domingo, 18 de diciembre de 2016

El precio de vivir la verdad según la piedad. (10° parte)


El precio de vivir la verdad según la piedad. (10° parte)
Escrito autóctono

Continuación.

He leído a algún teólogo queriendo justificar el comercio que se hace en el reino, sacando a relucir el pasaje de 2° Reyes 4 en que una viuda necesitada es bendecida con multiplicación de aceite para que vendiéndolo pudiera pagar a los acreedores que querían tomar a sus hijos por siervos por causa de una deuda.

Según su conclusión, la viuda recibió gratis de Dios un milagro (gracia) el cual vendió y no regaló o dio gratis a otras viudas para que Dios la sostuviera a ella.

Como tantos otros pasajes que lamentablemente son sacados de contexto y tergiversados por algunos de estos “maestros” para “respaldar” acciones cuestionables, es importante poner las cosas en claro encarrilándolas a la sana doctrina.

Claramente la viuda no está realizando una labor evangelizadora y aprovechándose de sus vecinos a quienes “predica” para acaparar recursos para sí. Evidentemente la gracia recibida por la viuda en su caso no tiene ni la más mínima relación con las Palabras de Cristo en Mateo, ni las derriba.

Lo digo no por un asunto de dispensación de la gracia pues en realidad esta no ha comenzado sino a partir de la cruz. Así que el Señor cuando las dice está en la misma dispensación que la viuda.

Concluir según este “conocedor de la Palabra” que en algunos casos es válido comerciar en el reino con los dones recibidos, es peligroso pues se desestiman y hasta se anulan las Palabras del Señor. ¿Acaso se contradice Dios con su acción con la viuda y lo que envía a su Hijo a comunicarnos? ¿Tiene Dios la intención de que dudemos o que nos confundamos en alguna medida?

¡En ninguna manera!

El Señor en Mateo está hablando a aquellos que están siendo encomendados a extender el reino por medio del evangelio de las buenas noticias de salvación quienes a su vez están siendo capacitados y  habilitados para hacer su obra. No es el caso de la viuda por supuesto.

¡Qué interesante que dicho teólogo no resalta la fe de la viuda, ni el trabajo que tuvo que hacer yendo y viniendo para traer todas las vasijas que pudiera! Sin agregar claro está, que tenía que convencer a sus vecinos a prestarle las vasijas y luego dedicarse a vender el aceite.

Posiblemente si el apreciado teólogo profundiza en el pasaje, terminará dejando su pequeña oficina de negocios, para montar una industria que le venda a gran escala a sus hermanos en la fe basado en el pasaje en cuestión.

Amados, no crean a todo espíritu. Muchos doctores de la Palabra que aprobaron con creces sus estudios teológicos, tienen mentes reprobadas. No por saber las Escrituras de revés a derecho se tiene conocimiento de ella. Lo hemos dicho en otras ocasiones, esto no es de esta dimensión sino de otra, del Espíritu, y Él revela su Palabra a quienes quiere.

No por saber hebreo y griego y contar con los escritos originales, accederemos a la revelación de la Palabra, como muchos que corren tras esas cosas y se abren a los maestros que les llevan por allí creyéndoles todo y terminan engañados y enloquecidos.

Nadie puede impresionar a Dios con lo mucho que estudia, el nombre que tiene o la obra que ha hecho.

Lo que realmente necesitan muchos es abandonar la arrogancia por todo lo que dicen saber o los títulos que tienen, arrepentirse, y venir con corazón contrito y humillado al Señor.

Pero retomando nuestro tema…

¿Qué respecto a la fama?


Continuará…