domingo, 4 de junio de 2023

Doctrinas y prácticas evangélicas en el ojo del escrutinio. 36° Parte

Doctrinas y prácticas evangélicas en el ojo del escrutinio. 36° Parte

Continuación…

13- ¿Es la música imprescindible en la alabanza o en la adoración?

La música es un medio, no un fin en sí misma. Por haber sido creada por Dios, posee un poder. Afecta nuestras emociones y conmueve el ámbito espiritual. Todos la hemos experimentado. Ahora bien, Dios la incluyó dentro de la liturgia de alabanza y adoración en su pueblo Israel. La música fue parte y ordenanza inclusive en el templo israelita. Los Salmos nos lo testifican. La música nos ha ayudado como medio para llevar exaltación a Dios y disponer nuestro corazón al mover del Espíritu. Por todo esto, no podemos implicarle pecado solo porque los hombres la hallan contaminado. Ella sigue teniendo el poder original que Dios le otorgó.

Sin embargo, debemos saber hacer la diferencia de su uso y no elevarla a una posición que no tiene. En otras palabras, no se trata de hacerle imprescindible como si su ausencia afectara nuestra alabanza o inclusive nuestra adoración. Por el poder que tiene, se ha tergiversado su rol convirtiéndola en un fin en la casa del Señor. Aunado a ella están los cánticos que sí son ordenanza para nuestra edificación en el Nuevo Testamento, pero..., ¿deben tener música para completar su propósito? Yo creo y digo que no necesariamente.

La adoración y la alabanza cambiaron a partir de la cruz porque el “sitio” en donde eran necesarias, también cambió. El templo santuario antes físico y material y definido para un solo pueblo por el mismo Dios, cambió a uno de carne y espiritual para todas las naciones. Toda la liturgia del material para un pueblo específico, terminó; para ahora transformarse completamente a una adoración en espíritu y verdadera, algo más íntimo pero también más extendido si se quiere pues ya no se trataba de ciertos ministros consagrados para ejercerla y ministrarla dentro de ese pueblo específico, sino de corazones transformados en adoradores de todas las naciones, adorando en todas partes sin necesitar nada más que su mismo ser para hacerlo. En alguna forma la música se lleva ahora por dentro. Eso no la excluyó, sino que la interiorizó sin necesidad de espiritualizar ningún instrumento.

Continuará…