El
precio de vivir la verdad según la piedad. (8° parte)
Escrito autóctono
Continuación.
Este vivir la verdad según la piedad,
provoca que uno se quede solo, en medio de un mundo que muere por la fama y la fortuna,
anhelos tan fuertes…, tanto que hasta hermanos caen sucumbidos ante ellas.
Porque es más fácil y placentera para nuestra carne que vivir la verdad que es
conforme a la piedad.
Pero aparte de esto y como otro de sus
no atractivos, es que la verdad que va acorde a la piedad, es odiada.
“Y
también todos los que quieren vivir piadosamente en Cristo Jesús padecerán
persecución;” 2° Timoteo 3: 12
¿Quién quiere ser aborrecido?, ¿Quién
desea no ser aceptado?, ¿Quién quiere hacer el bien conforme a Dios y ser
menospreciado o ridiculizado por ello?
Difícilmente alguien levantará la mano.
Hoy la impopularidad no parece ser tema
entre los creyentes modernos atiborrados de tecnología y redes sociales en que
quieren mostrar todo cuanto hacen para ser elogiados, deseosos del
reconocimiento y la admiración.
Las palabras de Cristo: “…el mundo os
aborrecerá” y “en el mundo tendréis aflicción”, no son parte de las cajitas de
promesas bíblicas o las tristemente llamadas “palabritas de bendición” que
muchos solicitan o quieren escuchar. De hecho lo dicho por el Señor les parecen
palabras fuera de época.
Más no podemos esperar la admiración del
mundo, ni su amor.
¿Por qué? Porque esta forma de vivir no
calza en este mundo injusto.
Muchos anhelan ministerios como el de
Moisés, Elías, Ester, Daniel, Pablo, y otros grandes hombres y mujeres de Dios,
pero no quieren leer cómo se negaron a sí mismos, cómo abrazaron los vituperios
de Cristo, cómo -según relata hebreos- el mundo los consideró y trató como
indignos pero de hecho el mundo no era digno de ellos.
Pero a decir verdad no deberíamos satanizar la fama
y el éxito. Si el mundo aplaude sus logros “seculares”, deje que lo
haga. No “reprenda” al diablo por ello. Escale con toda honestidad y limpieza
su carrera. Obtenga todo el recurso que
ello puede darle. No hay pecado en ello. Si usted es un profesional excepcional y por ello gana mucho
dinero, no se sienta indigno delante de Dios si es que usted es un verdadero
creyente lavado con la sangre del Cordero. Lo que vale delante de Él es usted en
Cristo, no su dinero. Solo tenga cuidado de no malinterpretar ese
éxito con el de Dios o que su corazón sea engañado o seducido.
Pero entonces ¿Cómo se compagina la
verdad que es según la piedad que no es opulenta con una vida como la que acabo
de describir?
Continuará…