domingo, 18 de junio de 2023

Doctrinas y prácticas evangélicas en el ojo del escrutinio. 38° Parte

Doctrinas y prácticas evangélicas en el ojo del escrutinio. 38° Parte

Continuación…

Como ya mencionamos, alabar con música no está mal, podemos hacerlo si contamos con los elementos esenciales: instrumentos musicales e intérpretes para esos instrumentos y también exponentes del canto. Pero no porque la música o el canto haga de la alabanza algo más, porque en realidad la alabanza no los necesita para serlo. No perdamos el norte de la alabanza centrándonos en la virtuosidad de un exponente de la música o el canto. Es hermoso escuchar una música bien ejecutada y una buena voz pero aparte de disponer nuestro corazón y eventualmente bendecirnos, nada más. La unción de Dios no las requieren necesariamente, pero tampoco las suprime.

El punto es que lamentablemente minimizamos la alabanza en el sentido de que si alguien nos decía que quería alabar a Dios, automáticamente nos preparábamos para escuchar una canción. Siempre nos acostumbramos a que la alabanza involucrara música y/o canto o tuviera que ver con ellos. En otras palabras, cuando mencionábamos “alabanza” inmediatamente tomábamos uno o más instrumentos, o mínimo pensábamos en cánticos aunque no tuviésemos a la mano ningún instrumento. Craso error, porque la alabanza bíblicamente hablando no es ni música, ni la contiene necesariamente, ni son cantos siempre cantos.

Entonces ¿Qué es la alabanza?

Es o significa exaltación a Dios. Todo lo que tiene que ver con el testimonio de su grandeza, de sus hechos gloriosos y portentosos incluyéndonos, todo lo que lo hace a él Dios sublime por sobre todas las cosas. En pentecostés, fueron las expresiones de las maravillas de Dios que impactaron a los oyentes. Oírlas en sus propios idiomas proclamadas en las gargantas de unos judíos que no sabían esos idiomas por supuesto. Aquello fue la obra sobrenatural del Espíritu al bautizarles. Eran alabanzas. Alabar es proclamar la grandeza de Dios. No nos dice la Palabra que cantaron ni realizaron un concierto de música. pero a todas luces alabaron.

Debemos quitar de nuestra mente el concepto de alabanza sinónimo de música o canto y viceversa en la casa de Dios. Toda programación que tengamos de que el tiempo de alabanza es un tiempo de fiesta de música y cantos, no compagina con la verdad.

Continuará…