domingo, 27 de noviembre de 2016

El precio de vivir la verdad según la piedad. (7° parte)


El precio de vivir la verdad según la piedad. (7° parte)
Escrito autóctono

Continuación.


Vivir la verdad según la piedad, no es compatible con el bienestar ni el éxito del mundo.

Por el contrario, la experiencia de vida ajena de la verdad que es según la piedad, sólo pensará en la grandeza, los mejores lugares en las mesas, los flashes de las cámaras, los escenarios y luces, los aplausos, los reconocimientos y trofeos, las alfombras rojas, la fama y el poder, los mejores automóviles, los viajes en primera clase, el rostro y nombre en los grandes carteles publicitarios, la gloria, subir peldaños, la aceptación de las multitudes. Todo y más gracias a la prosperidad y bendición que Dios da -equivocadamente creen-.

Sin la verdad que se apoya en la piedad, hay sumo interés en hacer el bien, pero asegurándose que quede registrado en las portadas de las revistas, los periódicos y por supuesto grabado en video.

Porque sin la verdad según la piedad, es tan fácil usar a los demás y que hagan lo que se les dice, manipularlos y venderles falsedades, arrebatarles con lisonjas sus recursos, convenciéndoles con la mentira de que esa es la voluntad de Dios porque se usará para su obra.

Sin la verdad sostenida en la piedad, no existe la consideración hacia los demás. Solo existe el goce personal. Tener y mostrarse de la mejor manera, el tal “bendecido”, aunque el hermano esté desnudo.

Sin la verdad que es según la piedad, no existe el enfermo, ni el encarcelado, ni el hambriento. Esos son "pobres diablos que en su carnalidad reciben lo que les toca; de los que es mejor alejarse para que no se le pegue su mal".

Sin la verdad que se sustenta en la piedad, no existen los caminos largos para recorrer, ni la casa del luto, ni sentarse en el banquillo junto con el pobre; todo bajo el mayor secreto posible y solo a la vista del Señor. No existe el pecador, ése de todas formas ya está perdido. Si se divisa, se convierte en… divisas. Solo eso.

Para el que vive sin la verdad según la piedad, no existe el que llora, el que sufre, el que ruega.

Más el que conoce la verdad que es conforme a la piedad, no hace nada calculando sus movimientos para quedar bien; hace lo que le es natural cuándo y cómo debe hacerlo sin pensar, procurando el anonimato absoluto. (Mateo 6: 1 al 4)

Porque la Palabra dice en 1° Juan 3: 17 y 18: “Pero el que tiene bienes de este mundo y ve a su hermano tener necesidad, y cierra contra él su corazón, ¿cómo mora el amor de Dios en él? Hijitos míos, no amemos de palabra ni de lengua, sino de hecho y en verdad”. Note la acción, pero basada en la verdad para ser genuina.

Porque por vivir la verdad que se basa en la piedad, no come uno porque otro pueda hacerlo.

Pero hay más.


Continuará…