestara en este mundo, no era una nueva creación, procedía de la
creación humana existente, aquella que provenía del Adán caído. Por tal motivo
dicho cuerpo no podía ser perfecto.
Que Dios pusiera en María su semilla no la convertía
en un ser Divino limpio de pecado. Tampoco en ninguna parte de la Palabra dice
que Dios la sometiera a una purificación excepcional para hacerla inmaculada o
libre de pecado, -cosa que Dios no puede hacer fuera de la sangre del Cordero- pues
todavía dicha sangre pura no había sido derramada en una cruz, que era la única
que podía purificar al hombre a ese nivel.
Así que la herencia de la naturaleza humana aportada
por la humanidad de María, le aportó humanidad a Cristo, total humanidad, con
todo y su imperfección. Dicha humanidad lo posibilitó para pecar como cualquier
ser humano, tal como Adán al principio y además como lo mencioné le permitió
morir como cualquier otro ser humano porque como Dios, no hubiese podido morir
pues nadie puede matar a Dios.
Si tuviésemos la mínima posibilidad de matarle, ni
siquiera sobreviviríamos para enterarnos, pues todo lo creado, el universo
entero, la eternidad misma, nosotros, todo! se sustenta en y por Él (Colosenses 1: 16 y 17). Ni siquiera
pudimos matar a Cristo hace 2000 años siendo hombre; fue Él quien puso su vida
y la tomó cuando quiso (Juan 10: 17 y 18). Él estuvo consciente de lo que estaba haciendo y
podría haberse defendido y librarse de la muerte (Mateo 26: 53); pero Él se entregó, nadie le pudo quitar nada.
Continuará…