El precio de vivir la verdad según la piedad. (10° parte)
Escrito autóctono
Continuación.
He leído a algún teólogo queriendo
justificar el comercio que se hace en el reino, sacando a relucir el pasaje de 2°
Reyes 4 en que una viuda necesitada es bendecida con multiplicación de aceite
para que vendiéndolo pudiera pagar a los acreedores que querían tomar a sus
hijos por siervos por causa de una deuda.
Según su conclusión, la viuda recibió
gratis de Dios un milagro (gracia) el cual vendió y no regaló o dio gratis a
otras viudas para que Dios la sostuviera a ella.
Como tantos otros pasajes que lamentablemente
son sacados de contexto y tergiversados por algunos de estos “maestros” para
“respaldar” acciones cuestionables, es importante poner las cosas en claro
encarrilándolas a la sana doctrina.
Claramente la viuda no está realizando
una labor evangelizadora y aprovechándose de sus vecinos a quienes “predica”
para acaparar recursos para sí. Evidentemente la gracia recibida por la viuda
en su caso no tiene ni la más mínima relación con las Palabras de Cristo en
Mateo, ni las derriba.
Lo digo no por un asunto de dispensación
de la gracia pues en realidad esta no ha comenzado sino a partir de la cruz. Así
que el Señor cuando las dice está en la misma dispensación que la viuda.
Concluir según este “conocedor de la Palabra”
que en algunos casos es válido comerciar en el reino con los dones recibidos,
es peligroso pues se desestiman y hasta se anulan las Palabras del Señor. ¿Acaso
se contradice Dios con su acción con la viuda y lo que envía a su Hijo a comunicarnos?
¿Tiene Dios la intención de que dudemos o que nos confundamos en alguna medida?
¡En ninguna manera!
El Señor en Mateo está hablando a aquellos
que están siendo encomendados a extender el reino por medio del evangelio de
las buenas noticias de salvación quienes a su vez están siendo capacitados y habilitados para hacer su obra. No es el caso
de la viuda por supuesto.
¡Qué interesante que dicho teólogo no
resalta la fe de la viuda, ni el trabajo que tuvo que hacer yendo y viniendo
para traer todas las vasijas que pudiera! Sin agregar claro está, que tenía que
convencer a sus vecinos a prestarle las vasijas y luego dedicarse a vender el aceite.
Posiblemente si el apreciado teólogo
profundiza en el pasaje, terminará dejando su pequeña oficina de negocios, para
montar una industria que le venda a gran escala a sus hermanos en la fe basado
en el pasaje en cuestión.
Amados, no crean a todo espíritu. Muchos
doctores de la Palabra que aprobaron con creces sus estudios teológicos, tienen
mentes reprobadas. No por saber las Escrituras de revés a derecho se tiene
conocimiento de ella. Lo hemos dicho en otras ocasiones, esto no es de esta
dimensión sino de otra, del Espíritu, y Él revela su Palabra a quienes quiere.
No por saber hebreo y griego y contar
con los escritos originales, accederemos a la revelación de la Palabra, como
muchos que corren tras esas cosas y se abren a los maestros que les llevan por
allí creyéndoles todo y terminan engañados y enloquecidos.
Nadie puede impresionar a Dios con lo
mucho que estudia, el nombre que tiene o la obra que ha hecho.
Lo que realmente necesitan muchos es
abandonar la arrogancia por todo lo que dicen saber o los títulos que tienen,
arrepentirse, y venir con corazón contrito y humillado al Señor.
Pero retomando nuestro tema…
¿Qué respecto a la fama?
Continuará…